-¿Jugáis a una botella? -dijo riendo Claire, mientras se abrazaba a Quil por detrás. Kim y Jared asintieron enseguida, con esa mirada ensoñadora que tenían los enamorados. Para mi sorpresa, Embry se había atrevido a venir con Katherine, su novísima impronta vampiresa de estaca, que era la vergüenza de la manada y motivo de disputas diariamente. Por extraño que parezca, Embry provocaba más peleas por ella que Jacob por mí.
-Por mí, genial -dijo Katherine, clavando sus fríos ojos marrones en Jacob y en mí. Me di cuenta de que esperaban nuestro consentimiento.
-Es una buena idea, ¿verdad, Ness? -dijo Jacob, sonriendo tontamente. Le miré sin poder creérmelo; no era éso lo que había entre nosotros, no aún. Sabía que en el futuro acabaríamos enamorados, porque Jake se había imprimado de mí, lo que significaba que éramos medias naranjas y nos querríamos por siempre. Pero todavía éramos jóvenes, al menos yo...
-Eh... claro, Jake -ahora no podía negarme, la manada al completo esperaba mi decisión-. ¿Voy a por la botella?
-Estupendo -suspiró Quil, acercando sus labios a los de Claire.
-Vale, chicos... que todavía no hemos empezado... -dijo Kim, saltando por encima de la hoguera y separándolos.
Me di la vuelta y me alejé corriendo hasta el fin del bosque. Allí había un pequeño puesto de bebidas, que ahora, como era de noche, estaba cerrado. Forcé la cerradura y robé un botellín de cerveza de la nevera. Después, cerré la puerta lo mejor que pude y me bebí la cerveza de un trago. Ni siquiera sabía por qué hacía esto, pero me apetecía, así que lo hice.
Entonces, volví corriendo a la hoguera, y vi que ya estaban todos sentados en un círculo, a excepción de Embry y Katherine. Supuse que la manada no querría besarse con Katherine.
Entonces, se me ocurrió que quizá yo tampoco fuera bienvenida. En silencio, dejé la botella en medio y me senté al lado de Kim, enfrente de Jake. Éste me miró raro.
Quil giró la botella, y le tocó a Jared. Nos reímos.
-Se repite -dijo Jared, tomando la botella de las manos de Quil y girándola de nuevo.
Como le dio muy fuerte, tardó mucho en pararse; y cuando lo hizo, me di cuenta de que me apuntaba directamente a mí.
Ahora fue Jacob el que dijo:
-Se repite.
-¡Eh, no, de éso nada! Esto es una botella, no podemos esperar a que nos toque a cada uno con el que nos interesa, ¿eh? -exclamó Claire.
Jacob parecía muy enfadado, y Quil se tensó, preparado para proteger a Claire, como siempre.
-Oh, vamos, sólo es un beso -dije, poniéndome de pie y avanzando hacia el medio del círculo. Jared hizo lo propio, y nos besamos corta y rápidamente.
Cuando volví a mi sitio, giré de nuevo la botella, y le tocó a Paul.
-No os paséis, ¿eh? Que sólo tiene diez años -pinchó Jake. Le miré enfurecida, porque él sabía que yo odiaba que me recordaran mi corta edad.
-Tal vez tenga más edad mental que tú -le dije, volviendo al centro del círculo y pegándole un morreo de infarto a Paul, que se quedó pasmado. Jake parecía cada vez más a punto de estallar. Antes de volver a mi sitio, le pegué un pico de más a Paul para molestarle más a Jacob.
-Uf, Jacob, eso duele... -susurró Quil, mientras Paul giraba de nuevo la botella y le tocaba con Kim.
-Ya, da igual. Me largo -gruñó Jake, levantándose del círculo y corriendo entre los árboles lejos de nosotros. Yo puse los ojos en blanco y le seguí.
Corrimos un rato juntos, sin decir nada, hasta que Jake paró frente a una cueva. Se sentó en la entrada y cerró los ojos. Noté que su cuerpo entero temblaba, intentando evitar la transformación.
-Vamos, Jake, no te pongas así. Sólo estábamos jugando -le susurré al oído, agazapándome junto a él y acariciándole el pecho a través de la camiseta. Los espasmos fueron dejando paso a algo más sensual, como si Jake estuviera luchando con el deseo de sus hormonas.
-Ness, tenemos que hablar. Sabes que estoy enamorado de tí -dijo, volviéndose hacia mí y poniendo sus ojos frente a los míos. Sentía su aliento en mis labios, su respiración en mis mejillas...
-Yo... lo sé. Y tú sabes que te quiero a tí -le dije, y le hice la cobra cuando me intentó besar.
-Oh, Ness -dijo Jake, rodeando mi cintura con sus musculosos brazos y acercándose más a mí, hasta que nuestros cuerpos estaban pegados. Entonces, lentamente, me empezó a besar por la comisura de los labios y luego continuó hasta el centro, y acabó recorriendo cada centímetro de mi boca con su lengua.
Se separó un poco de mí, como para pedirme mi aprobación para seguir. Salvajemente, le arranqué la camiseta con mi fuerza de vampira y le tumbé en el suelo, sentándome a horcajadas encima suyo. Me tiró de los brazos y me bajó de nuevo hasta su boca, y seguimos besándonos, mientras él nos hacía rodar para quedar por encima mío. Noté cómo introducía su mano por debajo de mi camiseta, me desabrochaba el sostén y me lo quitaba, lanzándolo lejos, al fondo de la cueva. Aún por debajo de la camiseta, deslizó sus manos hacia mis pechos desnudos y comenzó a acariciarme los pezones, entonces, subió los brazos y me quitó la camiseta, y siguió a lo suyo pero con los labios.
-¿¡RENESMEE CARLIE CULLEN!? -bramó una conocida voz a mi derecha. Giré la cabeza y horrorizada ví a mi padre, de pie, con un libro en la mano y su mirada enfurecida.
De pronto, ya no sentía a Jake encima mío. Llevaba la camiseta puesta, aunque estaba sudando. ¡De hecho, era el pijama!
Oh, no, todo había sido un sueño.
-¿Sí, papá? -dije con voz melosa, presintiendo el motivo de la visita.
-¿Quieres contarme tu sueño, hija?
-No lo recuerdo, papiii... -susurré, pensando rápidamente en lo primero que se me ocurrió. Por desgracia, como siempre, era Jake, y enseguida derivó en lo que había soñado con él.
-Como quieras. Pero estoy empezando a replantearme lo de hoy -gruñó Edward, saliendo de la habitación echando pestes. Entró Bella, seguida de Emmett.
-Querida, ¿sueños porno? -dijo Emmett con voz inocente -A mi me pasa lo mismo.
-¡Pero si tú no sueñas!
-No, yo los vivo.
Bella suspiró y me miró, seriamente.
-¿Tú no eres demasiado pequeña para ésto? -me dijo, de un modo que me hizo recordar lo de "No os paséis, solo tiene diez años".
-Una frase parecida fue lo que provocó el porno en mi sueño, mamá -dije, tapándome la cabeza con la almohada.
-A mí el porno me lo provocan otras cosas... -dijo Emmett, mirando fijamente un punto entre la ventana y mi armario.
-Emmett, lárgate. Además, ¿tú qué haces aquí? -dije, alzando la cabeza.
-Viene de visita, Renesmee. Espero que sepas tratar con educación a tus visitas. Te espero abajo para el desayuno.
-Vale, mamá.
Me levanté y miré mi reloj de pulsera. ¡Eran las nueve y media! A las diez venía Jacob, y yo aún no me había vestido. Corrí hacia mi baño privado y me miré en el espejo; tenía un aspecto horrible. En sólo media hora tendría que estar espléndida para Jake.
Ojalá Alice estuviera aquí, pensé. Pero recordé que ella y Jasper habían ido a París a disfrutar de una luna de miel especial...
Me quité el pijama y me di una ducha rápida de agua fría, que eliminó el color rojizo de mi piel y me calmó un poco. Después, salí, me puse ropa interior limpia y abrí el armario, pensando qué me iba a poner.
Escogí mis shorts blancos favoritos y una blusa palabra de honor, de cuadros entre el rosa y morado, pasando por el blanco. Me calcé unos botines sin tacón blancos y me puse el collar de delfín que me regaló Jake por mi décimo cumpleaños (normal que fuera un delfín, ya tenía un lobo, un pájaro, un murciélago, una serpiente, y un escarabajo suyos).
Bajé corriendo a la cocina después de hacerme una trenza suelta de lado, y allí me encontré con quien menos esperaba; con Jake.