CLARO DE LUNA: la oscuridad invisible y sus lágrimas olvidadas

Autor: danubasu
Género: Drama
Fecha Creación: 06/11/2009
Fecha Actualización: 24/09/2011
Finalizado: SI
Votos: 4
Comentarios: 13
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Capítulos: 15

Durante muchos años me hacía responsable por la muerte de mi desconocida madre y del monstruo que soy. Pero luego me dí cuenta que solo trataba de ocultar mi abatimiento de saber que nadie me necesita y quedarme solo con mi conciencia dañada. No podía negarlo, amaba la soledad, sin siquiera intentar ser feliz. De repente, ese pensar se hizo más intenso, sin saber que era malo, que era bueno. Me llevaba a convertirme en un sucio humano.

Era inaceptable caer en aquellas redes de los sentimientos de esos seres, que en realidad, yo era la mitad como ellos. En esos momentos pude recordar el dolor. En cada latir sentía el delirio de mi tan humano corazón. Sin embargo, ese dolor era exquisito y desatinado. Pero había otro sonido que oía en mi silenciosa cognición, otro latir que retumbaba en mi cuerpo. Mis ojos no me permitían ver sin que esa hermosa melodía se presente ante mi mutismo ¿Anhelaba oír su dulce e irresistible palpitar? A pesar de mi negación a lo que pasaba, no podía dejar de ver aquello que quería para mí, solo para mí.

Cada vez que el tiempo avanzaba, me transformaba en alguien más egoísta. Incluso cuando dormía y mis ojos se cerraban, el mundo de mis sueños sufría el egoísmo de mi mente.

Cansado de lo mismo, despertaba queriendo encontrar el modo de acabar con éstas alucinaciones hacia ésta… humana. Odiaba sentirme débil y obtuso. Por culpa de ello, mis ojos fueron engañados por algo que ocupaba el centro de mis pensamientos, algo quien no era como yo creé en mis ideologías. Al final fui yo quien obtuvo el estúpido papel de un insignificante humano. Idiota.

Desde mi más profunda oscuridad, pude ver la luz de mi esperanza, una luz infinita y detestable. Pero esa misma luz, creó mi nueva y oscura desesperación. Me pregunté -por un instante- lo que tal vez no sabría jamás, ¿no eran los humanos quienes engañaban y desilusionaban?

No podía quedarme parado y marchar hacia atrás, ya que como vivo, debo marchar hacia adelante, pues vivir no es ser humano y existir, es, simplemente, saber que puedes gozar, sufrir y dormir con sueños imposibles. Bella me dijo una vez: “Yo puedo dormir, porque es aquel momento en el que consigo crear y existir”. Pero de lo que no soy capaz, es de descansar para empezar a morir. Después de todo, he caído en la conclusión de que nadie me necesita, quedándome solo, con mi conciencia dañada.

 

 

 

 


 

NOTA: Luego del último capítulo [15] continúa con un Spin-off en CLARO DE LUNA: el funeral de las mil sonrisas y una lágrima. sobre una nueva historia.

 

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Capítulo 3: ESO

¿Tan malo fue lo que esas chicas le hicieron como para que caigan lágrimas de sus ojos? Definitivamente era una chica bastante sensible.

— ¿Por qué lloras? —Pregunté con inquisición.

Ella me miró con curiosidad.

—Es común. Cuando alguien ríe mucho por algo, a veces salen lágrimas. Eres raro Nahuel. —Dijo con media sonrisa.

Emitió mi nombre. Fue la primera vez que dijo mi nombre. Sonó adorable en sus labios. De repente, me puse nervioso. Sentí como mi corazón bombeaba más sangre de la normal.

— ¿Cómo sabes mi nombre?

—Creo que todo el mundo por aquí lo sabe —sonrió irónicamente.

No podía dejar de mirar aquellos ojos verde agua. No sabía porque, pero quería saber más sobre ella.

—Offenbach, ¿no? Nunca había oído ese apellido por aquí.

—Me mudé hace unos días desde Alemania. Mi madre era de aquí y mi padre era de Alemania. —Comentó con tono de decepción.

Entonces era origen alemán y su inglés era excelente ni siquiera podía notarse algún peculiar acento alemán.

Aquellas palabras en pasado me dieron curiosidad

—Ellos murieron hace mucho tiempo. —Cambió de tema— ¿Y tú? No pareces ser de por aquí—Me dijo con inquisición.

— ¿Por qué lo dices?

—Yo…

Me reí. Mi color de piel morena me delataba, obvio.

Cuando iba a decirle de donde era, me miraba con los ojos en blanco.

— Es… la primera vez que te veo sonreír de verdad—especuló.

Otra vez. Mi corazón empezó a ir más rápido. Ya iba a tocar el timbre. Me levanté y fui hacia la puerta para no verla, pero ella me seguía desde atrás. Cuando abrí la puerta para irme… sorpresa. Renesmee y Jacob.

—Hoy es el cumpleaños de nuestro tío, Nahuel. Así que, luego del almuerzo, debemos pasar un minuto por casa, porque mamá dijo que necesitaría nuestra ayuda—soltó sus palabras, con entusiasmo y una amplia sonrisa en su rostro.

Cierto. Hoy es el cumpleaños de Seth.

—Perdona—saltó una voz tímida—Pero… mi llavero se enganchó en tu pantalón—una sonrisa irónica y apenada, se extendía en su delicada fisonomía.

Tomó su llavero, que se enganchó en mi pantalón.

Bajó su mirada y trató de pasar inadvertida.

—Hey, ¿tú eres la “Valiente Jenna”? —Le preguntó, Renesmee, con curiosidad.

—Hmm… solo Jenna—seguía con su mirada en el suelo.

— ¿Quieres…? —No pudo terminar de hacerle la pregunta Renesmee a la chica valentía.

—Perdón, pero tengo prisa. Lo siento—interrumpió.

Corrió lejos de nosotros con los libros y cuadernos en sus manos. Que extraño. Creí que quería hacer amigos ¿Será por lo que le hicieron sus compañeros? Entonces… ¿Es de las que se dejan llevar por lo que dicen los demás? ¿Dónde se encontraba su tic?

—Ella… —Jacob pronunció la palabra arrugando la nariz, como si fuera algo desagradable.

No hubo nada interesante o que me llamara la atención durante las clases.

 

 

 

Fuimos a ayudar a Bella con los preparativos. La fiesta fue igual que todos los años. Licántropos y vampiros por todos lados.

Al otro día en el colegio, en la hora del almuerzo, Renesmee se le dio por hacer una pequeña guerra de comida, conmigo. Claro que era demasiado rápido para ser visible por el ojo humano. Lo único que hacía era esquivar y atrapar las bolas de comida y tirarlas, rápidamente, en el tacho de basura.

Si no tenía hambre, no debía jugar de esa forma con la comida.

—Siempre eres tan aburrido, Nahuel—apoyó su cabeza en la mesa con cara de puchero.

Lo único que deseaba era que Jacob volviera del despacho del director para que yo no sea el juguete de diversión de Renesmee. Nunca faltaban las suspensiones de Jacob por golpear a sus compañeros. Era un chico muy celoso. Obviamente, los golpeaba como si fueran frágiles plumas, porque si terminara matando a alguien, creo que deberíamos irnos lejos, muy lejos de aquí, y no aparecer en unos años.

— ¿Puedo sentarme con ustedes? —Preguntó con toda confianza, sin ningún remordimiento.

¿Jenna? ¿Por qué este cambio? Ayer rechazó la, casi, invitación de Renesmee. Y ahora, ¿se invita sola? En realidad, ésta era la chica que ella había descripto de si misma. Quería hacer amigos, pero… justo con nosotros ¿Debía permitir que se sentara? ¿Debía asustarla para que no vuelva a hablarnos? ¿Debía…?

— ¡Claro! — Prorrumpió alegre, Renesmee.

Claro. No importa lo que hubiera decidido, Renesmee iba a hacer lo opuesto a lo que yo siempre pensaba. Renesmee palmeaba con su mano el asiento que estaba al lado de ella, para que Jenna se sentara. La humana se sentó al lado de ella, y comenzaron a conversar como si se hubieran conocido toda la vida. Apoyé el codo en la mesa, dejé caer la cabeza en mi mano, y las observaba como sonreían. Renesmee mostraba una sonrisa más auténtica que otras veces. Ella siempre trató de hacer amigos, pero todos se dejaban ser intimidados por su aspecto, y siempre balbuceaban al querer iniciar una conversación con ella. Esto era lo que ella esperaba, una amiga, una primera amiga que no era de la familia y conocidos de lobos ni de vampiros.

De repente Renesmee puso los ojos en blanco.

—Jacob, —susurró, Renesmee—lo siento, debo irme por un momento—y corrió hacia la salida de la cafetería.

Hasta yo podía escuchar los gritos de Jacob. Los humanos no lo podían escuchar ni un poco. Insultaba al profesor sin un mínimo encogimiento. Renesmee siempre era su salvadora en estos casos, bueno, para ser sinceros, la salvadora de los profesores.

—Perdón—dijo Jenna.

Creo que lo único que hace ésta chica es disculparse, más que alemana parece inglesa.

—Porque ayer casi te bofeteaba.

Al final, si iba a bofetearme.

—Pero… —de nuevo la misma posición, bajó su cabeza, algo sombría, a mi gusto.

Se paró de su asiento y se colocó a mi costado ¿Qué le sucede ahora?

 Repentinamente, gira mi asiento para que quede en frente de ella, apoya su pie al borde de la silla, entre mis piernas.

Se amarra a mi camisa con una mano, debajo de mi garganta ¿Iba a pegarme?

Todo en un abrir y cerrar de ojos.

— ¡La próxima vez que digas de nuevo lo de ayer o le dices a alguien sobre “eso”, juro que te perseguiré y te mataré! — Estaba furiosa. No respiró mientras musitaba su discurso.

Me pareció a mí, o, ¿salió fuego de su boca?

¿”Eso”? Traté de recordar. Ah. “Eso”. La vergüenza de toda mujer. La vergüenza de una chica de secundaria cuando todavía no le llega la hora de comprar el conjunto entero de la lencería. “Eso”. Era increíble la personalidad de ésta chica. Primero tímida, luego sus preguntas incómodas, después su aura sombría, y ahora, una chica que defiende sus honorarios.

Aguanté una sonrisa, pero ¿quién era ésta chica en verdad? ¿Cuál era la verdadera? Mejor dicho… ¿Falta alguna faceta más?

Todo el mundo nos estaba mirando, hasta olía como se estaban quemando los alimentos que se preparaban en la cocina por estar viéndonos los cocineros. Hasta podía escuchar, con más claridad, como Renesmee salía a la defensa de Jacob para que él no sea suspendido de nuevo, ya que había un insoportable silencio en la cafetería.

Todo era tan silencioso, que lo único que faltaba era el fastidioso sonido de un pequeño grillo. Definitivamente no me gustaba cuando me trataban de ésta manera, y menos viniendo de un humano.

— Este… ¿Podrías soltarme? — Le pregunté, casi, gruñendo.

Si te suelto te irías sin prometerme nada—expresó, levantando una ceja y frunciendo sus labios. Su rostro estaba a unos centímetros del mío.

Pues claro, yo no prometo nada a nadie—respondí rápidamente.

Entonces no—se irritó más al escuchar mi respuesta sarcástica.

Tocó el timbre, avisando fin del descanso. Ahora debía ir a mi siguiente clase.

Unos profesores se acercan a nosotros.

—Chicos, regresen a sus clases—sonó nervioso, el profesor nuestro superior.

Jenna me soltó, y se fue con el ceño fruncido, causando que sus cejas casi se toquen. Definitivamente, estaba furiosa. Pero, ¿por qué no le hice esa estúpida promesa? ¿A quién iba a contarle “eso”? ¿Para qué iba a desatar esa noticia? ¿Qué ganaba a cambio? Nada. Me puse a su misma altura. Que inmaduro de mi parte. Quizás, no quería echarme atrás y darle la victoria. Hmm… ¿qué victoria? ¿Buscaba desafiarla? ¿Por qué?

Me harté de tantas preguntas.

El resto del día fue bastante normal, es decir, Jenna no se cruzó en ningún momento, conmigo. Renesmee y Jacob ya se habían ido. En cambio yo tuve más horarios en el colegio que ellos. Podía sentir como ahora, yo, llamaba más la atención que antes.

Renesmee me había dejado su auto, quizás porque Jacob estaba tan fastidiado que podía llegar a transformarse dentro de el.

Llegué a mi domicilio, dejé el auto en el garaje. Entré a la casa. Saludé a la familia, pero esta vez se encontraban solamente Esme y Carlisle.

Supongo que Bella y Edward estaban con sus cosas en su casa.

— ¡Hola, Nahuel! —Exclamó, Renesmee, con un tono alegre poco común.

Dí la vuelta para mirarla y… ¡¿Qué demonios hacía ella aquí?!

—Hola, Nahuel—sonrió de costado, con una mirada bravucona y utilizando un tono provocador.

¡¿JENNA?! ¿Ahora viene a mi casa para terminar lo que no terminamos en el colegio? Absurdo.

—Invité a J a casa.

¿J? ¿Cuándo se volvieron tan amigas como para que le coloque un apodo? Quizás es Renesmee la que se toma mucha confianza con los que recién conoce.

—Ness me estuvo mostrando la casa. Es preciosa.

¡¿Ness?! Esto me estaba irritando.

 

 

 

La chica se pasó todo el día en la casa, yendo de aquí para allá. Yo solo podía observar cómo se sonreían mutuamente y carcajeaban sus ridículas bromas ¿Qué pretendía ésta humana?

Luego de los sucesos de Bella con los vampiros, cuando era humana, los humanos son bienvenidos, mientras ellos quieran, pero hace siglos que no entraba un humano a ésta casa de vampiros vegetarianos.

Bella, Edward y Jacob llegaron luego de un buen rato. Antes de que ellos, también, queden encantados con ella, preferí irme, no lo soportaba.

Me fui a dar un paseo por el bosque. Mientras me desplazaba por los espacios verdes, no podía dejar de pensar en esa estúpida humana ¿Por qué me alejaba de mi propia casa? ¿Tenía envidia? ¿Por qué creía que tenía, yo, envidia, de ella? ¿Qué clase de pregunta fue esa? Claro que no le tenía envidia, pero, ¿por qué no soportaba el hecho de que sea tan cercana a nosotros? ¿No me agrada que nos menosprecie, que piensa que somos simples animales domesticados? Si. Era eso. Era mi orgullo que quería defender.

Por estar pensando tanto, terminé en aquel lugar donde las aguas caían en un pequeño lago rodeado de arbustos. En el lugar donde ví a aquella vampiresa de rizos rojos, de danzas perfectas y de ojos hambrientos, ¿qué hacía ahí? Soy un idiota.

Es la primera vez que sucede esto, y no soportaba la simple idea de estar acompañado por una humana. A decir verdad… Renesmee era la que iba a estar acompañada de una humana, no yo. Aún así, yo era el que compartía clases con ella.

Me tiré en el pastizal y admiré el cielo infinito.

Ya basta de pensar. Es mejor que vuelva. Ya pasó una hora o dos desde que salí de la casa. Quizás esa humana ya se marchó.

 

 

 

Cuando estuve a unos pocos metros de la casa, pude ver, desde lejos, que Edward y Jacob charlaban con… ¿Jenna? Quise escuchar sobre que hablaban, pero ya habían notado mi presencia, provocando que su charla termine. Jacob dio media vuelta caminando con una mirada de desprecio y de oposición, mientras que Edward caminaba sereno y sin ningún signo de inquietud. Yo seguí de largo, sin verla.

—Espera… —susurró la “Valiente Jenna”.

Capítulo 2: MISMA HISTORIA Capítulo 4: FACETAS

 
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