Llegamos a mi cabaña –Jake aún conmigo en brazos-, y entramos a mi recamara. Me dio mi espacio para que me fuera a poner la pijama, y mientras él se quedaba en mi recamara “sentado”. Pero, conociéndolo estoy segura de que se pone a explorar mi recamara. Una vez que me había puesto una de las pijamas nuevas que me había regalado Alice de seda, acercándose a un purpura semitransparente. Revise mi cabello en el espejo que había colgando en la pared. Tengo que aceptar que no tenía ni un mechón fuera de lugar, pero de todas maneras me pase el peine 2 veces antes de salir. En esos momentos Jacob me voltea a ver, y a juzgar por su rostro, eso quería decir que era un cumplido lo linda que me veía con esta pijama un tanto ajustada. Mis ojos de su rostro pasaron a sus manos, las cuales sostenían la pulsera que me había regalado en mi primera navidad (Pg. Del libro Amanecer), él se percato que la observaba.
- No creí que aún la conservaras –me explicó-, ya tiene mucho.
- ¿Cómo no la voy a conservar si tú me la diste?
- Eras me pequeña –me recordó, y fruncí el ceño.
- Ser pequeña no significa ser ignorante. Y si me lo preguntas, yo me podía dar cuenta de todo perfectamente, cargaba una gran responsabilidad en esos momentos de saber que la posible pelea sería por mi causa. Y tanto así como para saber todo el tiempo que te tardaste en hacerla exclusivamente para mí.
- Te recuerdo que esas sanguijuelas iban a caer tan solo intentaran tocarte un cabello –puse los ojos en blanco al notar la incoherencia que decía-. Y además yo también era lo bastante listo para saber a que me iba a enfrentar contigo, y trate de prepararme.
- ¿A qué te refieres? –me acerqué para sentarme a su lado.
- Bella me predijo y bueno, todos prácticamente se podían dar cuenta, de que iba a tener que tomar clases intensivas para poder estar a tu nivel. Sé que no lo estoy, es más que obvio. Pero, por lo menos no me encuentro tan tonto como para no entender a veces a que te refieres.
Me encogí de hombros, la verdad es que ya había perdido la cuenta de cuántos libros había leído en mi vida, ¿1220, 1400?
- Pero, sabes que no es necesario que tuvieras que leer un millón de libros para alcanzarme –le sonreí.
- Bueno, eso es ahora –reconoció-, ¡Pero, antes eras la palabra “modesta” no existía en tu diccionario! –solté una risita-. A pesar de ser pequeñas eras un monstruito, y me hacías ver como un tonto al paso que ibas descubriendo, y leyendo más y más. Ni quién te parara cuando te entraban tus etapas de “Srta. Sabelotodo”
- Bueno, por lo menos tenía de que presumir lobo torpe –me burlé.
- ¿Lobo torpe? –dijo con un tono de broma ofendido.
- Si, un lobo torpe que se cree “superman” creyendo que puede derrotar a los Vulturi.
- ¿A sí? Pues, si yo soy un lobo torpe tú eres..amm…eres… ¡Ya después pensaré algo! –ahora me eche a reír con mayor intensidad de la que normalmente daba, es que a su lado ¿Quién no?-. ¡No te burles! O sufrirás las consecuencias del lobo torpe –amenazó.
- Ajá –lo bufé.
- No me retes, Nessie –me advirtió.
- No te tengo miedo –ahora lo volví a retar.
- Ya veremos.
Me incorporé de un brinco y eche a correr por toda la casa, con él siguiéndome a mis espaldas.
- Que lobito tan más torpe y lento –me burlé.
En eso cuando estaba a punto de escapar, me tomo de la cintura tirándome al sofá. Y rompimos en carcajadas al mismo tiempo, tengo que aceptar que a pesar de todo siempre él ha sido el más rápido, aunque no él más listo.
- Te ganó el “lobito torpe” –me echo en cara.
- Bueno, algo tenías que tener. Normalmente los que son buenos en deportes tienen puro aire en el cerebro, así que…Esta bien, me ganaste por tener más aire en el cerebro que yo.
Éste me fulmino con la mirada, y algo de recelo pero después me cargo de vuelta a mi recamara para llevarme a dormir.
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