Los primeros rayos de sol empezaban a filtrarse por la ventana. Era agradable despertarse con la luz del sol, cosa rara en Forks, donde el cielo siempre está encapotado. Intenté moverme pero no podía. Tenía una pierna y un brazo del duende encima de mí, me tenía atrapada literalmente. Empecé a deslizarme hacia el borde de la cama para intentar escurrirme del abrazo de Alice sin despertarla, pero calculé mal la distancia hasta el borde de la cama y cuando me quise dar cuenta me había caído al suelo. El duende se removió en la cama pero no se despertó. Eran la nueve de la mañana, y la casa estaba en silencio. Necesitaba una ducha primero de todo, era incapaz de bajar a desayunar sin una ducha para desentumecer mis músculos. El agua caliente obraba milagros en mi cuerpo. Era una de las cosas más efectivas que conocía para conseguir volver a sentir mi cuerpo de una sola pieza, y no como si fuera una nasa de gelatina que no puedo coordinar. Me puse unos jeans y mi blusa de cuadros, hoy no quería nada de tacones, así que con mis converse negras estaba encantada para completar el conjunto. No me sequé el pelo, así que cuando bajé las escaleras ya vestida para desayunar, aún lo llevaba mojado. Entre a la cocina y allí estaban mis padres y mis tíos charlando. Vivir con vampiros tenía sus ventajas, no hacían ruido, hablaban bajito…y eso va bien cuando tienes resaca. Me saludaron todos con un buenos días, al que yo no pude contestar, aún no podía vocalizar. Saludé con la mano y me dirigí a la nevera a por la leche, es lo mejor para la resaca. Mi tía Katheryn había hecho tortitas, pero por el momento mi cuerpo no podía asimilar nada de comida, con la leche era suficiente, quizás un vaso de sangre sí, pero nada más. Me senté en la mesa con mis padres y mis tíos. - Bella cariño porque te has levantado tan temprano? – me preguntó mi madre – tienes aspecto de cansada, deberías haber descansado algo más. - No podía estar más en la cama mamá. Tomé la leche y me serví un vaso. Mi madre me miraba con cara rara. - Ventajas de ser semi vampiro mamá – levanté el vaso a modo de brindis. - Bella cariño no comes nada más? - No mamá, más tarde. Después de beberme el vaso me levante y me fui hacia el porche, necesitaba tomar el aire, salir de aquella casa y respirar. - Bella podemos hablar? – me dijo mi padre saliendo al porche. Cuando utilizaba ese tono sólo significaba que la conversación no iba a gustarme. - Si claro papá. Se acercó hasta el banco en el que me había sentado bajo el porche, para evitar los rayos de sol que ya empezaban a calentar esa mañana. - Bella, ayer te vi con Jasper, y quería saber que tal ha ido éste fin de semana que finalmente os conocisteis. Bueno pues no era tan malo como yo pensaba… - Bien papá, es muy caballeroso y atento. Es educado y es agradable su compañía. Mi padre me miraba con el ceño fruncido, que se supone que esperaba que le contestaría que estaba loca y perdidamente enamorada de él? Pero si acababa de conocerlo, eso no podía pasar, bueno…no me había pasado al menos con Jasper, cosa que si había sucedido con otro de los hermanos Cullen, aunque esa no era la cuestión. - Sólo eso? – preguntó de nuevo mi padre. Aquí llegaba el punto de la conversación que sabía que no me iba a gustar, siempre llegaba este punto. - Sí, que esperabas? – pregunte dudosa y algo enfadada. Mi padre relajo el ceño y me miró tranquilo. - Bella, la primera vez que ves a tu prometido suele ser especial. El mundo se para a tu alrededor y solo estáis tu y él. Dejan de ser tus pies lo que te sostienen y pasas a depender de él para todo. Toda tu existencia deja de tener sentido si no es junto a él. Mi padre acababa de describir perfectamente lo que había sentido la primera vez que vi los ojos de Edward. Me había perdido en un mar dorado, me había quedado aislada del resto de lo que tenía a mi alrededor y sólo podía ver aquellos ojos, sus labios…pero él no sentía lo mismo que yo, así que caso cerrado. - Bella no has sentido eso con Jasper? – mi padre me miraba con un brillo de entusiasmo en sus ojos esperando mi respuesta. - No, sinceramente no. – no tenia que mentirle, no lo hacía nunca y no iba a empezar ahora. Parecía decepcionado con mi respuesta. - Entiendo. - Papá, lo siento. - Oh! No tienes que disculparte Bella, quizás no elegimos bien tu madre y yo, como lo hicieron Katheryn y Esme con Rosalie y Emmet. Me dolia ver a mi padre así, debía ser sincera con él y confesarle lo que sentía? Siempre lo había sido! Él era mi padre y mi amigo. - Papa yo…. en realidad si he sentido eso que me has descrito– se le iluminó la cara – pero… - ahora volvia a tener el ceño fruncido – pero no por Jasper – bien Bella! Ahora tenía la boca abierta! - Cómo? - Que si he sentido…. – no me dejó terminar la frase. - Quien es él? – preguntó mi padre con tono serio, creo que la pregunta no era por querer saber su nombre, sino si era humano, vampiro o licántropo, ya que mi padre me había vista la otra noche, bailando con Jake. - Papa, no tiene importancia, me casaré con Jasper. - Pero Bella, como dices que no tiene importancia? No puedes casarte con alguien a quien no amas, no es eso lo que pretendemos tu madre y yo, ni nadie de la familia. Cuando arreglamos los compromisos lo hacemos teniendo en cuenta la compatibilidad de ambos, no suele fallar, pero en algunos casos si, falla. - Papá, él no siente lo mismo por mí, y está comprometido con otra persona, aunque no sé si se casará con ella… Mi padre se quedó serio, me miraba a los ojos, y no pude evitar que se me escaparan las lagrimas cuando le dije que él no sentía lo mismo por mí. Al ver mis lágrimas su cara cambio de la seriedad a la amargura, había visto esa cara otras veces cuando mi hermano o yo, o alguien de nuestra familia pasaba por algún aprieto. - Bella por favor, confía en mí, debes darme más detalles para que pueda ayudarte. - Papá, te quiero, pero no quiero que hagas nada, puedo darte más detalles si así lo deseas, pero… - miré hacia la casa y mi padre entendió a que me refería, no quería hablar allí donde habían tantos oídos. - Vayamos a dar un paseo por el bosque. Se lo contaría todo, incluso que no tenía intención de casarme con Jasper, pese a que hace cinco minutos le había dicho a mi padre lo contrario, ahora me daba cuenta que no era una buena idea. Empezamos a andar hacia el bosque por el sendero que había junto a la casa de tia Katheryn. Me giré para mirar en dirección a la casa, y me parecía que tía Katheryn y mi madre nos observaban desde la ventana de la cocina, estaba segura de que habían oído la conversación, era difícil tener secretos con vampiros. Cuando estuvimos suficiente alejados mi padre se sentó en un árbol que había en el suelo que formaba una especie de banco natural. Palmeó el tronco a su lado para que tomara asiento. Respire profundamente y me senté, dispuesta a explicarle toda la verdad.
|