EPOV
Tuvimos una cena muy hermosa, con una mesa adornada para la ocasión. Alice y mi madre se habían preocupado de eso. En mi rostro se veía solo felicidad por tal ocasión junto a Bella. Estaba nervioso, ya que después que comimos venía lo más importante, la petición de mano. Al ver que ya todos habían acabado y solo faltaba el postre, me levanté de mi asiento y comencé hablar.
-Charlie, hemos querido preparar esta comida para preguntarte junto a Bella si nos das tu consentimiento para casarnos- lo dije casi tartamudeando de tanto nerviosismo. –quiero a tu hija más que mi vida y no la veo sin ella, es por eso que te quiero pedir la mano de Bella- se lo dije ya más seguro y mirándolo fijamente a los ojos tomado de la mano de Bella sin soltarla en ningún momento.
-papá, yo lo amo y tu lo sabes y no puedo vivir un día más separada de Edward, ¿por favor?- Bella se lo dijo con voz firme y muy convincente.
-Bueno yo sé que de alguna manera su unión fue causa de nosotros junto a Carlisle y sabíamos que al estar ustedes juntos llegaría el momento de que ustedes nos pidieran el consentimiento para esto, pero creo que estoy hablando mucho, solo quiero que sepan que tienen mi permiso y creo que el de tus padres también supongo- hablándoles a los dos con una sonrisa en sus labios. –Edward tienes mi permiso para desposar a mi hija cuando ustedes lo estimen convenientes- le tendió la mano.
-Charlie, gracias, no sabes cuan feliz nos haces- me tomó la mano y la estrechamos como amigos, bella se levantó y abrazó a su padre también.
-Papá, gracias, muchas gracias, tu consentimiento era lo que nos faltaba y ahora ya estamos listo para organizar todo.
-No te preocupes por eso Bella, Esme y yo ya tenemos casi todo listo, o sea ya tenemos pensado como será- dijo Alice con gran entusiasmo.
-bueno entonces brindemos por ello- dijo Emmett alzando las copas. –ya mañana debemos regresar con Rosalie y nos veremos en la boda hermanito, así que estas semanas que quedan de soltería disfrútalas, pero deja lo mejor para cuando ya estén unidos como matrimonio- Emmett me guiño el ojo sabiendo a que se refería.
Después de eso seguimos con el postre pero lo tomamos en la sala viendo algunos videos de la familia. Bella se veía fascinada viéndolos y preguntando todo. La velada ya estaba terminando cuando Bella me pidió ir a mi cuarto. Subimos y ahí ella me tomó y besó apasionadamente. Su rostro era de seguridad, paz y a la vez de pasión.
-Bella, ya tu padre se irá y tu debes estar abajo para hacerlo con él- le dije entrecortado ya que no quería dejar sus exquisitos labios.
-lo sé amor, pero no quiero irme sin antes devorar tus labios- me dijo sin dejar de besarme.
-mañana te pasaré a buscar temprano, quiero que vayamos a un lugar muy preciado para mí ya que es mi rincón, es donde estoy cuando quiero tranquilidad para pensar, así debes vestirte cómodamente ya que caminaremos un poco- le dije con una sonrisa y besando su frente.
-ok. Entonces mañana te esperaré ansiosa, ese lugar será mío desde mañana también- me dijo dándome un beso.
Bajamos y Charlie ya se estaba despidiendo de la familia y Bella hizo lo mismo. Después de dejar la casa, le di las gracias a la familia por ser tan buenos anfitriones y me fui a mi cuarto.
Al entrar, aun se sentía el aroma de ella, me estremecí recordarlo que había pasado antes de la cena y me imagine que podría pasar en el prado donde la llevaría mañana. Estaríamos solos y en realidad no aguantaba los deseos de hacerla mía pero no quería hacerlo antes de que estuviéramos casados. Eso era tan importante para mí, siempre había anhelado eso y quería que fuese ideal, pero con Bella junto a mí no podría resistir más tiempo.
Me acosté pensando en el día de mañana y en que debía ser muy fuerte para no caer en tentación. Sin más me cerré los ojos y me quedé placidamente dormido.
Mi despertar fue muy placentero ya que estaba soñando que Bella estaba junto a mí. Al ver a mi lado me di cuenta que solo había sido un sueño, pero que pronto sería realidad ya que después de casarnos todos nuestros despertares serían junto a ella.
Me bañé y me vestí con ropa ligera para nuestro día campestre. Me fui a la cocina y tomé una canasta y algunas cosas de la heladera para pasar el día, debíamos comer algo o si no habrían más tentaciones que de lo costumbre, además llevé algunos naipes para pasar más tiempo y entretenernos, aunque sabía que Bella estaría más deseosa que otros días, ya que ayer la había dejado con ganas de más cuando me brindo placer.
Me fui rápidamente, pero antes llamé a Bella para que estuviera lista. Al llegar no dejó ni siquiera ir a tocar, ella estaba esperándome en la entrada ya vestida como le había dicho. Al verme llegar corrió y se lanzó a mis brazos y me besó con unas ganas de enloquecerme, lo consiguió inmediatamente, pero la separé y la bajé.
-te extrañe mucho amor- me dijo.
-yo también Bella- le dije tocando sus mejillas. –¿nos vamos? Quiero llegar luego a mi rincón para poder estar tranquilos.
Nos subimos al carro y nos dirigimos a nuestro destino. Bella estaba muy ansiosa, cada cinco minutos me preguntaba si faltaba mucho o poco para llegar. Me reí en un momento ya que me recordó al burro de Shrek.
Al llegar, bajé la canasta y le di un chal a Bella y le tomé la mano para comenzar a caminar. Ella pensaba que estábamos cerca pero teníamos que caminar un buen tiempo para llegar allí, ahora era diferente nos demoraríamos más ya que cuando yo venía solo me iba corriendo así llegaba mas rápido y en cambio ahora tendríamos que ir al ritmo de Bella. Ella era muy cuidadosa ya que era un poco torpe al caminar, ya que tropezaba mucho. En un momento me hubiese gustado tener poderes sobrenaturales para poder llegar más rápido.
Ya faltaba poco cuando Bella ya no daba más. Paramos por un momento y tomó agua, después de haber descansado un poco retomamos solo faltaba unos metros, la llegar al lugar Bella se quedó parada sin decir nada, veía por todos lados y su rostro reflejaba admiración y asombro.
-este es mi lugar, mi rincón… ¿Qué te parece amor mío?- le pregunté sabiendo lo que diría ya que su semblante me lo decía todo.
-es… hermoso, no hay palabras Edward, es precioso, ¿cómo lo descubriste?- no daba ningún paso más estaba estática con tanta admiración.
-un día mientras corría por el bosque llegué aquí y me gustó tanto que volvía cada vez que quería estar solo con mis pensamientos y muchas veces con mis estudios. Desde que lo descubrí no he dejado de venir. Ahora este es nuestro lugar, solo para ti y para mí.
-Ven acércate Bella, no quiero que te quedes ahí todo el día, quiero estar contigo- le dije estirando mi mano para que se acercara, el cual lo hizo. Le besé la frente y la acerqué a mí.
-Edward, gracias por traerme a este lugar, desde ahora me tendrás que traer más seguido- me dijo con una gran alegría que transmitía.
Tomé el chal que habíamos traído y nos sentamos en ella, dejé la canasta para poder desayunar ya que ninguno lo habíamos hecho antes de salir, así que nuestros estómagos nos pedían comida.
Bella estaba aun extasiada por el hermoso lugar que estaba muy tranquila. Eso me gustaba ya que podía contemplarla en otra faceta. Se veía tan hermosa con la luz del día en medio del prado envuelta en los colores de este. Se veía maravillosamente hermosa. Esta mujer me tenía loco de amor.
De pronto sin aviso mientras yo estaba botado en el chal con los ojos cerrados sentí que ella se posa a mi lado con su cara en mi pecho. Mi primer impulso fue tomarla de su cintura y acercármela más a mí cuerpo para poder sentirla mejor, pero ella como sabiendo lo que estaba pensando se adelantó y se apegó más a mí poniendo una de sus piernas encima de las mías a la altura de mis muslos, mientras unos de sus brazos me rodeo y estaba casi encima de mí.
-¿Edward?... te amo… ¿sabías tú que eres mi perdición?- me dijo sin mirarme.
Al escucharla abrí los ojos y le tomé su quijada con mis dedos y la empecé a levantarla para mirarla.
-y tu eres la mía- le dije sonriéndole y mirándola a su hermosos ojitos.
En eso me abrazó y nos quedamos ahí por un buen rato. Nos quedamos dormidos ahí por casi una hora hasta que sentía la mano de Bella acariciándome, no quise abrir los ojos, solo quería sentir las sensaciones que me estaban provocando las caricias de mi novia. Sus manos sabían lo que hacían, pero la dejé, no quería arruinar ese momento. Bella estaba tan entretenida en su labor que de pronto recordé que ahora me tocaba a mí darle placer.
Como un futuro medico sabía que masturbarse no se corría el riesgo de romper nada en una mujer, siempre y cuando fuese con solo con la mano o los labios así que la tomé de las manos y la volteé para quedar al revés, yo encima de ella.
Ella se sorprendió, pero no dijo nada.
-ahora te toca a ti amor… te saborearé enterita amor, así que no hagas nada solo relájate y siénteme.
Sin decir una palabra más, comencé a besarla suavemente, haciendo mi trabajo con mis manos, ellas habían comenzado a tomar su blusa y sacársela, siguiendo después con su polera dejándola solo con su sostén de encaje azul que traía. Ese color se le veía tan hermoso en su piel blanca. Al llevar mis labios por su cuello y comenzar a tocar sus senos con mis manos por encima de su ropa interior, sentí como se estremecía mi Bella al ritmo de mis hábil manos.
Las manos de Bella tenían mis cabellos entre sus dedos, seguían el ritmo de mis besos en su cuello y como bajaban para seguir el sabor de su piel.
-¡Edward!...
-¿te gusta amor?...
-calla solo sigue tu camino…
Proseguí como me lo pidió, le quité su sostén y quedaron a mi merced su delicados senos, estaban tan erectos sus pezones que me los devoré con unas ganas. Eran suaves, mis labios los besaban como me lo imaginé en algún momento. Bella gemía al compás de mi succión de sus hermosos pechos.
Sin dejar de tocárselos, bajé hasta su vientre que estaba a la espera de mis caricias, mis manos seguían amasando sus pechos mientras yo besaba y lambeaba su piel.
En eso sus manos bajaron a sus pantalones y los desabrochó, yo le tomé su manos y las aparté, siguiendo con su propósito, le tomé sus pantalones y se los bajé hasta que solo la vi frente a mi con sus braguitas del mismo tono de su sostén, ella me observó y la vi sonrojarme pero sin dejar de mirarme.
-Amor no te preocupes, solo siente…
Le tomé una pierna y comencé a besarla desde los tobillos hasta sus muslos llegando hasta sus bragas, me las salté y seguí por su vientre bajando por su otra pierna, Bella tocaba su pechos con sus manos apretándoselos, de pronto me percaté que su bragas estaban mojadas entre sus piernas, y me di cuenta lo excitada que estaba, así que poco a poco le comencé a bajar su prenda íntima mientras subí a su pechos y se los besaba.
Al estar completamente desnuda para mí, le tomé sus piernas y comencé a lambear su centro que estaba tan mojado. No podía creer que yo le estaba provocando eso y me llenaba de satisfacción. En mi vida nunca me había imaginado que podría provocar esto y más en una mujer. Nunca pensé en eso en realidad, pero al darme cuanta me sentí como un verdadero amante.
El sabor que estaba sintiendo no era como me lo había imaginado, era mucho mejor, ver como se movía cada vez que pasaba mi lengua por su pliegues me estaban enloqueciendo, sentí que cada vez que pasaba mis labios por su clítoris se arqueaba, eso me dio a entender que era un punto muy sensible y muy especial para ella, así que me enfoqué solo en él y mientras lo besaba y le daba pequeños mordiscos, sentí como se estremecía mi novia.
-¡Edward!...¡Edward!...¡hazme el amor!...
-hoy no amor, calla… solo siente…
Seguí succionando todo lo que le provocaba mis caricias y mientras mis labios besaban su centro introduje suavemente mi dedo del medio en su cavidad que estaba lubricada, entre poco a poco hasta que sentí que Bella gimió y arqueo agarrándome el pelo con tanta fuerza que no me dolió, pero sabía que le estaba dando tanto placer como ella me lo dio ayer.
Salí y entraba con mi dedo medio arqueado para poder tocar su punto G y así provocarle aun más goce, y lo estaba logrando, sentí como me estaba apretando con sus piernas y cómo comenzaba a temblar, le estaba provocando un hermoso orgasmo y eso que solo con las peripecias de un solo dedo.
Bella explotó y gritó mi nombre, jalándome hasta que llegué a su deliciosa boca y me besó. Caímos los dos rendidos ya que sin haber hecho nada me mojé en mis pantalones, me liberé con solo sentir que llevaba a la gloria a mi hermosa novia.
-¡ups!- dije riéndome.
-¿de que re ríes?...
-de que acabé en mis pantalones y tendré que cambiármelos cuando llegue a casa- le dije ruborizándome.
-¿te gustó mi sabor Edward?- me preguntó algo temerosa. Adoraba cuando veía la Bella tímida.
-¡eres exquisita amor!... ahora desearé tu sabor todos los días de mi vida- le dije con lujuria.
-¡Edward!, mi querido amor, no sabes como cuento las horas y los día para que hagamos el amor, si juntamos lo de ayer y lo de hoy podríamos decir que lo hemos hecho en un 70 por ciento- me dijo riendo.
-lo bueno de esto Bella es que ya conocemos nuestras partes sensibles y cuando seamos uno solo vamos a gritar nuestros nombre tan fuerte que nadie nos separará- le dije abrazándola. ¿sabes algo?, mejor te visto porque no quiero que te enfermes- le di una sonrisa mientras le colocaba su sostén y sus bragas, ella solo me dejaba que lo hiciera, me miraba con tanta ternura, que si no era fuerte la tomaría de nuevo pero esta vez la tomaría sin importar mis principios y mis anhelos de siempre.
Terminó de vestirse y almorzamos después de eso nos recostamos y seguimos conversando de nuestro futuro. Decidimos que tendríamos dos o tres hijos, pero después de estar dos años casados, esos años solo queríamos disfrutarlos solos. Los primeros meses estaríamos viviendo en la casa de Esme, una cabañita que estaba por el bosque pero que era perfecta para nuestros primeros meses, hasta que podamos ahorrar y comprar la propia o construirla.
Estuvimos jugando cartas, con la penitencia al que perdía, y el que perdía le daba un beso al otro, muchas veces me ganó así que se aprovechaba y eran besotes ya que se ponía muy efusiva como pidiéndome mas. Después jugamos a perseguirnos, así que tuve que correr bastante para ganarle y así besarla.
Acabamos tan exhaustos que ya era hora de irnos antes que se nos cayera la noche. Esta vez fue más fácil llegar a nuestro carro ya que íbamos de bajada, así que no fue tanto, llegamos y fui a dejarla a su casa.
-Bella, hoy ha sido un día hermoso, gracias por dejar amarte como lo hice- le dije frente a ella con nuestras frentes juntas, tomando su cintura.
-gracias a ti amor, por amarme así y por dejarte amar por mí- me dijo capturando mis labios.
-te veo el próximo viernes amor, piensa en mi durante la semana y si quieres escucharme solo llámame ¿ok?- le dije logrando separarme de ella para subir al carro he irme.
-te veo el viernes Edward, extráñame mucho, no te olvides de que tu novia te ama más que su vida- me dijo con sus ojitos brillantes.
Se quedó ahí y me subí al carro y la dejé con tristeza en su rostro por tener que pasar una semana sin vernos y estar juntos, pero ya faltaba poco solo dos semanas más y daba mi examen y después nos podríamos ver todos los días.
BPOV
Esa noche fue grandiosa, mi padre nos dio su consentimiento para casarnos. Todos estábamos felices, ver el rostro de Edward era maravilloso, sus ojos brillaban de tanta alegría que emanaba. Yo por otro lado solo quería abrazarlo y besarlo como a él le gustaba.
Antes de irnos con mi padre le pedí ir al dormitorio de Edward, allí aproveché de besarlo apasionadamente, no quería separarme de él, quería estar así toda mi vida. Amaba a Edward de tal manera que no podía pensar mi vida sin él.
Quedamos en que al día siguiente me pasaría a buscar temprano ya que pasaríamos todo el día juntos, me dijo que me llevaría a un lugar que era muy especial para él.
Al dejarlo en su casa y llegar a la nuestra junto a mi padre, me despedí y me fui a dormir, estaba ansiosa por el día que vendría ya que estaría con mi novio durante todo el día. Faltaba tan poco para que estuviéramos juntos y nos viéramos todos los días aunque sea después del trabajo, pero ya no esperaría toda una semana para estar dos días. No era que no me gustara, pero lo quería sentir todos los días. Ya nos casaríamos y eso sería mejor ya que estaríamos compartiendo nuestros sueños para siempre.
Por fin llegó la mañana y me alisté para esperar a mi novio. Me puse un pantalón ligero y liviano especial para caminar, una polera con tiritas y una blusa encima, y de ropa interior un conjunto azul de encaje. Ese era el color preferido de Edward, así que pensé que en una de esas tenía suerte y me la veía.
Sentí llegar el Volvo de Edward y salí corriendo al encuentro de él, esperé que saliera del auto y me lancé a sus brazos, envolví mis piernas en su cintura y lo tomé devorándomelo a besos, nos dijimos cuanto nos habíamos extrañado esa noche, de pronto me bajó de su cuerpo y me abrió la puerta del carro, nos fuimos directo a nuestro destino.
En el camino, mi insistencia por saber cuanto nos faltaba, me estaba cansando, pero no lo hacía a propósito, solo salía.
Al llegar a la falda del bosque, Edward me indicó que aun faltaba para llegar pero que ahora teníamos que caminar algunos kilómetros. El trayecto fue un penar ya que temía caer en cualquier momento al tropezarme. Caminamos por más de una hora cuando de pronto llegamos a un claro hermoso, era ovalado, circulo algo así el sol le daba y a su alrededor estaba todo con árboles del bosque. El prado estaba cubierto de flores silvestres de color celestes y amarillas, era un paraíso sin presencia de humanos. Me quedé boquiabierta por la belleza que me brindaba mi novio.
Edward tendió el chal y puso una cesta de comida en el piso, nos propusimos desayunar ya que no lo habíamos hecho. Después que lo hicimos se tendió y yo lo observé deleitándome de lo hermoso que era mi novio con sus ojitos cerrados, parecía un ángel, se veía sublime.
Me dieron ganas de estar a su lado y suavemente me puse a su lado y él me acercó a él por mi cintura. Yo recibí el mensaje y me acerqué aún más a él, puse mi rostro en su pecho y una de mis piernas la puse encima de las suyas. Nos quedamos así hasta que nos dormimos, pero al despertar comencé a acariciar a mi novio, le di besos en su pecho, y con mis manos lo acariciaba por su dorso hasta que toque su vientre y cuando me disponía a tocar por debajo de su vientre Edward me tomó suavemente y se puso encima de mí, me recordó que era su turno de probarme y me pidió que tenía que estar relajada y solo sentir. Le obedecí y él comenzó a besarme, era tan suave y delicado que comencé a estremecerme, me sacó mi blusa que traía encima de la polera y yo lo ayude sacándome la polera, me quedé solo con mi ropa interior.
Sentía sus labios recorrer mi cuello, mi clavícula, mi pecho hasta mis hombros, los acariciaban con tanta delicadeza, no dejando ningún centímetro sin haber pasado sus labios, hasta que llegó a mis pechos junto con sus manos, los acariciaba, los amasaba y los besaba, mis pezones ya estaban tan erecto que Edward no dudó en mordérmelos y succionándolos con dulzura.
Me estaba volviendo loca con sus caricias, poco a poco fue bajando con sus labios pero sin sacar sus manos de mis senos, seguía acariciándolos. Yo sin que me dijera mientras me besaba mi vientre, desabroché mis pantalones. Edward se percató y me ayudó y los bajó hasta sacármelos, solo me quedé con mis bragas. Mi novio me comenzó a besar desde los tobillos hasta mi ombligo y volvió por la otra pierna, estaba en llamas, solo quería que me hiciera suya en ese momento, pero dentro de mi corazón sabía que no pasaría, pero me arriesgué en pedírselo, pero aún no era el momento.
Miró mis bragas al levantar una de mis piernas y se percató lo mojada que estaba, su mirada era tan hermosa, era con lujuria pero tierna, me bajó mis braguitas y al dejarme totalmente desnuda, subió y beso una vez mis pechos.
Sus manos tomaron mis piernas y comenzó a probarme con su lengua, me ruboricé a pesar de tanto placer que me estaba dando. Me dio un poco de vergüenza, pero solo me concentré en lo que Edward me estaba haciendo. Cuando tocó mi clítoris con su lengua se me escapó u gemido y me arqueé de tanta delicia.
Después de eso, gritaba su nombre de tanto placer que me estaba dando con su boca que le pedí que me hiciera el amor, pero me dijo que hoy no era el día para eso, me mordía mi punto sensible y me arqueaba aún más, estaba enloqueciendo, de pronto sentí que me introdujo su dedo medio arqueado y entraba y salía, con un ritmo pausado, sin dejar de saborearme, me estaba dando el orgasmo más glorioso que había sentido, las veces que me había masturbado pensando en Edward no había sido igual. La sensación que él me estaba dando era cien veces mejor.
Llegué al clímax tan pronto que su ritmo con su dedo era más ligero. Cuando acabé grite su nombre llevando a mis labios su rostro y besándolo. Nos quedamos ahí sin decir nada, solo respirando por unos minutos. Edward se había ido con solo haberme masturbado, lo peor que se fue encima de sus ropas. Le dio un poco de pudor cuando me dijo, pero era entendible. Al mismo tiempo me dio un poco de pena ya que no pude darle el placer que se merecía.
Después me vistió y jugamos carta conversando de nosotros y haciendo planes para el futuro. Cayó la tarde y regresamos, solo que esta vez fue más rápido ya que era de bajada. Me llevó a mi casa y nos despedimos hasta el próximo viernes. Tendríamos que pasar una semana sin vernos. Yo por mi parte en esa semana saldría con Esme y Alice para mi vestido de novia y todo eso, mientras que edward seguiría en sus estudios.
Fue penoso dejarlo ir, pero lo vivido ese día era un adelanto de todo el amor que nos daríamos cuando fuésemos marido y mujer.
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