Capítulo 19
Después de eso la semana pasó muy rápido, entre baños en el estanque y tardes viendo el atardecer en la orilla de la playa mientras nos besábamos. Todas las mañanas me despertaba con un beso, y una cosa llevaba a otra así que hacíamos el amor todas las mañanas…bueno…casi en todo momento. Eran muy pocas las ocasiones en que salíamos de la cabaña. Todo era mágico cuando estaba junto a él, hicimos el amor en todos los lugares de la cabaña, según Edward quería recordarme en todos lados. Incluso una vez viendo una película nos pusimos demasiado románticos y terminamos haciendo el amor en la alfombra delante de la chimenea. Con Edward las cosas resultaban más fáciles de lo que me imaginaba.
Hoy hacía una semana que estábamos en la cabaña y ya no teníamos muchas provisiones, así que regresaríamos a la casa. Lo más probable era que no nos reconocieran porque del sol que cogimos incluso usando protector nuestra piel tenía un color muy bronceado. Recogimos las cosas y después de tapar todo para que no cogiera polvo y desconectar la nevera y la Tv salimos de la cabaña. La verdad que había pasado unos momentos tan maravillosos aquí que no quería irme, y Edward lo notó.
-No te preocupes amor, regresaremos en algún momento, te lo prometo.- me dijo dándome un beso en los labios.
-Esta bien, solo me voy porque se que tu cumples tus promesas.- le dije mientras nos dirigíamos hacia la casa.
Cuando llegamos todo estaba en silencio, entramos callados tratando de no hacer ruido. Fuimos hacia la cocina para dejar la nevera y la licuadora cuando un carraspeo nos hizo girarnos, y allí estaba nuestra pesadilla personal.
Alice y los demás se encontraban allí frente a nosotros, observándonos de arriba abajo, ya imaginaba el discurso que nos iban a dar.
-Porque no se sientan.- nos dijo Rosalie sonriendo, acaso nos habíamos perdido algo
-Y bien…como la pasaron.- nos dijo Alice de lo mas contenta.
-Muy bien.- dije yo de lo más emocionada.
-Y que tal estuvo la playa.- nos dijo Emmett.
-Muy bien, pero a que vienen tantas preguntas.- le dijo Edward.
-Primero, sáquenme de una duda que tengo.- nos dijo Alice.
-Cual es Alice, deja de dar vueltas al asunto suéltalo.- le dije ya estaba cansada de tanta preguntadera.
-Si iban para la playa a quedarse durante una semana, lo que explica el color que tienen, para que querían el Dvd.- nos dijo y Edward y yo nos miramos y nos echamos a reír.
-Que es lo que tiene tanta gracia, yo también quiero reírme.- nos decía Emmett.
-Muy bien se los voy a decir, pero no les diré como llegar.- les dijo Edward.
-Esta bien, acaba de soltarlo, Alice se ha pasado la semana pensando en eso no nos ha dejado dormir.-dijo Jasper mientras abrazaba a Alice.
-Ustedes se creen que dormimos en la playa, bueno si pero solo fue un día, yo no estoy tan loco.- le dijo el sonriendo.
-Ah y se puede saber donde durmieron el resto de la semana.- le dijo Alice a Edward cruzándose de brazos.
-En una cabaña que hay en el bosque.- le dijo Edward y todos se miraron.
-Como que una cabaña, ¿Dónde queda? ¿Cómo se llega? ¿Está decorada? ¿Hay que pintar? - nos iba diciendo Alice mientras yo miraba a Edward.
-Te lo dije.- me dijo muy bajo para que nadie oyera.
-Edward, a que no sabes lo que sucedió.- le dijo Rosalie sonriendo.
-No lo se Rosalie, no estaba aquí.- le contestó Edward.
-Pues que a Alice se le desapareció el desayuno mágicamente un día y le echó la culpa Emmett, tenías que haberlos visto, Alice sobre Emmett por toda la casa hasta que Jasper y yo los separamos.- nos dijo ella y Edward y yo nos miramos y nos echamos a reír.
-Se puede saber de que se ríen, no es gracioso que se te pierda el desayuno.- nos dijo Alice mientras nosotros seguíamos riéndonos.
Edward se levantó de donde estaba y sacó la cámara, se acercó a donde estaba Alice y se puso a consolarla.
-Alice no te preocupes, eso le pasa a cualquiera.-le dijo el mientras la abrazaba.
-Si a cualquiera, pero a mi no.- seguía diciendo ella.
-Bueno que tal si te muestro un video que tome para que así cambies esa cara.- le dijo Edward mientras encendía la cámara.
-Ok.- accedió Alice, pero ella no sabía lo que había en el video.
La cara de Alice no tenía comparación, para cuando terminó el video todos nos estábamos riendo y Alice le estaba pidiendo disculpas a Emmett.
-Pero porque Alice, desde un principio te dije que no había sido yo.- le dijo Emmett.
-Por eso mismo, es que ahora se quien se llevó mis tostadas.- le dijo mirando a Edward.
-Discúlpame Alice, solo fue una broma.- le dijo Edward mientras la abrazaba.
-Bueno ya es suficiente, ahora ustedes dos, creo que están bajo mis órdenes ahora.- nos dijo Alice y yo miré a Edward.
-Sabes de que esta hablando.- le dije mientras el se acercaba a mi.
-No tengo idea.- me dijo Edward.- pero creo que se acordó de algo y cambió la cara.
-Claro que si tienes idea, recuerda lo que pusiste en la nota Edward Cullen.- le dijo Alice sacando la nota de su bolsillo.
-Oh no.- lo miré muy seria, no sabía lo que el había escrito en la nota.
-Que sucede, que pusiste en la nota Edward.-le dije con un poco de preocupación.
-Creo que básicamente le puse…- pero Alice lo interrumpió.
-…”cuando regresemos haremos lo que tu quieras…”- dijo Alice y yo miré a Edward muy seria.
-Esta bromeando verdad.- le dije mientras el negaba con la cabeza.
-No no estoy bromeando, así que ustedes dos van a hacer lo que yo quiera.- nos dijo Alice poniéndose de pie.
-Alice por favor, tu te has caracterizado por no tener buenas ideas, que es lo que tenemos que hacer.- le dije mientras miraba a Edward con una cara de te voy a matar por esto.
-Nada del otro mundo Bella, porque no empiezan por hacer el almuerzo, mientras nosotros vamos para la playa.- nos dijo mientras todos salían del comedor hacia la playa.
Luego que todos se fueron miré a Edward muy seria, estaba enojada con el, se nota que no conocía a Alice. Solamente a alguien se le ocurriría poner en una nota para ella “haremos lo que tu quieras” y yo si tenía experiencia en hacer lo que ella quisiera, lo había hecho conmigo durante tres años seguidos. Edward se acercó a mí y me abrazó, aunque yo aún estaba enfadada con el. Me besó en los labios pero no le devolví el beso. El se separó de mi y me abrazó por detrás, para más tarde susurrarme en el oído.
-Sabes hay muchas formas de librarnos de Alice.- me dijo mientras mordía el lóbulo de mi oreja.
-No lo creo.- le dije como pude ya que mi respiración comenzaba a acelerarse.
Puede que por fuera, estuviera molesta con el, que no le haya devuelto el beso, pero por dentro, mi cuerpo entero gritaba que lo besara y que me rindiera ante sus caricias.
-Sabes como nos podemos deshacer de Alice.- me dijo mientras besaba mi cuello.
-No lo sé, pero espero que esto esté entre los planes.- le dije mientras me giraba para besarlo.
-Sabes que es lo que más odia Alice, aparte de no poder ir de compras.- me dijo mientras besaba levemente mis labios.
-No lo sé.- le dije mientras me separaba un poco de el.
-Que le arruinen las cosas, así que si de casualidad se arruina la comida…- me dijo y enseguida lo entendí.
-Nosotros no tenemos la culpa, sino ella por ponernos a cocinar.- le dije yo mientras lo besaba.
-Muy bien, así que porque no nos ponemos a preparar el almuerzo.-me dijo el mientras sacaba las cosas.
Sacamos un pollo y después que estuvo adobado lo pusimos en el horno, también pusimos a hacer arroz frito, y Edward preparó una ensalada. Cuando todo estuvo puesto en el fogón, nos sentamos en una banqueta, bueno me senté yo, porque Edward se encontraba detrás de mi besándome y acariciándome.
-Edward…que estas haciendo.- le dije en un susurro.
-Nada amor, que es lo que parece.- me decía el mientras sus manos comenzaban a levantar la blusa.
-Edward, y si entran todos, no quiero pasar otra vergüenza.- le dije girándome un poco hacia el.
-Tienes razón, así que será mejor ir para la habitación.- me dijo mientras me cargaba en sus brazos.
-Edward, y la comida, yo se que el plan era arruinarla, pero…- le estaba diciendo pero me callé.
-Pero que amor.- me decía el camino a las escaleras.
-Es que no quisiera hacerle esto a Alice, después me sentiría culpable.- le dije mirándolo a los ojos.
-Esta bien, si sirve para aliviar tu culpa, le diremos que era una emergencia.- me dijo sonriendo y me perdí en sus ojos.
Después que llegamos a la habitación, me olvidé de Alice y del almuerzo, en esos momentos ni siquiera me acordaba de mi nombre. Solo me acordaba de uno solo, el cual dejaba escapar entre gemidos de placer…Edward.
3 horas más tarde
Alice se encontraba a mi lado consolándome, mientras le preguntaba a Edward que era lo que había sucedido.
-Que pasó Edward.- le decía ella mientras Edward se sentaba al otro lado mío en la cama.
-Que Bella se sintió mareada de repente y comenzó a vomitar.- le decía el mientras me acariciaba la frente.
-Debemos ir a ver un médico Bella, eso no es normal.- me decía ella, pero con el miedo que yo le tenía a las agujas…
-No Alice, no es nada verás como después me mejoro.- le dije mientras intentaba sentarme en la cama.
-Ya tomaste algo para los mareos y los vómitos.- me dijo ella.
-Si, Edward me dio una pastilla, aquí están.- le dije enseñándole el frasco.
-Está bien, y yo que venía a regañarlos porque pensaba que lo habían hecho a propósito.- nos dijo ella mientras Edward me miraba tiernamente.
-Alice como crees eso, yo te lo prometí, además era una emergencia.- le dijo Edward.
-Si tienes razón, voy a bajara y hacerte un poco de sopa para que te mejores.- me dijo mientras se levantaba.
-Ok Alice.- le dije mientras me recostaba a Edward.
-Y tu, no te muevas de aquí hasta que regrese.- le dijo a Edward mientras salía por la puerta.
Después de Alice irse y Edward cerciorarse que no había ningún chismoso en el pasillo, regresó hacia donde yo estaba y comenzamos a reírnos.
2 horas y media antes
Hacer el amor con Edward era cada vez más excitante, el siempre sabía dónde tenía que tocarme y como hacerlo. Algunas veces era dulce y tierno y otras como hace un rato, era salvaje. Estaba recostada sobre el pecho de Edward mientras pensaba en lo que le íbamos a decirle a Alice.
-Y ahora como nos limpiaremos, porque te recuerdo que en cuanto Alice vea que la comida se quemó, va subir como una loca buscándonos.- le dije mientras reíamos.
-Tengo una idea, que tal si le decimos que tenías mareo y que yo te subí y cuando llegaste a la habitación, vomitaste.-me dijo el mientras me besaba.
-Muy bien pero entonces me tengo que quedar acostada en la cama y poner cara de enferma.- le dije mientras buscaba la ropa para vestirme.
-Si así que mejor me visto también.- me dijo Edward mientras comenzaba a vestirse.
-Y si pregunta si tomé algo para lo vómitos.- le dije a Edward mientras me acomodaba en la cama.
-Pues toma esto.- me dijo tirándome un pomo de pastillas para los vómitos.
Puse las pastillas en la mesita y ahora solo quedaba esperar, lo que no fue mucho, ya que a los 10 minutos Alice estaba tocando en la puerta. Así que como habíamos acordado, comenzamos con nuestro plan, puse mi mejor cara de lástima y Edward fue y abrió la puerta Afuera había una Alice furiosa, estaba que echaba humo.
-Edward Cullen e Isabella Swan, están en…-pero cuando vio mi cara enseguida dejó de hablar.
-Bella se siente mal Alice.- le dijo Edward mientras la dejaba entrar a la habitación…
15 minutos después (cuando Alice se fue)
-Viste la cara de Alice.-le dije a Edward mientras sostenía mi estómago para aguantar la risa.
-Si, la verdad que esta fue la mejor idea que se nos ha ocurrido.- me dijo el mientras continuábamos riéndonos.
-Si definitivamente tendremos que repetirlo.- le dije yo mientras me relajaba.
-Alice no demorará mucho en subir a traerte la sopa.- me dijo mientras yo me volvía a acomodar en la cama.
-Crees que siga molestando con eso de que tenemos que hacer lo que ella quiera.- le dije mientras me abrazaba a Edward.
-Bueno creo que por ahora no molestará mas.- me dijo mientras me besaba en la frente.
-Y si lo hace.- le dije mirándolo a los ojos.
-Bueno, entonces vamos a hacer lo que queramos, no lo que ella quiera.- me dijo mientras yo me recostaba en su pecho.
-Me parece genial.-le dije mientras el me acariciaba el cabello.
Después de eso Alice subió con la sopa y le prohibió a Edward bajar, le dijo que ella le traería el almuerzo y así lo hizo. Casi que la que estaba a nuestras órdenes era ella, nos subía ya fuera el desayuno, el almuerzo o la cena, incluso nos llevaba merienda. Así pasamos dos días, yo fingiendo que me sentía mal y evitando a toda costa ir al médico, y Edward haciendo todo lo que Alice le pidiera.
No la dejes sola, y si es necesario la bañas, la vistes y le haces todo, no quiero que le pase nada, le dijo a Edward, y tu te dejas hacer todas las cosas, eso fue lo que me dijo a mí, si esas fueron sus palabras exactas.
Y por supuesto que Edward las cumplía al pie de la letra, y yo… pues me dejaba hacer todo, ya fuera bañarme, vestirme, hacerme el amor…bueno eso no estaba entre lo que dijo Alice pero también lo incluimos. Aunque nos duró muy poco ya que no podía estar enferma para siempre.
Ya hoy para todos menos para Edward amanecí mejor, y ya Alice nos dejó bajar. Por suerte se le olvidó lo de la nota de Edward, porque si no…pues siempre podíamos buscar una forma de evitar las órdenes de Alice.
Así fue pasando el tiempo de las vacaciones, y pasaba demasiado rápido, lo mismo estábamos sentados en la playa todos alrededor de una enorme fogata, haciendo cuentos, o dormíamos bajo las estrellas, o íbamos a bucear al arrecife. En una ocasión a Emmett se le ocurrió jugar voleibol, y pues se le ocurrió retarme a mi y terminó perdiendo. Todo era maravilloso, bueno casi todo, un día Alice nos obligó a ir de compras y salimos en el yate hasta Brasil, solamente para no tener que soportarla. Regresamos con el yate lleno, eso era algo sin lo que ella no podía vivir. Aunque al final nosotros siempre hacíamos lo que queríamos y no lo que quería Alice, por eso Edward cuando nadie lo veía tiró por la borda unas bolsas de ropa, y le dijo a Alice que por culpa de las bolsas por poco yo me caigo, y que era más importante yo que las bolsas. Así poco a poco se fue el primer mes, y con el los otros 15 días que nos quedaban aquí.
Ya hoy regresábamos a casa teníamos que ir a la universidad a matricular, nos dijeron que debíamos ir una semana antes para familiarizarnos y darnos nuestros libros y los horarios de clases. Y así nos podíamos aprender la universidad. Pasaríamos unos días con nuestra familia y luego partiríamos rumbo a Alaska, hacia la universidad. Estábamos sentados en el gran sofá que había en la sala. Todos estábamos tristes, nadie quería irse ya que la habíamos pasado tan bien. Pero sobre todo yo, yo iba extrañar mucho esto, pero sobre todo, iba a extrañar la cabaña.
Por suerte unos días antes Edward y yo regresamos allí, y nos pasamos el día en nuestro rincón especial, donde nadie nos molestaba. Donde solo se oía el sonido de nuestras respiraciones y los gemidos que salían de nuestros labios cuando hacíamos el amor. En verdad este verano había sido maravilloso, siempre lo recordaría. Este año hasta ahora había sido genial, había hecho nuevos amigos y había conocido al amor de mi vida, aquel que se encontraba aquí a mi lado sonriéndome.
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