EPOV
Después de haber pasado una semana de estudio y de ansias de ver a mi novia, por fin llegó el fin de semana y concretar nuestras intensiones de unirnos como marido y mujer en un tiempo más.
Necesitábamos tener la aprobación de nuestros padres, ya la teníamos la de nuestra familia, pero faltaba la de Charlie.
Había estudiado toda la mañana y parte de la tarde hasta la hora de la salida de Bella. Me aliste para ir a buscarla al trabajo. Me di un baño, me cambie de ropa y me dirigí al hospital, en camino pare y compré una flor.
Llegué al estacionamiento y ahí estaba ella, me esperaba con ansias en su mirar. Me bajé como pude tan rápido y me fui donde ella y la tomé en mis brazos y la abracé tan fuerte a mí para sentirla después de una larga semana sin estar con ella, la bajé y nos dimos un beso tierno e inocente.
-¡Oh Bella, cuanto te extrañé! No sabes las ganas que tenía de verte y tenerte en mis brazos-
-¡Edward, yo también te extrañé1- Bella me dijo besando mi pecho encima de mi camisa.
-te traje esta flor- se la entregué.
-Gracias amor, esta muy linda- Bella la recibió y me dio un beso un poco mas apasionado. -¿dónde me llevarás?
-Bueno, vamos a ir a Seattle, reservé una mesa en un restorán italiano, así que vamos ya- Le dije tomándola de la mano llevándola al auto para irnos.
-¡mmm que rico! ¡me encanta la comida italiana!- Bella estaba tan emocionada.
Nos subimos a mi auto y arrancamos. Bella estaba tan emocionada que durante el camino me llevó abrasado, sin soltarme, en algunos momentos pensaba que estaba durmiendo porque estaba tan apagada a mi pecho que me percaté que estaba así para olerme.
La sensación de tenerla tan cerca mi cuerpo estaba lleno de estremecimiento, me estaba controlando de parar el auto y tomarla ahí mismo sin importar donde estábamos y sin esperar, pero mis pensamientos se aclaraban y mis emociones se tranquilizaban cuando me venían a mi mente la imagen de Bella entrando con la vista en frente en la Iglesia con su vestido blanco.
No es que fuera tradicionalista, solo era que siempre había soñado casarme y ser de una mujer para siempre. Cuando conocí a Bella supe inmediatamente que era ella, la que añoraba mi corazón.
Me contuve y seguimos rumbo a nuestro destino. Llegamos he hicimos nuestros pedidos y tuvimos una velada muy hermosa, contándonos lo que había sido nuestra semana separados, aunque ya lo sabíamos por tantos mensajes y llamadas telefónicas.
Al terminar, pagué la cuenta y nos fuimos a caminar por la ciudad.
-¿Bella? –
-¿qué amor?-
-¿por qué quieres casarte conmigo?- pregunté mirándola fijamente a los ojos.
-¿Por qué crees?- contestó Bella
-no me respondas con otra pregunta amor- dije acariciando su mejilla con el pulgar de mano derecha.
-me quiero casar contigo porque te amo, porque quiero pasar mis días junto a ti, porque quiero que seas el padre de mis hijos y porque cuando te vi por primera vez supe que serías mío, solo mío para siempre- dijo Bella mirándome y apegándose más a mí tomándome del cuello y enrollándose a él fuertemente.
-¡oh Bella cuánto te amo!- la abracé y la besé.
-¿Edward? Mañana será nuestro compromiso oficial ante nuestras familias, ¿estás seguro que quieres casarte en dos meses más o deseas esperar?- pregunto Bella con duda en sus palabras.
-¿amor porqué preguntas eso? ¡claro que quiero casarme en dos meses más! No aguantaría más tiempo estar sin ti, no pienses nunca que debo posponer nuestra unión porque estarías en un error- -mañana será nuestro compromiso y llegará el día que formaremos una hogar y después una familia ¿ok?-
-ok Edward, solo que me imagino que te habrán dicho que es muy apresurado nuestra decisión-
-No, pero lo piensan, sobre todo Jack, hablé con él ayer, le conté nuestra decisión y nos apoya- le dije alegremente.
-Edward no quiero que cometamos algo a tontas y a locas- dijo Bella.
-Bella no te preocupes, estoy seguro de lo que vamos hacer y me imagino que tu también estas segura- le pregunté tomándola de la barbilla dejándole un beso suavemente en sus labios.
-Claro que estoy completamente segura, solo que he pensado algunas cosas como el tiempo en que nos conocemos y el tiempo que llevamos junto y me hace dudar de esta decisión, pero no hay nada más que deseo en el mundo en ser tu esposa y amarte para siempre- me besó apasionadamente.
Estuvimos caminando por un buen tiempo tomados de la mano, era perfecta, su sonrisa, sus ojos, su mirada penetrante que clavaba en mi corazón y en mis pensamientos, sus labios que me enloquecían al tocar los míos, la amaba tanto que ninguna mujer se el comparaba.
Esa noche extrañé sus manos traviesas, pero era mejor así o si no podríamos cometer una tontería dejándonos llevar por nuestras hormonas.
Antes de despedirnos fuera de su casa, aun en estando en el auto, nos besamos tan apasionadamente que mi cuerpo reaccionó inmediatamente a sus exquisitos labios y su suave lengua que me devoraba todo lo que encontraba a su camino, antes de llegar a mi miembro debí ser el cruel de la situación y hacer que el momento glorioso que tendría llegara hasta allí. La deseaba tanta pero no era el momento, ya era tarde y no quería tener problemas con mi suegro.
Así que la separé y la besé en sus labios, y me bajé del carro como pude sintiendo el dolor en mi miembro por estar tan erecto, hice que bajara del auto y me despedí.
-hasta mañana amor, mañana será un día especial- le dije tomándola de la cintura acariciando su rostro.
-ok amor, mañana nos veremos, pero no quiero esperar verte hasta la tarde, así que ven a buscarme temprano, no soporto un día sin ti, menos un día en que podemos estar juntos-
-ok te vengo a buscar temprano, pero debes estar lista- me sonreí y besé su frente.
La dejé ir y subí al carro, me dolía dejarla ir, pero sabía que solo era por la noche, mi problema ya había desaparecido aunque sabía que no podía seguir así o con el tiempo tendría problemas en la próstata. Pasaron las horas de sueño y llegó el gran día.
Desperté tempranísimo y la fui a buscar, pasamos un mañana y una tarde hermosa, tranquila un poco melosa pero no mas allá de lo normal, ya me estaba acostumbrando a que cuando estaba con Bella mi cuerpo reaccionara y estuviera excitado todo el tiempo.
Solo que esta tarde ya no podía aguantar más, estábamos en mi pieza esperando la hora de que llegara mi suegro para la cena cuando tomé a Bella de la cintura y tome una de sus manos, quería que me tocara y pudiera liberarme del dolor que durante todo el día lo había sentido.
Bella me miró con picardía y cedió inmediatamente y supo lo que deseaba, sentí su mano bajar por mi vientre y desabrochar mi cinturón y el cierre de mi pantalón, no dejaba de besarme en mis labios, pero su mano era magistral, sentí mi liberación fuera de mi bóxer y como su mano lo acariciaba, se sentía tan placentero, gemía cada vez que su delicada mano pero apretaba mi erección y subía y bajaba.
Bella dejo mis labios y me miró como pidiendo permiso para lo que vendría.
-Bella no debes si no quieres- le dije con voz entre cortada sabiendo cuales eran sus intensiones.
-quiero, por eso no te preocupes, ven- tomó mi mano y me hizo recostar en la cama, mi erección era tremenda.
Bella se agachó y comenzó a besar mi vientre, hizo un camino con su lengua hasta llegar a mi pelvis, comenzó a jugar con mi vello púvico mirándome para arriba, yo gemía de tanto placer que me estaba provocando.
No aguantaba más sentir sus boca en mi miembro, así que la tome de la cabeza y la empujé hacia abajo, haciendo con esto que se diera cuanta de mis intenciones. Sin más Bella tomó mi miembro con su mano y la comenzó a besar con labios, comenzó por la cabeza haciendo círculos con su lengua, me sentía en cielo, no podía hablar nada, no me salín palabras por tanto placer.
Bella era magnífica, tragaba entero mi pene y lo sacaba de su boca, era su caramelo más preciado, el vaivén de su boca me tenía loco, ya no aguantaba más ya que sus movimientos eran más rápidos y ya estaba listo para acabar, pero no quería hacerlo en su cara, así que la aparte y la traje a mi boca mientras su mano seguía con el vaivén, yo se la tomé por encima y la ayudé, no dejaba de besarla, de mirarla cuando acabé en nuestras manos.
El placer que me había brindado no se comparaba con nada, eso me hizo pensar que ella también necesitaba brindarle placer, pero tendríamos que esperar, ya era la hora de la cena y Charlie estaba por llegar en cualquier momento.
-Bella, amor, gracias, no sabes como me siento, creo que te debo una- le dije besándola.
-Edward, no te preocupes, yo soy feliz con hacerte feliz- me dijo abrasándome- eres riquísimo, tu sabor desde hoy será mi preferido con el sabor de tu boca- se sonrió.
-Bella amor, ya te probaré, y después de tu boca también será mi sabor preferido- le dije.
-¿y si no te gusta mi sabor?- me dijo sonrojándose.
-si tu boca es exquisita todo tu cuerpo lo es también- le dije cerrándole un ojo- ya es tiempo que bajemos para la cena, creo que tu padre ya llegó.
-ok, pero debes cambiarte pantalones, ya que se ensuciaron- me dijo riéndose.
-si lo haré, me cambio y bajamos- le dije besándola.
Me cambié y bajamos…
BPOV
Ya había terminado mi turno y me dispuse a esperar a Edward fuera del hospital, sabía que en cualquier momento llegaría, y fue así, se bajó de su Volvo plateado y llegó a mí tan rápido me tomó de la cintura y me levantó abrasándome tan fuerte, lo besé tiernamente con besos castos.
Lo deseaba tanto estar con él, y estaba feliz por haber llegado al día de verlo después de una semana. De pronto sacó detrás de su pantalón una flor de color roja, él sabía que me gustaban las flores, me encantó su detalle. Él era tan perfecto, se preocupaba de los más mínimos detalles.
Me tomó de la mano y llevó al carro, me dijo que iríamos a comer comida italiana a la ciudad de Seattle, durante el camino no dijimos mucho, yo me fui en sus brazos apoyándome en su pecho, parecía lapa tan apegada que estaba, pero me gustaba estar así ya que podía absorber todo su aroma.
Sentía como se estremecía, yo lo hacía a propósito, pero me encantaba su olor. Llegamos a nuestro destino, comimos y después nos fuimos tomados de la mano a caminar por la ciudad, era tan romántico estar a su lado y sentir como su mano estaba entrelazada con la mía y que sentía como emanaba el amor de él hacia mí.
Edward comenzó a preguntarme porqué quería casarme con él, me pareció extraño su pregunta porque sabía cuanto lo amaba y cuanto añoraba estar junto a él. Pero le contesté, sentí en él un poco de duda en la decisión que habíamos tomado de unirnos en matrimonio.
Estuvimos conversando un buen rato sobre eso y llegamos a la conclusión que era lo mejor para los dos, nos amábamos y eso era lo que importaba.
Después nos fuimos a mi casa, al llegar nos quedamos un buen rato ahí, besándonos y acariciándonos sutilmente, pero a pesar de eso sentí a Edward que estaba erecto, sentí su dureza al rozarle con mi brazo, el pobre aguantaba mucho y solo quería no dejarlo así pero de pronto se dio cuanto de mis intensiones y me separó sutilmente y bajó del carro.
Me abrió y me hizo bajar, le abracé y lo besé le pedí que me viniera a buscar temprano ya que no quería estar tanto tiempo sin él. Él acepto mi propuesta y se despidió. Me dolió verle así tan excitado, yo me había dejado hacer nada para liberarle de esa presión que llevaba dentro de sus pantalones. Edward reaccionaba a cada caricia que le daba y eso me enloquecía ya que él no sabía que él provocaba lo mismo y que junto a él estaba húmeda todo el tiempo.
Se fue y después que salude y me despedí de mi padre me fui a mi dormitorio, no aguantaba, comencé a tocarme imaginándome que era Edward el que lo hacía, me desabroché mi blusa y toqué mis senos que ya estaban duros desde hace rato, después bajé mis pantalones y me tiré en mi cama, solo estaba con mis bragas y sentía lo mojada que estaban, así me dejaba Edward cada vez que estábamos juntos, no aguantaba más y comencé a tocarme, mi vello púvico era suave y sentía como mi vulva palpitaba, no aguanté más y me saque mis bragas e introduje un dedo buscando mi clítoris y comencé a sobarlo en forma circular, toqué mis pliegues y se sentía muy bien, mi humedad era mucha y no aguanté y sin pensarlo dos veces metí un dedo en mi orificio, comencé un vaivén con él como si fuera el pene de mi novio, aunque sabía que así no era su tamaño original, con solo pensar en el día en que Edward me follara y me hiciera el amor y lo tuviera dentro a pesar que sabía que sería diferente, tuve un orgasmo placentero con mi dedo del medio, no quise poner otro porque no quise experimentar más, después de seguir con mi dedo llegue al clímax y tuve que aguantar no gritar de placer para que Charlie no me sintiera.
Me puse el piyama y me quedé rendida a Morfeo pensando en mi novio y en el día que nos esperaba mañana.
Desperté y me duché, me vestí comencé a esperar, en eso sentí el volvo de mi novio y me fui con él. Fue una mañana muy linda, con estar con él era maravilloso, almorzamos comida chatarra y nos fuimos a mi casa para pasar un rato solos sin que nadie nos molestara pata esperar el momento de la cena con nuestras familias.
Al llegar no había nadie, aunque ya la cena estaba casi lista por lo menos se veía que estaba todo a medias listo para la noche, nos fuimos a su recamara, puso música y nos pusimos a bailar, en eso comenzó a sonar una melodía lenta y me tomó de la cintura y me allegó a él, me presionó fuertemente y sentí como estaba de duro, me di cuanta que él quería que lo sintiera, me besó con desesperación y tomó un de mis manos y me la llevó encima de su miembro.
Me sorprendió su dureza, y le miré como diciendo si estaba seguro de lo que me estaba pidiendo, bajé mi mano por su vientre y le desabroché su cinturón y su pantalón , sin dejar de besarlo saque su miembro con mi mano y comencé acariciarlo y apretarlo. Sentía gemir a mi novio como nunca.
Le tomé de la mano y lo dejé en la cama mientras le bajaba aun más su bóxer, levanté su camisa para así devorar su vientre y bajar con mi lengua hasta su vello, comencé a jugar con él cuando de pronto sentí las manos de Edward empujando mi cabeza más abajo, sabía lo que quería y yo lo complací, verlo tan grande y duro y muy erecto comencé a besarlo por la punta, tenía un sabor dulce era suave, sentía como palpitaba en mis labios y mi mano que lo sujetaba.
Lo saboreé tanto que me provocaba tanta emoción sentir Edward tan excitado que comencé con el vaivén de entrar y salir de mi boca su hermoso pene. Cada vez era más rápido junto con mis manos, hasta que de pronto cuando me percaté que estaba por venirse, Edward me tomó y me acercó a su rostro y me besó, yo no saqué mi mano de su miembro y en eso sentí que él ponía su mano sobre la mía y me ayudó a terminar, se vino encima de nuestra manos, era un líquido acuoso, tibio. Pero agradable.
Comencé a sonreír y le miré a sus hermosos ojos, y le dije que tendría que cambiarse ya que había ensuciado el pantalón. Me dio la gracias por lo había hecho, y me dijo que después le tocaba a él probarme, me sonrojé.
Lo hizo y cuando estaba listo bajamos para la cena ya que mi padre ya había llegado.
|