Amor, rencor, ¿perdon? (+18)

Autor: fiofio
Género: Romance
Fecha Creación: 23/10/2011
Fecha Actualización: 22/01/2012
Finalizado: SI
Votos: 13
Comentarios: 59
Visitas: 150008
Capítulos: 44

¡¡¡FIC TERMINADO!!!

Esta historia relata la vida de Bella cuando se ve abandonada por el hombre que ama.

Les dejo el link de mi nueva historia por si alguien quiere derle una leidita

Perderlo todo: http://www.lunanuevameyer.com/sala-cullen?id_relato=2539

+ Añadir a Favoritos
Leer Comentarios
 


Capítulo 17: Dejarse llevar

El tiempo fue pasando muy rápido, Alice y Jasper se fueron para su luna de miel en Grecia, Lydia y yo retomamos nuestras rutinas y Edward se quedaba en casa o salía a recorrer parís o quien sabe que cosas. Los días pasaron y se convirtieron en semanas, aun Edward no había querido decirle nada a Carlisle y Esme, dijo que lo mejor seria hablarlo en persona, algo me decía que dentro de no mucho tendría a mis queridísimos ex suegros parados en mi puerta, en realidad son personas amorosas pero yo no quiero ser juzgada y seguir dando explicaciones.

-                     Bella acabo de hablar con mi secretaria, tendré que regresar en esta semana. –dijo Edward sacándome de mis pensamientos, ya iban a hacer tres semanas que se estaba quedando en mi casa. Su relación con Lydia había avanzado considerablemente, aunque aun no le decía papa, cosa que a el le perturbaba mucho.

-                     Imagino que ya se te debe estar amontonando mucho trabajo –pensé en mis palabras-. Lo siento, creo que eso a sonado muy mal teniendo en cuenta que se trata de personas. –me disculpe avergonzada. –el se rio de mi comentario y vino a sentarse a mi lado.

-                     Tranquila, te he entendido –me aseguro-. Y si, se me están empezando a amontonar las cirugías. A decir verdad no he debido ausentarme tanto tiempo en este momento. –comento.

-                     Eso porque? No creo que haya una época del año en la que tengas mas trabajo. –en realidad lo ignoraba por completo.

-                     No es por la época del año. Mira estoy invirtiendo en un proyecto para poner mi propia clínica, en realidad mia y de un amigo, cuando me vine estábamos en plena negociación por un establecimiento y los abogados estaban preparando todos los papeles para poner todo en marcha, ahora solo falta que yo llegue a poner mi firma. Poco después de que llegue le explique a Eric, mi amigo, cual era mi situación aquí y es por eso que el me esta esperando tan pacientemente. –me explico.

-                     Eso no esta bien, tienes que ir a firmar esos papeles, es un logro muy importante para tu carrera. –le regañe.

-                     Por eso no te lo dije antes, sabia que te pondrías en este plan. –dijo y puso su mano contra mi mejilla,  de manera inconsciente tome su mano con la mia y la presione mas contra mi mejilla, el respondió a eso llevando su otra mano a mi cara, una parte de mi cerebro me decía que esto no iba a terminar bien, pero mi corazón rogaba porque me dejara llevar, levante mi mano derecha que reposaba sobre el mi regazo y recorrí las fisiones de su cara, una corriente eléctrica recorrió desde la punta de mis dedos hasta mi columna vertebral, era una sensación única. El deslizo su mano libre por mi cintura y recorrió mi pierna hasta la rodilla, una vez ahí volvió a subir la mano de nuevo a mi cintura, me agarro con mas fuerza y me atrajo hacia el. Baje la mano que tenia contra mi cara y muy lentamente, acariciando su mano, que aun estaba ahí, y seguí acariciando muy suavemente su brazo, el cerro los ojos ante mi contacto, dejándose llevar por las sensaciones. Volví a subir mi mano por su brazo hasta su hombro, luego baje por su pecho, donde se unió mi otra mano, aunque su remera era fina y ajustada yo quería sentirlo mejor, introduje mis manos por debajo de su remera, al tocar su piel sentí un fuego que quemaba la parte baja de mi vientre, una sensación que ya había olvidado por completo. Lo mire a la cara y sus ojos estaban abiertos observándome con pasión.

Me acerque a su cara y bese la comisura de sus labios, Edward no se movía, me estaba dejando a ver hasta donde seria capaz de seguir, lo volví a besar pero esta vez en los labios, el respondió a mi beso de inmediato. Se separo un par de centímetros y me miro a los ojos, me evaluó durante un par de segundos y luego hablo con voz ronca.

-                     Estas segura de lo que estas haciendo? –pregunto inseguro. En realidad no, no estaba segura, pero lo necesitaba y algo dentro de mi se había desatado, algo que no me dejaba detenerme. Le respondí volviendo a acortar la distancia y besándolo de forma apasionada, el me devolvió el beso, puso una de sus manos en mi espalda y me atrajo mas hacia el, cada parte se mi cuerpo estaba en contacto con una parte de su cuerpo. Empezamos a acariciarnos de forma desesperada,  introdujo una de sus manos en mi blusa y acaricio mi vientre y luego mis senos, se me escapo un gemido de placer. Me levanto en brazos y me llevo a mi habitación, una vez dentro cerré la puerta con seguro. Me apresure a llegar a su lado le saque la remera de una manera un poco agresiva, el me beso y juntos nos dejamos llevar por la pasión, todos los deseos que venía reprimiendo durante tantos años salieron a flote imparables. Hicimos el amor durante horas hasta que los dos quedamos completamente satisfechos el uno del otro.

-                     Como debo de interpretar esto? –me pregunto. Estábamos acostados, completamente desnudos, envueltos en las sabanas, yo tenia mi cabeza recostada en su sudoroso pecho.

-                     A que te refieres? –me hice la desentendida.

-                     Vamos Bella, sabes perfectamente de que hablo, has estado conmigo solo porque necesitabas tener sexo o porque sientes algo por mi? –aclaro.

-                     Tu porque los has hecho? –contraataque.

-                     Porque siento algo por ti –dijo muy seguro-. Pero yo he preguntado primero –sentía mucho por el, nunca fue solo sexo, pero era buena idea decírselo-. Tu silencio lo dice todo. –dijo corriéndome de encima para poder pararse.

-                     Aguarda –me miro feo-. Estas mal entendiendo mi silencio. –le asegure.

-                     Entonces dime la respuesta con palabras. –me pidió. Tome aire para animarme a hablar.

-                     Hice el amor contigo porque siento muchas cosas por ti. –sentía mi cara tan roja como un tomate. Me levanto del mentón para poder verme a la cara.

-                     Eso quiere decir que tengo esperanzas de recuperarte? –pregunto emocionado.

-                     No se si eso pueda pasar Edward, tu vives en Los Ángeles y yo en parís, nunca podríamos tener una relación. –le explique.

-                     Eso puede cambiar. –me aseguro.

-                     No veo como, tu tienes tu vida haya y yo tengo todos los negocios aquí. Además de que ya hemos comprobado que no somos buenos estando juntos. –la vez anterior termino en desastre, no quería volver a sufrir eso de nuevo.

-                     Si lo dices por lo que acaba de pasar, yo creo que somos muy buenos –dijo con su sonrisa mas picara-, pero si es por lo sucedido en el pasado te recuerdo que estuvimos 16 meses en pareja, en los cuales nos llevamos estupendamente, tuvimos alguna diferencia, normales en las parejas, y si no fuera por mi monumental estupidez hoy estaríamos felizmente casados y todas las noches serian como esta. –parecía completamente seguro de eso. También me llamo la atención que recordara cuantos meses duro nuestra relación.

-                     No puedes saberlo. Pero de todas formas no me refiero solo a eso, si tenemos problemas y las cosas no funcionan no solo nos afectaremos a nosotros, Lydia saldrá muy lastimada y no quiero que eso pase. –dije algo angustiada. El puso un dedo en mi boca pidiéndome silencio.

-                     Yo tampoco quiero que le pase nada a Lydia –dijo solemne-. Pero tu me has dicho que sientes algo por mi, por lo que yo peleare por reconquistar tu corazón y te demostrare que lo nuestro no solo es seguro si no que también es lo mejor para todos –al escuchar sus palabras mi corazón se hincho, pero tenia que mantener mis esperanzas a raya, no era bueno que me ilusionara-. No pienses tanto cariño, solo déjate llevar. –lo mire con ojos como platos, me había dicho cariño. Se rio por mi expresión, retiro el dedo que aun tenia sobre mis labios y me beso, fue un beso tierno, cargado de sentimientos.

-                     Te quedas a dormir conmigo? –le suplique mas que pregunte una vez nos separamos por falta de aire.

-                     Por mi encantado señorita –dijo sonriente-, pero que le diremos a Lydia si se llega a despertar antes que nosotros? –dijo preocupado.

-                     Eso nunca sucederá, esa niña salió a ti en eso, pero de todas formas he puesto el seguro a la puerta. –sus ojos se iluminaron cuando le dije que Lydia se parecía a el.

-                     Asi que piensas que el hecho de que mi hija se me parezca es algo malo –dijo haciéndose el ofendido, pero la risita picara de su cara me aseguraba que era mentira-, ya veras lo que te pasa por decir eso. –dijo en tono juguetón y me agarro de la cintura, me giro y que acostada en la cama el encima de mi, empezó a mordisquear mi cuello produciéndome una sensación extraña, me hacia cosquillas pero a la vez me excitaba.

-                     Para por favor, me portare bien. –dije como pude entre la risa que me generaba.

-                     Quien dijo que quiero que te portes bien? –dijo pícaro dejando mi cuello y mirándome a los ojos.

-                     Como quieres que me comporte? –pregunte mordiéndome el labio inferior.

-                     Que sexy te ves cuando haces eso –dijo con los ojos fijos en mi boca, removió su cabeza tratando de concentrarse, no pude evitar reírme-. Asi que te parece gracioso que me vuelva loco con solo verte morder el labio? –seguía sonriendo de forma picara.

-                     Me respondes una pregunta con otra pregunta. –dije burlona.

-                     Quiero que te portes muy mal, quiero que me demuestres lo fogosa que eres, quiero tener una erección solo de pensar en ti. –me respondió con voz ronca. Sentí su miembro despertarse al decir esto, se me escapo un gemido al sentirlo en mi entrepierna.

-                     Yo no estoy tan experimentada como tu en esto del sexo, hace años que no he tenido relaciones –dije avergonzada-. Temo decepcionarte. –confesé.

-                     Mírame a los ojos Bella –levante la vista tímidamente-. Lo que hicimos nunca fue solo sexo, nosotros hacemos el amor, nos expresamos todos los sentimientos que tenemos uno por el otro con caricias, te puedo asegurar que yo no he hecho el amor con nadie desde que lo hice contigo. Con respecto a decepcionarme, tu nunca lo harías, estas uno de los dos seres mas perfectos que habitan este planeta, nunca decepcionarías a nadie. –todo lo que dijo fue muy tierno hasta que tuvo que hablar de otra.

-                     Quien es la otra? –pregunte tratando de ocultar mi enfado y mis celos, cosa que no salio muy bien.

-                     Perdóname hermosa, pero estas empatada con la hermosa princesita que duerme en la habitación de al lado. –dijo sonriendo de forma picara. Sentí que me sacaban un enorme peso de encima al saber que hablaba de nuestra hija. Eso me animo a dar el siguiente paso.

-                     Me apetece darme un baño en el jacuzzi –dije en tono pícaro-. No sabes de alguien que quiera acompañarme? –pregunte mordiéndome el labio inferior, ahora que sabia que lo excitaba lo haría mas seguido.

-                     Mmm… déjame pensarlo. –dijo haciéndose el pensativo.

-                     Mientras buscas a quien sugerirme iré llenándolo, eso si que no sean muchos. –dije en broma, pero el comentario no le gusto para nada.

-                     Que no sean muchos he? Ven, te mostrare como yo solito te hago ver las estrellas. –dijo tomándome en brazos y encaminándose al baño.

-                     No solo quiero verlas, quiero alcanzarlas. –le dije en tono sensual.

-                     Algo me dice que este baño será largo. –dijo con sonrisa picara.

-                     No te imaginas lo que te espera Edward Cullen. –dije sensualmente a su oído y atrape su lóbulo entre mis dientes. Se le escapo un gemido ahogado. Llenamos la tina con agua caliente, un par de sales y mucha espuma. Entramos en ella, la sensación que producen las sales mas la cercanía de Edward era de lo mas excitante.

-                     Estoy preparado para que me enseñes que es lo que me espera. –dijo acariciando mi costado. Me coloque en sima de el.

-                     Ahora seré yo la que mande. –dije en tono sensual.

-                     Soy tu esclavo, solo dime que hacer. –dijo acariciando mi espalda.

-                     Primera regla: la única que toca soy yo. –dije agarrando de sus muñecas para alejar sus brazos de mi cuerpo.

-                     Eso no es justo. –dijo haciendo un puchero.

-                     Por protestar te has ganado la segunda regla: solo yo digo cuando y donde besar. –me miro con ojos como plato.

Aproveche su distracción para jugar con su oreja, luego baje por su cuello dejando besos húmedos y pequeños mordiscos, llegue a su pezón y se lo mordisquee haciéndolo gemir de placer, sentía como su erección iba cobrando cada vez mas vida, rozando mi entrepierna volviéndome loca. Cuando no aguante mas tome su pene con mis manos y empecé a moverlas arriba y abajo, los dos gemíamos como desesperados. Edward se agarraba fuertemente de la tina y tenia sus labios apretados, verlo asi me éxito aun mas, deje de mover mi mano y hice que me penetrara de una sola estocada, una corriente eléctrica recorrió todo mi cuerpo al sentirlo dentro, empecé a mover mis caderas marcando un ritmo nada suave, en ese instante se me ocurrió algo que nunca había experimentado pero que había visto en muchas películas.

-                     Quiero que me pongas un dedo en el culo –le dije con voz ronca a causa de la excitación, el me miro sin entender- tienes que hacer lo que yo quiera y eso es lo que quiero. –sin decir una palabra hizo lo que le pedí. Al principio sentí dolor, pero era un dolor rico excitante, note como el también se excito al hacerlo, me hizo casi enloquecer por la excitación, comencé a mover mis caderas mar rápidamente, no demoramos mucho en llegar al orgasmo los dos juntos.

-                     Asi que estas queriendo experimentar? –pregunto cuándo normalizo su respiración.

-                     Lo vi en alguna que otra película y quería saber que se sentía. –le explique.

-                     Con que te gustan esas películas. –comento alzando una ceja de forma sugerente.

-                     No es que me gusten pero reconozco que son… interesantes. –dije con tono lujurioso.

-                     Te ha gustado? –pregunto refiriéndose a lo que acababa de experimentar.

-                     Lo verdad que si, mucho, es muy excitante. –respondí la verdad.

-                     Que otras cosas quieres experimentar? –se veía el deseo en sus ojos.

-                     Muchas, pero podrías empezar mostrándome que se siente cuando no es solo un dedo lo que te penetra. –de que manera mas rebuscada se lo pedia.

-                     Estas segura? Tengo entendido que puede ser algo doloroso. –me previno.

-                     Lo se, antes también dolió un poco, pero fue un dolor tan excitante que me dejo con ganas de mas. –mis palabras descompusieron su rostro, era un depredador sexual y yo su presa. Me tomo por la cintura dejándome de rodillas e inclinada hacia delante, el se posiciono tras de mi, puso un poco de gel de baño en su pene, imagino que a modo de lubrícate, y empezó a penetrarme lentamente, al principio me dolía pero poco a poco me fui acostumbrando, Edward introdujo un par de sus dedos en mi vagina para estimular mi clítoris, fuimos moviéndonos lentamente, subiendo poco a poco la velocidad y profundidad de sus estocadas, unos minutos después de que llego a su mayor velocidad acabamos en otro magnifico orgasmo juntos.

-                     Parece que te ha gustado mucho. –observo.

-                     Sabes que si. –le dije y una sonrisa se me escapo.

-                     Que sigue? –pregunto ansioso.

-                     Creo que por hoy lo mejor será parar aquí, ya es tarde y mañana tengo que madrugar. –le recordé.

-                     Como usted diga señorita, pero sepa que la dejo escapar solo porque me dijo que terminamos por hoy, mañana volverá a ser mia.

Nos secamos el cuerpo el uno al otro, con tiernas caricias, nos fuimos juntos a la cama ya que el cumpliría su promesa de quedarse a dormir conmigo, nos dormimos abrazados.

Al otro dia, o mas bien a las horas, desperté con la alarma de mi celular, la apague de inmediato para no despertar a Edward, me deshice de su abrazo muy cuidadosamente, me levante y vestí tratando de hacer el menor ruido posible, Sali de la habitación, no sin antes darle un ultimo vistazo, se veía tan tierno, y me encamine a hacer el desayuno para Lydia. Una vez tuve todo listo fui a despertarla, como siempre no se quería levantar, cuando por fin lo hizo desayuno se baño y juntas partimos, la deje en el jardín y me encamine a la oficina, cando estaba a mitad de camino me di cuenta que no era capaz de pensar en algo que no fuera Edward, por lo que decidí hacer algo que nunca antes había hecho, llame a Heidi y le pedí que cancelara todas mis citas, le dije que no me sentía bien por lo que no iria a trabajar ese dia, di la vuelta y regrese a mi casa, disfrutaría del hombre que amaba estos últimos días que me quedaban a su lado.

Llegue a casa, fui a la habitación y vi que aun dormía, prepare desayuno lo coloque en una bandeja y fui a despertarlo.

-                     Despierta dormilón. –dije depositando un beso en su mejilla.

-                     Mmm… un ratito mas. –pidió. Me eche a reir.

-                     Vamos que ya he pasado por esto esta mañana. –dije riendo. Lydia había dicho lo mismo. Abrió un ojo y me miro, vio la forma en la que iba vestida.

-                     Ya has llegado del trabajo? –dijo incrédulo.

-                     No, he decidido no ir y quedarme contigo –le informe, abrió ambos ojos y me miro sorprendido-. Pero si te la vas a pasar durmiendo me regreso ahorita. –le advertí haciéndome la ofendida.

-                     No, no. Quédate conmigo, ya mismo me levanto. –me aseguro.

-                     No tienes que levantarte, solo despertarte –le aclare-. Te he traído un rico desayuno, para que recuperes energías. –se me escapo una sonrisa picara.

-                     Aun tengo energías para mucho mas. –dijo esbozando su sonrisa torcida.

-                     Eso seré yo quien lo diga, pero primero a desayunar. –dije llevando la bandeja a la cama.

-                     Tu ya desayunaste? –esto de tener un medico en casa podía ser algo estresante a veces.

-                     No acostumbro desayunar en la oficina, por eso he puesto otro jugo de naranja y tostadas suficientes. –le explique

-                     Suficientes? Tu sola deberías comerte estas tostadas. –protesto.

-                     Edward no empieces, sabes que eso no sucederá. Además si me pongo gorda ya no me queras. –dije haciendo un puchero fingido.

-                     Te seguiré queriendo aunque te salga un tercer ojo. –me aseguro y deposito un beso en la punta de mi nariz.

Desayunamos entre bromas y besos.

-                     Pareces cansada, no quieres dormir al menos una hora mas? –me pregunto cuando íbamos camino a la cocina.

-                     No, si me acuesto no dormiré solo una hora. –le explique.

-                     Yo puedo encargarme de los mandados y la comida y despertarte cuando todo este listo. –me aseguro.

-                     No quieres estar conmigo. –lo acuse haciendo un puchero, no deje de ir a trabajar para pasarme el dia durmiendo.

-                     Claro que quiero tontis –me dijo cariñosamente y me abrazo-. Es solo que no quiero que estés tan cansada por mi culpa. –me explico.

-                     Si es solo por eso entonces no se hable mas, me quedo contigo. –dije sonriente.

Lavamos las cosas del desayuno, nos cambiamos, y nos fuimos de compras. Mientras estuvimos en la calle respetamos las distancias entre el uno y el otro, nunca se sabe donde te puedes encontrar a los paparazi, si nos veían no dirían que somos mas que amigos o conocidos.

Llegamos a casa, Edward se fue a la cocina, con las bolsas, a preparar el almuerzo y yo me quede limpiando y ordenando la casa. Después de una hora fui a ver como iba todo en la cocina.

-                     Necesitas ayuda? –pregunte cerca de su oído. El se sobre salto.

-                     No te escuche llegar. –dijo mientras me tomaba de la cintura.

-                     Era la idea. –dije entre risas, el negó con la cabeza y deposito un beso en mi nariz.

-                     Tengo una duda –dijo mirándome un poco serio, lo anime a continuar-. Como debemos de comportarnos delante de Lydia? –pregunto inseguro.

-                     Creo que lo mejor será que no sepa nada, tu te iras dentro de muy poco y no quiero que se haga ilusiones. –ya lo había pensado.

-                     Lo que tu digas. –dijo pero se notaba que no estaba muy de acuerdo.

-                     Cuando te iras? –le pregunte cambiando de tema.

-                     Pasado mañana. –su voz se entristeció.

-                     No te preocupes estaremos bien –le asegure-. Además podrás hablar con Lydia todos los días, incluso usar el video-chat. –me rodeo la cintura con ambos brazos.

-                     No es solo con mi hija con quien querré hablar. –una risa tonta se dibujo en mi cara.

-                     A no? Con quien mas? –dije en tono juguetón.

-                     Con una hermosa mujer que me encontré aquí en parís. –me explico.

-                     Quien es esa mujer? –dije haciéndome la ofendida pero por su mirada sabia que se trataba de mi.

-                     Es una castaña de infarto. –dijo y esbozo su sonrisa torcida.

-                     Cuando la veas preséntamela, tal vez podríamos hacer un trió. –dije tratando de que mi vos sonara sensual. Edward estallo sus labios contra los míos, se separo cuando nos falto el aire.

-                     No te compartiría ni con otra mujer. –ese comentario me molesto ya que el había estado con muchas mujeres, muchas lo habían probado y gracias a eso es que hoy es tan experto.

-                     Iré a darme una ducha, llámame cuando este la comida. –dije en tono frio y me fui a mi habitación, una vez dentro cerré la puerta con seguro.

 

 

HOLA CHICAS, DISCULPEN LA DEMORA PERO TENIA ALGO ABANDONADA MI OTRA HISTORIA. ESPERO QUE LES GUSTE EL CAP Y DIGANME QUE LES PARECE LA PARTE INTIMA DE LA PAREJITA.

BESOS, FIO

Capítulo 16: Acercamiento Capítulo 18: Celos

 
14640709 visitas C C L - Web no oficial de la saga Crepúsculo. Esta obra está bajo licencia de Creative Commons -
 10860 usuarios