Un Amor En 1920

Autor: vaneian08
Género: Drama
Fecha Creación: 12/08/2010
Fecha Actualización: 12/09/2010
Finalizado: SI
Votos: 12
Comentarios: 43
Visitas: 46625
Capítulos: 27

En la epoca de 1920 las mujeres eran obligadas a casarse, aunque no existiese el amor. ¿Como sera la vida de Bella una adolecente de alta sociedad , cuando se enamore de un campesino hijo de su nana, Edward Cullen? ¿Que hara su padre para separarlos?

Hola chicas aca les traigo una nueva historia otra q me encanto y la queria compartir con ustedes, la autora es LOkiicita Cullen. Esperoq les guste y la voten y comenten.

Terminada

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Capítulo 17: -"No Tengo Miedo"-

Desperté temprano por la mañana con una extraña sensación, ya que al descansar mi mente se despejo he hicieron que me diera cuenta de mi absurda y exagerada reacción, arruinando nuestro hermoso día, nuestro mágico reencuentro y yo siempre tan infantil, no podía obligar a Edward a algo que él no quería pero me conformaría sin duda con su amor que me entregaba incondicionalmente, así que pensé que tarde o temprano tenia que levantarme he ir a pedirle disculpas por haberlo dejado afuera solo mientras el intentaba disculparse por algo que no tenia culpas, pero mis pensamientos fueron interrumpidos por dos golpes suaves a la puerta, me levante de un brinco y vi que por debajo de esta se deslizaba un papel, lo tome rápidamente y abría la puerta, tras ella ya no había nadie pero en el suelo se encontraba una rosa roja, la tome y cerré la puerta para recostarme en la cama, amaba los detalles de Edward y esta no era la excepción, abrí la nota y en ella se encontraban un par de palabras

"Discúlpame mi hermosa princesita, pero como ves soy un poco pasado de moda quizás pero eres tan frágil como una rosa que mereces ser tratada como tal, con toda delicadeza, ternura, amor y suavidad"

Definitivamente me había ganado el premio mayor, sin pensarlo más salí de la habitación al encuentro de mi Dios personal y ahí con toda su despampanante belleza estaba sentado en el sillón con una leve sonrisa, ya cambiado listo para un nuevo día, seguramente sabiendo que no podría resistirme más e iría a su encuentro, me lance sobre su regazo para abrazarlo y besarlo y no volver a separarme nunca más.

-Creo que tendré que hacerte enojar más seguido- me dijo mientras me separada de él por más aire, el me regalo una hermosa y amplia sonrisa al verme así tan entregada a él, volví a besarlo con mucho amor y pasión pero que fue cortada al primer indicio de ésta –Amor, es muy temprano para empezar a tentar la situación, creo que después de todo vamos a tener que hablar del tema, eso si después de que desayunemos, anoche llegaste tan cansada que no comiste nada antes, así que debes estar con el estomago vacío- yo no dije nada pues me parecía lo mejor, no entendía por que siempre huía de algo tan natural y hermoso que debe ser el entregarse completamente al ser amado.

-Amor no tengo hambre, me parece mejor si hablamos ahora- le dije impaciente por que al fin pudiésemos hablar, pero mi inoportuno estomago se le ocurrió justo en ese momento manifestarse y dejarme como mentirosa, pues la verdad si tenia hambre, simplemente me limite a ruborizarme y a esconderme mi rostro en el pecho de Edward, que olía condenadamente exquisito.

-Vamos a preparar algo mentirosilla y prometo que luego hablaremos- me dijo mientras me alzaba y tomaba en brazos llevándome a la pequeña cocina -¿Qué es lo que se le antoja a la princesa el día de hoy?- me dijo con dulzura, se veía divertido pero en parte preocupado, pude notarlo ya que se pasaba la mano por su cabello de vez en cuando.

-Amor, lo que tu prepares me parece delicioso, por el momento te dejare unos minutos para ir a asearme y cambiarme- le dije mientras le dejaba un pequeño beso en los labios y salía a toda prisa de la cocina, ya que tenia pensado en no desperdiciar el día de hoy con mis niñerías o con malos entendidos, hablaríamos de aquel asunto pendiente y saliese lo que saliese lo aceptaría de todas formas. Me vestí con un lindo vestido largo dos dedos debajo de la rodilla verde que se amarraba con un lazo en la cintura, un chaleco de botones blanco con unas sandalias bajas, al bajar Edward ya tenia todo preparado, desayunamos de manera extraña, no dijimos nada mientras comíamos pero nuestras miradas nunca perdían conexión, a no ser que quisiera ponerle azúcar a mi café o Edward mermelada a sus tostadas, pero siempre mirándonos fijamente a los ojos como buscando en ellos que era lo que el otro pensaba, yo al menos por mi parte solo quería tener la condenada conversación de una vez por todas, pero sabia que tenia que ser paciente ya que si me ponía muy cargosa Edward se molestaría o se aburriría, así que tenia que jugar bien mi carta libre que Edward me estaba dando al aceptar hablar del tema.

Finalmente salimos al exterior, Edward me dijo que iríamos a un lugar especial que quera mostrarme y que para ello se había conseguido un auto con su jefe

-Es lo único que pude conseguir- me dijo mirándome como pidiendo disculpas mientras me abría la puerta del copiloto, si bien el auto era muy poco moderno y algo destartalado, me sentía una princesa pero por el simple echo de ir con mi príncipe a mi lado, nada importaba incluso si tenia que empujar el auto para mi eso no seria problema por que tendría que empujarlo con él, mientras íbamos por un lugar algo apartado del pueblo me platicaba de lo que él hacia en aquel trabajo, que se había ganado la confianza de su jefe y lo tenia como capataz y guía de la cosecha que se estaba llevando en el rancho de su jefe, se veía tan feliz contándome todo aquello, orgulloso de si misma y en lo personal estaba de igual manera, él a pesar de cómo había quedado destruido por nuestra situación supo salir adelante y ser promovido rápidamente a un mejor puesto, en cambio yo me deje morir junto con la idea en aquel entonces de haber perdido a mi Edward. Finalmente llegamos a una bifurcación, una en dirección de vuelta a la ciudad y a mi asquerosa pesadilla y la otra llevaba por lo que me dijo Edward a otro pueblo más pequeño, al avanzar las casas comenzaban a quedar atrás y solo se veía el extenso terreno cercado de árboles y de vez en cuando aparecía una casa, el auto se detuvo y Edward me ayudo a bajar, con los pies en tierra y observar el prado a mi alrededor pude oír le lejano sonido de una corriente de agua, como una gruta o un río, además en el alrededor había abundante maleza que indicaba que hace mucho alguien no habitaba el lugar y en centro de todo había una pequeña casita, algo descolorida pero que entregaba esa sensación de calidez, sobre todo por el hermoso paisaje que se apreciaba en el exterior.

-¿Quién vive aquí?- le pregunte cuando me tomo de la mano y me guío hacia la casa, él la contemplaba con un brillo especial y luego me miro a mi, con una hermosa sonrisa y unos ojos llenos de amor.

-Pretendo que nosotros, algún día- dijo nervioso y algo avergonzado.

-¿nosotros?- le pregunte al ver que tenia contemplado en sus planes vivir conmigo, mi corazón no podía dejar de bailar de la emoción al saber aquello, me quede mirándolo estupefacta, pero al parecer el no supo interpretar mi mirada, ya que me tomo de la mano y comenzó a guiarme nuevamente al auto.

-Discúlpame soy un inconciente- me dijo triste –Tu mereces una mansión en vez de esta pocilga- dijo lo ultimo casi escupiéndolo, yo rápidamente solté mi agarre al percatarme a donde se dirigían sus pensamientos.

-¡Ey! Detente- le dije mientras ahora yo lo tomaba del brazo y lo hacia girarse para mirarlo a los ojos, pero el intentaba rehuir de mi mirada -¿crees que reaccione así por que no me gusta?- le dije mientras ahora fijaba su mirada en mi, mirándome atentamente – ¿Estas loco? Me encanta, sabes que no me gustan las cosas llamativas o lujosas, es perfecta para nosotros- le dije dándole una sonrisa amable y acariciando su mejilla –Edward, no me hagas esto por favor, no desconfíes de mi ahora que estamos bien, si me conocieras sabrías que me encanta- y ahora cambio su semblante a una llena de felicidad.

-¿Me lo dices enserio, no es por no hacerme sentir mal?- nuevamente en sus ojos había cierta vergüenza y temor.

-Jamás amor el lugar en si me encanta, apartado de todo, rodeado de naturaleza, la casita se ve muy acogedora pero sobre todo es fantástica por que la compartiré contigo- le dije, mientras el me abrazaba y me besaba por todo el rostro, frente, ojos, nariz, pómulos, mejillas, mentón y finalmente en los labios, este ultimo fue sumamente tierno, yo estaba en las nubes solo de pensar en establecerme en un lugar con él, en tener una familia y pensar en hijos, en una parte de él y de mi corriendo por los alrededores –Te amo- le dije y lo volví a besar, sentí su risa en mis labios, estaba feliz y eso me hacia doblemente de feliz. Ya entrada la noche nos devolvimos a la casa de Edward, después de haber caminado por los alrededores y contarme que la casa estaba a la venta y que hablo con el dueño para que se la guardara, ya que le faltaba muy poco para conseguir el total del enganche, a la casa llegamos cerca de la medianoche, lo que me restaba tiempo para conversar así que decidí arriesgarme simplemente.

-Amor- le dije mientras me sentaba en el sillón –creo que tenemos una conversación pendiente- la voz me salio algo temblorosa, pues la verdad estaba un poco asustada ya que todas estas cosas son nuevas para mi, pero como tal quiero que sean con él, con nadie más pero solo de pensar que él no lo desea igual me carcome por dentro.

-Bien- me dijo sentándose a mi lado – ¿Por qué tenemos que conversar de esto Bella? Si sabes lo que pienso, sabes que para mi es importante que nos casemos primero, te amo y te respeto amor y no quiero que llegue un momento en que pienses lo contrario- se veía tranquilo, pero su voz me indicaba que estaba igual de nervioso que yo.

-Amor ¿es que no lo entiendes? Se que me amas y me respetas, así como yo lo hago por ti, pero no quiere decir que tu y yo no podamos hacer… bueno hacer… no se quizás… Edward tú me entiendes- le dije poniéndome de un rojo intenso, que cobarde…aquí yo dándomelas de mujer grande queriendo negociar mi virginidad y no puedo decir simplemente hacer el amorinfantil.

-Cariño- me dijo acariciándome las mejillas –no intentes ir más rápido de lo debido, no es necesario, si es por que crees que me puedo alejar, aburrir o pensar algo de ti no lo hagas, por ti soy capaz de hacer lo que sea, esta espera es necesaria por ti y tolerable por mi- esta es la parte donde me entristezco pues de pensar que no soy suficientemente atractiva para él, baja considerablemente unos buenos puntos en mi autoestima, no se que habrá visto en mis ojos o es que ¿se hizo lector de mentes? – ¡Ey! Señorita- me dijo abrazándome –ni se te ocurra pensar que no lo quiera, no se como explicarte para que no te asustes o pienses que puedo ser un psicópata, pero la verdad es que eres muy deseable para tu propio bien, decirte que tenerte aquí sola en mi casa es un reto a mi autocontrol que no lo puedes imaginar, nunca pienses que no lo quiero amor- ahora me aparto un poco lo justo para verme a los ojos –Amor, te deseo y mucho- trago saliva –pero quiero que todo sea perfecto como te lo mereces –y me beso nuevamente, pero esta vez sentí algo extraño, el saber que me deseaba como yo a él tenia otro sabor sus besos y en mi interior le llamaría victoria y derrota para él, él se estaba conteniendo no negando y yo podría intentar…quizás, ayudarlo un poco a perderlo.

-No se de donde piensas que no seria perfecto- le dije apartándome de él –no necesito un matrimonio para saber que es contigo con quien quiero estar, si nos entregáramos mutuamente solo seria demostrarnos físicamente que nos amamos y que nos pertenecemos mutuamente, no se cuando podamos tener una oportunidad como esta de estar solos, pero tú y tus arrebatos de moralidad no están ayudando mucho- le dije mientras involuntariamente se formaba un puchero en mis labios, él al principio le pareció divertido pero algo en su cabecita se formulo.

-entonces ¿es eso? ¿Si deseas esto es por que tienes miedo a no vernos nunca más?, así las cosas no se hacen Bella- me dijo con algo de enojo en su voz, como si lo hubiese lastimado –el compartir algo tan intimo como es tu cuerpo con la persona que amas es por eso mismo, por amor, no por miedo a que nos separen y no nos volvamos a ver- me dijo mientras se levantaba del sillón y me dejaba con muchos ¿uhm? ¿Cree que es por miedo y no por deseo?

-Edward- le dije desde el sillón, necesitaba relajarme por que sino esta conversación en donde pensé poder sacar algún adelanto o quizás…lo pensare, estaba a pasos de convertirse en una pelea –amor esto no es por miedo, mírame- le dije golpeado, pero no se giraba –por favor, no se como explicarte sin que pienses que soy como esas mujeres que trabajan en esas casas donde los hombres van y pagan por ellas- le dije avergonzada por mi forma de ver como el tomaría mi atrevimiento –yo…yo no se que pienses de mi, pero la verdad es que te deseo amor- definitivamente todos los litros de sangre de mi cuerpo en estos momentos estaban solo concentrados en mi cabeza, tenia el corazón a mil y las manos me sudaban, Edward se giro para verde directo a los ojos, lo que me hizo esquivar su mirada y mirarme las manos que tan interesantes se me hicieron de repente.

-Bella jamás pensaría algo así de ti, no te niego que me encanta escucharte decir eso, el que alguien como yo te cause esas sensaciones, pero aun así no es correcto amor- ahora me dio alcance en el sillón, sonrío al ver mi sonrojo y comenzó a acariciar mis mejillas –definitivamente eres demasiado apetecible para tu propio bien, como es que pensante en algún momento que no te deseaba, pequeña el tenerte así a mi lado es uno de los mayores retos que e tenido- me dijo dándome un beso en la frente y levantándose nuevamente, ya no sabia que hacer la verdad, vi que estaba batalla estaba perdida.

-Edward tu…tu ya has…bueno tu- por que tenia que parecer tan infantil en estos momentos donde deseaba verme como toda una mujer casi experimentada, pero no tenia que salir a flote lo peor de la timidez.

-Solo una vez pequeña, fue de curiosidad pero si me hubiesen dicho que después de todos esos años te volvería a ver y tu corresponderías a mis sentimientos, te aseguro, definitivamente te hubiese esperado para que juntos averiguáramos y experimentáramos cosas nuevas- me dijo ahora él ruborizándose y mirando sus manos, aún seguía de pie y eso me hacia estar nerviosa, no se por que, es como si en cualquier momento decidiera correr cuando ya no quisiera hablar más del tema –Pero si quieres saber, tenia miedo así que no fue mucho lo que pude disfrutar por eso es que ni lo pienso, era un niño curioso- me dijo intentando sonreír, pero estaba nervioso.

-¿Tienes miedo ahora?- le dije acercándome a él abrazándolo por la espalda, sentía una nueva fuerza en mi interior, con una vez tampoco es que uno se vuelva experto, el me pasa en la sensación pero en cuanto a la experiencia podría decirse que estamos parejos y ese pensamiento me hacia tener un inexplicable valor, el no tener miedo de mi.

-Bella por favor- me dijo intentando zafarse de mi agarre, pero no se lo permití.

-Amor entiende que te amo y sácate de tu cabecita que esto estaría mal, esta seria nuestra demostración de amor, del sentimiento más puro y hermoso que nos profesamos mutuamente, no es algo prohibido, sucio o indebido, el casarnos es demostrar al resto del mundo que nadie nos puede separar, ante Dios seria mostrar de manera tangible que deseamos que nadie nos separe, pero esto- le dije ahora posicionándome delante de él para poder verlo a los ojos –esto seria la demostración de amor mutuo, no tienes que tener miedo- le dije y lo bese, lo bese efusivamente para darle valor y a la vez darme valor, al parecer aquí la guía seria yo.

-Bella- me dijo con voz ronca –será mejor que vallas a dormir- pero me seguía teniendo abrazada así que sus palabras no tuvieron ninguna convicción.

-¿Estas seguro?- le dije intentando que mi voz sonara sensual, enrede mis dedos en su sedoso cabello y comencé a besarlo nuevamente, sus manos fueron a mi espalda acariciando de arriba abajo y olí a una dulce derrota por su parte, nuestro beso cada vez se hacia más urgente, apasionado y lleno de deseo y necesidad, lo que me estaba llevando a la locura desenfrenada, comenzamos a caminar rápidamente hasta el sillón y estábamos tan resueltos a llevar esto más allá que prácticamente nos lanzamos al sillón provocando que se desfondara y quedara un gran hoyo donde antes estaban bien acomodados los cojines, Edward comenzó a reírse desenfrenadamente, yo por mi parte estaba enojada, irritada con la situación ¿Cómo tanta mi mala suerte? Si estas cosas solo me suceden a mi, la única oportunidad que había logrado para que algo pudiese suceder y todo se va al carajo por un estúpido sillón.

-Amor, no te enojes- me dijo acariciándome el rostro y levantándose de su ya inservible sillón, me tendió la mano para ayudarme a salir –piensa en que por algo ocurren las cosas, así como íbamos no es precisamente lo más romántico, no hubiese sido correcto y debido que tu primera vez haya sido así como cavernícolas- me dijo divertido –pensé que este sillón era más resistente- me dijo entre risitas, me enojaba más verlo así tan divertido por la situación, mientras yo casi me cabeceaba de la mala suerte –Ahora el problema será donde dormiré- dijo pensativo –puede que algún colega me pueda alojar estos días por las noches.

-¡NO!- le dije en un grito, y volvió el sonrojo –no me dejes sola aquí- le dije lo que me parecía razonable ¿Qué le iba a decir?...¿no, no te vallas por que si te vas las posibilidades de que algo pase serán nulas? -podrías dormir conmigo- le dije y el alzo su ceja –prometo portarme bien, si quieres podemos dormir en diferentes mantas para que no te sientas incomodo- le dije tímidamente, aunque la idea de tenerlo ahí conmigo hacia que pensara en cierto plan. Finalmente Edward accedió tras analizar la situación, si se iba con algún compañero de trabajo luego tendría muchas preguntas por responder, así que optamos por lo sano y dormimos juntos pero no revueltos, como se dice, aunque dormir, dormir como la palabra lo dice no era la adecuada, al principio estaba un poco tenso el ambiente, comencé a acariciar el rostro de Edward y el finalmente se durmió con una paz increíble en el rostro, yo fui otro cuento diferente pues aún me sentía frustrada y el enojo no me dejaba conciliar el sueño, ya mañana me desquitare, fue lo ultimo que pensé antes de encontrar el sueño.

A la mañana siguiente ya estaba más calmada y de hecho ahora la veía el lado bueno a la situación, aún me quedaban 4 días y ya había adelantado parte con la conversación de ayer, además ahora teniéndolo aquí a mi lado ya era un buen camino, cuando abrí mis ojos el ángel de mis sueños y el dueño de mi corazón seguía durmiendo placidamente a mi lado, su respiración era acompasada y su rostro en perfecta calma, me quede varios minutos mirándolo, maravillándome y absorbiendo de su belleza natural. Mi estomago sonó, lo que me indico que era hora de ingerir alimento, con mucho pesar salí de los brazos de Edward, me puse una bata y salí a la cocina a preparar el desayuno, en la alacena no era mucho lo que había así que intente hacer algo con huevo y manteca que quedaba, corte unos trocitos de jamón que quedaba y prepare omelet, exprimí unas naranjas para obtener jugo natural y puse en la tostadora algunos panes, lo puse todo en una bandeja y fui al cuarto, cuando llegue Edward aún seguía durmiendo, me quede nuevamente embobada mirándolo, él comenzó a removerse y vi que estaba tanteando con su mano donde yo debería de estar, cuando noto que estaba vacío el lugar salto de un brinco fuera de la cama, me reí ante su expresión.

-Buenos días- le dije riéndome aún de él, le hice señas para que volviera a recostarse y le puse la bandeja encima de las piernas una vez ya en la cama.

-Estos si son buenos días- me dijo al mirar lo que había preparado y luego me dio un tierno beso de buenos días y luego otro de agradecimiento.

-Espero que te guste- le dije cuando me posicionaba al lado de él y tomaba mis tostadas y mi té -¿Cuál es el itinerario de hoy?- le pregunte.

-Es sorpresa- me dijo besando mi nariz, aunque las sorpresas nunca me han gustado, podía tolerarlo por él, por mi amor.

Luego de haber desayunado juntos por la mañana, Edward me dijo que tenia que ir por algo pero que no demoraba, yo por mi parte aproveche de ordenar un poco la casa, la cocina, la pieza, el baño y de pensar en este ultimo y de lo que diría mi padre si me viera con las manos en el inodoro seria algo definitivamente impagable de ver, me duche y me vestí con un cómodo vestido azul de tiritas que se abrochaba por delante con una tira de botones desde el pecho hasta las rodillas que era donde llegaba el vestido, ya lista fui al living para intentar leer algo de los pocos libros que tenia Edward, tome uno e inconcientemente me senté en el sillón, cuando me caí por el hoyo me puse a reír recordando lo de ayer, ahora que lo pensaba fríamente la escena debió de ser muy divertida para alguien que la veía desde fuera.

Edward llego cerca de la hora de la comida, me dijo que no me preocupara de ello pues me invitaría a un lugar a las afueras, nos fuimos nuevamente en el auto que Edward se había conseguido, este viaje fue más largo que el anterior, cuando tomo la bifurcación que llevaba de vuelta a la ciudad lo mire aterrada, la idea de que alguien nos reconociera no era muy tentador.

-No te preocupes amor, iremos más allá- tomo mi mano y la besó, nos fuimos todo el camino en un cómodo silencio tomados de las manos, paramos en una hostería para poder comer, luego volvimos a tomar el camino que nos llevo a la ciudad continua, yo ya había estado antes en ese lugar pero cuando era pequeña, así que dudo que alguien me reconozca. Bajamos del auto y Edward cubrió mis ojos con sus manos, caminamos uso pasos mas allá, subimos unas escaleras y escuchaba puertas abrirse a nuestro paso, finalmente entramos a un amplio lugar que parecía un teatro

-¿Qué es este lugar?- le pregunte, se me hacia un poco familiar, como si ya lo hubiese visto pero no sabia de donde.

-Amor es el conservatorio nacional de música- me dijo tomándome de la mano y llevándome al escenario, el lugar estaba completamente vacío en su interior lo que a cada paso se escuchaba nuestro eco -¿recuerdas cuando te conté de la dueña del internado?, bueno ella me ayudo a poder entrar unas horas aquí, quería enseñarte algo- me dijo mientras llegábamos al escenario junto con un gran piano de cola hermosamente brillante. Se sentó en el taburete y con una seña de su mano me hizo acomodarme a su lado, comenzó a tocar las teclas con suavidad, delicadeza, con sutileza y con tanta maestría que estúpidamente sentía celos hasta de las teclas de un piano, este hombre hace magias con sus manos pensé, me obligue a concentrarme en la hermosa melodía que impregnaba todo el desierto lugar, la hermosa melodía que nos envolvía en nuestro mundo paralelo.

-Es hermosa amor- le dije mientras recostaba mi cabeza sobre su espalda y cerraba los ojos para volar con aquellas notas llenas de amor.

-Tú madre te trajo a este lugar cuando eras pequeña- me dijo sacándome de mi maravilloso mundo y llevándome a otro donde había pena, nostalgia pero a la vez felicidad de estar en un lugar que estuve con mi madre, a pesar que no lo recordaba claramente.

-¿Cómo lo sabes?- le pregunte.

-Cuando era pequeño, le pregunte a mi madre si sabia si volverías pronto al campo, ella me dijo que no sabia pues tu madre en uno de tus cumpleaños de regalo te trajo a este lugar al ver que tenias la misma pasión y gusto musical que ella, pensé que podría ser una buena idea- me dijo mientras veía que por mi rostro caían pequeñas lagrimas pero de felicidad, beso mis mejillas para secar mis lagrimas.

-Gracias amor, eres maravilloso- le dije cerrando los ojos y absorbiendo aquel momento que sin duda jamás podría olvidar, Edward era sumamente detallista y amaba eso de él. Continuo tocando innumerables piezas de diferentes compositores hasta que llego a una que me erizo la piel "Tristesse de Frederic Chopin".

-Amor- le dije con un hilo de voz –por favor no toques esa canción- mientras mi cuerpo reaccionaba como si estuviese protegiéndose de millones de dagas, me abrace a mi misma mientras Edward dejaba de tocar y me miraba extrañado, confundido y asustado por mi reacción.

-Amor ¿Qué pasa?- me abrazo instantáneamente al verme así.

-No me gusta esa canción amor, cuando mi madre murió esa fue la melodía en el funeral, desde entonces esa canción se ha vuelto la melodía de mi vida, llena de tristeza y melancolía, me recuerda la perdida de mi madre y la desdicha de mi vida solitaria- le dije mientras intentaba esconder mi vista de él, intentar recordar los que de seguro han sido mejores recuerdos junto a mi madre y encontrar lagunas vacías, recordar el cambio de mi padre desde que mamá murió y mi solitaria vida, las imposiciones en las que me e visto obligada, se que ahora todo esto es diferente por que tengo a Edward, pero siento que aún no puedo cantar victoria, no hasta que hable con mi padre y escuchar esta Canción me hace pensar que aún falta por sufrir, aun falta por luchar y peor aún, me hace perder toda esperanza.

-Lo siento amor, no lo sabia- me dijo besando mi frente y apretándome a él –tendremos que buscarte una nueva melodía para tu nueva vida junto a mi, una melodía llena de amor, comprensión y sobre todo que marque que ya no estas sola.

Cuando salimos del conservatorio nos asombramos al ver que estaba lloviendo, era una lluvia copiosa, a pesar que durante el día había sido muy caluroso y sobre todo sin ninguna nube sobre el horizonte.

-Clima tropical- me dijo Edward quien me tomo de la mano y me llevo corriendo al auto para que no nos mojáramos. Ya habíamos pasado la bifurcación que nos llevaba al pueblito donde vivía Edward cuando el auto comenzó a dar tirones y de la nada se detuvo –Vamos, vamos- comenzó a decir Edward que hacia girar la llave para hacer contacto una y otra vez, le pego otro par de veces al volante como si eso ayudara, luego decidió bajarse a ver el capo y al abrirlo mucho humo salio, entro rápidamente al auto y en pocos minutos quedo completamente empapado –Amor se sobrecalentó el radiador, creo que tenemos que caminar por ahora, es muy tarde como para conseguir un mecánico- me dijo avergonzado. A situación en otro momento hubiese sido divertida ya que el día había sido magnifico, una gran cita que se arruinaba por la descomposición del auto, peor este no era el caso ya que afuera llovía torrencialmente.

-Bien, entonces debemos irnos ahora para correr-Se lo dije  con una sonrisa  para no hacerlo sentir mal, él me entrego su suéter y tuve que aceptarlo a regañadientes ya que me aviso que si no lo tomaba de igual manera se lo sacaría para que nos fuéramos a la par, corrimos rápidamente o al menos eso intente yo, ya que cada cierto tiempo encontraba con que tropezarme, al fin tras largos 20 minutos llegamos a la casa empapados, no había parte de mi cuerpo que no estuviese mojado.

-Amor voy por algunas toallas para que te seques, lo que menos queremos es que pesques un resfriado- me dijo tras salir del cuarto para ir por algunas toallas, yo me descalce y me saque por debajo del vestido mi ropa interior que me incomodaba al estar mojada, estaba de espaldas mirando por la ventana la fuerza de la lluvia, los meteorólogos decían que estábamos en sequía y de la nada aparece esta lluvia…extraño pensé, pero con la fuerza de la naturaleza nada se puede hacer, estaba tan concentrada en mi monologo interior que no sentí cuando Edward llego.

-Amor déjame secarte ese pelo por favor, no para de gotear- me dijo acercándose a mi, me gire para verlo y me avergoncé al darme cuenta que mi mandíbula se desencajo al verlo, estaba con un pantalón holgado pero de igual manera marcaba sus musculosas piernas, pero lejos lo mejor y por segunda maravillosa vez vi su torso desnudo, sensualmente mojado que me gritaba que lo acariciara, Edward me vio divertido al notar la manera tan descarada que estaba teniendo de mirarlo.

-¿Algo que te guste?- me dijo divertido pero sensual a la vez.

-Todo- le dije sin pensarlo y acercarme a él para besarlo, Edward se tenso de seguro por adivinar como estaba pensando mi cabeza pero no quería darle tiempo precisamente a eso, a pensar, tome las toallas que tenia en sus manos y las deje caer al suelo, lo abrace por el cuello apegándome mas a él, el tembló al sentir mi cuerpo mojado pero luego me acorde que no solo por eso, sino que prácticamente estaba desnuda ya que no estaba con mi ropa interior y el vestido estaba empapado, lo que dejaba prácticamente una tela delgada separándonos, me aparte un poco de él para mirarlo a los ojos –No tengas miedo amor, somos uno ahora y siempre- le dije mientras llevaba mis manos al vestido y comenzaba desabotonarlo uno a uno.

Continuara...

hola aca esta otro capitulo espero q les guste, no se enamoran cada ves mas de Edward es muy dulce. Y Bella conseguira estar con Edward

Capítulo 16: -"Complicaciones"- Capítulo 18: -"Primera Vez"-

 
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