Bella POV

Los días pasaron con normalidad después de la tan fabulosa fiesta que dimos. Mi cumpleaños pronto dejó de ser tema de conversación y pude dejar de sonreírle falsamente a todo el que se acercaba a decirme lo mucho que se había divertido.

Nada fuera de lo normal había ocurrido. James y yo nos veíamos con frecuencia, pero solo como amigos; él y Victoria estaban comprometidos, iban a casarse al terminar el instituto. Eso me ayudó a entender por qué la muchacha de ojos negros me detestó desde el primer momento. Aunque estoy segura que James solo quería aprovecharse un poco de mi cercanía con su "jefa", Renée Swan.

Las cosas con los Cullen y los Hale iban perfectas. Rosalie y Alice se habían convertido en mis dos mejores amigas, amigas reales. Jasper y Emmett eran como de la familia, esos hermanos que nunca tuve y siempre quise. Y Edward, bueno, con él las cosas no cambian. Seguimos siendo muy buenos amigos y no hemos discutido en semanas, aunque de ahí no salimos.

Las chicas están seguras que yo le gusto, y sé que él me gusta, pero no pienso arriesgarme con un chico de nuevo. No sin estar segura de que va a aceptarme. Por el momento, disfruto de su completa amistad y atención, me conformo con eso.

Emily me había llamado para avisar un cambio de planes con el asunto de su boda. Al parecer la madre de Sam había enfermado, por lo que la iban a posponer otros meses. De eso hace semanas.

No había hablado con mis padres desde mi cumpleaños, aunque eso no me mantenía tranquila. Estamos a finales de noviembre. A una semana de salir del semestre, las navidades se acercan. Hoy es sábado, el viernes vamos a terminar. Aunque dudo que vaya a Forks para estar con mi familia.

Los padres de Edward se han mudado a Phoenix, y su padre trabaja en el hospital, aún no los conozco; pero me han invitado a quedarme el mes que nos dan libre con ellos. Quizás acepte.

Pero lo de Renée y Charlie me preocupa. Han sido meses y no han llamado, lo último que supe –y porque me lo dijo Sam- es que no estaban en Estados Unidos, sino en Londres atendiendo algunos conflictos con la familia de papá.

Por otro lado, las divinas...

Han estado más calmadas desde la fiesta. Mike y Jess salen juntos, igual que Tyler y Lau; y pues Ang, ella sigue con Ben. Solemos salir juntas los fines de semana: compras, fiestas... pero no se ha vuelto a comentar nada de la apuesta. Quizás ya se dieron por vencidas. Solo falta una semana para que venza el plazo, y no lo haré.

-¿Bella?- me llamó Alice. -¿Estás bien? Te haz quedado ida hace un momento y...- su voz me trajo a la realidad de nuevo. Parpadeé confusa varias veces, hasta recordar que los Cullen y los Hale estaban en el dormitorio conmigo y con Edward, y que estábamos viendo una película.

-Está bien, Alice.- respondí Edward por mí. Su mano acariciaba mi cabello, pues estaba acostada en el sofá y mi cabeza estaba apoyada sobre sus piernas.

-Lo siento.- me disculpé incorporándome. –Pensaba en mis padres...- no continué, pues el teléfono me interrumpió. –Yo contesto.- me levanté y lo tomé. Los chicos pausaron el DVD y se quedaron en silencio.

-Isabella.- pronunció mi nombre y yo hice una mueca.

-Ella no se encuentra ahora, si gusta dejarle algún recado...- dije con una voz fingida. Los chicos ahogaron una risita.

-Isabella Marie Swan, deja de jugar con tu madre.- la autoritaria voz de Charlie resonó unos metros atrás. De seguro lo tenía en altavoz de nuevo.

-¿Qué pasa?-pregunté irritada.

-Isabella, discúlpate ahora.- ¿desde cuándo mi padre escuchaba todas las conversaciones madre a hija? En casa nunca me dirige la palabra, a menos que sea necesario, casi nunca.

Me senté en el suelo, bajando el teléfono para no tirarlo. –Lo siento, mamá. No volveré a mentirte de ese modo.- puse los ojos en blanco y escuché a Alice reír dulcemente. -¿A qué debo tu llamada, o debo decir vuestra llamada?- escuché a Renée bufar.

-Como ya debes saber, estuvimos todo este tiempo fuera del país...-comenzó su discurso mi madre.

-Oh si, Emily me lo dijo. ¿Qué estaban haciendo en Londres?- pregunté mientras llevaba una palomita a mis labios.

-Fuimos al funeral de tu tía Carolina.- me atraganté con la comida.

-¿Qué?- grité exasperada y poniéndome de pie con el teléfono en la mano. -¿Cómo puedes decirme eso?- me movía frenéticamente alrededor de la mesa al lado del sillón. Cinco pares de ojos me seguían confusos. -¿Por qué no fui informada en su debido tiempo?- Renée hablaba en murmullos bajos con mi padre al otro lado de la línea.

-No podías acompañarnos. Una divina no puede ausentarse tanto tiempo.- respondió de forma reprobatoria.

-No me vengas con una excusa tan pobre, Renée.- renegué. Escuché a mi padre llamarme la atención, pero lo ignoré. A continuación solté una sarta de maldiciones en italiano y francés, mientras mis compañeros me miraban extrañados. -¿Qué dijo la abuela?- pregunté al recuperarme. -¿Por qué ella no mandó por mí?- las lágrimas corrían con total libertad por mis mejillas.

La abuela y mi tía Carolina habían sido las únicas en preocuparse por mí mientras vivíamos en Londres. Eran mis madres. Renée siempre ha sido más una amiga o una compañera que una autoridad. Tía Carolina me comprendía, y jamás me hubiera obligado a seguir los pasos de la caprichosa ex modelo.

Me senté en el sofá al lado de Edward. Envolvió un brazo por mi cintura y apoyé la cabeza en su hombro. Alice se recargó en mi pierna y Rose del otro lado. Emmett y Jasper me miraban con una pequeña sonrisa en sus labios, dándome ánimos.

-Tu padre le pidió que no lo hiciera.- repuso de inmediato. –Pero no hemos llamado para eso.- cambió de tema abruptamente. –Queremos que nos cuentes todo lo sucedido con Jacob...-no dije nada, no podía hablar a causa de los sollozos. –Deja de llorar de una vez y responde. Tu padre está furioso...-le colgué. No sería capaz de contarle nada sobre eso así como me encontraba.

Tiré el teléfono con la mano, de ese modo no volvería a sonar. Mi celular vibró otras tantas, así que lo lancé contra la pared. Se detuvo el ruido.

Edward POV

Bella estuvo llorando durante horas después de esa llamada telefónica, pero logró recuperarse y nos contó lo que sabía.

Era increíble que sus padres no la tomaran en cuenta al tratarse de algo familiar, la muerte de un ser querido para ella, y usar de excusa que es una divina...Renée Swan definitivamente era una mujer caprichosa. La sangre de esas chicas orgullosas corría por sus venas.

Mis hermanos y primos se fueron, dejándonos solos. Bella siguió contándome sobre sus años en Londres, y yo estaba encantado con lo que me decía. Era tan normal, tan inocente...era perfecto para ella.

-¿Irás a nuestra casa para navidades?- le pregunté para animarla. Ella sonrió tristemente y negó con la cabeza. No pude ocultar la desilusión que me causó y ella pareció notarlo. Era increíble lo mucho que me conocía.

Bella y yo somos una pareja muy extraña. Porque nos comportamos como si fuéramos novios, pero no lo somos. Es cierto que estoy enamorado de ella, pero no sé que siente por mí. Pero todo está ahí: nos somos fieles, no hemos salido con nadie desde su cumpleaños; citas, vamos al cine con frecuencia; besos, es imposible evitarlo...Lo único que falta es que nos declaremos el uno al otro.

Acarició con su mano mi mejilla y me besó suavemente en los labios. Luego sonrió cálidamente. -No podré ir.-respondió a mi pregunta anterior. –Papá está molesto, furioso es la palabra que usó Renée.- comentó acomodando la cabeza en mi pecho de nuevo.

-¿Irás a verlos?- ella negó de nuevo.

-No, ellos vendrán por mí el próximo sábado. No me lo dijeron, pero lo harán.-

-¿Cómo lo sabes?- le pregunté con curiosidad. -¿Ahora ves el futuro?- me dio un golpe suave con su mano en el pecho.

-Quieren hablar sobre lo de Jacob, así que vendrán a escuchar, lo más probable es que me lleven con ellos.- hizo una mueca. Sonreí con amargura, a veces parecía que Bella era feliz, pero al fijarse bien se notaba la cortina que ocultaba toda su tristeza.

-Nos iremos el viernes. Así no te encontrarán.- ella se rió, pero aceptó quedarse a esperarlos. Dijo que era mejor terminar con todo pronto, aunque no entendía muy bien a que se refería.

Bella POV

Después de la calma viene la tormenta.

¿Por qué esa frase no dejaba de ser cierta?

Habían sido semanas tranquilas. Mis calificaciones habían subido, mi maestro de biología había sido despedido, las divinas estaban bajo control, tenía amigos de verdad, y tenía a Edward...unas hermosas vacaciones planeadas...

Pero no, Renée tenía que venir a arruinar todo. Será lo de siempre...

Un largo y aburrido sermón sobre las relaciones formales con chicos. Unos cuantos gritos e insultos en italiano y francés, y si tengo suerte en inglés. Mi madre es muy escandalosa cuando se lo propone. Pero dudo que pase de eso.

Aunque el hecho de que Charlie esté furioso no ayuda mucho, lo mejor será tener cuidado con él. Nunca lo he visto enojado conmigo, no quiero conocer ese lado suyo.

Solo esperaba que todo saliera bien la semana entrante. Así no se me haría tan pesada la charla familiar y podría disfrutar mi mes de vacaciones. Aunque iba a extrañar a Edward y su familia. Quizás encontrara el valor en ese tiempo para decirle que lo amo...