Narra Alma
Tenía sueño, estaba cansada. Se me cerraban los ojos.
- Alma, que te pasa.
- Sueño
- Pues vamos a casa.
- Vale, mama está bien.
- Si.
- Alma, si mañana por la noche ves que te duele, o te encuentras mal, no vayas al instituto.
- Vale.
- Ah, tengo que llamar a Andrew.
- ¿Tu, papa?
- Si, o mejor llámale tu.
- Bueno…ahora estará durmiendo.
- No creo. Llámale.
Cogí el móvil de mi padre y llame. A Jake pareció que no le hacía mucha gracia. No se…
- ¿Andrew?
- Alma, ¡Alma! ¿Cómo estás?
- Bien, bien. Gracias por todo.
- Tranquila, lo que importa que estés bien.
- Y dale las gracias a tu hermana, me encantaría conocerla. Gracias a todos.
- Tranquila.
- Bueno, me voy a descansar que estoy agotada.
- Descansa, oye si el lunes te encuentras mal, no vengas, eh.
- Tranquilo. Espero estar mejor que ahora.
- Cuídate.
Colgué y salimos de la casa.
- Espera, ten Alma.
Me dio una caja de antibiótico.
- ¿Para?- pregunté.
- Tomate una cuando vayas a casa, antes de acostarte, mañana te tomas una por la mañana, la otra luego de comer y la ultima por la noche. Si no te encuentras bien mañana, quédate en cama, iré a casa a verte, ¿vale?
- Gracias abuelo-le dije.
- Voy a llamarles para que vengan.
Salimos fuera de la casa.
- Os dejo solos, ¿Jacob la acompañas…?
- Si, tranquilo.
- Voy a avisar a tu madre, Alma.
- Vale papá.
Me dio un beso cuidadosamente en la otra parte de la frente donde no tenía puntos.
Desapareció rápidamente de nuestros ojos.
Jake me pasó un brazo por mi hombro.
- ¿Estás bien? – me preguntó
- Si te digo que si te mentiría… pero estoy mejor que antes.
- Tienes un gran corte.
- No se… no es para tanto.
- Mañana iré a tu casa a verte.
- Si tienes cosas que hacer… no, no te preocupes.
Se puso delante mía. Nos miramos a los ojos mutuamente, y nos dimos un beso.
La herida me hizo un poco de daño, di un respingón, pero mi mejor alegría y mi cura era Jacob.
- Te duele ¿verdad?
- Un poco, me estira.
- Acuérdate de la pastilla.
- Si, papi.
- Anda luego del golpe no pierdes el sentido de humor.- me rodeó mi cintura con sus brazos.
- Ya… oye, gracias por despertarme.
- ¿Despertarte?
- No podía, no se por que… pero me diste el beso y pude como magia…
- Amor.
- Si. Te quiero.
Me dio otro beso. Y continuamos yendo hacia mi casa.
Iba más lenta que de lo habitual.
- Que lenta soy…
- Estas en una edad… ya as visto lo que ha dicho Carlisle.
- Si… pero no se por que me pasa todo esto.
- No se, es algo nuevo en la naturaleza ¿sabes? Pero bueno…
- Que rara soy.
- No eres rara.
Cuando llegamos a casa, me acompañó asta dentro.
- Hola Bella.- dijo Jacob.
- Mamá
Estuvo a cierta distancia junto a mi padre.
- Tranquila cariño, esta limpia.
- Si mamá.
Se acercó a mí y me dio un abrazo.
- Cariño, me lo a contado todo tu padre. No vuelvas a salir sola, menudo susto. Si te hubiera perdido no se que hubiera hecho…
- Mamá, tranquila.
- Cariño…
- Mamá… ya está.
Me soltó y Jacob estaba hablando con mi padre.
- Me ha dicho tu padre sobre tus poderes y eso…
- Si….- agaché la cabeza.
- Tranquila cariño. A veras como se soluciona.
- Y si no se soluciona…
- Tranquila.
Volvió Jacob hacía nosotras.
- Gracias Jacob.- dijo mi madre.
- Tranquila. Me voy a casa. Si pasa algo, llamadme.
- Si.- dijo mi madre.
Yo tan solo asentí con la cabeza.
Me mareé un poco, pero casi nada. Me sujeté a mi madre. Para mantener el equilibrio.
Lo notaron todos, mi padre sabía que estaba algo mareada, podía leerme la mente.
Jacob se acercó más a mí.
- Estoy bien, cansada. Voy a dormir.
- La pastilla…
- Si.
- Buenas noches.- me dijo Jake.
Mis padres se fueron hacía adentro al comedor y yo fui acompañar a Jake a la puerta.
- Si pasa algo, llámame.- me dijo.
Luego se inclinó para darme un beso, estaba algo mareada y me cogí de él, poniendo mis brazos entorno de su cuello. Él me aguantó de la cintura.
- Te quiero.- le susurré al oído.
- Yo también.
Me solté de él, para poder permitirle el paso, pero casi me caí, por no haber sido por Jake.
- ¿Estás bien? – me preguntó.
- Si, cansada, te lo dicho.
- Puedes ir sola o te acompaño otra vez…
- Tranquilo, puedo.
- Bueno…
- Buenas noches.
- Mañana vendré a verte.
- Vale.
Se fue y yo entré en casa. Me senté en el sofá.
- Mamá, puedes traerme la pastilla… estoy mareada.
- Claro cariño.
Se fue mi madre.
- Alma, ¿le viste la cara al vampiro que te atacó?- me preguntó mi padre al otro lado del sofá.
Le miré.
- Si… mas o menos.
- A ver si puedo encontrarlo…
- ¿Cómo? Habrá huido. No vale la pena.
Me miró con más intensidad, yo cerré los ojos.
- Cariño, ten.
Abrí los ojos.
- Gracias mamá.
- Alma… lo voy a encontrar, y va a pagar por lo que te a echo.
- ¿Tu solo? Vaya…
- No, tengo a Jake de mi parte, y seguro que todos los demás también.
- A por eso estabais apartados…
- Si.
- Tomate la pastilla.- añadió mi madre con ternura.
Asentí y me la tomé.
Luego de tomarme la pastilla me despedí de mis padres y me fui a acostarme.
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