EL ARISTOCRATA

Autor: kristy_87
Género: Romance
Fecha Creación: 07/02/2011
Fecha Actualización: 31/05/2011
Finalizado: SI
Votos: 9
Comentarios: 41
Visitas: 54668
Capítulos: 23

 

En busca del amor Él tenía oscuras sospechas acerca de Bella y de sus padres. Era celoso, irritable y exigente; enigmático, encantador y todo un aristócrata. ¿Por qué, entonces, Isabella Swan, se había enamorado locamente de su primo conde Edward de Massen?

 

Este fic no es mío es de GUISSY HALE CULLEN.

 

 

TERMINADO

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Capítulo 17:

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Al día siguiente, Bella continuó con la pintura mientras el castillo iba cobrando forma en la tela. La noche anterior había dormido muy mal, ya que se sentía perturbada por haber contestado con tanta sinceridad a las inesperadas preguntas formuladas por Edward.

Ella ha bía hablado espontáneamente y sus palabras reflejaron un sentimiento que ella ignoraba po seer hasta aquel momento. Ahora, con la cálida caricia del sol sobre su espalda y el pincel y la paleta en la mano, se dispuso a olvidar su desa sosiego en su amor por la pintura. Pero le resultaba terriblemente difícil concentrarse; la cara morena de Edward invadía su mente y tornaba borrosas las austeras líneas del castillo. Se pasó la mano por la frente y, final mente, arrojó el pincel, irritada, y empezó a recoger sus cosas, maldiciendo mentalmente al hombre que insistía en inmiscuirse en su trabajo y también en su vida.

El ruido de un coche que se aproximaba interrumpió sus elocuentes juramentos y volvió la cabeza, haciendo visera con la mano para protegerse del sol. El coche se detuvo a pocos metros de donde ella se encontraba y su boca se abrió en un gesto de absoluto asombro cuando un hombre alto e impecablemente vestido se apeó del coche y echó a andar hacia ella.

-¡Jacob! -exclamó, con una mezcla de perplejidad y alegría mientras corría por la hierba a su encuentro. Los brazos de Jacob la enlazaron por la cintura y sus labios cubrieron los suyos en un beso breve pero profundo.

-¿Qué estás haciendo aquí? -Podría decirte que estaba echando un vistazo a los alrededores contestó con una sonrisa-, pero no creo que pudiera convencerte.-Hizo una pausa y estudió el rostro de Bella-. Tienes un aspecto maravilloso -exclamó y se inclinó para besarla otra vez, pero ella se apartó.

-Jacob, no me has contestado.

-La empresa tiene que resolver algunos negocios en París -explicó-. De modo que cogí un avión, puse las cosas en su lugar y decidí venir a hacerte una visita.

-Dos pájaros de un tiro -dijo Bella irónicamente, sintiéndose decepcionada.

"Hubiera sido agradable -reflexionó- que él hubiese dejado sus negocios para cruzar el Atlántico porque no podía soportar la idea de estar separado de mí." ¡Pero Jacob no era esa clase de hombre! Bella estudió sus rasgos viriles y atractivos. "Jacob es demasiado metódico para ceder a sus impulsos y eso ha sido pre cisamente parte del problema." Jacob la besó levemente en la frente.

-Te he echado de menos.

-¿De verdad? Él pareció sorprenderse por la pregunta.

-Naturalmente que sí, Bella. -Rodeó sus hombros con el brazo mientras caminaban hacia el atril-. Deseo que regreses conmigo.

-Aún no estoy dispuesta a marcharme, Jake. Tengo muchas cosas que hacer aquí. Hay ciertas situaciones que debo aclarar antes de pensar en el regreso.

-¿Qué situaciones?

-No puedo explicártelo, Jacob -se excusó ella, no deseando confiarle sus problemas-. Pero apenas he tenido tiempo de conocer a mi abuela y debo recuperar el tiempo perdido.

-No puedes permanecer aquí veinticinco años hasta recuperar ese tiempo perdido.

-En su voz había una nota de exasperación-. En Washington tienes tu casa, tus amigos y tu carrera. -Se detuvo y la cogió por los hombros-. Tú sabes que quiero casarme contigo, Bella. Has estado poniendo excusas durante meses.

-Jacob, nunca te he prometido nada.

-Lo sé. La soltó y echó un vistazo a su alrededor con gesto abstraído. Bella se sintió culpable y trató de que él entendiera su posición.

-En este lugar he encontrado una parte de mí misma. Mi madre creció aquí y su madre aún vive en este castillo. -Se volvió para mirar la augusta mole de piedra e hizo un amplio ademán-. Míralo, Jacob. ¿Has visto alguna vez algo que pueda compararse con esto? Él siguió su mirada y estudió la antigua cons trucción de piedra con el ceño fruncido.

-Es impresionante -dijo, sin una pizca de entusiasmo-. También es enorme, irregular y expuesto a las corrientes de aire. Prefiero una casa construida con ladrillos en una calle de Washington. Bella suspiró resignada y luego, volviéndo se hacia Jacob, sonrió con verdadero afecto.

-Sí, tienes razón; tú no perteneces a este lugar.

-¿Y tú sí?

-No lo sé -musitó ella mientras su mirada recorría las torres cónicas y el jardín-. No lo sé -repitió. Jacob estudió el perfil de Bella durante un momento y luego, estratégicamente, cambió el tema de conversación.-El viejo Barkley tenía algunos documentos para ti. -Se refería al abogado que había llevado los asuntos de sus padres y con el que Jacob trabajaba como asociado-. De modo que, en lugar de enviártelos por correo, te los he traído personalmente.

-¿Documentos?

-Sí, muy confidenciales. -Jacob sonrió irónicamente-. Barkley no me dio ninguna pista acerca de su contenido; sólo dijo que era muy importante que llegaran a ti lo antes posible.

-Luego les echaré un vistazo -dijo Bella con indiferencia. Desde la muerte de sus padres, había quedado harta de papeles y formalidades técnicas-. Debes entrar en el castillo y conocer a mi abuela.

Si Jacob no se había sentido impresionado por el castillo, la condesa le fascinó. Bella ocultó su sonrisa cuando les presentó y advirtió la expresión azorada de Jacob cuando la condesa le ofreció la mano para que la besara.

Era una mujer extraordinaria, pensó Bella con mucha satisfacción. Al conducir a Jacob hacia el salón principal, la condesa ordenó que trajeran unos refrescos y luego procedió a extraer de Jacob hasta la última gota de información sobre sí mismo. Bella se sentó y observó la astuta maniobra de su abuela, orgullosa de su rostro inexpresivo.

"El no tiene ninguna posibilidad", decidió Bella mientras servía el té con una elegante jarra de plata. Cuando le ofreció la taza de por celana china a su abuela, sus miradas se encontraron. La inesperada picardía que notó en los ojos de la condesa estuvo a punto de hacerla estallar de risa, de modo que se concentró en servir otra taza de té. .

"¡La vieja intrigante!" -pensó, sorprendida por no sentirse ofendida-. Está decidiendo si Jacob es un buen candidato para la mano de su nieta y el pobre Jacob está tan impresionado con ella que no es capaz de darse cuenta de lo que ella está tramando."

Después de una hora de amena conversación. La condesa ya conocía perfectamente la vida de Jacob: los antecedentes de su familia, educación, aficiones, carrera, preferencias políticas y otros detalles biográficos que la propia Bella había ignorado hasta entonces. El interrogatorio había sido muy hábil y llevado con tanta sutileza que Bella reprimió un impulso de ponerse en pie y aplaudir a su abuela cuando terminó.

-¿Cuándo tienes que regresar a los Estados Unidos? -preguntó Bella, sintiendo que de bía salvar a Jacob antes de que revelara el balance de su cuenta bancaria.

-Mañana a primera hora -dijo él, relajado y totalmente ignorante del tercer grado al que le había sometido la condesa-. Me gustaría que darme algunos días más, pero... -Se encogió de hombros.

-Naturalmente, su trabajo es lo más impor tante -la condesa terminó la frase por él con una mirada comprensiva-. Debe usted cenar con nosotros esta noche, monsieur Black, y quedarse en el castillo hasta mañana.

-No puedo abusar de su hospitalidad, mada me -objetó Jacob, tal vez con una cierta indiferencia.

-¿Abusar? ¡Tonterías! -Su objeción fue disipada con un regio ademán de la mano enjoyada de la condesa-. Un amigo de Bella que ha llegado desde tan lejos... Me sentiría profundamente ofendida si usted rehusara quedarse en el castillo hasta mañana.

-Es usted muy amable. Se lo agradezco.

-Es un placer –exclamó la condesa mientras se levantaba-. Bella, debes enseñarle a tu amigo los alrededores del castillo, y yo ordenaré que preparen sus habitaciones. –Volviendose hacia Jacob, la condesa extendió nuevamente la mano-. Tomaremos un aperitivo a las siete y media, monsieur Black. Nos veremos entonces.

Capítulo 16: Capítulo 18:

 
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