School Days

Autor: josycullen
Género: Romance
Fecha Creación: 21/07/2010
Fecha Actualización: 31/07/2010
Finalizado: SI
Votos: 12
Comentarios: 39
Visitas: 53310
Capítulos: 24

Isabella Swan es una chica popular, una divina. Ella, junto con sus tres amigas, tienen a la escuela bajo su poder. Chicas malas, orgullosas, odiosas y zorras. Edward Cullen y su familia acaban de mudarse y han entrado al Internado Twilight. Muchas sorpresas. Dicen que las apariencias engañan, ¿sera cierto? Edward tendrà que descubrir a la verdadera Isabella Swan, ¿lo lograra, o conseguira algo màs?


Declaimer: La historia no me pertene le pertenece a Bittersweet Melancholy y yo con su permiso la publico en esta pagina los personajes le pertenecen a stephanye meyer..... Completa

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Capítulo 16: Capitulo 16

Bella POV

-Lo s-siento.- tartamudeé una disculpa patética e intenté escapar del lugar. Una mano poco familiar me sostuvo por el brazo, obligándome a detenerme. Sentía las mejillas húmedas y comenzaba a picarme el rimel, de seguro me veía horrible. –D-debo i-irme...por...favor- me estaba rompiendo en trozos.

Renée iba a estar furiosa conmigo y Charlie me mataría. Quizás dejaran de hablarme por un tiempo, o me prohibirían ir a La Push y ya no podría ver a Sam ni a Emily. No podría estar presente en la boda y...yo no...

Comencé a sollozar débilmente. Aterrada ante los cambios que pudiera traerme la ruptura con el idiota de Jacob.

–Calma, Bella.- susurró con su seductora voz. Levanté los ojos, incapaz de creer lo que veía.

–Oh, James.- sollocé aún más fuerte. –Siempre que nos topamos me veo igual de mal.- se rió bajo, nadie pareció notar que me encontraba llorando.

–Nunca te has visto de ese modo, siempre que nos vemos...estás igual de hermosa.- me quedé en blanco, dejé de llorar y lo contemplé con los ojos exageradamente abiertos y las mejillas rojas.

¿Por qué él podía provocarme las mismas emociones que Edward? ¿Qué tenía James Evenson para causa ese efecto sobre mi cuerpo?

-¿Quieres salir a tomar un poco de aire?- asentí, y tomó mi mano. Nos metimos entre la multitud que bailaba, Lauren me sonrió desde la otra punta de la sala al verme con James.

No le respondí la sonrisa, ni me molesté en regresar y abofetear a Jacob por atreverse a amenazar a Edward, aunque debí haberlo hecho. Con James a mi lado todo dejaba de tener sentido alguno. Definitivamente algo andaba mal con mis emociones.

Salimos de la casa con dirección al patio trasero. Todo estaba bellamente iluminado, la fuente de centro estaba encendida, por lo que las luces daban un efecto de arcoiris sobre el agua cristalina. Era hermoso a simple vista, pero con la mano de James sobre la mía parecía llevar un mensaje distinto.

-Veo que aún lo usas.- dijo tomando entre sus dedos la cadenita que me había regalado cuando nos conocimos. –Pensé que la arrojarías apenas cruzara tu puerta.- fruncí el ceño, indignada.

-Que sea una divina no signi...-empecé, pero él me cortó poniendo un dedo sobre mis labios.

-No eres igual a ninguna de ellas, tu eres especial.- Lo contemplé con cierto brillo en los ojos, incapaz de comprender realmente a dónde quería llegar. –No necesito mucho tiempo para entender eso.- dijo acariciando mi mejilla. –Podrás hacerte pasar por una niña presumida, pero no lo eres. Es fácil verlo, eres tan clara como el agua de esa fuente.- sus ojos señalaron las gotas que caían sobre el resto del agua.

-La gente no piensa eso.- repuse, siempre tan cabezota. –Ellos no ven lo que soy, ven lo que aparento ser.- me senté en la orilla de la fuente, sintiendo algunas gotas ser arrastradas por la brisa hasta mi piel. Él imitó mi movimiento.

-Isabella.- dijo levantando mi rostro y clavando sus ojos verdes en mis orbes chocolate. Una pequeña sonrisa se extendió por mi rostro por primera vez al escuchar mi nombre completo. –No debes juzgar a los demás solo porque te juzgan a ti. Estoy seguro que tienes amigos de verdad, y ellos si te ven como quieres.- los Cullen y los Hale aparecieron en mi mente, ellos no se comportaban conmigo como el resto. Asentí, sintiéndome de pronto una tonta por no ver la realidad.

-Tengo dos amigas y tres amigos.- dije de forma vacilante, no siendo consciente de que hablaba. –Pero uno de ellos ya no me ve del mismo modo, aunque sigue siendo muy dulce.-

-Eres realmente una chica sensacional, Bella. No debes olvidar eso.- me sonrió y mi corazón se aceleró de golpe. Sentí mis mejillas arder y desvié la mirada avergonzada. –Por esa razón me gustas tanto.- murmuró para sí mismo y, aunque lo escuché, no dije nada.

-Así que tu grupo y tu tocarán hoy.- cambié el tema bruscamente. -¿Cómo ha pasado esto?-

-Tu madre nos recomendó con Lauren. Victoria y ella hablaron y así fue como vinimos a parar hasta acá.- dijo alegremente, sin molestarse por mi "falta de atención" ante su comentario.

-Mi madre...-susurré mientras movía la cabeza.

-Me gustaría presentarte al resto.- dijo poniéndose de pie. Tomé su mano y juntos fuimos a donde se encontraba la banda. –Chicos, ella es Bella.- tres pares de ojos se giraron a verme. Sonreí sinceramente, como nunca lo hacía.

-Hola, soy Laurent Evenson, el hermano mayor de James.- se presentó el baterista. Un chico de cabello negro y complexión mediana. Una cálida sonrisa adornaba sus labios. Sus ojos eran tan verdes como los de su hermano.

-Hola, soy Heidi Platt.- dijo una chica, a simple vista tan escultural como Rosalie. Su cabello era de un lustroso color caoba, y sus ojos cafeces. Toca la guitarra. –Y ésta de acá es mi hermana Victoria.- la nombrada me sonrió. Su figura era muy atractiva, sus ojos de un color negro profundo y era pelirroja. Ella toca el bajo.

Heidi tenía 18 años, igual que Laurent, y eran pareja. Victoria tenía 17, como James y yo.

James es el cantante de la banda, aunque también toca la guitarra. A veces cambia con alguna de las chicas, depende de la canción. "Vulturis", ese es el nombre del grupo.

Escuchamos a Lauren presentarlos, se despidieron de mí y se fueron al escenario improvisado. Me quedé en "primera fila", pronto las divinas estuvieron a mi lado y los Cullen atrás de nosotras. James iba a cantar, y me dedicó la canción.

Sé que un día te dije

que jamás iba a fallarte pero hoy,

no se ni en donde estoy menos a donde voy,

y es mas que curarme estas drogas

solo logran enfermarme más…

Mi mirada captó la de James y se quedó ahí varios segundos. Su voz era realmente hermosa, y no perdía ese toque sensual que usaba normalmente. Sus ojos verdes brillaban de emoción, ahora entendía por qué a mamá le gustaba tanto el grupo. La canción era algo que nunca había escuchado y lo estaba disfrutando realmente.

Que te extraña, que mañana

pueda ser un poco peor,

seré frío, pero honesto

cada vez que yo te digo que:

La letra no tenía mucho que ver con la pequeña relación de atracción que teníamos James y yo, pero el sentimiento que me embargaba era suficiente para crear esa conexión que parecía invisible.

-Es guapo.- susurró Ángela, y en sus ojos brilló una nota de picardía que mostraba pocas veces. –Y le gustas, Bella.- la contemplé extrañada.

-¿Por qué piensas eso, Ang?- le pregunté rápidamente, delatando mi curiosidad. Ella rió suavemente y me sonrojé un poco, pero pronto fruncí el ceño.

-No ha dejado de mirarte desde que llegó. Y canta para ti, ¿qué otra señal necesitas?- no le respondí de inmediato. -¿Se conocieron hoy?-

-No, íbamos en el mismo avión rumbo a Forks. Su padre es socio del mío, y mi madre maneja lo de su disco.- ella me miró con suspicacia. –Es un chico muy agradable, y me gusta de cierta forma.- sonreímos. –Esto me lo regaló él.-

-Es hermosa, Bella. ¿Sabías que va a estudiar...?-

-En Twilight, si.- Lauren se unió a nuestra conversación.

-Compartirán clases, Bella.- dijo alegremente. –Yo me encargaré de eso.- y viniendo de Lauren no podía contradecir nada. –Es tuyo, y en todo el sentido de la palabra.- sin saber por qué, asentí satisfecha.

No puedo prometer un "por siempre"

ni siquiera sé si puedo un "hoy",

todo lo que diga esta noche

olvídalo…

Sentí cinco pares de ojos clavados en mi espalda, por lo que me giré para ver a los Cullen. Pronto tuve en mis manos tres cajas de regalo. Sonreí y los abracé a todos.

-Es...muy linda, Rose, Emmett.- una cadena de oro con un corazón de dije se encontraba entre mis dedos. La había visto en el centro comercial antes, era realmente cara. –No debieron hacerlo.- pero el brillo en mi mirada delataba la emoción que sentía.

Alice y Jasper me pasaron el de ellos. Y al abrirlo me encontré con algo que definitivamente no esperaba.

-Oh, chicos.- murmuré ilusionada.

-Pensé que te iba a gustar asistir.- dijo con simpleza Alice. Era un boleto de avión para Volterra, Italia. –Rose y yo también vamos.- iba a salir la nueva colección de ropa y estaba deseando ir de compras. No soy adicta a ellas, pero pensaba comprar el regalo de mis padres y visitar a unos familiares pronto.

Soñaré contigo si puedo dormir,

las noches son largas

desde aquel día

en el que yo te conocí…

Cuando Edward se acercó para ver mi reacción por su regalo, mi corazón se disparó.

-No sabía que era tu cumpleaños, siento no haberte felicitado antes.- dijo suavemente, arrepentido.

-Yo tampoco sé cuando es el tuyo, así que no hay problema.- dije abriendo la pequeña caja. Una pulsera de plata, con un diamante en forma de corazón. –Oh, Edward, es tan hermosa.- salté a sus brazos, tan feliz como si me hubiera pedido matrimonio. Pronto me sentí avergonzada por mi reacción, pero sus brazos me rodearon y no pude apartarme.

O nací enamorado

o en verdad nunca lo he estado

y no es que no crea en el amor

simplemente así soy.

-Hey, Bella.- me llamó Jessica. –Ven aquí.- regresé a mi lugar.

-¿Qué pasa, Jess?- pregunté mientras me abrochaba la pulsera.

-James te va a pedir que subas antes de terminar la canción, te tenemos una sorpresa.- la miré desconcertada, pero asentí.

Si decir "mañana" es predecir

y decir "perfecto" es mentir

porque no mejor sentir

estos labios, estas manos

que no paran aunque estoy tan débil

de intentarlo y fallar tanto,

las marcas en mis brazos dicen:

Pronto sentí una profunda mirada clavada en mi rostro, y no venía de cualquier persona, sino de Victoria. Cuando mi mirada chocó con la suya me recorrió un escalofrío. Y no un escalofrío como el que sienten todos cuando las divinas los desafían con sus penetrantes ojos, era de terror.

No pude moverme ni dejar de contemplarla. Era sumamente hermosa, y por la forma en que sus labios se curvaban en esa macabra sonrisa, todo tenía sentido.

No puedo prometer un "por siempre"

ni siquiera se si puedo un "hoy",

todo lo que diga esta noche

olvídalo…

A Victoria Platt no le caía en ningún sentido bien.

Soñaré contigo si puedo dormir,

las noches son largas

desde aquel día

en el que yo te conocí…

Edward POV

La noche no iba muy bien. Había discutido con Bella y me había puesto celoso por los chicos que la acosaban, luego nos reconciliamos y bailamos, luego ella se suelta llorando por una razón que no entiendo, luego aparece el mastodonte de su ex novio y casi la saca a jalones de nuestra mesa, y cuando ella se va...me amenaza.

No sé ustedes, pero a mí no se me hace divertido.

La seguí cuando un extraño la acompañó al jardín, pero al parecer ya se conocían; y eso no era todo, a ese tipo le gusta Bella y ella no parece disgustada con ello.

Después de todo, Isabella Swan es así, ¿no?

Mi ángel de la guarda

aguarda en tu cama

lo envié a cuidarte,

por tu bien alejarte

para siempre de mi…

Por lo menos aceptó mis disculpas y le gustó mi regalo. Pensé que lo decía por cortesía o para no arruinar nuestra recientemente restablecida amistad, pero en verdad le agradó.

Y desde el momento que se lanzó a mis brazos me prometí algo a mí mismo: No iba a permitir que ese brillo en sus ojos volviera a desaparecer, así tuviera que dar mi vida para que lo conservase.

Y no me arrepiento de

nada que hice ayer

me arrepiento de lo que pude haber hecho,

haber dicho

y ya no podré hacerlo jamás…

Bella por fin volvió a moverse, ya me estaba preocupando. Se giró y vino hasta mí para detenerse a mi lado.

-No te rías..-dijo en un susurro. -...pero esa chica me da miedo.-lucía seria, precavida; no pude evitarlo y me reí. –Te dije que no te rieras.- murmuró un poco más alto antes de golpearme el hombro juguetonamente con su mano.

-Lo siento, no pude evitarlo.- giró el rostro molesta, pero pude notar sus labios curvados en una sonrisa.

No puedo prometer un "por siempre"

ni siquiera se si puedo un "hoy",

todo lo que diga esta noche…

esta noche…

Me encontraba cantando esa canción, que en mi vida había escuchado, muy cerca de Bella; ella era la única que me escuchaba. Pero cuando la letra cambió al final me equivoqué y ella se rió.

-Eso no es justo, y lo sabes.- murmuré ante sus comentarios molestos.

-Oh, gran Edward.- dijo entre risas. –Perdone a esta pobre chica burlona.-

-Eres terrible.- la regañé molesto. –Realmente terrible.- su risa sonó alegre, musical, hermosa.

Soñaré contigo si puedo dormir,

las noches son largas

desde aquel día

en el que yo te conocí…

Ahora era ella la que cantaba con total armonía. Su voz era perfecta para la canción, incluso me incliné hacia ella para escucharla mejor. Sus mejillas se tiñeron de rojo y su corazón se aceleró un poco, sonreí divertido.

Estaba a punto de besarla cuando su mano tocó mi mejilla. Buscó con sus ojos los míos y sonrió un tanto avergonzada.

-¿Puedes ayudarme?- asentí sin saber que hacer. Me dio su mano y la ayudé a subir al escenario improvisado, donde la mano del cantante la esperaba.

Los dedos del chico se entrelazaron con los de ella. Lo miré de forma asesina, tal como esa chica miraba a Bella.

Mi ángel de la guarda

aguarda en tu cama

lo envié a cuidarte,

por tu bien alejarte

para siempre de mi…

Terminó de cantar y le sonrió a Bella, ella desvió un poco la mirada, avergonzada.

Colocó una pequeña caja de terciopelo negro sobre su mano. Bella le miró asombrada, incapaz de creer lo que sus ojos veían. La abrió con lentitud, y el brillar de una piedra azul la dejó sin aliento.

Las divinas subieron al escenario y la abrazaron.

-Dulces diecisiete, Bella.- la sortija brilló en su dedo. Entonces noté las manos del resto, todas iguales.

Por lo visto las divinas obtenían obsequios distintos cada año. Un arete a los quince, un tatuaje a los dieciséis y una costosa sortija a los diecisiete.

El tal James, creo que así se llama, se acercó a ella y colocó en su mano otra caja pequeña. Bella le miró con extrañeza.

-De tus padres.- le dijo. Ella asintió y la abrió. -¿Qué te parece?- preguntó ante una Bella Swan muda de asombro.

-¡No inventes!- chillaron las cuatro divinas a la vez, mirando relucir unas llaves entre los dedos de la segunda al mando.

Porque eso era un regalo fantástico. Renée y Charlie Swan le habían comprado a su hija un costoso BMW color plata, el modelo que aún no salía a la venta. Los chicos lo estudiaban con anhelo, las chicas con fingido entusiasmo.

Bella se acercó a mí, restándole importancia al montón de gente admirando su auto.

-Sigo prefiriendo tu volvo, Edward.- dijo deteniéndose ante mí. Le sonreí y ella me devolvió el gesto, al mismo tiempo que pasaba las manos por su cintura y ella lo hacía por mi cuello. Sus labios y los míos se juntaron en un beso más suave de los que solíamos compartir.

Capítulo 15: Capitulo 15 Capítulo 17: Capitulo 17

 
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