BPOV
Al día siguiente al despertar de un plácido sueño, solo esperé la llamada de Edward para saber a que hora me vendría a buscar. Esperé ansiosa toda la mañana, a ratos me quedaba recordando lo vivido ayer en el parque. Fue tan glorioso, tenerle así, tocándonos sintiendo cómo nos derretíamos con solo nuestras manos en nuestros puntos más vulnerables. Con solo pensar en ello, mi cuerpo comenzaba a reaccionar y dejaba mis pensamientos a un lado y me concentraba en lo que tenía que hacer.
Al volver a leer el mensaje que me envió Edward, me sentía impaciente pero a la vez muy nerviosa, quería causar una buena impresión al resto de la familia que aún no me conocía. Iba a ser la primera vez que iba a la casa de Edward como su novia. Eso me hacía sentir más nerviosa.
Edward me había llamado como las once a.m. para avisarme que pasado el medio día vendría a buscarme. Me apuré de terminar todo y me alisté. Me puse unos jeans ajustados y una blusa provocativa, quería tentar a mi amado para así vivir las sensaciones del día anterior, pero debía comportarme. Estaría en la casa de Edward junto con la familia, y sería muy malo que mis hormonas me traicionaran en ese momento. Pero ¿cómo no tendríamos un momento a solas? Ojalá.
Ya era la hora, en cualquier momento llegaría Edward. Estaba en mi dormitorio poniéndome los últimos detalles, cuando sentí el motor del volvo de mi novio. Sentí tocar y esperé unos segundos, bajé rápidamente, esperando no tropezarme, pero llegué sana y salva a mi destino, abrí la puerta y ahí estaba, con una sonrisa en sus labios. Lo único que atiné fue lanzarme a sus brazos y abrazarlo fuertemente sintiendo que él hacia lo mismo. En un segundo Edward se separó y me besó pero casi sin tocar mis labios, me sentí extasiada, fue un beso tan suave pero tan bello.
-¿Estás lista para irnos? – me preguntó sin sacar sus labios de mí.
-Sí, deja ir a buscar mi celular y las llaves de la casa- le dije sonriendo al verle con su trompita estirada, se veía tan hermoso.
Nos subimos al carro y nos besamos antes de ponernos los cinturones de seguridad.
-¿Edward hoy le diremos a tu familia lo de nuestros planes?- pregunté.
-¿qué planes amor?- me dijo incrédulamente.
-que queremos casarnos- le dije mirándolo fijamente.
-ah, eso, bueno si tu quieres se lo contamos hoy cuando estemos todos reunidos, aunque faltaría tu padre- me dijo con cautela.
-¿Edward no quieres casarte conmigo ahora?- le pregunté.
-Bella, ¿por qué preguntas eso?-
-es que no te veo entusiasmado- le dije haciendo un pucherito.
-amor, es solo que ayer dijimos que lo dejaríamos para más adelante, ¿te acuerdas?- me dijo besando mi mejilla tiernamente.
-bueno entonces dejémoslo para más adelante-le dije tristemente.
-Bella…, no quiero que esto sea un obstáculo entre nosotros- me dijo frunciendo su frente angustiosamente.
-no te preocupes amor, fue solo que pensé que cómo estaríamos en familia, pero ya pasó, no te preocupes- le dije haciendo que no me importaba demasiado, pero era solo para disimular mi pesar por sentir a Edward que no quería lo mismo que yo.
Nos fuimos rumbo a la casa de mis suegros y me fui callada todo el camino. Creo que él se dio cuanta de que iba sentida, no estaba enojada solo que me daba tristeza al pensar que para Edward no estaban los planes de unirnos en matrimonio, por lo menos en un tiempo cercano. Al llegar paró el auto y apagó el motor. Esperamos unos segundos antes de bajar pero Edward habló.
-¿Bella?, no quiero que pienses que no quiero casarme contigo, es lo que más anhelo en estos momentos tenerte conmigo como mi mujer, pero creo que debemos estar seguros en la fecha y hacerlo como corresponde. Yo aun no le he pedido la mano a Charlie, menos le he pedido permiso para salir contigo como mi novia, es…- le interrumpí sin que siguiera hablando.
-Edward, mi Edward, no sabes lo feliz que me haces al escucharte decir eso. Tú eres lo más importante, todo lo demás lo he dejado a segundo plano- le dije mirando sus hermosos ojos.
Me tomó entre sus brazos y me besó tiernamente.
-no te olvides nunca Bella que te amo más que mi vida y que en este momento eres y serás lo más preciado- me dijo sin dejar de besarme.
-y tú lo eres para mí Edward-
Edward me dio la mano para bajar del carro y me la apretó sabiendo que estaba muy nerviosa. Entramos y nos fuimos directo a la sala, ahí estaban todos reunidos. Sentí mis mejillas arder cuando vi a su enorme hermano, Emmett era muy musculoso, muy lindo aunque era distinta la belleza a mi Edward. Emmett tenía una sonrisa de niño, se les hacían margaritas en sus mejillas, se veía adorable.
Edward saludó a su hermano un fuerte abrazo. Se veía cuanto amor había entre ellos, Edward se veía tan feliz.
Saludó a un hermosa mujer que supuse que era la novia de su Emmett, era como de esas modelos de revistas de moda, rubia, su tez lisa como porcelana aunque no tanto como la mía,… realmente era muy linda, me dio un poco de celos al ver a mi novio cerca de ella, aunque sabía que él solo tenía ojos para mí.
-¿Edward y no nos vas a presentar a esta hermosa dama?- Emmett le dijo sin dejar de mirarme.
-Oh perdón, hermano y cuñadita ella es Bella, Bella él es Emmett y Rosalie- nos dijo presentándonos mutuamente. –es mi novia.
-no sabía que tenías tan buen gusto hermano- dijo Emmett con picardía.
-es un gusto Bella- se me acercó. -¿cómo conquistaste a mi hermano, si este es tan tímido?- me dijo sonriendo.
-en realidad yo no sé cómo él se fijo en mi- le respondí sonrojándome mirando a Edward.
Sin decir nada más Esme habló.
-bueno mejor pasemos a la mesa, el almuerzo esta servido, Bella siéntete en tu casa- me dijo Esme.
-gracias señora- le respondí amablemente.
-Bella dime Esme- me dijo guiñándome el ojo.
Me sentí tan aliviada al saber que le había caído bien a Emmett y a Rosalie, ya que en la mesa estuvimos hablando de muchas cosas. Ella era muy agradable a pesar de su seriedad.
La comida estaba deliciosa Esme realmente era una maestra en la cocina.
Después de comer casi todos se dirigieron a la sala para ver jugar a Jasper y Emmett en uno de sus juegos favoritos. Edward me llevó a su dormitorio para que lo conociera. Me sentí incomoda en esa situación ya que no era prudente que todos se quedaran en la sala y nosotros nos escapáramos.
Edward se dio cuanta de mi incomodidad y dijo. -cariño no te voy hacer nada- me dijo con una sonrisa sin soltarme la mano.
-es que no sé si esta bien que me lleves a tu habitación, estando todos en la sala- le dije.
-solo quiero que la conozcas, además de estar un momento solos- me confeso haciendo que me apretara más fuerte mi mano.
-¡llegamos! Te presento mi rincón más preciado- me dijo orgullosamente haciendo que entrara.
Me quedé sin habla, sorprendida de su hermosa habitación, todo estaba tan ordenado, sus estantes llenos de libros, otros llenos de CDs, su cama amplia y hermosamente tendida. De pronto fui donde él y le tomé del cuello y lo besé con desesperación. Sentí como sus manos reaccionaron inmediatamente a mi contacto y me abrazó tomando mi cintura atrayéndome más a él. Sin decir nada nos comenzamos a acariciar sutilmente por encima de nuestras ropas sin despegar nuestros labios. Sentía cómo me sentía húmeda entre mis piernas y como mis pechos ya sentían la reacción de sus caricias. Era Edward el que me tocaba, me sentía regocijada por saber que él me deseaba. Comencé a jadear de tanto placer y eso fue la perdición, ya qué él se separó bruscamente.
-¡Bella! No quería que esto pasara hoy, quería que fuese un día sin impulsos- me dijo frunciendo su frente y con enojo en sus palabras.
-¡Edward perdona! No quise, es solo que no pude controlarme al ver tu habitación que es tan perfecta como tú- le dije casi tartamudeando por su reacción.
-amor no eres tú, yo también tengo culpa, no puedo pretender que no me pasa lo mismo que tu, eres mi tentación y pensé que hoy iba a ser diferente, pero te deseo tanto, que no sé cuanto tiempo podré controlarme- me dijo jadeando.
-lo único que quiero es verme unida a ti para toda la vida Edward, quiero ser tu mujer, tu amante, tu compañera, la que te cuide cuando estés enfermo, la que te ame cuando quieras tomarme, la que te cocine para que estés siempre sanito, quiero ser todo para ti- le dije acercándome a él quedándome en frente.
-Bella en dos meses, ¿te parece bien?- me dijo sin comprender sus palabras.
-¿en dos meses qué?, no entiendo- le dije.
-¿está bien que en dos meses más fijemos la fecha de nuestro matrimonio?- me dijo mirándome.
Sin decir nada solo sentí que mis ojos comenzaban a llenarse de lágrimas por la emoción de saber que quería casarse conmigo y en dos meses, no lo podía creer, sería de él y de nadie más. Le respondí que si quería y estaba de acuerdo de la fecha, le abracé y lo besé con euforia.
-entonces debemos hacer las cosas como corresponde, el próximo sábado le pediré a mi madre que haga una cena para la familia e invitaremos a Charlie para pedir tu mano, ¿te parece?- me dijo mirándome. -Bella me haces tan feliz al saber que esto lo deseas tanto cómo yo-
-me haces tan feliz Edward, será una sorpresa para mi padre, sé que estará muy feliz con la noticia- dije con alegría sabiendo que estaría de acuerdo, ya que Edward era el hombre ideal para mí, además sabía lo que yo sentía por él y él por mi, así que estaba tranquila por la reacción de mi padre.
Pasamos la tarde en la habitación planeando algunas cosas, entre caricias que hacían que mis hormonas despertaran pero a la vez se adormecían, besos que me hacían que mis entrañan añoraran el momento de ser suya y mimos que hacían verle tan preciado y tan valioso. Fue una tarde linda, ya que nos dimos cuanta que podíamos estar juntos sin que las hormonas estallaran a mil por hora.
No nos dimos cuenta como pasaron las horas y ya era de cenar, sentimos la puerta tocar y era Esme, nos venía a buscar para cenar. Me sentía tan bien junto a ella, me daba una confianza tan grande, le tomé de su brazo y bajamos dejando a Edward detrás de nosotras.
Estábamos en la mesa, todos reunidos cuando de pronto Edward pidió la palabra. Se levantó y dijo. -familia su atención por favor-
-quiero pedirles que el próximo sábado no hagan ningún plan para esa noche, tendremos una cena familiar, eso implica nosotros y el padre de Bella- dijo mirándome.
-familia ustedes son los primeros en saber que Bella y yo nos casaremos en dos meses más- dijo casi tartamudeando.
-¡hijo esto no es una broma!- dijo Carlisle.
-no papá, esto va enserio- dijo sin quitarme la vista. –así que mamá debes pensar que vas a preparar para ese día ya que pediré la mano de Bella a Charlie.
-¡claro hijo! ¡estoy tan feliz por ustedes!- dijo Esme con emoción en sus palabras a punto de llorar de la felicidad que le hacía escuchar la noticia.
-hermano estoy feliz por ti, bueno por ustedes, hacen una pareja hermosa y se nota que realmente hay amor entre vosotros- dijo Esmett acercándose y abrasándolo fuertemente y dándome un beso.
-gracias Emmett- le dije.
-no saben lo feliz que me hacen a escuchar que están de acuerdo con nuestra decisión- dijo Edward. -¿papá tu que piensas?
-creo que desde que Bella llegó a tu vida, supe que llegaría este momento, y estoy feliz hijo mío- dijo Carlisle muy emocionado.
-Carlisle agradezco tus palabras, no sabes lo feliz que haces a Edward y a mí- dije dándole un beso en la mejilla con gran ternura.
-con razón te enamoraste tan rápido de Bella hijo- dijo Carlisle. –Si es tan dulce- reímos todos por lo que había dicho Carlisle y por la noticia que le habíamos dado y yo roja como un tomate pero a la vez muy feliz.
Terminamos de cenar y nuevamente nos fuimos al dormitorio, puso un CD de música lenta cuando lo tomé por la cintura. Le tomé por detrás, y apreté con todas mis fuerzas.
-no te muevas amor, quiero sentirte así- dije con mi rostro pegado en su espalda.
-ok, no me moveré- me dijo tomando mis manos y acariciándolas.
Lo olía profundamente para recordar su esencia, era tan exquisito, era una mezcla de perfume y hombría, ¿cómo lo añoraba?, sin más lo giré y le quedé mirando.
-hermosa cena mi amor, me encantó compartir con tu familia- le dije mirándolo fijamente.
-la que ya es tu familia Bella- me dijo rectificándole que desde que estoy en su vida, todo lo él me pertenecía.
-¿Edward, te veré en una semana cierto?- pregunté con mucha pena.
-bueno aunque no queramos, pero es lo mejor, solo será por estas tres semanas Bells, hasta que de el examen, solo nos veremos los viernes, sábado y domingo ¿estas de acuerdo?- me preguntó con cautela, sabiendo que ninguno de los dos queríamos pero que era necesario.
-no quiero pensar que por mi culpa sales mal en tu examen amor, así que aunque me cueste no verte durante la semana, esperaremos hasta el viernes- le dije acercándome y apegándome cada vez más, hasta quedar encajada a su cuerpo en forma magistral.
Nos comenzamos a acariciar mutuamente, nos recorríamos por todas partes. Al sentirlo que ya estábamos haciendo estragos, sentí como su miembro ya estaba erecto, vi sonrojarse a Edward y me soltó sutilmente, pensó que no me había dado cuenta y disimuladamente fue a cambiar el Cd.
Me quede ida en mis pensamientos. Él se acercó y siguió devorando mis labios. Ya se había tranquilizado, admiraba su autocontrol, sabía que tenía que aprender de él. Aunque fuese difícil por lo tentador que me hacía sentir solo verle.
-¿Bella?- me dijo susurrando.
-¿mmm?- seguía besándolo.
-¿me extrañarás?- me preguntó casi en un murmullo.
-¡con toda mi alma! añoraré el viernes para verte de nuevo- le dije separándolo y mirándolo a los ojos fijamente para que no tuviera ninguna duda.
-recibirás todos los días muchos mensajes amor, así sabrás que estoy pensando en ti, ¿ok?- me dijo abrazándome.
-Bueno amor, llévame a casa, no quiero llegar tarde mañana- le dije dándole un beso rápido en sus labios.
Al bajar vimos que aun todos estaban en la sala y me despedí de todos dándoles las gracias por todo.
Después de eso me llevó a casa por lo tarde que era y vimos que la casa estaba con luz, supimos que Charlie estaba en casa. De pronto Edward me dice lo que intentaba hacer y me puse nerviosísima, aunque sabia que mi padre lo tomaría bien, pero era nuestra primera vez que tendría respecto a la situación.
Al entrar Charlie estaba en su sillón viendo televisión. Para calmar mis nervios fui donde él saludándole con un beso y un abrazo y le dije en el oído que Edward quería hablar con él.
Se paro frente a Edward en forma seria y le saludó.
-¡buenas noches Jefe Swan!- dijo Edward con timidez viendo como sus mejillas se enrojecían.
-¡buenas noches Edward! Bella me dijo que querías hablar conmigo- hablo mi padre con suspicacia.
-sí, en realidad quiero ir directo al grano y no andar en rodeos con usted- no sé de donde salieron sus palabras y el valor para hablarle. –Se habrá dado cuenta que desde que nos conocemos con Bella hubo una atracción inmediata entre nosotros y que es evidente, ¿creo?- le dijo con una sonrisa en sus labios a pesar del nerviosismo. –y queremos su consentimiento para vernos no solo como amigos sino como novios, eso sería para los dos una enorme alegría tener el consentimiento completo de nuestra familia- le dijo. –es por eso que quiero pedirle permiso para venir a ver Bella como mi novia.
Charlie sonrió y le abrazó sin decir nada en ese momento, solo que cuando lo soltó y le tendió la mano, dijo -¡claro que tienen mi consentimiento! He esperado esto desde que mi hija llegó aquí, me hacen muy feliz al saber que están juntos, creo que mi hija tiene un buen gusto como al igual que tu, creo que hacen una hermosa pareja y que me harían más feliz si algún día formaran una familia- dijo abrazándome después que le soltó.
-Bueno yo me retiro, me voy feliz y tranquilo Charlie por su apoyo- dijo ya tranquilo y con una sonrisa en sus labios por la felicidad que le inundaba, se despidió y le acompañé a la puerta.
-nos vemos el viernes amor, extráñame tanto como yo- me dijo besándome.
-espero que los días pasen rápidos para estar junto a ti nuevamente- le dije con pesar.
-no sabrás cuando ya sea viernes y estemos así otra vez- me dijo besándome suavemente.
Nos despedimos y se fue a su carro mientras entraba en casa. Volví a la sala y abracé a mi padre por darnos esa alegría.
-papá no sabes lo feliz que me hace saber que estas de acuerdo la relación con Edward- le dije sin desprenderme de él.
-hija, tu me haces feliz al verte así de radiante- me dijo acariciando mi cabello.
-¿papá? ¿de verdad te gustaría como yerno?- le pregunté sabiendo la respuesta.
-¡claro! Edward es perfecto para ti, son el uno para el otro, siempre supe eso, antes que vinieras, cuando le conocí supe que era para ti, por eso no me sorprende que estén juntos tan luego si llevan tan poco conociéndose. El destino en algún momento los haría juntarse y ya lo hizo, así que me hacen muy feliz.
-gracias papito, ¡buenas noches!- le bese en la mejilla y me fui a mi dormitorio, tomé una toalla y me fui a dar un baño. Después que me sequé el cabello, me puse el piyama y recibí un mensaje.
"Te amo Bella, ya añoro tenerte entre mis brazos, en mis labios…quiero que llegue el día en verte aquí a mi lado y compartir cada noche de nuestras vidas esta cama…dulces sueños... tuyo, Edward".
Me quedé dormida placenteramente pensando en mi amado y en su añoranza que también era la mía. Añoraba estar a su lado y velar sus sueños, tomarlo como mío cada vez que se me apeteciera sin tener de qué preocuparnos. Él era, es y será mi hombre para toda la vida.
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