Ajenos al destino (+18) ©

Autor: vickoteamEC
Género: General
Fecha Creación: 12/09/2011
Fecha Actualización: 14/02/2012
Finalizado: SI
Votos: 12
Comentarios: 164
Visitas: 72697
Capítulos: 20

 

¡FINALIZADO!

Isabella Swan, una exitosa empresaria decide dar un giro a su vida mudándose al pequeño pueblo en el que vivió cuando era niña.

Tras un gran agotamiento físico y mental; decide dejar a cargo de sus negocios a Ángela, su mejor amiga y socia. Y retirarse del ajetreo, las prisas y la adicción al trabajo que le ocasiona su vida en la gran manzana. Deja atrás computadoras, teléfonos celulares de última tecnología y coches modernos; para ahora enfrentarse a biberones y pañales. Entrega solicitud en una importante agencia de niñeras en Port Angeles, en la que es aceptada de inmediato.

Tras el inesperado cambio, toma la decisión de vivir de nuevo con su padre en el pequeño pueblo de Forks y retomar su antigua vida entre las montañas y los bosques.

El destino le tiene preparadas muchas sorpresas, entre ellas una pequeña que deberá cuidar como parte de su trabajo y que la hará retomar el curso de lo que, según ella, estaba en el pasado y jamás volvería a ocurrir.

 

*******************

Los personajes (y todos sus derechos) son propiedad de Stephenie Meyer. Sólo la trama es de mi creación.

 

PROTEGIDO POR REGISTRO DE DERECHOS DE AUTOR  SAFE CREATIVE

 

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Capítulo 14: VALE LA PENA INTENTAR

 

HOLA!!!!!!!!!!!!!!! Sé perfectamente que no las merezco, me he tardado montones!!!!

Éste capi va para las personitas que pasan en silencio, a quienes me comentan y en especial para mi "Bella-Bells", "Rb" y mi "Primooorr" Gracias!!!! Para ti tb mi Mou!!! y un enorme agradecimiento porque todo está perfecto!! n_n te adoro!!! Que felicidad!!!

Les debo las canciones, luego se las agrego y les aviso ^^

Decidí hacer éste capi en partes porque ya no aguantaba más sin subir!!!! 

Mil besos de bombón y.... GRACIAS


 

CAPITULO NUEVE - PARTE I


Las fiestas decembrinas con la familia fueron de lo más lindas: la primera navidad de Allie, la primera vez que Bella festejaba oficialmente como una Cullen y la esperanza de la dulce espera. Allie recibió más de lo que cualquier niña de su edad pudiera desear, sus “abuelitos” Charlie, Sue y Reneé no escatimaron en gastos para ella ni su hermanito o hermanita; en casa de los Cullen no se quedaron atrás. Al final del día Edward y Bella tenían un gran debate de sobre qué cosas llevarían a su casa y cuáles otras dejar en casa de los abuelos para cuando la niña los visitara.

 Los meses llegaron de uno en uno, tercos en pasar y afirmar que el tiempo no se detiene. Los Cullen seguían trabajando, Bella se dedicaba a su familia, mientras que Edward se encargaba de la empresa en Nueva York bajo la supervisión de su esposa.

A pesar de que día a día Bella notaba que todo iba de maravilla, jamás pudo borrar de su mente aquella horrible pesadilla. Pensaba muy a menudo en ella, incluso la llegó a considerarla una premonición.  Cuando Edward le preguntó sobre eso, sólo le dijo la parte en la que tenían cinco hijos, cosa que a él le parecía hermoso. Bella siempre despejaba su mente jugando con Allie, hasta que después de un tiempo ya no volvió a atormentarse con ello.

Un día Bella decidió esperar en casa mientras Edward iba por Allie, que se había quedado en casa de tía Rose. Bella estaba guardando la ropa limpia de la niña en la cómoda de su habitación. Cuando terminó se sentó en la silla mecedora, se balanceó mientras susurraba canciones infantiles y acariciaba su vientre en las partes donde sentía el movimiento de su bebé. Poco después Edward entró con Allie en brazos.

-Hola, princesa- saludó Bella. En cuanto la niña la vio, estiró sus bracitos hacia ella e hizo gimoteos de impaciencia.

-¿Extrañaste a mamá?- preguntó Edward mientras se acercaba a la silla para dejar a Allie en sus brazos.

-¿Cómo te portaste, Allie?- dijo Bella cuando pudo abrazarla.

-Rose dijo que muy bien. Emmett te mandó una charola de botanas, dijo que de seguro se te antojaban.

-Estoy segura que sí.

-Voy a sacarlas de los refractarios- Bella asintió y vio cómo él salió de la habitación.

-Allie, estás muy pesada, ¿en qué momento creciste tanto que yo no me di cuenta?- la niña contestó con una hermosa risa infantil, haciendo reír también a Bella.

La pequeña estaba cada día más grande y parecida a Edward. Era una niña muy lista, sociable, encantadora y sonriente. Estaba a nada de cumplir un año y para esas alturas Alice ya traía vuelta loca a Bella con los preparativos de la gran fiesta de Allie. 

-¿Qué hacemos, Allie? ¿Leemos un poco o prefieres jugar?- dijo Bella meciéndose suavemente.

La pequeña Allie puso una manita a cada lado del rostro de Bella, se acercó con cuidado y rozó su naricita con la de ella. Bella rió, ese gesto siempre lo tenía con la niña  y parecía haberlo aprendido. Sin quitar las manitas de su rostro, se quedó viendo directo a los ojos de Bella durante unos segundos; ella pensó por un momento que la niña la veía como si quisiera decirle algo, luego le sonrió para obtener como respuesta una linda sonrisa de dos dientitos. Allie comenzó a reír arrugando su naricita, imitando el gesto de Bella al reír a carcajadas, luego se quedó seria observando detenidamente a Bella.

-¿Qué pasa, mi niña?- preguntó Bella encantada con la linda Allie.

Los ojitos verdes de Allie siguieron enganchados por un momento al rostro de Bella, luego tomó una pequeña bocanada de aire. Bella pensó que empezaría a gritar y balbucear, pero no fue así.

-M…mmm...ma…mamá- Bella no daba crédito a sus oídos, comenzó a parpadear rápidamente para evitar el llanto y la respiración se le atoró en la garganta.

-¿Qué? ¿Qué dijiste?- susurró sofocadamente.

-Mamá- repitió la niña con su dulce timbre infantil.

-Allie- dijo Bella fascinada por lo que su niña había aprendido a decir –Edward- llamó en voz alta.

-¿Qué, qué pasa?- dijo entrando casi corriendo a la habitación.

-Mi amor, dilo. Vamos, repítelo- pidió Bella.

-¿Habló?- preguntó Edward con los ojos como platos.

-Sí.                                     

-¿Qué? ¿Qué dijo?

-Repítelo, cariño. ¿Sí? repítelo para papá, dilo- rogaba Bella a Allie que sólo los veía intercaladamente, atenta.

-Vamos, hazlo por mí- pidió Edward. La pequeña rió y dio saltitos entre los brazos de Bella.

-Ya no la hará- dijo Bella con derrota.

-Mamá… ¡Mamá!- Allie comenzó a gritar la palabra y a repetirla una y otra vez.

-¿Te dice mamá?- preguntó Edward tontamente, como si no pudiera creerlo. Bella sólo asintió –Mi niña ya dice mamá- dijo cargándola y alzándola por el aire.

-¡Mamá! ¡Mamá!- repetía Allie riendo y dando saltitos en los brazos de Edward.

El acontecimiento fue festejado por todo lo alto, todos felicitaron a Emmett, porque cuando estuvo en su casa le enseñó a vocalizar hasta que pudo decir la palabra. El orgulloso tío prometió llevársela a su casa de nuevo para enseñarle más palabras.

Tal y como lo prometió, Emmett pasó por la pequeña para sus “clases”. Estuvo dos días completos en casa de sus tíos, cosa que sus papis aprovecharon para acomodar el cuarto del nuevo bebé. Estaban de lo más entretenidos cuando el timbre sonó, los dos sabían que su pequeña ya había llegado, por lo que salieron a recibirla tomados de la mano.

-¡Hola!- dijo Emmett brincando como conejo hacia el pequeño recibidor con Allie en brazos. La niña manoteó entre los brazos de su tío y rió divertida.

-¡Emmett, no la estrujes!- ordenó Edward, Bella soltó una risita y después de un pequeño ataque de risa grupal, todos se quedaron serios por un momento.

-¿Le enseñaste algo?- dijo Bella insinuante.

-¡Claro! Ésta pequeña es muy lista y aprendió algo que les va a encantar-explicó Emmett, haciendo que los ojos orgullosos de los padres brillaran expectantes.

-¿Qué aprendió?- preguntó Edward.

-Allie… dilo- le pidió Emmett viéndola fijamente –Di lo que has aprendido, Allie- la niña miró a todos a su alrededor, sonrió y apretó la nariz de su tío, haciéndolos reír.

-Allie- dijo Bella estirando sus brazos para cargarla.

-¿Qué aprendiste, princesa? ¿Puedes repetirlo para mí?- dijo Edward.

-Anda, bebé. Dilo- pidió Emmett.

La pequeña se concentró en los tres pares de ojos que la observaban y tomó aire para hablar. Los tres pusieron toda su atención en ella.

-Vamos, Allie- alentó Bella. La niña sonrió y dijo la “famosa” palabra de golpe.

-Caajo- dijo con sus ojitos brillando de emoción.

-¿Qué?- susurró Bella.

-¡Caajo!- repitió entusiasta,

-¡Emmett! ¿¡Qué rayos le enseñaste!?- dijo Edward molesto.

-E…es…espera, hermanito… yo…- intentó explicar Emmett.

-¿¡Qué!?

-N…no…no es lo que estás creyendo.

-¿¡Cómo que no!?- Bella y Allie los veían con los ojos muy abiertos.

-Espera… Edward… ¡Edward!

-Deja que se explique, Edward- intervino Bella.

-Ella quiere decir “escarabajo”. Estábamos Rose, Al y yo en el jardín; Allie vio uno, Rose lo tomó en su mano y se lo mostró a Allie. Ella estaba fascinada con el bicho, con su mirada nos preguntaba qué era y no paramos de decirle que era un escarabajo. Eso sí lo aprendió pero la “palabra del día” no- dijo viendo a Edward con convicción y a Allie con reproche.

-¿Ves?, todo tiene una sana explicación- reprendió Bella a Edward.

-¡Gracias, cuñada!- dijo Emmett abrazando a Bella -¡Mal pensado!- dijo mirando a Edward con el ceño fruncido.

-Lo siento- se disculpó apenado.

-Tienes la mente retorcida- continuó diciendo Emmett.

-Lo siento.

-Yo soy un niño bien portado, pero tú…

-¡Lo siento!

-Ok- luego Emmett sonrió como si nada hubiera pasado y cargó a Allie en brazos.

Ese día, mientras Edward trabajaba en los asuntos de Nueva York, el teléfono sonó.

-¿Hola?- atendió Edward.

-Hola, Edward. ¿Cómo están?- saludaron del otro lado.

-Muy bien, Ang. ¿Quieres que te comunique a Bella?

-No. hablo por un… problema que hay en la empresa.

-¿Qué pasa?

-Nos han involucrado en un fraude.

-¿Qué? ¿De nuevo?

-Sí. ¡Todavía no lo puedo creer!

-¿Qué pasó?

-Embaucaron nuestras entregas de material, distorsionaron los informes de calidad, pero cuando el cliente recibió el pedido se dieron cuenta de que el producto estaba muy por debajo de los estándares.

-¿Cómo demonios pasó eso?

-No lo sé. Nuestros abogados dicen que será muy difícil probar que no somos culpables de la entrada de material defectuoso. Viéndolo desde una perspectiva externa… tienen razón.

-No podemos dejarnos vencer por quien sea que quiera perjudicarnos.  

-Edward, será muy difícil.

-Pero no imposible.

-Tendremos una pelea muy reñida.

-Contrata el mejor despacho de Nueva York, yo llamaré al abogado de mi familia y contactaré con su firma en Seattle.

-Ok- dijo Ángela tomando nota de todo.

-Estaremos en contacto.

-De acuerdo. No le diremos a Bella, ¿verdad?

-Por supuesto que no.

-Ok, lo entiendo. Saludos a ella y a Allie.

-Yo les digo, adiós.

Después de la llamada, revisó el correo que había llegado en la semana. Quiso morir de rabia cuando encontró un oficio que le informaba de la última “gran idea” de Victoria. Decidió apelar, de nuevo, la sentencia del juez, pelearían otra vez la custodia. No podía sentirse más estresado, todo parecía una horrorosa pesadilla que lo perseguía una y otra vez. No sabía ni siquiera cómo decírselo a Bella, no se sentía seguro, no hallaba ni qué palabras usar. Decidió esperar un poco, ver cómo pintaban las cosas y después hablar con ella. No la atormentaría con algo de lo que no estaba muy bien enterado.

Poco tiempo después hizo un viaje a Seattle para reunirse con la firma de abogados que seguiría el caso de Nueva York. Para esto le dijo a Bella que tenía que arreglar algunos “asuntos”, sin llegar a confesarle el verdadero motivo. Edward había regresado muy molesto, el problema era más serio de lo que había imaginado y lo frustraba el hecho de no haberle contado nada a Bella. En cuanto llegó, ella anduvo detrás de él pidiendo su opinión sobre algunos detalles para la fiesta de Allie, Bella era muy insistente y Edward no estaba de humor.

-¿Entonces…?- preguntó Bella por enésima vez sobre algo relacionado con el tono de los manteles.

-No sé, Isabella. No lo sé- dijo Edward con firmeza. Bella se le quedó viendo con los ojos abiertos y un leve puchero.

-¿Edward…?

-¿Qué?- preguntó con cansancio. Girándose al ventanal.

-Tú… tú…

-¿Yo?, ¿yo?- Bella hizo un puchero, su labio inferior tembló, suspiró entrecortadamente y soltó el llanto. Edward volteó rápidamente a verla -¿Y ahora qué?

-Tú me gritaste- dijo Bella llorando inconsolable.

-¿Qué?- Bella no respondió, sólo sorbió la nariz y siguió llorando.

-Te enojaste conmigo- acusó entre espasmos de llanto.

-Por favor…-dijo él intentando acercarse, Bella dio un paso hacia atrás impidiendo que él la tocara.

 -¡No! ¡Tú te enojaste conmigo! Me dijiste… I…Is…Isabella- le dijo aumentando sus sollozos.

-Bella…

-¡Ah! Ahora sí, soy “Bella”- dijo ironizando.

-Por favor.

-¡No!

-¡Hola!- canturreó Alice apareciendo por la puerta -¿Qué… ¡qué demonios le hiciste!?- dijo corriendo hacia Edward. Cuando estuvo lo suficientemente cerca su pequeño puño impactó en su brazo.

-¡Au!        

-¡Te lo mereces! ¿Cómo se te ocurre hacer llorar a una mujer embarazada?

-P...pe…pero…

-¡Pero nada!- dijo dándole una mirada envenenada –Oh, ven aquí Bells- dijo abriendo los brazos para ella.

La estrechó cariñosamente entre sus brazos y la encaminó a uno de los sillones. Se sentó y acomodó los cojines a su alrededor, puso el más esponjoso sobre sus piernas permitiendo que Bella se recostara, Alice le hizo cariño en el cabello mientras Bella acariciaba su hinchado vientre. Poco a poco los espasmos de llanto disminuyeron, hasta que sólo fueron suspiros y uno que otro sorbido de nariz. Edward miró preocupado en la entrada de la habitación, no quería que Bella llorara de nuevo. Luego de un rato Rose y Emmett llegaron.

-¡Hermano!- dijo Emmett saludando y dándole un golpe juguetón en el hombro.

-Shh, cállate Emmett- dijo Edward en voz baja.

-¿Qué pasa?- preguntó Rosalie preocupada.

-Hice llorar a Bella- dijo Ed con pesar.

-¿Qué? ¡Eres un idiota!- murmuró y entró rápidamente a la sala. Era sorprendente cómo Rose corría en sus enormes tacones como si nada.

-¡Sí! ¡Eres un idiota!- dijo Emmett entrando detrás de Rose. Edward se acercó, todos estaban sentados y alrededor de Bella; a él le dio gusto ver que ella sonreía por las ocurrencias y bromas de Emmett.

-¿Qué es lo que quieres? ¿Se les antoja algo?- preguntó Rose mientras acariciaba amorosamente el vientre de Bella. Ella asintió agachando la mirada y sonrojándose.

-¿Qué es lo que quiere este hermoso bebé?- preguntó Emmett pasando su mano sobre el vientre, el bebé comenzó a patear como respondiendo a la voz de su tío.

-Quiero…

-¿Qué cosa, Bella? Dinos, Emmett y yo vamos- dijo Rose.

-¡Yo también voy!- dijo Alice emocionada. Bella le sonrió  -¿Qué te traemos, Bells?

-Un hot dog con queso y mostaza, papas fritas sazonadas, pastel doble crema con fresas, un blizzard de fresas y pay de queso, y una malteada de oreo- dijo sonrojada.

-Ok, en un rato más volvemos- dijo Rose poniéndose de pie, Emmett y Alice salieron detrás de ella después de despedirse.

-Bella, lo siento- dijo Edward viéndola del otro lado de la habitación.

-No te preocupes. Supongo que estoy sensible.

-¿Bella?

-¿Sí?

-Te amo- ella sonrió y estiró su mano, invitando a Edward a que se acercara.

-Yo también, pero te perdono si me das un beso- Edward le sonrió, exactamente como a ella le gustaba, con una resplandeciente sonrisa que le quitaba el aliento. Le dio un dulce beso y luego se inclinó sobre su vientre para dejar un beso también ahí.

-Hola, bebé- saludó acariciando el vientre de su esposa.

-¿Sentiste eso?- dijo Bella sorprendida.

-Sí.

-Nunca se había movido así.

-Es muy fuerte- dijo Edward sin dejar de sentir a su bebé.

Tiempo después, los chicos llegaron cargando varias bolsas. Compraron hot dogs para todos; una orden mega-jumbo de papas fritas sazonadas, entre Emmett, Bella y el bebé apenas alcanzaría; un pastel entero doble crema con fresas, compraron un litro del blizzard que Bella encargó, además de uno individual para ella sola; y malteadas oreo para cada uno.

Todos se entretuvieron con lo que habían traído para comer; Bella desempacó emocionada su hot dog, cuando lo vio hizo un puchero y su labio inferior tembló. Todos estaban muy entretenidos en pláticas y bromas mientras acomodaban todo sobre la mesa. Edward notó la expresión de Bella y la miró.

-Bella, amor, ¿qué pasa?- ella no dijo nada y apuntó hacia su comida. Edward vio el hot dog y no encontró nada raro en él. Para ese momento todos dejaron de hacer lo que estaban haciendo y posaron su atención en Bella -¿qué tiene tu hot dog, mi amor?

-Es que…- suspiró y un par de lágrimas cayeron –Tiene… tiene cátsup- Edward vio a los demás con mirada asesina.

-¿Quién fue?- dijo en tono amenazador. Las chicas se giraron a hacia Emmett frunciendo el ceño, entrecerrando los ojos y negando en una expresión matadora.

-Fui yo- dijo encogiéndose en su lugar. Para ese momento Bella estaba llorando, de nuevo.

-Emmett- amenazó Ed.

-He… hermanito, yo…

-Emmett.

-Cálmate, Ed. Puedo explicarlo…- Edward no le dio tiempo de disculparse, se levantó de la silla y corrió detrás de él, dándole caza.

Las chicas vieron con indiferencia cómo ellos salían corriendo al gran patio trasero, deseaban que Edward le diera una lección. Luego se concentraron en Bella y en cómo hacer que dejara de llorar.

Un par de días después, sin decir nada que fuera verdad, Edward viajó de nuevo.  Estaba resolviendo los casos simultáneamente, la demanda en Nueva York y la apelación de Victoria. No sabía cómo terminarían sus problemas, ni hasta cuándo podría ocultárselo a Bella, sólo esperaba con todas sus fuerzas que sus múltiples líos se solucionaran.

*

*

*

Tanya y Victoria estaban en un café de Nueva York, conversando de sus maléficos planes y de lo que les esperaba en el futuro.

-¿Cómo llevas el asunto de la “empresucha” de Bella?- preguntó Victoria despectivamente.

-Mi personal se infiltró tan fácil, todo va de maravilla, en cuanto terminen las cuestiones legales la empresa de Bella quedará en la ruina. No será cómo la vez anterior, cuando pudieron superar sus “problemas” de auditoría- contestó como si estuvieran hablando del clima -¿Tú cómo vas con lo de la niña?

-Estupendo, en unos días tenemos la primera audiencia. Tanya, ¿estás segura que esta vez el juez fallará a mi favor?

-Por supuesto, amiga. Ya te expliqué cómo fue la vez pasada. Mi amigo estará a cargo del caso, ya no tiene motivo para dejar Seattle.

-Por el éxito- dijo Victoria alzando su taza de café a modo de brindis.

-Por el éxito- concordó Tanya con una maliciosa sonrisa.

Poco tiempo después Victoria llegó a casa de James, se sorprendió de encontrarlo en casa tan temprano.

-¿Qué haces aquí?- preguntó sorprendida.

-Quise pasar la tarde contigo, ¿te molesta?- preguntó él extrañado.

-No, claro que no- contestó ella sonriendo nerviosa.

-¿Qué pasa? ¿A dónde fuiste?- dijo James suavemente. Él no tenía ni la más mínima idea de lo que su amada esposa era capaz de hacer, no sabía nada sobre lo que estaba haciendo junto a Tanya ni de lo mal que se portaba con Edward, Bella y los Cullen.

-Es que… estaba con el abogado- dijo Victoria con dramática tristeza.

-¿Qué pasó? ¿Qué dijo? ¿Podrás traer a Allie?- la niña le daba mucha ilusión a James. Victoria suspiró teatralmente.

-Lo intentaremos de nuevo en un par de días.

-Todo saldrá bien, ya verás.

-Eso espero- dijo ella haciendo una mueca.

-No entiendo cómo es que Cullen puede ser tan despiadado y alejarte de tu hija- dijo él acercándose para abrazarla.

-Su lugar es a mi lado- dijo apretándose más contra James.

-No dejaré qué él les haga daño, ni que te sustituya con otra. Tú eres la madre de Allie, no la mujer con la que vive- Victoria sólo desvió la mirada y guardó silencio.

Para James los “malos del cuento” eran Edward, Bella y su familia. Victoria se había encargado de poner las cartas a su favor, tenía a los aliados correctos, su plan estaba trazado y confiaba en que el destino le daría la razón a ella.   

*

*

*

El día de la fiesta de cumpleaños de Allie llegó entre un gran movimiento de gente, decoraciones, comida y juegos infantiles. Ese día tenía cita con el obstetra, por lo que se alistó desde temprano para el festejo, fue al médico acompañada por Edward y dejó que Alice la sorprendiera haciéndose cargo de la imagen de la cumpleañera.

Todo salió de maravilla con la revisión médica, la doctora le dio cuatro semanas más para la que naciera su bebé. Edward y Bella ya sabían el sexo pero lo habían mantenido en secreto para sorprender a su familia.

Cuando llegaron a la casa de los papás de Edward se sorprendieron de ver la decoración que había desde el jardín delantero. La temática era de hadas, había figuras de árboles hechas con globos, columnas de globos de colores de fantasía, telas delicadas y vaporosas, flores y pequeños destellos por casi todo el frente; la decoración guiaba hacia el patio trasero que estaba decorado en los mismos tonos dulces, todo era como una enorme fiesta de té, en medio de un fantástico jardín que daba la impresión de estar en la mismísima tierra de “Tinkerbell”.

-Wow, está hermoso- dijo Edward sorprendido.

-Pero creo que hay mucha gente para ser un cumpleaños de un año- se quejó Bella viendo la cantidad de invitados.

-Créeme, a todos los conocemos- contestó él con poco entusiasmo.

A petición de Bella se acercaron a la mesa de postres, poco después un par de personas se acercó a ellos para conversar, eran amigos de Carlisle, los felicitaron por su familia y siguieron disfrutando de la linda fiesta. Bella llenó un plato mediano con pequeños pasteles, galletitas, merengues y postres dulces. Estaba por terminarse una deliciosa galleta con fresas cuando el remolino de Alice los interceptó.

-¡Qué bueno que llegaron!

-¿Por qué?- preguntó Bella escandalizada.

-Allie…

-¿Qué tiene? ¿No está por algún lugar, disfrutando de su fiesta? Se supone que la cuidarías- recriminó Bella.

-Un momento… ¿dónde están los demás?- interrumpió Edward.

-Adentro, es que no sabemos qué tiene. Sólo llora y grita, hemos intentado todo- explicó Alice.

-¿Ya la vio Carlisle?- dijo Bella.

-Sí, él y un par de pediatras que andan por ahí con sus hijos.

-¿Y qué dijeron?

-Que parecía un berrinche bien hecho.

-¿Cómo que “parece”? Llévame con ella- demandó Bella.

Llegaron a la habitación de la niña, todos estaban alrededor de Allie intentado que dejara de llorar, algunos tenía un juguete en la mano, otros hacían ruidos graciosos, otros muecas raras o interpretaciones ridículas, la escena parecía sacada del mismísimo circo. Edward y Bella se dedicaron una mirada de sorpresa y se abrieron paso entre los demás.

-¿Qué pasa, Allie?- dijo Edward con dulzura. La niña paró de gritar, alzó su carita enajenada en lágrimas, estiró sus bracitos y los agitó en el aire.

-Mamá- dijo en medio de un tierno puchero.

-Awww- dijeron todos al unísono.

-Ya decía yo que era “mamitis”- dijo Alice –Ahora vamos todos afuera, aquí habemos muchas personas, mi sobrina se va a “engentar”.

Todos salieron en fila india y los dejaron a los tres.

-No llores, princesa- dijo Bella tomándola en brazos.

-Tiene sueño- dijo Edward acariciando la carita de su hija.

-Sí- confirmó Bella.

Se sentó en la silla mecedora con la niña acomodada en su regazo, la arrulló amorosamente y esperó a que se durmiera para dejarla de nuevo en la cuna. Pasaron el resto de la fiesta en compañía de los invitados, jugando, compartiendo y divirtiéndose. A pesar de que todos le aconsejaban a Bella que descansara, ella se dedicaba a disfrutar del evento como todos los demás. Más tarde Allie despertó y estuvo entre los demás niños casi hasta el anochecer, hasta que se fue el último invitado.

Esa noche Bella, Edward y Allie se quedaron con los Cullen. Había sido un día encantador pero muy agotador. Ya todos habían ido a su habitación para disponerse a dormir.

-Todo estuvo muy bonito- dijo Bella con una gran sonrisa.

-Sí- contestó Edward pensativo.

-Amor, ¿qué pasa? Estás como en el limbo.

-Bella es que…

-¿Por qué pones esa cara? Edward, me estás asustando.

-Victoria- Bella palideció y frunció el ceño.

-¿Qué con ella?

-Intenta apelar de nuevo, en dos días tenemos la primera audiencia.

-¿¡Qué!? ¿Por qué no me lo habías dicho?

-Espera…

-¿Hay más?

-Lo más probable es que, el juez le conceda días con Allie- Bella negó incrédula.

-¿¡Por qué me lo dijiste hasta ahora!?- preguntó con reproche y la voz un poco rota.

-Por evitar esto- Bella negó y caminó lentamente hasta que pudo recargarse de una silla que había en la habitación.

-¡Ahh!- jadeó para después respirar profundamente y llevar su mano debajo del busto.

-¡Bella! ¿Estás bien?- dijo Edward alarmado, llegando rápidamente a su lado.

-Ajá- murmuró con los labios apretados –Se acomodó en una posición incómoda y me dolió, es todo- dijo un poco más calmada.

-¿Estás bien?

-Sí.

-¿Segura?

-Sí.  

Edward se hincó y besó el redondeado vientre de Bella.

-Te amo, bebé- dijo mientras pasaba su mano por el vientre de Bella y sintiendo los movimientos de su bebé.

-¿Edward?- dijo Bella con lágrimas en los ojos.

-¿Qué pasa, amor?- dijo él poniéndose rápidamente de pie.

-¿Nos va a alejar de ella?

-No, mi amor. No lo permitiré, eso jamás- Bella asintió convenciéndose a sí misma de las palabras de Edward.

-Tráela- pidió Bella –Quiero que duerma aquí- Edward asintió y salió de la habitación.

Esa noche se quedaron los tres bajo el mismo mar de mantas, disfrutando del momento y añorando que eso no se fuera jamás.

El día siguiente pasó más rápido de lo que hubieran querido, al amanecer Edward se alistó para ir a la audiencia. Bella y él estaban muy nerviosos, a pesar de las palabras de aliento y el apoyo que les habían demostrado sus queridos familiares. Las horas se consumían con un gran peso, Bella no podía ni quería despegarse de la pequeña ningún momento, esa mañana se dedicó a jugar con ella y atenderla como la princesa que era. El teléfono sonó, puso a la niña en la cunita de viaje que Edward había instalado en la sala antes de irse y contestó.   

-Bella- dijo él antes de que ella dijera algo.

-¿Qué pasó?- dijo sintiendo cómo el corazón le revoloteaba en el pecho. Caminó hasta la ventana y miró atenta lo que pasaba en el exterior.

-Lo siento, fue a lo menos que pude acceder y…

Dejó de escucharlo cuando vio que Victoria salía del auto que acababa de estacionarse afuera. El teléfono se deslizó entre sus dedos y cayó en un golpe sordo. Antes de que Victoria tocara la puerta, Bella abrió y la miró con los ojos abiertos cómo platos.

-Hola, Isabella- saludó Victoria con el mismo tono despectivo de siempre.

Bella se sintió desprotegida y sumamente vulnerable. No tenía ni la más mínima idea de lo que hacía ella ahí, de sólo pensarlo le daba terror… al parecer, su pesadilla se hacía realidad.

 


*************


Espero sus comen!!!! Las quiero!!!!

 

 


Capítulo 13: *OUTTAKE EDWARD POV* Capítulo 15: SÓLO PUEDO DECIR: TE AMO

 
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