Narra Jake
Alma me asustó muchísimo todo por no decirme antes la verdad, que estaba con la regla. Y luego la conversación que mantuvimos, me hizo sentir especial.
- Por que quiero tener hijos tuyos. –me puse nerviosa y muy roja.
- Yo también me alegro. Pero será algo extraño, ¿no? Vampiros y hombres lobos. ¿Qué ocurrirá?
- No lo sé, pero me da igual. Estaría igual de feliz.
- Y yo también.
Me agradaba saber que teníamos delante un futuro, necesitaba decirle que me comprometía con ella para pasar el resto de nuestras vidas. Pero tenía que encontrar el momento, y aun no quería atarla a mí del todo. Por que estaba estudiando, y pronto tendría el examen final y luego empezar con las prácticas.
Cuando terminase, se lo diría. Seguramente.
Llegamos a casa de mi hermana en cinco minutos y llamamos a la puerta.
Nos abrió mi hermana.
- Jacob. –me abrazó mi hermana y luego a Alma. –Alma, ¿Cómo estás?
- Bien, ¿Y tú?
- Bastante bien. –se tocó la barriga, y Alma me miró extrañada.
Noté en su mirada que no sabía la expresión.
Entramos dentro de la casa y nos acomodamos en el sofá y allí estaba mi cuñado.
- Jacob, ¿Cómo estás, tío?
- Bien.
- ¿Os apetece un vino? –asentimos y yo me levanté ayudar a mi hermana con la cena.
Dejé a mi novia con mi cuñado y ellos empezaron hablar.
- Hermanito, ¿le has dicho a Alma lo de mi…?
- No, pensé que se lo dirías tú. –ella sonrió.
- ¿No se enfadará contigo?
- No, tranquila.
- Dentro de siete meses ya sabes, serás tío.
Salimos al comedor mientras los macarrones se hacían en el horno y tomamos una copa de vino.
Mi hermana un dedo por la salud de ambos.
Levantamos todos, la copa en alto.
- ¿Qué celebramos? –preguntó Alma.
Mi hermana en ese momento habló. – Por nuestras vidas perfectas al lado de nuestras parejas –miré a Alma sonriendo y ella a mí igual –y también por que vamos a ser papás. –terminó mi hermana de decir y Alma se quedó en estado de shock.
- Alma, ¿estás bien? –le pregunté.
- ¡Enhorabuena! –saltó a mi hermana abrazándola. Me asustó.
Empezaron ambas a hablar cosas de ecografías que a mi me sonaban asta chino.
- ¿Va bien el coche? –le pregunté a mi cuñado.
- De lo mejor. Eres magnífico.
Narra Alma
Que buena noticia la de la hermana de Jake, ¡estaba embarazada!
- ¿Sabes que llevas? –le pregunté.
- No, aun no. Me lo dirán a la ecografía de los cuatro meses.
- ¿Cuándo los haces?
- A la semana que viene. ¿Quieres venir conmigo?
¿A mí? Me quedé con cara de ¡Sí!
- Mi marido trabaja, y no se con quien ir… mejor que con mi cuñada. Además…
- ¡Sí! –casi grité de la emoción. –Claro que sí, yo te acompañare.
- Será el viernes que viene a las ocho de la tarde.
- Tranquila, estaré. Termino a las cinco la universidad.
- Ah, bueno y eso. ¿Cómo vas?
- Bien, bastante bien. Me tengo que presentar al último examen que es en tres semanas, pero todo lo que entra ya lo tengo en mi cabeza. Así que espero no suspender. Y luego aré unos cuantos meses más pero de prácticas. Si todo va bien.
- Vaya, bien. ¿No?
- Sí. Tengo ganas de entrar en algún colegio como psicóloga del centro.
- ¿Estás estudiando para niños?
- En general. Pero me gustaría entrar primero en niños. Mis primeras prácticas son en la escuela de Vicente Blasco Ibáñez de aquí cerca, si apruebo claro. Y luego si todo va bien –siempre hablando en futuro –pues tratar en una persona mayor. Y luego tener el titulo como que soy psicóloga, y bueno después donde me contraten, si tengo para elegir mejor.
- Pues sí. Tienes toda la razón.
Entonces se hizo un silencio y ella volvió –yo me acuerdo que lo que yo estudié –ella era diseñadora de interiores y decoradora –luego de las mismas prácticas donde yo estuve me contrataron. Y es donde yo estoy. Va bastante bien, todo.
- Me alegro mucho.
- Espero que tengas muchísima suerte. Bueno ¿cambiamos de tema?
Asentí y se oyó el pitido del horno. La acompañé y la ayudé con los platos y todo mientras hablábamos.
- ¿Tenéis planes mi hermano y tú? –me preguntó.
- ¿Planes? ¿De que? –me quedé dudosa.
- Pues no se… habéis hablado de independizaros antes de casaros, o algo.
Me sonrojé ante esas ideas.
- No, no hemos hablado de nada. Ni de boda ni nada…
- ¡Qué! ¿No te ha pedido matrimonio? –negué sonrojada –yo mato a mi hermano, teniendo a una chica tan especial como tú.
- Tranquila. Todo llegará a su momento, por que a mi me gustaría vivir con él, pero prometimos ambos que esperaríamos a tener las carreras hechas, él ya la tiene ahora me queda a mí, que son ¿cuatro meses? O a lo mejor incluso menos. Pues ya veremos.
- Muy bien. Todo a su tiempo.
Empezamos a cenar cuando preparamos ambas la mesa.
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