BELLA P.O.V
Iba en el coche camino a casa de Jessica. Necesitaba contarla todo lo que me acababa de ocurrir con Robert. Se me saltaban las lágrimas con solo recordar lo que había sucedido. No sabía por qué había reaccionado de esa manera, diciéndole que no sentía nada por él. Me moría de pena solo de recordar la cara de dolor que puso al yo decirle que lo nuestro era solo sexo.
¿Cómo podía haber sido tan tonta? Yo sentía lo mismo por él, estaba enamorada de él y le quería, pero le había rechazado, por miedo, tal vez… no lo sé. Las lágrimas que se caían de mis ojos, recorrían mis mejillas y me nublaban la vista. Varia gente de otros coches se me quedó mirando al verme llorar de esa manera. Mi corazón estaba inundado de pena y de impotencia.
Llegué a casa de Jessica, aparqué el coche y llamé al timbre de la puerta. Deseaba que Jess estuviera, si no me derrumbaría ahí mismo. Por suerte, Jessica estaba en casa, y sola. Me abrió la puerta y entré corriendo para abrazarla. Ella se quedó impresionada y no paraba de preguntarme qué me había pasado para que estuviese así. Ambas nos sentamos en el sofá.
-Bella, Bella, escúchame, ¿qué te pasa cielo? – Jess me abrazó e intentó tranquilizarme
-Es… es… es por Rob – dije tartamudeando
-¿Qué le ha pasado a Rob? – se quedó helada
-Nada, nada… no le ha pasado nada – me sequé las lágrimas con mis manos.
-Entonces, ¿qué ocurre Bella? – intentaba calmarme con sus pequeños abrazos- Cálmate y cuéntamelo todo. Estoy aquí para ayudarte.
-Ayer fui a su casa después de estar sin verle dos días. Allí pues… pues… - intenté hacerle gestos para que pillara lo que intentaba decirla
-Allí zumbasteis ¿no? – ella lo había captado lo que quería decirla
-Sí , y me he quedado a dormir allí toda la noche. – intenté respirar – y cuando me he levantado esta mañana para irme a mi casa, me ha cogido y me ha dicho que me quería, que está enamorado de mí y que, para él, no ha sido una simple noche de sexo… - estaba mucho más tranquila.
-Y… y ….. ¿qué problema hay en eso? – me preguntó extrañada
-Pues que yo le he dicho que no sentía nada por él y que lo nuestro era simple sexo
-Y le mentiste ¿verdad? – me acarició la cara secándome las últimas lágrimas – Estás tan enamorada de él como él de ti – cómo me conocía
-Sí. Oh Jess, me siento fatal, ¿tú sabes la cara que se le ha quedado cuando le he dicho todo eso? – seguí llorando – Le quiero Jess, le quiero con toda mi alma…… pero….
-Pero ¿qué?
-Tengo miedo a enamorarme, tengo miedo a perder a alguien más – recordé la muerte de mis padres – Ya he perdido a mis padres, y no quiero perderle a él.
-Bella, entiendo por lo que has pasado, ¿vale?, pero no puedes renunciar a ser feliz por el simple hecho de pensar que lo vas a perder – tenía razón, pero tenía miedo
-Lo sé Jessica, pero no estoy preparada para enamorarme
-Mira Bella, te voy a contar algo – se puso seria - ¿Te acuerdas de Ángela?
- ¿Ángela Weber? – la conocía. Era de mi instituto – sí, la conozco.
-Pues ella estaba increíblemente enamorada de un chico de San Diego, Eric. Él también la quería, e iba siempre detrás de ella. Ángela siempre se hacía de rogar, y le decía una y otra vez que la dejase en paz, pero en el fondo, ella le quería, y deseaba tenerle como novio, pero era demasiado orgullosa y creída como para reconocerlo – tragó saliva – Hace un par de años, Eric murió en un trágico accidente de coche y Ángela calló en una fuerte depresión, estuvo a punto de morir – aquella historia me estaba poniendo los pelos de punta – ¿Y sabes lo que me dice siempre Ángela una y otra vez?
-¿El qué?
-“Todo lo que hagas en la vida, será insignificante, pero es muy importante que lo hagas, porque, cualquier día, esa vida puede llegar a su fin” – Jessica estaba muy emocionada, tanto como yo
-Pobrecilla – se me saltó una lágrima
-Bella, aprovecha los momentos de la vida – me cogió la mano - ¿Tú le quieres?
-Por supuesto que le quiero – estaba segura de ello
-Pues ve ahora mismo a su casa y dile todo lo que me has dicho a mí – tenía razón
-Gracias Jessica – la d un beso en la mejilla y salí de allí corriendo…
Continuará…
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