Corrí lejos de ese árbol, tratando de controlar la creciente emoción en mí. Lo conseguí gracias a la promesa de mantener a los Cullen a salvo. Entré a la casa a toda prisa, lista para preguntar a Edward algo, si me contestaba enfadado, asustado o algo, lo sabía, si actuaba como un completo idiota, como normalmente hacía, no tenía idea de lo que haría. Recé para que así ocurriera.
Ey! Edward ¿ya terminaste tus “asuntos importantes” con Bella? ¿O prefieres que me largue de nuevo? –pensé con sarcasmo.
Él me fulminó con la mirada y yo me preocupé, y subí a la mesa de madera tallada de Esme, me apoye de una silla y trepé con destreza. Me puse a pensar en un buen chiste para Edward, así quizá supiera algo. No se me ocurrió nada. Así que traté de buscar otro modo de hacerlo reír.
Mm… ¿sabes? A veces podrías tomarte las cosas con calma tratándose de Bella… aunque sinceramente, se ven muy felices juntos, y eso me da mucho gusto, lamento si me pasé de la raya hace un rato. Espero que Renesmee no sienta más curiosidad, siendo así podrías decirle que te encanta jugar damas… le dije que eso jugaban cuando me preguntó ayer en la noche… –pensé mientras vagaba con la mirada fuera de la casa.
Me miró con dulzura y me sonrió, después le dijo a Bella, que se hallaba en la otra habitación:
–Bella ¿Qué tal un juego de damas? –me sonrió y yo reí.
Aunque los pensamientos entorno a Eve no se iban, traté de ocultarlos, sabía de sobra que cuando evocaba visiones, a Edward le costaba leerme el pensamiento. De hecho clasificamos eso como trampa al iniciar el juego infantil que inventamos. Eso mismo hice, evoqué al clan Denali, sólo por azar y por si acaso notaban que me había ido, no tendría más pistas que ese clan, que no tenía nada que ver con lo que quería hacer ahora. Aunque… pude sentir, aunque fuera una locura… la capacidad de ocultarle lo que pensaba. Quizá solo fuera mi imaginación pero sentí claramente por un segundo… la fuerza que rechazaba su don.
Él, para mi fortuna, no se inmutó y comenzó un largo juego de damas con Bella, que era la única con posibilidades de ganar, al ocultar sus pensamientos, y Alice en ocasiones, ya que preveía los posibles movimientos de él. A los demás no nos gustaba jugar damas con Edward.
Entonces llegó Alice, rebosante de alegría como siempre, que me miró con ojos luminosos y me enseñó unas bolsas que cargaba con una de sus pequeñas manos:
– ¡Hola! Mira ayer compré toda esta ropa, ¡esta divina! Te estaba buscando para que nos la probáramos… ¿Dónde estabas?
–Ah… yo… en el bosque, jugueteando y brincando por ahí, tu sabes… es lo mío –dije mientras agitaba los pies en la mesa, con nerviosismo –Alice… ahora que lo mencionas –probé decirle a ella, quizá comprendiera.
Pero en ese momento llegó Esme, quien fulminó con la mirada mi trasero sobre su mesa y a lo cual yo respondí bajándome de un salto y lanzándole una mirada de disculpa.
–Creo que es genial la idea Alice… –me escabullí con ella escaleras arriba –vamos…
Genial. Ahora debería encontrar una forma de irme sin que Edward y ahora Alice se dieran cuenta. Quizá si Bella me ayudara… pero nadie debía saberlo. Y ella estaba ocupada entreteniendo a Edward ahora.
Alice sacó más y más bolsas con ropa. Demonios y ahora esto.
Me probé un par de atuendos con ella, sólo para aplacarla, mientras luchaba por esconder lo que pensaba con chistes insulsos y con mis recuerdos, sabía que Edward no me escuchaba –o al menos lo intentaba –cuando pensaba en mi familia.
Al notar mi actitud desinteresada y distante, Alice me preguntó, algo preocupada:
– ¿Ocurre algo Cynthia?
Me acomodó frente al espejo de cuerpo completo y yo me miré de la cabeza a los pies, reparando más detenidamente en mis ojos negros como el carbón. Ojala y Edward no me estuviera escuchando… Maldición.
–Ah… no cariño… sólo tengo algo de sed, me gustaría ir por un par de alces, ¿si? Me llevaré a Nessie, me comentó que tenía algo de sed ayer –mentí.
De repente un plan tan claro como el agua se armó en mi mente. Lo oculté con más visiones y recuerdos, confiando en que Edward estuviera demasiado distraído como para notarlo y con Nessie cerca, Alice no podría verlo, mi futuro desaparecería en cuanto ella tuviera algo que ver con él.
–De verdad necesito cazar cariño… –dije poniéndome mi ropa nuevamente, ella sonrió comprensiva –me voy… te veré luego –me despedí, aunque no supe que significado tenía esa despedida en realidad.
Conseguiría reunir a la familia de nuevo. Traería a Eve y todo sería mejor. Esos Vulturi deberían escucharme.
Bajé las escaleras y miré a Edward sumamente concentrado mirando el tablero y de éste a Bella, lo cual era extraordinariamente bueno. Aunque decidí comprobar si no había notado nada.
–Oigan… ¿les molesta si llevo a Nessie a cazar? No tardaremos mucho.
Bella asintió sin despegar la mirada del tablero y Edward dijo, igualmente concentrado:
–Tengan cuidado.
Le puse los ojos e blanco, era el padre más sobre-protector que había conocido.
–Claro –dije y salí a la carrera de la casa, tomando un bolígrafo de la mesita, dejando que una nueva idea surgiera.
* * *
Dejando el plan de lado por un minuto me puse a buscar a Renesmee, la hallé en el patio de atrás, como esperaba, estaba jugueteando alegremente con Jacob a su lado.
Corrí y ella me miró, sonrió y caminó hacia mí, me tomó de la mano y me atrajo al lugar de sus juegos.
–Hola nena… ¿te gustaría ir a cazar?
Ella evaluó su lugar de juegos, a Jacob y luego a mí, como indecisa, quería seguir jugando, pero me puso la mano en la mejilla, mostrándome su sed pero también su poca disposición de dejar a Jake.
–Jacob puede venir nena… estoy segura de que no se negará –lo miré.
Él me lanzó una mirada de reconocimiento y una sonrisa cálida y enorme.
–Claro, vamos –dijo tomándola de la mano.
Corrimos al bosque los tres.
* * *
–Espera Nessie, no te alejes mucho –le dije ya en el bosque, tratando de no perderla de vista, me estaba poniendo algo paranoica.
Jacob me puso los ojos en blanco y se lanzó a la carrera detrás de ella, ya temblando para convertirse en lobo.
Con el paso de los meses había aprendido a acostumbrarme no sólo a su olor, sino también a su condición de licantropía.
Los perdí de vista luego de unos pocos segundos. Perfecto, era mi oportunidad para irme. Alice no me vería, ya que Jake y Nessie estaban cerca, y esperemos que Edward no me estuviera vigilando.
Pero… ¿Y si me buscaban? ¿Y si seguían mi olor? No. Debía cortar este problema de raíz, pero eso significaba que tendría que herirlos, aunque odiaba eso. Los amaba, eran mi familia, aunque eso no me importó a la hora de ponerlos a salvo.
Debía convencerlos que mi decisión no tenía nada que ver con Evelyn, que me iba por mi cuenta, se me ocurrió una idea.
El problema principal que había tenido durante tanto tiempo podía ser mi aliado ahora. La sed. Si los convencía de que me iba porque ya no quería seguir reprimiéndola, me dejarían en paz. Lo respetarían. Genial, pero de todos modos, era cruel. Suspiré y saqué el bolígrafo de la bolsa de mis jeans, había olvidado algo ¡papel! ¿Y ahora que?
Palpé mi bolsillo trasero en busca de algo que me sirviera. Sólo encontré algo, una foto.
La fotografía que Jake nos había tomado, aparecíamos todos ahí: Carlisle, Esme, Rose, Emmett, Jasper, Alice conmigo a su lado, Edward, Bella y Nessie. ¿Usar esa foto? No tenía otra opción. La giré y en el reverso comencé a escribir frenéticamente, hasta que pude leer y releer el resultado, admirando mi caligrafía descuidada, la carta tenía sentimientos fríos, era larga pero no por eso menos hiriente, la leí una última vez.
Lamento hacérselos saber de esta manera, pero no tuve el valor de decírselos de frente. La sed se ha convertido en un problema muy grave para mí, ustedes lo saben, pero ya no puedo seguir luchando contra mi propia naturaleza. Soy un vampiro y voy a comportarme como tal. Sé que ustedes no pueden aceptar a alguien como yo en su familia, pero al fin me he dado cuenta de que NO QUIERO una familia, lo lamento y no estoy dispuesta a renunciar a la libertad que tenía antes, a cambio de una. No quiero que me busquen, no me sigan, no quiero volver a saber de ustedes. Lo único que me duele es dejar a Alice, pero sé que ella entenderá que no quiero seguir reprimiéndome, después de una eternidad de vivir sin ella, creo que lograré acostumbrarme a su ausencia.
Perdónenme.
Adiós y Gracias.
Cynthia
Admiré la foto, casi rota por la fuerza con que había escrito todo, y la tiré en medio del campo, salí corriendo como bólido de aquel lugar.
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