Amor, rencor, ¿perdon? (+18)

Autor: fiofio
Género: Romance
Fecha Creación: 23/10/2011
Fecha Actualización: 22/01/2012
Finalizado: SI
Votos: 13
Comentarios: 59
Visitas: 149986
Capítulos: 44

¡¡¡FIC TERMINADO!!!

Esta historia relata la vida de Bella cuando se ve abandonada por el hombre que ama.

Les dejo el link de mi nueva historia por si alguien quiere derle una leidita

Perderlo todo: http://www.lunanuevameyer.com/sala-cullen?id_relato=2539

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Capítulo 14: Nuestra hija

Bella Pov.

 

 

Abrí los ojos, lo primero que vi fue una luz cegadora, techo y paredes blancas y una cortina que rodeaba la cama en la que estaba acostada, estaba en un hospital, pero no recordaba como llegue aquí. Lo ultimo que recordaba era estar en casa de Tanya hablando con Alice y de pronto apareció Edward, después nada.

En ese momento un doctor vino a verme.

-                     Señorita Swan, que alegría que ya este despierta. –dijo cortésmente.

-                     Gracias, porque estoy en un hospital? –trate de enderezarme para hablar pero me dio un fuerte dolor de cabeza, me toque el lugar donde me dolió y sentí una venda.

-                     Sabe donde esta? –saco la molesta lucecita para examinar mis ojos.

-                     No se en que hospital me encuentro, lo último que recuerdo es estar en casa de mi amiga. Porque tengo esto en la cabeza? –no recordaba en que momento me lastime.

-                     Vera, usted se desmallo y se golpeo la cabeza al caer, por lo que hemos tenido que darle un par de puntos. –me explico.

-                     Eso quiere decir que en un par de horas me iré de aquí? –odiaba los hospitales.

-                     No creo que eso suceda, usted está muy mal anímicamente, si no venía en estos días habría estado anoréxica, tiene que quedarse unos días para que a través de suero le demos los nutrientes que su cuerpo necesita. –esto me pasa por hacerme la viva con las comidas, pensé.

-                     No me quiero quedar aquí, puedo comer en mi casa todo lo que me mande. –le asegure.

-                     Veamos que dice su hermano al respecto. –Emmett debía estar histérico.

-                     Quiero ver a otra persona antes que a mi hermano. –pedí.

-                     A quien?

-                     A Edward. –necesitaba saber si planeaba sacarme a mi hija, en este momento era lo más importante.

-                     Si es alguno de los Señores que está en sala de espera se lo diré. –me aseguro y se fue.

Qué haría si Edward quería llevarse a Lydia con él, según Emmett el juicio lo ganaría yo, pero no quería exponer a mi hija de esa forma, de lo posible quería arreglar las cosas de la manera más pacifica posible. Emmett vino con el médico, no se que me hizo pensar que él se quedaría.

-                     Hola hermanita, como te sientes? –pregunto preocupado.

-                     Bien Em, solo quiero irme de aquí. –dije haciendo un puchero.

-                     El Dr. me lo dijo, pero debes quedarte y hacer caso. –ya le había ido con el cuento.

-                     Pero a mi no me gusta estar aquí, quiero ir a casa, si quieres contratare a una enfermera. –ofrecí.

-                     No, ahora dime, porque quieres ver a Edward? –pegunto angustiado.

-                     Quiero pedirle que no me saque a mi hija. –le explique.

-                     Nadie te sacara a Lydia –me aseguro-. Porque no me dijiste que te ibas a encontrar con el?

-                     No lo sabia, Alice me tendió una trampa. –el bufo.

-                     Era de imaginarse. –dijo enfadado.

-                     No te preocupes Em, estaré bien, solo déjame hablar con el para quedarme tranquila. –Emmett se fue sin decir nada. Cerré los ojos y me quede pensando en cómo sería la mejor forma de abordar el tema.

-                     Hola. –escuche su hermosa voz, un montón de recuerdos invadieron mi mente, la mayoría trastes, al abrir los ojos una lagrima resbalo por mi mejilla.

-                     Hola, disculpa que te haya hecho venir pero necesito preguntarte algo. –mi voz sonaba sin vida.

-                     Que es? –pregunto para que siguiera hablando.

-                     Cuanto escuchaste de mi conversación con Alice? –pregunte ansiosa.

-                     Todo. –respondió alzando una ceja.

-                     Entonces solo me queda rogarte que por favor no alejes a mi hija de mi lado. –las lagrimas empezaron a correr libremente por mis mejillas.

-                     Es nuestra hija –su aclaración me agarro por sorpresa-. Se los motivos que te llevaron a no hablarme de ella, no los comparto pero ya no tiene caso discutirlo. No sacare a una niña del lado de su madre aunque de ahora en adelante estaré presente en su vida. –me explico, se veía un poco enfadado.

-                     No te negare tus derechos como padre. –su mirada me confirmo que el ya no creía en mi.

-                     No discutiremos esto ahora, tu estas muy débil. –no pude hacer que las palabras salieran de mi boca, había quedado perdida en sus ojos, por un momento un sentimiento extraño cruzo mi cuerpo, era como sentirse en casa, protegida y segura, me sentí como si no hubiera pasado ni un dia desde el glorioso dia en que nos hicimos novios. Recuerdo cuando me llevo a ese hermoso prado en el bosque y me dijo que no me quería solo como una amiga, que me amaba y quería que fuésemos mas, estuvo cerca de media hora convenciéndome de que no era un sueño, y luego al otro dia todas las chicas del instituto trataban de matarme con la mirada al vernos tomados de la mano. Al recordar esa etapa de mi vida volví a sentir las mariposas, que daba por muertas, en mi panza. El seguía mirándome a los ojos, haciéndome poner cada vez mas ansiosa, era tan raro que después de tantos años me hiciera sentir igual que el primer dia, era tan patética enamorada de el después de todo este tiempo, después de todo lo que me había hecho. Lo mejor seria mantener las distancias todo lo que sea posible.

-                     No tienes porque quedarte aquí, mañana hare que me den de alta y podrás ir a mi casa para que conozcas a Lydia. –le asegure, no pensaba permanecer mucho tiempo aquí, aunque Emmett diga lo contrario.

-                     Lo que tienes no es ninguna bobada Bella, debes quedarte aquí un par de días para recuperarte del todo. –me regaño.

-                     A mi no me gustan los hospitales. –nunca me gustaron, el algún dia lo supo.

-                     De todas formas debes quedarte Bella. Dime una cosa –asentí para que continuara-. Porque no comías?

-                     Tenia muchas preocupaciones y nervios, mi estomago estaba cerrado. –me avergonzaba mucho confesarlo y ni que hablar de que el motivo principal era mi temor a que el me sacara a mi hija.

-                     Tienes que alimentarte bien, no solo por ti sino por nuestra hija. –me sorprendía que se preocupara por mi salud por nuestra hija.

-                     Me alcanzarías un vaso de agua por favor. –le pedí para relajar un poco el ambiente. Se acerco a la mesita y sirvió agua en un vaso, me quise enderece para tomarlo pero una punzada de dolor atravesó mi cabeza, cerré los ojos de forma instintiva, un par de segundos después sentí sus manos ayudándome a  acostarme.

-                     Que sucede? –se oía muy preocupado.

-                     Nada, es solo que me ha dado una punzada muy fuerte en la cabeza. –dije tratando de disimular un poco el dolor que sentía.

-                     Te conseguiré un sorbete. –dijo luego de cerciorarse que estaba bien.

-                     Aguarda, no te vayas, no quiero estar sola, espera un momento mientras una enfermera llama a Emmett. –su cara cambio a una llena de ternura, se sentó en la silla que estaba a mi lado y me tomo de las manos, esto me sorprendió mucho.

-                     No pensaba dejarte sola, solo iba a pedir un sorbete a una enfermera. –dijo dulcemente.

-                     Se lo enojado que debes estar conmigo, te juro que lo entiendo y te doy la razón, pero yo pensé que de esa forma protegía a mi… nuestra hija, pensé que no querrías saber de ella, que ya tenias tu vida perfectamente planeada y que yo no entraba en ella y menos una hija, no me mal entiendas yo se que tener una hija en común no quiere decir que debamos estar juntos, pero siendo su madre no podrás evitar verme seguido. –dije todo el discurso casi sin respirar, me sentía tan tonta y avergonzada que ni me atrevía a mirarlo a la cara.

-                     No creo que sea buena idea hablar de esto ahora. –obviamente el no quería pasar por el engorroso momento de decirme que no pensaba en mi como mujer, sino como en la madre de su hija.

-                     Entiendo. –me sentía humillada.

-                     No es lo que tu crees Bella, es solo que Emmett me ha dicho que debo comportarme –estaba tratando de usar a mi hermano como excusa?- Mira yo no estoy enojado contigo, solo estoy un poco sentido porque me hayas ocultado a mi hija, pero se que eso en parte es mi culpa, no diré que me lo merecía pero de todas formas te entiendo. –parecía sincero.

-                     Me queras sacar a Lydia? –pregunte de nuevo avergonzada.

-                     No, como ya te dije nunca lo haría, pero si quiero conocerla y que ella sepa quién soy, quiero pasar tiempo con ella. –me explico.

-                     Gracias Edward, yo no merezco que seas tan bueno conmigo, pero te juro que buscare la forma de remediar el daño que te cause, o mas bien te estoy causando, e intentare que tengamos un relacionamiento agradable para afectar a la niña lo menos pasible. –le prometí, aunque no sabia como lo cumpliría.

-                     Por favor Bella, sabes que el que tiene que pedir perdón por los daños que a causado soy yo, estoy convencido de que en Forks cuando Emmett dijo lo de tus miedos, al que le temías era a mi, yo no quiero ser una pesadilla o un tormento para ti, el estúpido adolecente que por capricho dejo ir a la mujer de su vida ya no existe. –me tomo por sorpresa lo que dijo, me había jugado una mala brama mi cerebro? Quizás escuche lo que yo quería oír por culpa del golpe

En ese instante entro una enfermera, en el peor momento, diciendo que me pasarían a una habitación, Edward le pidió que llamara a Alice que estaba en la sala de espera con algunas cosas mías.

-                     Gracias por quedarte. –dije en cuanto se fue la enfermera.

-                     De nada, ya no te dejare sola. –eso me sonó a promesa, el se quedo sumido en sus pensamientos hasta que llego Alice.

-                     Bella, como te encuentras? –pregunto Alice, se oía muy preocupada.

-                     Sr. no puede haber mas de un acompañante a la vez. –le dijo la enfermera a Edward, me quede mirándolo a ver que haría.

-                     Si ya me retiro, permítame despedirme. –la enfermera se retiro para darnos intimidad.

-                     Estoy bien Alice, solo me duele la cabeza. –respondí por fin a Alice que me miraba expectante.

-                     Aun te duele? –me pregunto el, otra vez se veía preocupado.

-                     Si, pero ya casi se me pasa del todo. –mentí mirándolo fijamente a los ojos.

-                     Será mejor que me vaya, Bella cuídate y no quieras mandar a los médicos. –dijo y comenzó a irse.

-                     Edward aguarda. Si quieres mañana puedes salir con Lydia, Alice, si quiere, podría acompañarlos. –otra vez estaba con toda la cara roja.

-                     Por mi no hay problema. –dijo Alice muy sonriente.

-                     Eso si, te sugiero que no le digas que eres su padre hasta que ella se de cuenta o hasta que te ganes su confianza. –sugerí, conociendo a mi niña esa seria la mejor forma de proceder.

-                     Claro, seria estupendo. –dijo y se fue sin mas.

-                     Que tanto hablaste con mi hermano? –pregunto Alice en cuanto lo perdimos de vista.

-                     No mucho, solo le pedí que no aleje a mi Lydia de mi lado, el me aseguro que no lo hará. –le explique.

-                     Tanto tiempo demoraron solo en eso? –pregunto incrédula.

-                     El problema es que cuando me quise enderezar sufrí un dolor muy fuerte en la cabeza y el se preocupo mucho. –no estaba preparada para revelarle todo lo que había sentido en mi encuentro con su hermano.

-                     Bella porque te has descuidado de esa forma? –pregunto y regaño.

-                     Es solo que estaba con muchas cosas en la cabeza y la angustia me cerraba el estomago. –me excuse.

Llego la enfermera, junto a un camillero y me llevaron a una habitación. Alice estuvo todo el tiempo a mi lado, en cuanto la enfermera nos dejo solas me ayudo a cambiarme y acomodarme en mi cama. Se quedo unos minutos hablando de trivialidades luego se fue. Unos minutos después llego Emmett, le explique lo que hable con Edward, una parte al igual que a Alice y luego una enfermera me cedo y ya no supe nada por ese dia.

Al dia siguiente desperté temprano en la mañana, Emmett estaba durmiendo sentado en una silla a mi lado, no quería que mi hermano este pasando de este modo por mi culpa.

Entro la enfermera a cambiar el suero, al verme despierta me ofreció el desayuno, por lo que minutos después regreso con una bandeja, aparentemente el Dr. me había recetado una dieta rica en calorías y proteínas. En ese momento mi hermano despertó.

-                     Hola Bellita, como te sientes? –mientras hablaba estiraba sus entumecidos músculos.

-                     Ben, gracias. Porque te has quedado? No era necesario que pasaras mala noche. –le regañe, aunque le estaba agradecida.

-                     No seas tonta, no me pienso mover de aquí hasta que te recuperes. –me advirtió.

-                     Eso si que no, tu te vas ahora, te das un baño y vas a trabajar, tienes dos empresas de las hacerte cargo. –le ordene.

-                     No, si te dejo sola no tendré como saber que le haces caso al Dr. y que no intentas huir en la primera oportunidad. –que poca confianza me tenia.

-                     Voy a seguir todas las indicaciones, es la única forma de poder estar lo antes posible con mi Lydia. –le explique.

-                     De todas formas no te dejare sola. –insistió.

-                     Si no vas a trabajar por mi hare que me dejen ir, con o sin alta, e iré a trabajar yo misma. Tu eliges. –dije desafiante.

-                     Esta bien me iré, pero primero te comerás todo lo que hay en esa bandeja. –acepto a regañadientes.

-                     Trato. –empecé a comer, era mucha comida cuando me la termine toda Emmett se fue, me dijo que antes de ir a su casa pasaría por la mía para ver como estaba Lydia.

La mañana paso muy lenta, estaba tan aburrida, no tenia ningún libro para leer y la televisión no era algo que me entretuviera. A las doce del mediodía trajeron el almuerzo, otra vez era mucha comida, pero me obligue a comerla, todo sea por mi hija. Cerca de las dos de la tarde vino a verme el medico, me dijo que aun no me daría de alta pero que si todo iba bien mañana me dejaría irme a casa. Eso al menos era un consuelo. La tarde siguió lenta, Emmett me llamo un par de veces para preguntarme si había comido, como me sentía y esas cosas, me sentía una niña pequeña. A las cinco de la tarde, cuando empezaba el horario de visita, recibí una verdadera sorpresa.

-                     Mami! Mami! –escuche los gritos de mi Lydia.

-                     Princesa! –dije y la agarre en brazos acostándola a mi lado y llenándola de besos- Que haces aquí hermosa?

-                     Alice y su amigo me han traído a visitarte –me explico-. No te molesta, verdad? –pregunto preocupada.

-                     Molestarme? No sabes cuanto te he echado de menos corazón –en ese instante entro Alice seguida por Edward, pero yo tenia toda mi atención puesta en mi hija-. El Dr. ha dicho que capaz mañana me da de alta. –ella sonrío de inmediato.

-                     Es menos malo que el que me atendió a mi. –dijo emocionada.

-                     No puede ser, madre e hija son iguales, para ellas solo por ser medico eres malo. –dijo Edward ente resoplidos.

-                     Pues claro. –contestamos las dos a la vez y nos empezamos a reír acompañadas por Alice.

-                     Esto es el colmo. –comento el negando con la cabeza.

-                     Como estas hoy Bella? –me pregunto Alice.

-                     Mucho mejor ahora. –le asegure y deposite un beso en la frente de mi hermosa hija.

-                     Pensamos que Emmett estaría contigo. –dijo Edward algo sorprendido.

-                     Lo obligue a irse esta mañana. –le explique.

-                     Porque será que no me sorprende? –dijo el mas para si mismo.

-                     Ahora yo seré la que cuide de ti mami, te hare el desayuno y lo llevare a tu cama, y no habrá oficina ni jardín. –dijo mi hija.

-                     Seguro eso para ti es todo un sacrificio. –dije entre risas.

-                     Porque crees que todos los doctores son malos? –pregunto Edward a Lydia.

-                     Porque pinchan a la gente y la obligan a quedarse en hospitales. –le explico mi hija.

-                     Pero no son los doctores los que pinchan, esas son las enfermeras. –argumento Edward.

-                     Si, pero son mandadas por ello. –dijo ella segura, veía que la estaba subestimando un poco.

-                     Tu como sabes eso? –pregunto el incrédulo.

-                     Mi mami me lo dijo. –respondió ella.

-                     Como para que la niña no tenga miedo. –dijo el con tono amargo.

-                     Cielo, el es doctor. –le explique a mi hija. Ella lo evaluó con la mirada un par de segundos.

-                     No parece malo. –dijo al fin. Alice y yo casi nos partíamos de risa.

-                     Muy gracioso. –dijo Edward con sarcasmo.

-                     Mami tu te has atendido con el? –me pregunto mi hija.

-                     No cielo. –dije dulcemente.

-                     No le contaras a tu mami que hicimos hoy? –le pregunto Alice a Lydia.

-                     Claro que si, fuimos a un parque, me subí a todos los juego, comí algodón de azúcar, después hicimos un dia de campo al lado del rio y jugamos con una pelota, luego caminamos un poco por la ciudad y te vinimos a ver a ti. –me explico mi princesa.

-                     Que lindo mi amor, y te divertiste? –eso de las pelotas no era algo que le gustara mucho.

-                     Si, mucho. –me aseguro ella. Le di un beso en la frente. En ese instante me percate que Edward nos miraba muy fijamente

-                     Es muy lindo verlas juntas. –comento cuando noto que lo miraba, no podía creer lo que dijo pero lo deje pasar.

-                     Si son hermosas, y eso que nunca las has visto jugando. –agrego Alice.

-                     Con quien dejaran a Lydia ahora? –les pregunte algo preocupada.

-                     Emmett nos dijo que se quedara en tu casa con ella. –me explico Edward.

-                     Pobre Emmett, tener que hacer tantos sacrificios, con lo que a el le gusta salir de noche. –comente triste.

-                     Si quieres se puede quedar con nosotros. –Lydia al escuchar eso se removió entre mis brazos.

-                     No se lo tomen a mal, pero ella no estará a gusto con ustedes, aun no les tiene tanta confianza. –les explique avergonzada.

-                     Esta bien Bella, lo entendemos. –me aseguro Alice.

-                     Si quieren pueden quedarse en mi casa, tengo habitaciones suficientes, estarán mas cómodos que en casa de Tanya. –no me vendría nada mal algo de ayuda ahora que estaré todo el dia en casa.

-                     Si. –dijo Edward rápidamente.

-                     Tengo que hablarlo con Jasper. –dijo Alice.

-                     Claro, no quiero generarles problemas, era solo una sugerencia. –mi cara debía de parecer un tomate.

-                     Sería divertido tener mas personas con quien jugar. –comento mi hija.

-                     Lydia, sabes que no esta bien intervenir. –la regañe.

-                     Alice podemos hablar afuera un momento? –ella asintió y salieron. Cuando ellos salían llego una enfermera con la bandeja de la merienda.

-                     Todo eso te tienes que comer? –pregunto Lydia sorprendida.

-                     Si mi amor. –dije depositando un beso en  su mejilla y enderezándome para comer. Empecé a comer mientras mi princesa miraba dibujitos. Alice y Edward demoraron cerca de unos quince minutos en regresar, la niña pregunto por ellos un par de veces.

-                     Ya esta todo arreglado –dijo Alice en cuanto entro-. Hoy mismo nos hospedamos en tu casa. –dijo sonriente.

-                     Hablaron con Emmett? –nunca pensé que iba a ser tan rápido.

-                     Si, nosotros nos vamos con esta hermosa niña para tu casa ahora y Jasper llevara las maletas, Emmett estará ahí de todas formas y mañana, si te dan de alta, será el quien te venga a buscar. –me explico Edward.

-                     En ese caso no queda mucho por hacer. –comente.

-                     Voy a tener muchos compañeros de juego. –dijo mi Lydia muy feliz.

-                     Si mi amor, mira todas las princesas potenciales que tendrás. –dije entre risas, Alice no se aguanto y se me unió.

-                     Que es eso de princesas potenciales? –pregunto Edward.

-                     Ya lo entenderás. –le asegure entre risas.

Se quedaron hasta las siete que término el horario de visita. Alice me aseguro que llevarían a Lydia directo para mi casa ya que sus cosas también estarían ahí y debían acomodarse. Poco después me trajeron la cena y no demore en dormirme.

 

 

Hola chicas, espero que les esten gustando los cap.

Besos, Fio

Capítulo 13: Que me pasa? Capítulo 15: Tu papa.

 
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