Ajenos al destino (+18) ©

Autor: vickoteamEC
Género: General
Fecha Creación: 12/09/2011
Fecha Actualización: 14/02/2012
Finalizado: SI
Votos: 12
Comentarios: 164
Visitas: 72701
Capítulos: 20

 

¡FINALIZADO!

Isabella Swan, una exitosa empresaria decide dar un giro a su vida mudándose al pequeño pueblo en el que vivió cuando era niña.

Tras un gran agotamiento físico y mental; decide dejar a cargo de sus negocios a Ángela, su mejor amiga y socia. Y retirarse del ajetreo, las prisas y la adicción al trabajo que le ocasiona su vida en la gran manzana. Deja atrás computadoras, teléfonos celulares de última tecnología y coches modernos; para ahora enfrentarse a biberones y pañales. Entrega solicitud en una importante agencia de niñeras en Port Angeles, en la que es aceptada de inmediato.

Tras el inesperado cambio, toma la decisión de vivir de nuevo con su padre en el pequeño pueblo de Forks y retomar su antigua vida entre las montañas y los bosques.

El destino le tiene preparadas muchas sorpresas, entre ellas una pequeña que deberá cuidar como parte de su trabajo y que la hará retomar el curso de lo que, según ella, estaba en el pasado y jamás volvería a ocurrir.

 

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Los personajes (y todos sus derechos) son propiedad de Stephenie Meyer. Sólo la trama es de mi creación.

 

PROTEGIDO POR REGISTRO DE DERECHOS DE AUTOR  SAFE CREATIVE

 

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Capítulo 13: *OUTTAKE EDWARD POV*

 

hOLa!!!!!

Mis corazones!!!!!! NO les merezco!!! u_u

Son muy pacientes y nomás aquí les doy largas!!!

:S

Perdón!!! En serio!!!! 

 

No coman ansias!!! El capi estará cualquier día de éstos!Les aseguro que no dejaré así la historia!! Sólo nos quedan 2 capis más!!! Ahhh!! que nervio!!!

 

Por lo pronto, aquí les dejo éste pequeño viaje al pasado! Un outtake Edward POV, en el que explico algunas cositas y profundizamos en algunas otras. Las canciones ésta vez quedan plasmadas en el título. Disfrútenlo!!

 

Espero que les guste!!! Gracias por el apoyo!!! l@s adoroooo!!!!!!!

 

Les mando besos de bombón!!!!

 

 

 

Y tú te vas con mi historia entre tus dedos.

 

 

EDWARD POV


Hoy se cumplía un año más. Aunque yo estaba al otro lado del país y mi presente se desarrollara en New Hampshire; mi verdadero yo se había quedado atrapado en el pasado, en aquellos días de verano en los era real y completamente feliz… al lado de ella. Hoy, exactamente hoy… un año más… desde que decidió tomar las riendas de su vida y cumplir sus sueños, lo que siempre añoró. Lo que tontamente habíamos aceptado y por lo que me recriminaría por mucho, mucho tiempo. Vino a mi mente el día en el que tomamos la decisión que, ahora, consideraba un error y el día del definitivo adiós.

*

*

*

-¿En qué piensas?- dije acariciando su cabello.

Estábamos sentados en nuestro prado y Bella se recostaba sobre mi pecho. Tenía días notándola extraña, generalmente estaba suspendida entre sus pensamientos.

-En… ¿Edward?- dijo sentándose para quedar de frente –Pronto tenemos qué decidir qué hacer con nuestro futuro- dijo y supe instantáneamente las implicaciones que eso tenía - Sabes bien lo que quiero hacer con mi vida pero… también te quiero a ti en mi vida.

-Lo sé- dije triste –Los dos sabemos que lo mejor para ti está en California y para mí en New Hampshire. Es lo que nuestros padres siempre han querido para nosotros: lo mejor.

-¿¡No vas a decir nada!? ¿No me vas a pedir que me quede? ¿Qué me vaya contigo?

-No.

-¿¡Por qué!?

-Porque no te voy a obligar a que renuncies a tus sueños, no voy a ser el culpable de que el resto de tu vida te arrepientas por las decisiones que no tomaste ahora. ¿Tú lo harías?

-No- susurró –No se puede tener todo en la vida, ¿no?- levantó la mirada y tenía sus hermosos ojos chocolate que me hipnotizan enajenados en lágrimas. Levantó la mano y acarició mi cara tiernamente –Pero… te voy a echar tanto de menos ¿no hay alguna manera? ¿Y si nos esperamos hasta que…?

-Bella, cariño, sabemos que va a ser muy difícil. Terminaríamos mal y sabemos que eso es peor.

-¿Entonces? ¿Éste es nuestro último verano?- dijo con voz estrangulada.

-Siempre te voy a llevar en mi corazón- dije estrechándola con fuerza entre mis brazos.

Suspiró, luego sollozó y se aferró a mí con fuerza. Lloró largo y tendido, su sufrimiento me dolía de sobremanera. Aún no me percataba de la seriedad de la situación, no quería hacerlo.

-Será un hasta pronto- susurró entre espasmos, ya que pudo controlarse un poco.

-No, será un hasta siempre- ella sonrió y no dudé en besarla con todos mis sentimientos a flor de piel.

Poco a poco nos recostamos entre las florecitas y el pasto. Mis manos subían y bajaban por su rostro, memorizando cada pequeño detalle con las yemas de mis dedos; Bella jugaba con mi pelo y me acercaba más a ella. De un momento a otro todo cambió, ya no éramos los jóvenes e inocentes novios, ahora nuestros cuerpos se mecían al mismo compás en medio de una fiebre que subía cada segundo un grado más. Estaba a punto de perder el control cuando un pensamiento hizo “clic” en mi memoria y me separé de ella bruscamente. Bella me miró confundida, deslizó las manos lentamente por mi pecho para dejarlas caer sobre su estómago, ni siquiera me había dado cuenta del momento en el que mi camisa había sido desabrochada. Ella me miró con duda, luego sus ojos se cristalizaron y giró su cabeza hacia un lado, dejando salir sus lágrimas.

-No, Bella, mi vida. No llores- dije tomando su rostro entre mis manos haciendo que me mirara.

-¿Es que…? ¿Tú… no… no quieres que… yo…?

-¡NO! No es eso. Créeme, no es eso. Quiero con todas mis fuerzas que tú seas la primera.

-Y yo que tú seas el primero. ¿Entonces qué es?- preguntó en medio de un puchero.

-Bella, es nuestra primera vez. No quiero que sea así. Quiero que sea especial para ti.

-¿Ahora no es especial?

-Sí lo es, pero… ¿estás de acuerdo conmigo en que puede ser mejor?- ella sólo asintió y sonrió tímidamente.

A partir de ese día nos quedaron quince más para nosotros. Nos concentramos en pasar juntos todo el tiempo posible, íbamos a todas partes y nos movíamos cómo si fuéramos uno sólo. Aquel verano lo llevo con mucho amor en mi mente y en mi corazón.

Yo tenía una cabañita, era un regalo que me habían hecho mis padres, mis hermanos la rechazaron porque estaba vieja, descuidada, pero sobre todo… muy pequeña. Ya me había hecho cargo de remendar los hoyos en las paredes y techos, y había arreglado las cañerías con la ayuda de un amigo plomero.

El tiempo pasó más rápido de lo que hubiera querido. Al siguiente día, Bella regresaba a su casa y ya no habría otro verano. Un día antes pasé toda la mañana y buena parte de la tarde arreglando la cabaña lo mejor posible. Agradecí que Alice, mi hermana, se hubiera llevado a Bella de compras prácticamente todo el día, para que yo pudiera preparar las cosas para la sorpresa.

Cuando bajé a la sala, en casa de mis padres, mi hermana examinaba el trabajo que le había tomado toda la tarde: hizo que Bella se pusiera un vestido color azul cielo, hasta la rodilla, con vuelos, sin tirantes, con unas franjas blancas que la abrazaban con firmeza y realzaban su cintura; había alisado las ondas suaves de su cabello para convertirlo en una fina y pesada cortina lacia; la había maquillado muy sutilmente; y, aunque pareciera increíble, usaba unos preciosos zapatos de tacón, no eran muy altas pero aún así significaban un gran reto para ella. Sonreí embobado por la linda imagen que tenía frente a mí.

-Estás… encantadora- dije sin aliento, sonriendo tanto que me dolían las mejillas.

-Gracias- dijo sonrojándose.

Acaricié sus mejillas, lucía tan tierna. Me acerqué y le di un suave beso en los labios.

-¡Hey! El gloss- chilló Alice.

Sonreí maliciosamente, besé a Bella con mayor intensidad ganándome su risa sobre mis labios y un bufido de mi hermana.

Pedí prestado el auto de mamá y nos fuimos a nuestra última cita. A pesar de que la cabaña era muy pequeña, con su diminuto porche, sala y cocina; con una sola recámara, y dentro de de ésta el baño… tenía un patio inmenso con vista al río desde el ventanal de la recámara. Cosa que aproveché, realzando esa parte del cuarto para poder admirar la belleza natural que nos rodearía esa noche.

Cuando entramos, Bella quedó encantada con el ambiente romántico que había montado para ella: velas tintineantes en cada superficie; una manta a mitad de la sala, sobre ésta había algunos bocadillos y una botella de vino; pequeños montones de flores de colores esparcidas al azar. A pesar de que todo era sencillo y prácticamente desamueblado, lucía muy sobrecogedor.

La dejé en la sala un momento y me adelanté a la pequeña habitación para encender la chimenea. Cuando llegué a la sala Bella se había puesto cómoda en la manta, se había quitado los zapatos y disfrutaba de un bocadillo. Comimos un poco e hicimos varios brindis. Después de un rato se hizo un silencio un tanto incómodo entre nosotros, volteamos al mismo tiempo hacia la tenue luz que provenía de la puerta entreabierta. La vi a los ojos, le sonreí, me puse de pie, la ayudé a pararse y caminamos despacio con las manos entrelazadas.

No había miedos, en ese momento no cabían las dudas. Tuvimos un comienzo lento y tierno, que de un momento a otro se convirtió en una dolorosa ráfaga de amor. Ambos inexpertos, ambos descubriéndonos y amando. ¿Palabras?, no hubo ninguna… sólo suspiros de alivio y miradas de desconcierto que se convirtieron en unas de entendimiento y luego de satisfacción. Bella era como la seda que resbalaba lentamente por entre mis dedos en una suave y delicada caricia. Deseaba que el mundo entero se detuviera y congelara ese momento para siempre. No supe cómo lo logramos, pero llegó un momento en el que una gran ola nos azotó y nos derrumbamos entre un mar de sentimientos y pasión. Jamás imaginé que nuestra fusión fuera tan llena de magia, tan perfecta.

Nos quedamos unidos un poco más, hasta que me di cuenta de que ella lloraba. Al principio pensé que la lastimaba, pero al ver sus ojos por unos segundos, me di cuenta de que su llanto era por lo que eso significaba en sí. Era algo que iba mucho más de lo físico, era un llanto netamente sentimental… de pérdida y despedida. Limpié sus lágrimas, la abracé con fuerza, ella enterró su cara en mi pecho y dejé que se desahogara. Nos acostamos, ella aún lloraba sobre mi pecho, yo sufría su dolor en silencio, acariciando su espalda y perdiendo la mirada en el fuego de la chimenea. Poco tiempo después sus sollozos disminuyeron y su respiración se hizo más pesada.

-¿Bella?- susurré.

-¿Humm?- contestó adormilada.

-Te amo- le dije, pero ella ni se inmutó, ya se había dormido.

Entre sueños sentí unas manitas recorrer mi pecho, luego unos labios rozando los míos tanto cómo quisieron y luego una suave caricia por mi rostro. Me acerqué más al suave cuerpo de Bella y la apreté con más fuerza, inhalando su aroma. Desperté cuando los rayos de sol de colaban de lleno por la gran ventana de la recámara. Me di vuelta para encontrarme con que estaba solo.

-¿Bella?- llamé en dirección del baño -¿Bella?- me puse de pie para buscarla, mi corazón latió desbocado cuando no la encontré en el baño -¿Bella?- volví a llamar en cuanto estuve fuera de la habitación.

Prácticamente me quedé sin aliento cuando encontré una hoja de papel cuidadosamente colocada debajo de una copa, al centro de la manta. Me acerqué titubeante, la levanté y leí varias veces a través del escozor de mis ojos.

 


Edward:

Gracias por la noche tan perfecta que me regalaste. Eres único y muy especial.

Lamento despedirme de ésta manera tan cobarde… pero creo que no lo soportaría si fuera de otra forma. PERDÓNAME.

No me arrepiento de nada de lo que ha pasado, ni creo que algún día me pueda retractar. Te llevaré siempre en mi corazón. Lamento mucho que tuviéramos que terminar así.

Te extrañaré muchísimo.

Cuida de tu familia, son personas muy lindas que merecen lo mejor. Despídeme de Alice y dile que la quiero, por favor.

Lo siento, Edward.

Espero que algún día puedas perdonarme por esto.

Hasta siempre…

Tuya.

Bella

 

 

 

Después de eso ya no la volví a ver…

*

*

*

Tres golpes en mi puerta hicieron que dejara de vagar en aquel lugar perdido en el tiempo. Abrí la puerta y me encontré con una gran sonrisa.

-¡Hola, amor!- dijo ella lanzándose hacia mis brazos.

-Hola- dije sonriéndole levemente.

-¿Nos vamos? En diez minutos empieza nuestra clase- dijo ella con entusiasmo.

-Claro- contesté tomando mis cosas. Cuando estuve a su lado entrelacé nuestras manos.

Precisamente eso era lo que me gustaba de ella, su energía e intensidad. Siempre tenía algo en mente, trataba de que sus planes se llevaran a cabo, era detallista y meticulosa. Había algo que me había atrapado de su personalidad, como si me hipnotizara. Por más tiempo que trataba de pasar a su lado, por más cosas que hacía para ser romántico… no podía volver a sentir lo mismo que con Bella. Sabía perfectamente que nunca sería igual, ninguna relación lo es, pero mis sentimientos hacia ella ni por asomo se parecían a los que había tenido en el pasado. Pero, a pesar de eso, no podía dejarla; era cómo mi bote salvavidas en medio del naufragio. A ella le pasaba algo muy similar conmigo, su ex esposo le había roto el corazón dejándola por cumplir un sueño. Nos entendíamos y veíamos una esperanza de salvación en el otro.

-Te quiero, Edward- dijo cuando estuvimos casi por llegar.

-Y yo a ti… Victoria- contesté para luego fundirnos en un tórrido beso.

-¿Te parece si nos escapamos de ésta? Nadie nos echará de menos en toda la universidad- propuso maliciosa.

Correspondí con una sonrisa de complicidad y corrimos en busca de la fuga perfecta para llevar a cabo nuestros apasionados planes. 

 

 

 


Capítulo 12: *PREVIEW CAP 9* Capítulo 14: VALE LA PENA INTENTAR

 
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