Vacaciones y Locuras (+ 18)

Autor: lien
Género: Romance
Fecha Creación: 26/05/2011
Fecha Actualización: 01/08/2012
Finalizado: SI
Votos: 8
Comentarios: 14
Visitas: 95459
Capítulos: 42

 TERMINADO

Bella vive en Forks con su madre desde hace 3 años tras la muerte de su padre, las clases se están acabando y esta por graduarse. Su mejor amiga es Alice con la que siempre anda. Pero todo cambiará con la llegada de los hermanos de Alice y cuando su madre le regale un pasaje para irse de vacaciones a Brasil…

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Capítulo 15: Solos en la Isla

BELLA POV

Ya era cerca del medio día  cuando me desperté completamente feliz, aún me parecía imposible lo que había sucedido la noche anterior. Aún recuerdo como sucedió todo y me costaba trabajo creer que Edward estuviera aquí a conmigo. Solo tuve que mirar a mi lado para cerciorarme de que no estaba soñando. El se encontraba allí a mi lado, durmiendo plácidamente boca bajo con su espalda desnuda. Lentamente deslicé mi mano por toda su espalda mientras el se removía ante mi contacto girándose hacia mi y mostrándome esa hermosa sonrisa torcida que tanto amaba.

Se acercó hacia mi hasta que me tuvo entre sus brazos, y luego me dio un beso de buenos días.

-Buenos días amor.- le dije separándome un poco de el.

-Buenos días.- me dijo el sonriendo.

-Sabes aún me parece que estoy soñando, y que en algún momento despertaré y tu no estarás a mi lado.- le dije mientras comenzaba a acariciar su cabello indomable.

-Crees que si estuvieras soñando te pudiera hacer esto.-me dijo mientras comenzaba a besarme lentamente por mi cuello.

-Me parece que sí.- le dije como pude mientras el lentamente se acomodaba sobre mi.

-Al parecer tus sueños son muy buenos, pero me pregunto si terminan de esta forma.- me dijo mientras sus labios se deslizaban hacia abajo por todo mi cuerpo.

Sus labios se deslizaban por toda mi piel quemando todo a su paso, mientras sus manos se deslizaban por mis piernas excitándome cada vez mas. Hasta que unos insistentes toques en la puerta nos interrumpieron.

-Edward más te vale que te apresures o te vas a quedar.- decía Alice del otro lado de la puerta.

-Tu hermana si que es muy oportuna.- le dije sonriendo bajito.

-Si ella sabe cuándo es el momento perfecto para molestar.- me dijo el mientras comenzaba a besarme.

-Edward Cullen, te recomiendo que salgas en este preciso momento.- decía Alice ya un poco más alto.

Es que acaso ella no se cansaba de estar molestando. Me levanté de la cama,  tomé una camisa de Edward y me le puse, el se me quedó mirando con una interrogante en su mirada.

-Creo que es hora de molestar a tu hermana.- le dije sonriendo mientras me abotonaba un poco la camisa.

-Que es lo que piensas hacer.- me dijo el mientras se levantaba y se ponía un pantalón.

-Nada solamente ver que quiere.- le dije mientras caminaba hacia la puerta y Edward me abrazaba por detrás sin hacer ruido.

Cuando llegamos a la puerta Edward se paró del otro lado de forma tal que cuando la abriera el no se viera. Respiré profundamente y me concentré en lo que iba a decir. En teoría Alice fue la de la idea, así que no le debería parecer extraño que yo estuviera aquí. Respiré una vez más y abrí lentamente la puerta.

Tenía ganas de reírme al ver la cara de Alice que paso desde sorpresa a asombro mientras me miraba como estaba vestida. Pero claro no podía reírme sino se echaría a perder todo.

-Alice lo siento mucho, pero Edward no está disponible en estos momentos, regresa más tarde.- le dije  a Alice mientras cerraba la puerta en su cara.

Edward no paraba de reír a mi lado aunque muy bajo para que Alice no oyera del otro lado de la puerta. Me abrazó y cuando iba a besarme volvieron a tocar la puerta. Iba a abrir pero Edward me agarró del brazo para que no lo hiciera, me hizo señas para que me pusiera detrás de la puerta y abrió el.

-Alice creo que te dijeron que no estaba disponible, así que regresa más tarde.- le dijo mientras le cerraba la puerta nuevamente en la cara.

Nosotros no aguantábamos más las ganas de reír, pero Alice se lo tenía merecido, ella siempre llegaba en el momento menos inoportuno. Continuábamos riéndonos cuando volvieron a tocar a ala puerta, pero esta vez abrimos los dos, Alice se encontraba allí sonriendo, mientras se acercaba a mi y me abrazaba.

-Bella no sabes que alegría me da que estés aquí, pero como llegaste.- me decía mientras Edward y yo la mirábamos seriamente.

-Alice ya puedes dejar de fingir porque sabemos que esto fue idea tuya.- le dijo Edward mientras me abrazaba por la cintura.

-No se de que están hablando.- decía ella haciéndose la que no sabía.

-Muy bien Alice entonces nos vemos.- le dije mientras comenzaba a cerrar la puerta.

-Esta bien, me atraparon fue idea mía, pero apuesto a que los sorprendí a los dos.- nos dijo mientras aguantaba la puerta.

-Y mucho Alice, no sabes lo mucho que nos sorprendió.- dijo Edward mientras me miraba con algo de lujuria en su mirada.

-Muy bien aclarado todo entonces me voy para que terminen de recoger las cosas, nos vemos en media hora en el lobby del hotel.- nos dijo Alice mientras se alejaba por el pasillo y Edward me miraba sonriendo.

-Pues nos vemos en una hora Alice.- le grité mientras cerraba la puerta.

Edward se giró hacia mi sonriéndome pícaramente mientras me alzaba en brazos y me llevaba a la habitación. Tal vez Alice nos matara si nos demorábamos, pero nadie la mandó a llegar a la hora equivocada.

-Tu crees que Alice se moleste si nos demoramos.- le dije cuando llegamos a la habitación y el me ponía en el suelo pero sin separarse de mi.

-Dudo que se moleste mucho, y si lo hace ya nos desquitaremos, además es probable que no se quiera ir sin su mejor amiga.- me decía entre besos mientras me iba empujando con destino al baño.

-Edward sabes que no nos podemos demorar.- le dije mientras el comenzaba a llenar la tina del baño con agua caliente mientras continuaba besándome.

-No nos vamos a demorar, solo nos vamos a dar un baño.- me decía mientras cerraba la puerta del baño.

Me empujó hasta que choque con el lavamanos, mientras me cargaba y me sentaba sobre este para comenzar a quitarme la camisa suya que llevaba puesta.

-Sabes, nunca me voy a cansar de decirte lo bien que te queda mi ropa puesta, pero en el suelo se ve mejor.- me decía el mientras me quitaba la camisa.

Sus manos recorrían cada centímetro de mi piel  mientras depositaba delicados besos por todo mi cuerpo. Cuando la tina estuvo llena me cargó y me metió en ella, pero el se quedó fuera.

-No te vas a bañar.- le dije seductoramente mientras comenzaba a enjabonar la esponja para bañarme.

-No, te voy a bañar a ti.- me dijo quitándome la esponja de la mano.

Lentamente como si fuera una porcelana que pudiera romperse, sus manos recorrieron todo mi cuerpo, enjabonando todo a su paso, muy despacio, como  si tuviéramos todo el tiempo del mundo. Me fue lavando la espalda mientras yo estaba relajada, cosa que no duró mucho tiempo cuando sus manos llegaron a mis senos y comenzaron a masajearlos.

-Edward, por favor, no tientes la paciencia de tu hermana.-le dije mientras el continuaba.

-Yo no estoy haciendo nada solo te estoy bañando.- me decía mientras una de sus manos bajaba por mi abdomen y yo gemía ante su contacto.

Pues esto si que era no hacer nada, pero esto no era justo y mi paciencia duraba poco. Estiré mis brazos hasta que los enredé en su cuello y lo besé mientras el subía sus manos hacia mi cintura. Este era el momento perfecto, me levanté un poco y con bastante fuerza lo jale hacia dentro de la bañadera, ni siquiera sabía como lo había podido hacer. Edward se encontraba ahora mojado junto a mi en la bañadera y yo no pude evitar reírme ante lo que había hecho.

-Creo que es tu turno de bañarte.- le dije mientras me levantaba para salir y secarme, pero él me agarró de un brazo y tiró de mi hacia el.

-A donde crees que vas, no se te está olvidando algo.- me decía mientras sus manos se deslizaban por mi espalda haciéndome temblar.

-No creo que yo terminé de bañarme ya.- le dije levantándome nuevamente mientras el se quitaba el pantalón mojado y lo tiraba fuera.

-Y acaso no piensas ayudarme un poco, yo solo no puedo.- me decía el con esa sonrisa en su rostro que tanto me gustaba y ante la cual no podía negarle nada.

-Sabías que tienes un fuerte poder de convencimiento.- le dije mientras me sentaba detrás de el y comenzaba a bañarlo.

-No, pero acabo de darme cuenta.- me decía mientras sentía como se relajaba.

Comencé a lavarle lentamente la espalda, delineando cada músculo de su cuerpo. Cuando terminé con su espalda continué con su pecho, podía sentirlo gemir bajito ante mi contacto. Bajé mis manos lentamente por todo su torso  hasta que lo oí gemir mi nombre.

-Bella…sabes que si continuamos, Alice nos matará.-me decía mientras yo tomaba su sexo entre mi mano.

-Esperemos que ella se halla entretenido con Jasper, y además yo no fui la que empezó.- le dije mientras comenzaba a mover mi mano lentamente arriba y abajo.

-Si, lo sé pero no te preocupes, a mi me gusta terminar lo que empiezo.- me dijo mientras en un rápido movimiento se giraba hacia mi y me cargaba.

Me sacó del baño y me llevó hasta la cama y me colocó toda mojada allí, colocándose el sobre mi. Comenzó a besarme desde mis piernas, excitándome más aún a cada momento. Cuando iba por mi muslo lo agarré por la cara y lo jalé hacia mi.

-Creo que ya pasamos por esta parte en el baño no lo crees.- le dije yo mientras pegaba mis caderas más a el para sentirlo.

-Es que no lo recuerdo.- me decía el mientras sonreía.

-Muy bien pues yo te lo voy a recordar.- le dije mientras con un ágil movimiento lo giraba en la cama para que el quedara debajo y yo arriba.

Me acomodé sobre el mientras comenzaba a moverme lentamente haciendo que nuestros sexos se rozaran. Las manos de Edward se encontraban en mi cintura llevando el ritmo de los movimientos. Los gemidos se escapaban de nuestros labios si poder evitarlo, ambos estábamos en los límites. Edward me giró para quedar sobre mi y me miró sonriendo.

-Creo que ya me acorde de esa parte, pero parece que a ti se te ha olvidado la otra.- me decía el mientras que se posicionaba en mi entrada y yo enredaba mis piernas en su cadera invitándolo a entrar.

Edward comenzó a entrar lentamente en mi, y al mismo tiempo que aumentaban sus embestidas, nuestros gemidos se hacían cada vez mas audibles. Yo intentaba acallarlos mordiéndome el labio pero a veces era imposible. Edward comenzó a besarme al mismo tiempo que entraba en mi para acallar un poco los gemidos de ambos. Pero esto solo hizo que fuera un poco más lento.

-Edward…- decía entre besos y gemidos contenidos.

-Bella.- me decía el casi que al mismo tiempo que yo.

-Edward más rápido.- le dije entre jadeos y el obedeció.

Comenzó a embestir cada vez más fuerte mientras mis paredes se contraían ante el inevitable orgasmo que estaba por venir. Podía sentir que Edward también estaba cerca ya que cada ves iba más rápido, me apreté más contra el mientras que mis uñas arañaban su espalda cuando el inevitable orgasmo llegó junto con el de el y nos desplomamos juntos en la cama el aún dentro de mi.

-Esto ha sido fantástico.-le dije mientras el me miraba sonriendo.

-Hacer el amor contigo siempre lo es.- me dijo mientras me besaba y yo me reía.- De que te ríes.

-Nada solo estoy pensando que nada mejor que morir en tus brazos después de tocar el cielo.- le dije mientras el me miraba extrañado.

-Si lo dices por Alice, dudo mucho que quiera matar a su mejor amiga y mucho menos a su hermano.- me decía mientras se acomodaba a mi lado saliendo de mi.

-Si pero será mejor no tentar a la suerte ya que la mía no es muy buena que digamos.- le dije mientras lo besaba.

-Tienes razón, mejor nos apuramos, ya tendremos tiempo para amarnos.- me dijo mientras se levantaba.

Nos vestimos rápidamente y recogimos nuestras cosas, a estas alturas necesitábamos otro baño pero ya nos habíamos demorado demasiado y Alice debería de estar eufórica. Casi que la podía ver dando vueltas de un lado a otro del lobby del hotel. Tomamos nuestras maletas y bajamos, cuando llegamos al lobby todos se quedaron mirándome extrañados, ya que al parecer Alice no le había dicho a nadie que yo estaba aquí con Edward. Después de saludar a los chicos nos encontramos con Alice con una cara de “los voy a matar por demorarse”, ya que nos demoramos un poco más de una hora en bajar.

-Al menos podían haberse apurado.- nos dijo ella mientras se cruzaba de brazos y se ponía seria.

-Si pero la culpa fue de tu hermano, que se demoró mucho en el baño.- les dije mientras Edward y yo nos mirábamos y sonreíamos.

Todos se nos miraron a  mi y a Edward alternadamente y se echaron a reír también. La verdad no sabía de donde había sacado lo que dije, pero Edward me hacía sentir de una forma que nunca conocí. Con el podía decir cosas que nunca antes había dicho. Salimos de hotel y para mi sorpresa Alice había alquilado un auto inmenso, donde cabíamos todos, era uno de esos militares.

Esta ves Emmett era el que iba manejando y yo no tenía ni la más remota idea de hacia donde nos dirigíamos. Solo veía pasar los edificios de Brasil uno detrás de otro. Edward iba sosteniendo mi mano mientras deslizaba uno de sus dedos en la palma de esta. Al cabo de media hora me llamó la curiosidad saber hacia donde íbamos.

-Edward hacia donde nos dirigimos.- le susurré muy bajo mientras el se giraba hacia mi sonriendo.

-Bueno si Emmett no se pierde vamos hacia el muelle y después según Alice vamos hacia la Isla.

-Que Isla.

-Creo, que tenemos una, bueno es de nuestros padres, se las obsequiaron, solíamos ir de vacaciones allí.- me contestó sonriendo.

Y no quise preguntar nada más, aunque viniendo de ellos cualquier cosa era posible. Después de unos quince minutos llegamos a los muelles y allí nos bajamos. Sacamos las maletas del auto y comenzamos a seguir a Alice hacia una lancha. Para mi sorpresa nos detuvimos delante de un lujoso yate cuyo nombre era “The Sea Lion” era grande, muy grande. Subimos al yate y mientras nos preparábamos para partir me detuve a observar el yate. Si por fuera era elegante, por dentro era aún más. Las chicas y yo nos sentamos mientras que los chicos terminaban de acomodar el equipaje. Pero de quien sería este yate, tal ves de alguna amistad de la familia y se los prestó, aunque no creo que la gente preste un yate como ese.

-Alice, de quien es este yate.-le dije mientras iba hacia la nevera y tomaba una soda.

-De nosotros,, papá lo compró para las vacaciones, el otro estaba un poco pasado de moda, no es genial.

Si genial, no todos tienen un padre que te regale un yate para ir de vacaciones y más que lo compre nuevo porque el otro estaba pasado de moda. Me senté a tomarme la soda mientras el yate se ponía en movimiento, las chicas pusieron un poco de música y en eso regresaron los chicos pero sin Edward.

-Emmett, donde dejaste a Edward.-le dije y todos se echaron a reír.

Pero que era lo que tenía gracia, acaso me estaba perdiendo alguna broma privada entre ellos.

-Quien te crees que está manejando Bella, papa Noel.- me dijo Emmett mientras todos continuaban riéndose.

-Si quieres te llevó a donde está.- me dijo Alice.

-Si eso es algo que no me puedo perder.- le dije mientras me levantaba para seguir a Alice y dirigirnos hacia donde estaba Edward.

Cuando llegamos allí Edward se encontraba de pie detrás del timón, se veía de lo más bien manejando el yate, como si lo hubiera hecho toda su vida. A cada momento me sorprendía aún más con las cosas que el hacía. Me acerqué hacia donde el estaba y lo abracé por detrás.

-No conocía esta faceta tuya.

-Aprendí hace algún tiempo, es una de las cosas que más me gusta hacer después de tocar piano.

-Si parece genial.-le dije mientras me paraba a su lado.

Al frente se expandía hasta donde alcanzaba a ver la vista el ancho mar. El oleaje estaba tranquilo y la verdad que parecía relajante el manejar un yate.

-Quieres intentarlo.-me dijo Edward ofreciéndome el timón.

-Y si choco.-le dije mientras todos se reían.

-Y con que vas a chocar Bella, no hay nada ahí afuera solo el mar a sus anchas.

-No lo sé, con mi mala suerte y lo torpe que soy capaz que choque con el Titanic.

- No te preocupes, yo voy a estar a tu lado.- me dijo mientras me colocaba las manos en el timón y se ponía detrás de mi.

En verdad no era tan difícil, en si era más fácil que manejar un auto, aunque Edward se encontraba detrás de mi sujetando mis manos entre las suyas. No sé cuánto tiempo llevábamos navegando cuando Edward habló.

-Bella ves aquello allí adelante.- me dijo mientras mis ojos miraban en la distancia lo que parecía ser una isla.

-Si lo veo porque lo preguntas.- le dije mientras me giraba hacia el.

-Porque allí es donde pasaremos las vacaciones.- me dijo mientras tomaba el timón del yate.

Cuando nos aproximamos lo suficiente pude apreciar la isla, ahora no me parecía tan chiquita. Tenía un largo muelle en donde Edward parqueo el yate sin ningún problema. Allí justo al lado del muelle estaba la playa de arenas blancas y justo en donde esta terminaba se encontraba la hermosa casa que parecía ser demasiado grande para la isla.

Bajamos lentamente mientras los chicos cargaban las maletas, caminamos por el largo muelle hasta la arena y allí seguimos un camino de piedras hasta la casa eran como las 6:30 pm cuando llegamos. No se si fueron ideas mías pero la casa se parecía mucho a la de Esme. Esta tenía dos pisos y los ventanales eran de cristal y llegaban hasta el suelo.

-Wao esta casa es hermosa, Alice a quien pertenece.- le dije girándome hacia ella que venía de lo más sonriente.

-Lo sabrás cuando entres.-me dijo sonriente, miré a Edward sorprendida por lo que ella me dijo y el también sonreía.

Entramos a la casa y mientras los chicos llevaban las maletas hacia las habitaciones me detuve a admirar la casa. Mis ojos no creían lo que estaba viendo. El interior estaba decorado con colores claros, todo era de madera y cristal. Llegué a la sala donde había una gran alfombra con muchos muebles y en un a mesita muchas fotos. Ahí fue cuando supe de quien era la casa, en las fotos aparecían Alice, Emmett, Edward, Carlisle y Esme, en la mayoría todos los chicos salían pequeños y en algunas de 12 o 13 años.

-Valla no sabía que tuvieran una casa en un isla.- le dije a Alice de lo más emocionada.

-Si veníamos mucho cuando niños, pero hace años que no venimos ya que ciertas personas se fueron a estudiar al extranjero y ni siquiera venían en las vacaciones, solo en navidad.

-Ya te dijimos que lo sentíamos Alice, por eso te prometimos que estas vacaciones las pasaríamos juntos.- le decía Edward bajando las escaleras y acercándose a mi.

-Si de acuerdo, porque no le enseñas la casa a Bella.- le dijo Alice a Edward mientras le guiñaba un ojo.

-Vamos.- me susurró al oído mientras me tomaba la mano y me conducía por la casa.

Primero me enseñó la cocina y el comedor, después nos dirigimos hacia el salón de música donde se encontraba un enorme piano de cola. Después subimos al primer piso donde se encontraban las habitaciones de Alice y la de Emmett, salimos hacia el segundo piso y allí se encontraba la habitación de Esme y Carlisle y en el otro extremo del pasillo se encontraba la de Edward. Cuando entramos a la habitación esta se parecía mucho a la de su casa. Había muchos libros y bastante música, y en el centro de la habitación se encontraba una enorme cama, era de hierro negra y  muy grande. Estaba vestida en dorado y negro. Fui hasta ella y me senté en el borde, el colchón parecía como si nunca hubiera sido usado. Edward se me quedó mirando extrañado, me levanté y fui hacia donde el estaba.

-Que pasa Edward, sucede algo.- le dije mientras lo tomaba de la mano.

-No nada, es que ahora que me fijo bien, no recuerdo que esa sea la cama mía, que yo recuerde era más chica.

-Pero quien la cambiaría, no dices que hace mucho que no vienen.- le dije mientras lo miraba y el sonreía.

-Creo que tengo una pequeña y ligera idea de quien fue.- me dijo y en ese momento lo comprendí y los dos gritamos al mismo tiempo.

-Alice…

A los pocos segundos Alice se encontraba a nuestro lado sonriendo.

-Sucedió algo.- nos dijo mirándonos asustada.

-Alice te puedo preguntar que le sucedió a la cama mía.- le dijo Edward mientras nos sentábamos en la cama.

-Nada está en el sótano, es que creí que les sería más cómoda una cama más grande, la tuya era muy chica.- le dijo Alice a Edward mientras sonreía.

-Alice te puedo preguntar algo.- le dije tranquilamente, había algo dándome vueltas.

-Si Bella pregunta lo que quieras.- me dijo mientras se sentaba en una silla frente a nosotros.

-Desde cuando tu planeaste todo esto del viaje secreto y el cambio de la habitación de Edward, porque te recuerdo que solo llevamos juntos una semana.

-Digamos que tengo poderes psíquicos y veo el futuro.-nos dijo sonriendo.

-Alice no has contestado la pregunta que te hizo Bella, desde cuando- le dijo Edward serio.

-Bueno lo del pasaje desde hace meses y lo de la cama antes que llegaran mis hermanos.- nos dijo Alice.

-Déjame ver si te entendí, lo del pasaje y lo de el cambio aquí fue mucho antes de que nosotros nos conociéramos o estuviéramos juntos.- le dije muy seria y ella nos miró como suplicando.

-Lo siento, pero siempre supe que iban a terminar juntos.- nos dijo mientras se levantaba sonriendo.

-Claro por eso se te olvidó mencionarme cuando llegué que Bella dormía en mi habitación.- le dijo Edward levantándose de la cama.

-Y por eso nos dejaste solos en la piscina.- le dije yo levantándome también.

-Y por eso montaste lo dela apuesta con Emmett.- le dijo Edward nuevamente.

-Y por eso planeaste lo de la salida a la discoteca y al mirador del amor.-le dije yo muy seria.

-Esta bien, esta bien, no me tienen que recordar más nada…me declaro culpable por los cargos y no me arrepiento de ellos.- nos dijo mientras salía corriendo de la habitación.

Y allí nos quedamos Edward y yo sin saber que decir, era increíble las locuras que se le ocurrían a Alice. Y pensar que gracias a ella yo estaba ahora con Edward, cero que en algún momento se lo tendía que agradecer. Edward me sacó de mis pensamientos.

-Te gustaría nadar un poco conmigo en la playa.- me dijo sonriendo  mientras se acercaba a mi.

-El agua debe estar congelada.- le dije mientras colocaba mis manos en su cuello para besarlo.

 

-No lo creo, aquí el agua siempre está cálida.- me dijo en un susurro haciéndome estremecer.

-Esta bien, voy a cambiarme entonces.- le dije mientras me dirigía hacia el baño y buscaba algo en mi maleta para cambiarme.

Me puse un biquini negro y encima un short y salí.

-Nos vamos.-me dijo Edward.

-No te piensas cambiar, o es que acaso vas a nadar con esa ropa.

-No no pienso hacerlo.- me dijo sonriendo mientras tomaba mi mano.

Bajamos las escaleras y fuimos hasta la cocina donde Edward tomó unos sándwiches y unas sodas y las echó en una mochila. Salimos de la casa y para mi sorpresa Edward comenzó a caminar hacia otro lado, esto si que era extraño, porque la playa estaba justo en frente.

-Pensé que íbamos a nadar.- le dije un poco extrañada ya que comenzamos a caminar hacia el bosque que quedaba por el lado de la casa.

-Y lo vamos a hacer, pero no aquí, sino en una playa un poco más privada.- me dijo el mientras me conducía por el bosque.

Caminamos por el bosque, aunque no había ningún camino, al parecer Edward se conocía esto como la palma de su mano. Llegamos donde había un gran árbol justo en frente de nosotros y Edward cogió hacia la izquierda y minutos más tarde nos encontrábamos en una pequeña playa que no tenía más de 100 metros y era en forma de media luna. La arena era muy blanca y no había ni rastro de oleaje, era sencillamente perfecta.

Llegamos hasta la orilla y allí había unas palmeras y unas rocas donde comencé a quitarme el short y lo puse sobre la piedra. Edward comenzó a acercarse a mí.

-Sabías que te queda muy bien ese biquini.- me dijo sonriendo.

-Y a ti no te queda bien esa camisa.- le dije mientras comenzaba a zafarla.

Cuando terminé me quedé mirándolo un momento, en verdad todavía no sabía con que se iba a bañar en ningún momento lo vi ponerse bañador.

-Con que te vas a bañar, no creo que sea con esos jeans.- le dije señalándole sus vaqueros.

-Pues con lo que tengo puesto debajo.-me dijo mientras comenzaba a zafar el cinto.

-No recuerdo que te pusieras balador.- le dije sonriendo.

-Y no lo tengo.- me dijo mientras se quitaba los jeans y se quedaba con unos bóxers negros.

-Lindos bóxers.- le dije mientras me acercaba y pasaba mi mano por su pecho desnudo.

-Vamos al agua.- me dijo tendiéndome la mano la cual tomé rápidamente.

Tomé su mano y nos encaminamos hacia la playa. Como el había dicho el agua era muy cálida y no como yo me imaginaba. La arena debajo de los pies se sentí muy suave, como si no hubiera ninguna. Nadamos, nos tirábamos agua y entre cada cosa nos besábamos. Después de un rato de una buena sesión de besos salimos y nos sentamos en la arena donde nos comimos los sándwiches y nos tomamos las sodas. La tarde ya comenzaba a caer y el sol se ponía sobre el mar en el horizonte tiñendo el cielo de un naranja que se desvanecía hasta tener un tono azul. La tarde calló rápidamente dando paso a la noche. Y allí nos quedamos sentado los dos abrazados y besándonos viendo como la luna alumbraba sobre el mar y comenzaban a aparecer las primeras estrellas de los que prometía ser una hermosa noche.

Capítulo 14: Reencuentro Capítulo 16: La primera noche en la Isla

 
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