Hasta los vampiros cometen errores.

Autor: Huellas
Género: Romance
Fecha Creación: 24/07/2010
Fecha Actualización: 24/07/2010
Finalizado: SI
Votos: 7
Comentarios: 31
Visitas: 33970
Capítulos: 16

¿Qué hubiera pasado si Reneesme no hubiera venido al mundo? Aquí les dejo un Amanecer alterno. Hasta los vampiros cometen errores.

 

 

 Todos los derechos de autor reservados a Stephanie Meyer autora de la Saga Crepúsculo, quien es la autora oficial de los personajes conocidos del siguiente FanFic.  

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Capítulo 14: confianza perdida.

 

Edward POV.

En un segundo todo cambio. Ahora Jacob y Lizzie se pertenecían mutuamente, y de algún modo, eso me aliviaba. Yo no tenía nada que ofrecerle a ella, y aunque pudiera… Bella estaba de por medio, y a ella no la podía dejar.

Jasper sintió el peso de un sentimiento más fuerte que el amor más puro entre aquella mirada de Lizzie y Jacob, lo que me produjo rabia. Jasper me miró alarmado estás celoso, Edward sonó más a acusación que a información.

-Veo que algo ha cambiado aquí, algo muy interesante –dijo Úrsula mirando detenidamente a Lizzie y Jacob Black. Ella era experta en licántropos, y sabia la mirada de la imprimación. Todos los presentes la miraron extrañados. Hablé yo.

-Lizzie y Jacob, han imprimado –Lizzie se volteó a mirarme a regañadientes, pues no quería despegar la mirada del gran lobo. Aunque ella no entendía nada, no quería despegarse de él, cómo si él pudiera disipar cualquier sentimiento de miedo. Bella se alejó un tanto de mí.

-¿De qué hablas Edward? ¿Quién es él? –preguntó con voz temblorosa Lizzie. Daniel descuidó  el poder  y mi familia pudo moverse. Carlisle pensaba a millón por segundo y antes que Jane dijera algo, él habló y su discurso los descolocó.

-Esto es un giro interesante. Jane, querida, Aro tiene un amor por las reglas que tú muy bien conoces. No sería correcto hacerle daño a un miembro de la familia de los licántropos –dirigió una mano a la atónita Lizzie – y por lo que veo, eso daña todo tu… -se contuvo de decir plan y buscó otra palabra –cometido. Aro entenderá que te marches ahora, con toda la guardia, si le haces daño podría ocasionar la pelea entre las dos especies.

Todos reprimieron el grito de alegría al sabernos ganadores de una pelea de miradas, menos los vulturi. Me enloquecía la manera enfermiza con la que Demetri miraba a mi esposa, pero no encontraba algo más que fascinación en su mente.

-Tienes razón, Carlisle. Creo que lo mejor será que nos retiremos, ya hemos causado molestias. Aro se alegrara de saber que el secreto será protegido por los licántropos y su imprimación –noté el tono de sarcasmo en la voz de Jane.

-Mándale mis saludos –respondió Carlisle.

Úrsula, Felix, Alec, Ismael, Julieta y Jane desaparecieron por el bosque, y antes de irse, Demetri miró a mi esposa guiñándole un ojo, lo que respondí con un gruñido.

-¿Esos eran los Vulturi? –preguntaron Micaela y Raúl acercándose a Bella quien no me miraba aunque yo buscara su mirada. Alice se abrazó a Jasper, Rosalie a Emmett y Esme a Carlisle.

-Sí, pequeña –murmuró Bella antes de abrazar con cariño a Micaela. Raúl se unió. Escuché los sollozos rotos de las dos mujeres y decidí alejarme, hablaría con Bella luego.

Llegué a un lado de Lizzie quien miraba todavía fijamente a Jacob. Él no quería acercarse, temía asustarla.

-Será mejor que te transformes, yo me quedo con ella –Lizzie no me escuchó.

Cuando Jacob desapareció entre los árboles ella hizo el amago de seguirla, pero yo le impedí que se moviera. Me miró con furia primero, pero al darse cuenta quien era, me abrazó temblando.

-Edward, Edward, explícame que pasa, por favor, por favor –pedía entre sollozos. La abracé lentamente tratando de no lastimarla. Pero el saber que estuvo en peligro por mi culpa, que pude ser el culpable de su muerte, no me dejaba en paz, quería saberla viva y bien.

Escuché el revoloteó de pensamientos cuando la estreché entre mis brazos, y pude ver con claridad cómo alternaban mi escena y el rostro de Bella, el rostro de dolor de Bella. Micaela la volteó y la guió para que salieran del castillo. No tenían pensado irse otra vez, así que las dejé solas un momento.

Jacob apareció con nada más que sus pantalones. Carraspeó y volteé a Lizzie, se miraron otra vez, y vi que Lizzie sabía perfectamente quien era él.

-Jacob –susurró. Ella se acercó tímidamente y elevó una mano para que él la tomara.

-Lizzie –murmuró.

Supe que el momento de mi retirada había llegado.

Cuando me volteé ya no quedaba nadie, escuché el pensamiento de mi familia de regreso a la casa. Carlisle me dijo que prefirieron dejarnos solos, que se sentían segundos.

Busqué a las afueras del castillo a Raúl, Micaela y Bella. Se encontraba sentado en el suelo a la sombra de uno de los árboles.

-¿Cómo has estado, pequeña? –le preguntaba Raúl a Bella abrazándola detrás, posando sus piernas a cada lado de la cadera de Bella. Sentí una punzada de celos, pero los reprimí. Me recargué contra la puerta, ninguno había notado mi presencia.

-No lo sé, Raúl. ¿Cómo me encontraron? Bueno, como encontraron a mí… a los Cullen –corrigió. La conocía perfectamente, iba a decir mi familia. ¿porque no lo hacia? Eso éramos, eso somos, su familia.

-Bueno, los Cullen son muy conocidos, Bella –dijo Micaela mientras jugaban con sus manos.

-Te extrañe, niñita –dijo Bella como un regaño, pero detrás de eso estaba el dolor de la separación.

-Gracias –dijo sarcástico Raúl. Ella se volteó y le dio un beso en la mejilla cariñosamente Contrólate, Edward, son amigos.

-A ti también te extrañé, tonto –le dijo mi Bella.

-Tu tonto –corrigió él.

-Hey, pensé que eras mío –dijo Micaela haciendo un puchero.

-Ahora tu eres la tonta –recriminó Bella. Los tres rieron y se abrazaron.

Se quedaron cerca de un minuto abrazados. Y decidí interrumpir. Me acerqué sigilosamente pero los tres alzaron la mirada asombrados, cuando Bella se encontró con mis ojos desvió los suyos. Micaela y Raúl se levantaron. Raúl pensaba en que era una cara dura por aparecer ahí y pretender que Bella se fuera conmigo, pero eso era lo que yo quería. Quería a mi familia junta, y solo lo lograría estando con ella a mi lado.

Micaela solo pensaba en Bella, y si ella sería capaz de aceptarme otra vez, yo tambien me lo preguntaba.

-¿Podemos hablar? –pregunté. Raúl y Micaela estuvieron tentados a decir que no, pero Bella abrazó sus piernas y asintió.

-Cualquier cosa estamos cerca, pequeña –dijo Raúl a Bella besándole la frente. A lo que ella correspondió con una sonrisa triste.

Me senté a menos de un metro de ella, sin saber muy bien qué decir, y no ayudaba mucho el hecho que ella no me mirara a los ojos. Las pocas veces que pude cruzar nuestras miradas, ella se veía confundida y atormentada. Con el tiempo, me fui impacientando pero lo disimulaba muy bien, y sentía en el aire que en cualquier momento ella se levantaría y se iría. Tenía que pensar algo, algo que decirle. ¿Pero que le decía? ¿Y si ella no quería volver a verme? ¿Y si ella no quería volver conmigo? Y estaba en ese dilema interior, cuando ella rompió el silencio.

-Supongo que estás pensando en qué decirme –murmuró mirando sus pies –lo veo en tus ojos.

-Mjum -¡que inteligente, Edward! ¡Mjum! Me enfurecí conmigo mismo.

-Edward… -pidió.  Mi nombre en sus labios me recordó todo lo bueno del mundo. Me acerqué hasta estar a treinta centímetros de su cuerpo.

-Bella, te amo –dije mirándola a los ojos. Ella miró el suelo, vi cargar sus ojos de las lágrimas que nunca saldrían –Sé que es una excusa pobre para retenerte a mi lado, pero es la verdad. Fui un idiota, no, fui más que eso… Te dejé ir y no sabes cuánto me arrepiento de eso, jamás debí dejarte ir ese día, jamás debí dejarte sola… es solo que… ya no importa, mi amor, estoy aquí, contigo –intenté tomar una de sus manos que reposaban en sus pantorrillas pero ella la alejó.

-No puedes pretender que siga contigo después que Lizzie pasó por tu vida, y ahora te alejas de ella solo porque Jacob… porque Jacob se imprimó con ella y ella ya no te prestará atención, porque te aseguro que si ella siguiera siendo “libre” tu ahora estarías debatiéndote entre ella y yo, porque aunque… –reclamó poniéndose de pie y alzando las manos ofuscada mientras caminaba de un lado a otro. Me levanté lentamente, bueno, lentamente para nosotros, y la detuve por los hombros para que no siguiera hablando. Sentí la electricidad recorrer nuestra piel.

-Bella, independientemente de lo que le pase a Lizzie con Jacob, yo a ti te amo. Te lo dije cuando nos conocimos, te lo dije frente al altar… te lo digo ahora, te amo, Isabela Marie Swan. Fui un estúpido al pensar que podía sentir algo si quiera similar por otra persona –sacudió sus manos de encima de mí.

-¿Qué pretendes ahora? ¡Ah, Ya sé! Que me rinda a tus pies diciéndote lo mucho que te he extrañado y he sufrido estando lejos, lo mucho que te amo y lo estúpida que me siento por estar diciéndotelo ya –rió histéricamente y comenzó a golpearme el pecho entre sollozos –. No es tan fácil, Edward Anthony Cullen. Te amo, pero me has hecho demasiado daño… yo… yo… ya no sé si pueda confiar en ti –se rindió entre sollozos y la atraje a mi cuerpo abrazándola.

Sus manos se afianzaron en mi cintura y me acercó más. Abrazados sin decir nada, solo sintiendo el cuerpo del otro contra el suyo propio, sabiéndonos ahí, y de algún modo, bien. No pensaba en otra cosa que no fuera mi esposa, mi razón de vivir, mi todo, mi Bella.

El sol empezó a ocultarse en el cielo, y la despegué de mi pecho cuidadosamente.

Ya en su rostro no veía el menor atisbo de dolor, ni de rabia, ni de desolación que me atormentaba desde el último día que la vi. Solo veía tranquilidad, y podía apostar mi existencia, que era la primera vez en mucho tiempo que ella se sentía tranquila.

-Bella, permíteme ganarme tu confianza otra vez –hablé cerca de sus labios. Ella no dijo nada, pero junto sus labios con los míos, y nos fundimos en un beso anhelado.

Nuestras bocas se reconocieron al instante, ella elevó sus manos a mis cabellos como siempre lo había hecho, y yo intenté fundir su cuerpo con el mío atrayéndola desde la cintura a mi cuerpo. Su boca y la mía bailaron al son de un hermoso baile que no estaba para nada preparado, pero de una precisión hermosa.  

Entonces como si de un foco se tratara, el interruptor se apagó. Bella se alejó sollozando y corrió en dirección el bosque. No la seguí, no respondieron mis pies.

 

Capítulo 13: Imprimación. Capítulo 15: Te amo desde siempre y para siempre.

 
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