Habían pasado ya tres semanas desde que llegamos, la rutina no era la misma, algunos días salíamos a recorrer las montañas que estaban por el rio, nos sentábamos en el acantilado aunque todavía no dejaba que saltara, caminábamos por toda el área, ningún día era igual que el anterior, aunque las noches se parecían un poco quizás lo único que cambiaba eran los babydoll (ropa interior muy elegante y provocativa) que Alice había empacado, y que tenia que desechar ya que Benjamín los hacia pedazos en segundos. Un rayo de luz me despertó y me sorprendí al ver que era solo eso, el rayo, sin los miles de diamantes que emanaban de la piel de mi esposo que cada mañana estaba a mi lado, me gire tratando de encontrarlo pero solo encontré una nota que decía FUI A CAZAR, PERDONA QUE NO TE ESPERARA, DUERME Y CUANDO VUELVAS A DESPERTAR PROMETO ESTAR A TU LADO. –Te tardaste- susurre mientras me levantaba, últimamente tenia demasiada hambre podría jurar que tenia mas que Paul y eso ya era decir mucho, pero algunas veces tenia ganas de comer carne cruda, entonces salíamos a cazar y podía acabar con 10 alces adultos, me bañe, tome unos jeans, una camisa de franela con cuadros rojos y unas botas y baje a prepararme algo para desayunar; paso una hora, después dos, me sorprendí al ver que mi esposo todavía no llegaba, así que Salí a buscarlo camine y camina pero sin detectar su aroma seguí caminando hasta que vi una figura cerca del acantilado, respire profundamente, sonreí al detectar su aroma corrí hacia él, pero sin entrar en fase, igualmente seguía siendo rápida; -No pensaras saltar sin mi verdad- le dije riendo mientras me tomaba de la mano para besarla después –En eso estaba pensando, ya que es nuestro ultimo día antes de regresar a casa y todos los días preguntas si puedes saltar…- dijo sin terminar la frase y comenzó a quitarse la camisa y los zapatos, -De verdad?¡¡ saltaremos- le dije entusiasmada –Si pero con una condición- dijo mientras me bajaba el cierre de las botas y quitándomelas, cuando lo hizo me abrazo de la cintura acercando a su pecho –No me sueltes- asentí con la cabeza y entonces saltamos, no pasaron ni 10 segundos cuando ya habíamos tocado el agua, estábamos debajo, tenia los ojos abiertos pero ya no tenia a Benjamín a mi lado, Salí tome aire pero una ola me sumergió nuevamente, luche para salir entonces sentí su mano tomándome de mi brazo y llevándome a la superficie –Estas bien, te dije que no me soltaras, no creí que las olas fueran tan fuertes las estaba mirando por casi una hora pero no creí que…- ya no termino la frase cuando me hacer que a el para besarlo –No te preocupes estoy bien, no fue tu culpa- le dije tratando de calmarlo, me subí en su espalda rodeándolo con mis piernas, me acaricio una pierna y empezó a trepar por el acantilado, cuando llegamos al lugar del cual nos arrojamos, nos sentamos en el césped, comenzamos a besarnos y ocurrió.

-Voy a extrañar esto- le dije mientras caminábamos a nuestra casa, -Extrañar que- me contesto, -Todo, el acantilado, el bosque, nuestra casa, tu piel brillando a mi lado- susurraba mientras él sonreía- Volveremos las veces que quieras, incluso si no quieres irte aun podemos quedarnos mas tiempo, -No, esta bien ya extraño a todos, a mi madre a Seth, a todos-  me beso la frente y entramos por ultima vez a esa gran casa, a MI casa, de verdad la extrañaría, empezamos a preparar las maletas, salimos y mientras mi esposo guardaba el equipaje un extraño reflejo de vomitar me sorprendió, sin lograr su objetivo –Estas bien?¡¡- dijo Ben acercándose a mi –Si solo son agruras estoy bien, vámonos- le dije, sabia que era eso, desde hace una semana después de comer me pasaba lo mismo, subimos al auto, llegamos a la pista de despegue y todo el camino me la pase en el pecho de Benjamín, si no estaba durmiendo, platicábamos, o me tarareaba mi canción preferida, la que su madre que cantaba, ahora era mi canción de cuna.

Llegamos al aeropuerto de Forks, en la misma pista privada donde habíamos abordado el jets hacia Irlanda, una camioneta nos esperaba, me sorprendió ver que nadie estaba en ella, subimos y todo el camino transcurrió en silencio, al llegar todos salieron a saludarnos –Por fin¡¡ te extrañe demasiado- me dijo Seth abrazándome y saludando a mi esposo, todos hicieron lo mismo, entramos a la casa y olía a pollo quizás era la comida de Nessie, Jake y de mi hermano pero inmediatamente me tape la boca y corrí al baño, al salir todos estaban sorprendidos y preocupados, mientras mi esposo me abrazaba cargando todo mi peso en su brazo derecho, elevándome del piso –Que paso?- me dijo Esme preocupada –Fueron muchas horas de vuelo y no comió nada- le dijo Benjamín, -Si eso fue- le dije dudando, era cierto? Esa era la razón?, subimos a la habitación, nuestra habitación –No desempaques- me dijo al oído Alice, no supe en que momento se paro a mi lado, Benjamín la miro y los dos sonrieron –Aquí vamos de nuevo- escuche decir a Bella mientras todos reían, íbamos en el bosque con Seth a mi lado quien no podía con su felicidad, yo solo esperaba ver que era, cuando iba a decir una palabra mire hacia delante y ahí estaba; era una cabaña de un solo piso, con paredes de cristal, desde las cuales se podía ver el océano, apreté la mano de Benjamín y abrí un poco la boca –Es nuestro regalo de bodas- me dijo Alice abrazándome, -Es una tradición, ahora eres nuestra hermana y tal como lo hicimos con Bella así lo haremos contigo, y con los demás miembros que se unan a nuestra familia- dijo mirando a Seth y el solo se sonrojo –Chicos es perfecta, es hermosa- les dije mientras me giraba y pude ver a toda la familia reunida –Les pedí que fuera cerca del acantilado, para que vieras el océano todo el tiempo- me susurro mi esposo al oído, solo sonreí y todos comenzaron a despedirse de nosotros, al entrar pude ver que los pisos eran de madera, la sala blanca, una cocina inmensa, era pequeña como la casa que siempre quise pero con gran elegancia como la de los Cullen, camine hasta llegar a unos pequeños escalones que conducían a un pasillo y en este había tres puertas cerradas y una abierta, entre y ahí estaba nuestra habitación, sentí un mareo, me senté en la orilla de la cama, Benjamín se unió a mi sabiendo que algo me había pasado.

 –No me digas que no es nada, Leah esto ya no es normal, tus agruras, tus mareos, tus cambios de alimentación tan drásticos, tu……- dijo mientras su cara reflejaba, bueno no sé que es lo que reflejaba estaba tan serio y pude notar como sus ojos se llenaban de culpa, en seguida comencé a pensar en lo que me había dicho a recordar todos mis síntomas y también quede sorprendida, solté una risa nerviosa –No no no no, eso es imposible, amor no es lo que piensas yo no cambio, no es posible- le dije mientras me acercaba a el –Salgamos de dudas vamos con Carlisle- me dijo tomándome de la mano, al llegar todos nos miraron sorprendidos.

 -Ya tan rápido?¡- dijo Emett con risa burlona, Benjamín y yo lo ignoramos y mi esposo se acercó a Carlisle susurrándole algo que ni siquiera yo pude escuchar y creo que ninguno lo hizo, pero la mirada que mas me dio curiosidad fue la de Edward, el me miro y yo solo negué con la cabeza –Es imposible verdad…- le dije, el solo miro a Carlisle, quien estaba a un lado de mi esposo, se acercó a mi –Acompáñenme a mi consultorio- dijo señalándonos con la mano es camino.