Noche sin tregua

Autor: neni_bella
Género: + 18
Fecha Creación: 21/07/2011
Fecha Actualización: 21/07/2011
Finalizado: SI
Votos: 4
Comentarios: 5
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Capítulos: 14

-si, soy una puta. -cada uno trabaja en lo que el gusta. -no me gusta mi trabajo. esa noche pretendía ser como otra cualquiera pero un incidente hará que su vida cambie para siempre.

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Capítulo 14: EPILOGO

Era un día nublado, con el sol intentado pelear contra todos los nubarrones que lo rodeaban. Al parecer el tiempo se había puesto de acuerdo e iba a juego con su estado de ánimo. Y es que era un doble aniversario y ambos de personas con el mismo nombre; el cumpleaños número dos de Alice Cullen swan y la muerte de Mary Alice Swan.

Todo era extraño, alegre y triste al mismo tiempo, ya que hacía dos años, justo en el mismo momento en el que Alice Reneesme Cullen Swan, la hija de Edward y Bella llegaba al mundo, la hemana pequeña de Isabella, Mary Alice Swan, lo había abandonado.

Bella había sabido que algo estaba mal cuando el enfermero había entrado tan exaltado a la habitación donde estaba en busca de Carlisle. Y cuando el joven había mencionado el número de paciente y su suegro la había mirado, había comprendido que se trataba de algo malo de su hermana. Claro que no le había dado tiempo a sentir ni padecer ya que al imaginarse como reaccionaría, Carlisle la había sedado; estaba demasiado exhausta como para meterle en otro problema como eso y su estado era demasiado delicado.

Cuando despertó, Esme y Edward estaban a su lado, ambos con cara de cansancio. Supo entonces que había ocurrido algo gordo, y malo. Su marido fue hasta donde ella estaba nada más ver que abría los ojos y cogió su cara para besar su frente. Adormilada como estaba, lo primero que pidió fue ver a su hija y Esme fue en busca de una enfermera para que trajesen al bebé mientras Edward subía el respaldo de Bella hasta sentarla. Una chica joven vino con una cunita portátil al de unos minutos. Sacó con cuidado a la pequeña niñita y la colocó en brazos de la llorosa madre.

-es preciosa.-dijo sollozando Bella.

-si lo es.-asintió con una pequeña sonrisa Edward.-como la madre.

-¿Dónde están los demás?-preguntó ella.- ¿Jasper? ¿Alice? ¿Rosalie? ¿Emmett? ¿No los habéis avisado?

La habitación se quedó en silencio y solo los suaves ronroneos del bebé sonaban. Edward miró a su madre pidiéndole ayuda, cosa que no pasó desapercibida para Bella.

-¿Qué pasa, Edward?-repitió.- ¿Dónde están todos?

Su marido cogió aire fuertemente antes de hablar.

-verás, mi amor, hay algo que tienes que saber.-calló sin saber como continuar.

-dímelo, Edward.-pidió ella sabiendo que era algo malo.

-verás… tu hermana Alice…

Unos minutos más tarde, Bella abrazaba fuertemente a su bebé, quien pareciendo compartir el dolor y luto de su madre se puso a llorar en sus brazos, sintiendo como una se sentía morir al conocer la reciente muerte de su única hermana.

La enterraron ese mismo fin de semana en el cementerio de Forks. Rosalie lloró contra un destrozado Jasper. Edward estuvo al lado de Bella en todo momento aún cuando ella estuvo completamente serena con su hija Alice en brazos.

Porque le había puesto ese nombre a su hija en su honor; Alice. Su segundo nombre era Reneesme, mezcla de los nombres de las dos abuelas. Habían puesto a Jasper de padrino y a Rosalie de madrina.

Ese día fue triste para todos y se escucharon decenas de llantos en honor a la aún joven Mary Alice; todos en Forks la conocían y querían. Sorprendentemente la única que no lloró fue Bella, quien no apartó la mirada del féretro en ningún momento y cuando el cura terminó, se fue sin decir ni adiós. Edward condujo hasta su casa después de decirle a Emmett que se disculpará con todos en su nombre. Llegaron rápidamente a su casa y Bella entró apresuradamente dentro. Subió y acostó a su dormida hija en su cuna para después ir hasta su habitación donde salió al balcón a respirar aire fresco. Edward besó la frente de su primogénita y luego fue adonde su esposa.

-Bella.-la llamó entrando a la habitación.

Ella no contestó, ni siquiera se volteó. Él se acercó hasta ella y se puso a su lado.

-Bella.-repitió.

Ella por fin lo miró y él vio como tenía un semblante completamente serio. Parecía serena, como si nada hubiese pasado, pero Edward sabía que llevaba la procesión por dentro.

-amor, no tienes que fingir conmigo.-le dijo suavemente acariciando su mejilla.- ¿recuerdas nuestra boda? Dimos nuestros votos y yo prometí estar junto a ti en todo momento; tanto si era bueno como si era malo.

A Bella se le aguaron los ojos y lanzó un sollozo ahogado. Edward comprendió que estaba a punto de derrumbarse. Antes de darle tiempo a decir nada, Bella soltó un sonido lastimero y sus piernas le fallaron. Estuvo a punto de caer al suelo pero su marido la sujetó antes de chocar y la sostuvo contra él mientras ella empezaba a llorar amargamente.

-llora, mi amor.-le susurró sentado en el suelo colocándola en su regazo mientras acariciaba su espalda.-llora.

Bella tuvo depresión por meses por la pérdida de su única hermana pero lo sobrellevó lo mejor que pudo por su hija. Jasper parecía un muerto viviente pero cuando le comunicaron que sería el padrino de la pequeña Alice se dijo a sí mismo que tenía que seguir adelante por su recuerdo, aunque se prometió no volver a enamorarse, cosa que cumplió.

En el primer aniversario de su muerte, Bella fue incapaz de ir a visitar su tumba alegando que no estaba preparada. Todos lo entendieron. Edward se empeñó en quedarse en casa con ella pero ella lo obligó a ir y a llevarse a su hija para presentársela a su hermana.

Pero al año siguiente se decidió a ir. Y ahí estaba, en frente de la lápida que recaba en letras rosas su nombre y una pequeña dedicatoria. Bella rió al ver que estilo Alice ra la lápida, con letras rosas y flores decorándola.

Tenía a su hija en brazos y Edward estaba detrás de ellas apoyándola. Bella acarició con su mano libre la tumba y los girasoles amarillos que le habían llevado, la flor favorita de su hermana. Suspiró profundamente y cerró los ojos sonriendo; le habían dicho que si hablaba a los muertos ellos escuchaban y ella necesitaba tener una conversión con su hermana.

Se levantó, se giró, y le dio la niña a Edward. Su marido comprendió a la primera.

-te espero en el coche.-le susurró bajito.

-gracias.-agradeció ella.

Edward desapareció entre las tumbas y dejó a Bella sola para darle intimidad. Ella se agachó y se sentó cerca del nombre de su hermana. Se removió, intentando colocarse cómoda con la estrecha Alda hasta las rodillas que llevaba, y después suspiró de nuevo.

-hola, enana.-empezó.-te echo de menos.

Sintió los ojos aguarse y supo que no iba a salir de allí sin llorar.

-este es un día tremendamente triste y al mismo tiempo uno de los mejores de mi vida.-le dijo.-no me malinterpretes; eras una pelma con las compras pero no me alegré de que murieras.

Se rió quedadamente y luego respiró de nuevo.

-Jasper, Rosalie e incluso Edward te debieron de haber explicado todo las veces que han venido a visitarte.-susurró.-siento no haber venido antes peor debes comprender que no estaba preparada.

Sintió algo cálido caer por su mejilla y supo que había empezado a llorar.

-el día que moriste nació mi preciosa hija.-le contó.-le puse tu nombre y Edward estuvo completamente de acuerdo. Su segundo nombre es Reneesme, en honor a nuestra querida madre y a la amorosa Esme. ¡Que tontería! Seguro que todo esto ya te lo han contado… peor bueno, tendrás que aguantar la chapa de la pelma de tu hermana.

Se volvió a reír son gracia y sus lágrimas aumentaron.

-me has hecho mucha falta, enana.-le dijo-me sigues haciendo mucha falta. Esto no es lo mismo sin ti. Todos estamos de acuerdo. Rosalie echa de menos alguien que vaya con ella y no se queje, que sea chica claro porque Emmett haría cualquier cosa por ella. Se van a casar dentro de medio año.-sonrió al recordarlo.-Edward también te recuerda mucho; dice que la pequeña Alice es igual de hiperactiva que tú; te cogió mucho cariño. Jacob se queja de que ahora no tiene con quien hacer bromas aunque ha encontrado de aliado a Emmett; juntos son lo peor. Y ya no hablemos de Jasper. No va a olvidarte nunca, Allie, y ha prometido no volver a enamorarse. Se que tú dirías que debería volver a abrirse y seguir adelante pero no puede. Emmett se lo ah dicho alguna vez, sin ánimo de ofenderte, pero él se niega y lo siento pero yo soy incapaz de pedirle que vuelva a enamorarse de otra que no seas tú.-suspiró por enésima vez.-estuvo a punto de suicidarse, ¿sabes? Seguro que eso no te ha contado él… pero consiguió reaccionar cuando le dije que era el padrino de mi hija… ¡ahora Alice es tan consentida! Creo que lo hace porque el recuerda a ti y por ti. La quiere a más no poder y es su sobrina consentida.

Las lágrimas seguían deslizándose por su cara y ella no hacía nada por impedirlo; había llorado poco por su hermana intentando ser fuerte por todos y ya era hora de que ella se dejase ver débil, aunque fuese estando solo en compañía de su difunta hermana.

-Allie tiene ya dos añitos.-sonrió al recordara su hijita.-ya la habrás visto. ¿a que es hermosa? Es igual que yo pero con el pelo del color de su padre. Me hubiera gustado que tuviese sus precioso ojos pero aún así no la cambiaría; es ideal. Te habría encantado y debes saber que la visto a la moda siempre; dejo que Rose me aconseje. Estarías orgullosa de ella.-dudó unos segundos y después añadió.-estarías orgullosa de mí. Es muy lista y creo que ha salido a ti en eso de poner cara de cordero degollado para conseguir lo que quiere. cCaro que es la consentida de la casa y todos le dan lo que quiere... Su primera palabra fue mamá.-Bella sonrió al recordarlo.-Edward se mosqueó porque llevaba una semana hablándole para que lo llamase a él pero yo gané.-soltó una risotada.-pero ya cotorrea bastante, aunque la mitad no se le entienda..suspiró.Y anda que no veas... Al principio prefería gatear pero ahora está todo el día correteando con alguien detrás.

Las lágrimas habían terminado y ahora Bella sonreía.

-soy feliz, Allie, solo me faltas tú para que todo sea perfecto.-susurró.-pero se que quieras que sea feliz y lo seré por ti; estuve mucho tiempo de luto por ti y se que si pudieras hubieras venido a la tierra a pegarme una patada en el culo.

Rió y esa vez si que fue de alegría al recordar su hiperactiva hermana pequeña.

-así que soy feliz por ti.-sonrió.-pero he decidido venir a verte más a menudo. Vendré cada domingo a hablar contigo, ¿es suficiente tiempo? Porque sabes que me cuesta hablar pero siempre me sacas todo…

Meneó la cabeza recordando las caritas de perrito mojado que utilizaba su hermana para sacarle sus más oscuros secretos.

-dejé por fin lo de…mujer de la calle, como ya sabes, y he conseguido escribir el libro que te dije.-explicó alegre.-he estado pensando y he llegado a la conclusión de que te hubiese gustado leerlo. Salió el mes pasado y he decidido leerte un trozo cada vez que venga; se que te gustará y sino se que me harás alguna señal como lanzarme piedrecillas y lo dejaré.

Se rió en alto y unos pajaritos cantaron, haciendo que Bella sonriese; esa era la señal que necesitaba. Abrió su bolso y sacó un ejemplar de su libro. La portaba era azul rey con grandes letras blancas y negras donde rezaba el título.

-voy a empezar hoy.-le anunció.-aunque primero leeré la dedicatoria. Ten en cuenta que hace años que no te leo libros así que no ten piedad de mí.

Respiró hondo y cerró los ojos con fuerza antes de abrirlo y abrir el libro por la primera página.

-a Mary Alice Swan; mi hermana del alma.-empezó.-como verás, está dedicado a ti expresamente. El segundo será para mi marido y mi hijo.-suspiró y siguió.-quiero dar las gracias a mi hermana Alice por estar conmigo toda la vida. A mis amigos Jake, Rosalie, Jasper y Emmett. A mi pequeña hija Alice Reneesme Cullen Swan de dos años que fue la que me ayudó a seguir adelante con mi vida. Y finalmente, pero no por ello menos importante, a Edward Cullen, mi marido y amigo, quien me ha apoyado en las buenas y en las malas, siempre, y al que amo con locura. Le doy las gracias por su paciencia, aliento e inspiración ya que sin él este libro no hubiera existido.

Respiró hondo e inspiró y después pasó las páginas para empezar a leer el relato.

-Noche sin tregua; la historia de mi vida…

Capítulo 13: La vida es casi perfecta

 
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