Las antiguas promesas de Edward resonaron en la cabeza de Bella.Había cumplido una,pero el destino impediría que cumpliera la otra.Habían pasado demasiados años.¿Qué sabía realmente de aquel hombre?¿Qué sabía él de ella?Sólo que él tenía que quedarse y ella quería irse.
De pie en el mirador,junto al jardín,a Bella le fallaba la voluntad,pero qué mujer en su sano juicio querría resistirse a la ternura de aquellos besos.Casi le pareció detectar una disculpa.Quizá sólo pretendía distraerla de su llanto.Ella ni siquiera se había dado cuenta de que estaba llorando hasta que él la había besado y las lágrimas se habían interpuesto entre los dos y su lengua indagadora las había hecho desaparecer.
Sus manos grandes,curtidas por años de duro trabajo,le acariciaban las mejillas.Los ingleses no tocaban con las manos desnudas.Edward no tenía esos escrúpulos,nunca los había tenido.Pero hasta cuando era sólo un adolescente,había demostrado siempre un innegable respeto:la llevaba al borde de la conducta escandalosa,pero nunca la obligaba a cruzar la línea.
Ella se decía que su afecto por él era,como su madre le había advertido siempre,desacertado,inoportuno y erróneo.Era imposible que una niña amara a un muchacho y que ese amor perdurara cuando ambos se convirtieran en adultos.
Aun así,no podía negar que Edward todavía la emocionaba.Jamás se cansaría de mirarlo,ni de oír su voz,nunca buscaría una excusa para que no la besara o la abrazara.Y aunque sentía eso,era consciente de que se basaba sólo en el envoltorio.Desconocía el camino que él había recorrido hasta triunfar.No sabía la opinión que le merecía a otros hombres.¿Se habría ganado su respeto,su lealtad?¿Lo seguirían a donde fuera?
¿Y qué mujeres habían ocupado un lugar en su corazón a lo largo de ese tiempo?
Ella había contemplado la posibilidad de casarse con Vulturi,había disfrutado de sus atenciones.Seguro que por lo menos una mujer había gozado de los favores de Edward.Apenas pudo soportar la punzada de celos que ese pensamiento le produjo.Que otra conociera sus besos,sus caricias,su cuerpo.
Hubo un tiempo en que ella habría vendido su alma a cambio de ese privilegio.Pero ahora,vender su alma la obligaría a vender sus sueños.
En esos momentos,el sitio de Edward,su hogar,estaba en Inglaterra y allí seguiría.
Bella interrumpió el beso,le temblaban tanto las rodillas que casi no podía tenerse en pie.La respiración de Edward era tan rápida y entrecortada como la suya.Bella se sentía confusa,perdida,insegura de sus sentimientos.Había decidido enfurecerse con él para poder sobrevivir sabiendo que no le había escrito,pero sí lo había hecho.Había llegado a odiarlo y ahora se daba cuenta de que ese sentimiento era injustificado,pero la verdad no había logrado borrarlo del todo.¿Cómo iba a olvidar diez años de estar convencida de que la había abandonado?Que él no fuera el causante de esa herida no significaba que no existiera,ni que hubiera cicatrizado.Todo lo que había creído,entendido y aceptado de pronto se desmoronaba,como Edward decía que le había ocurrido a él con su vida.
—¿Dónde nos sitúa este nuevo descubrimiento?—le preguntó el joven en voz baja.
—Sinceramente,no lo sé,Edward.No sé muy bien qué hacer con lo que he creído cierto todos estos años,lo que he pensado y sentido.Estoy abrumada.Necesito tiempo para meditar.
El asintió con la cabeza,como si hubiera sabido la respuesta antes de que Bella contestara.Quizá supiera mejor que ella cómo se sentía uno al descubrir que todo lo que creía cierto en su vida no era más que una mentira.
—Creo que es preferible que no me quede a cenar—dijo con voz áspera.—Discúlpate por mí ante tu familia.No necesito que me acompañen a la puerta.
El corazón la instaba a llamarlo,a detenerlo,pero las promesas rotas la enmudecieron mientras el eco de sus botas se extinguía como sus recuerdos nunca habían hecho.
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