Hola, estoy viva jejeje, mucha dira x fin!!! se que me atrace muchisimo con la hist. pero aqui esta el capi y horita subo otro como recompesa x la demora espero que le guste y tambien aviso que esta hist. ya esta llegado a su final triste pero es cierto, este capi se lo dedico:
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gloriacullen.
Gracia a todas x la paciencia q han tenido aaaaah y tengo pag en el face unasen busqueme como Nyleve Cullen las espero pronto tendre pag web la estoy creado en la pag del face podra ver mis otra hist. y estoy en busca de administradora. ha hora si el capi jejeje.
Edward, haces semanas que estoy en cama! Si no me levantar voy quedar con un heridas por estar acostada!
- Está bien. Estoy dispuesto a hacer un acuerdo.
- O que vos querer que ? - preguntó ella, levantando la voz
- Nada. Voy dejarte levantar si prometes no salir del cuarto. Si continuas mejorando, veremos lo que podrás hacer.
- Entonces, tu intención es tenerme prisionera! - acuso bella.
– De ninguna manera. Yo no te mantendría aquí si estuviese completamente sana.
Edward no menciono que, para salir del cuarto, ella tendría que prometer nunca iba a cuidar de enfermos. Esa discusión quedaría para otra ocasión. La enfermedad que había atacado el castillo pasaría finalmente. Pero otras aparecerían y el juraba que ella no las tendría.
Ella le dirigió una mirada mostrándole estar conforme. Su mujer sobreviviría y el se esforzaría para prevenirla de otras enfermedades. Sospechaba que la tarea lo mantendría con un las manos ocupadas.
Echada de costado, bella contaba las flores doradas del cortinado. Completamente restablecida de su enfermedad, ella había dejado el cuarto y asumido sus actividades habituales. Todas, excepto una.
Ella y su marido no habían hecho el amor.
Edward no la había mandado de vuelta al colchón del piso. Continuaban durmiendo juntos en la cama inmensa, pero, manteniéndose apartados, el no la tocaba.
Al inicio, bella sentía débil como para que eso le importara, pero con las mejoras continuas, intentó acariciarlo. Fue rechazada. Su marido insistía que ella precisaba reposar. Depuse, el pasó a llegar al cuarto cada vez mas tarde, hasta que ella no conseguía esperarlo desJasperta. De mañana Edward se levantaba antes que ella diese cuenta.
Bella suspiró. Tal vez su marido se hubiese cansado de ella. Pero durante el día, el no la evitaba, por el contrario, pasaba mas tiempo con ella que antes la había llevado a cabalgar y era la primera vez.
Eso no era todo. No importaba donde ella estuviese, Edward aparecía inesperadamente para verla. Con frecuencia, bella lo sorprendía mirándola con una expresión extraña. No se trataba de odio, ni de pasión, sino de algo diferente. Cuando ella presentía que estaba presta a descubrir lo que era, la expresión desaparecía de los ojos cenicientos.
Ella no sabia como lidiar con un ese nuevo Edward.
Todavía discutían mucho, con todo, su marido pasaba por un cambio que ella no comprendía.
La ausencia da pasión exigente de parte de su marido dejaba a Bella confusa. Ella no sabía cómo abordar el asunto con él y, mucho menos, como solucionar el problema. Incontable Veces le había le dirigido miradas ardientes no respondidas. Nada surtía efecto.
Vibrante, Bella sentía su falta y que se habían con apartado. En otro tiempo Edward la evitaba durante el día, pero a la noche se entregaba completamente a ella. Los recuerdos la hicieron suspirar. Quería a Edward. Ansiaba el placer físico proporcionado por su manos, por su boca y por el cuerpo de él.
Se Rehusaba a esperar más tiempo. esa tarde, mientras su marido cabalgaba por la propiedad, había dormido un poco para estar desperta cuando el llegase a altas horas de la noche . Esta será la noche, decidió.
AL oír un leve ruido en la puerta, ella sonrió y cerró los ojos. Edward se desvistió en silencio como si no quisiese perturbarla. Un marido solícito? Imposible! Ella debía estar soñando.
Pero la presión leve y cuidadosa en el colchón del piso le mostro que estaba engañada. Bella desparramada en el medio de la cama mientras él se acomodo bien en el borde. Tal vez no quisiese tocarla, pensó ella. Cuando la respiración de él se torno rítmica y sosegada, Bella dio el primero paso.
Todavía fingiendo que dormía, giró de lado y se acurruco contra el cuerpo de él. Estaba sin camisa y el contacto de los cuerpos de ambos la incendio. Como había sentido la falta de deseo! Tocándole el pecho y enredando sus dedos en su bello , ella suspiró. Sintió que el quedaba tenso. Para su sorpresa , el rodo para el piso.
Bella se sentó y vio a Edward abajo al lado de la cama. Su rostro estaba escondido por las sombras.
- Edward?
- Bella? Pensé que estabas dormida - dijo el sin moverse.
- Ven a echarte aquí - convido ella en una voz ronca de deseo.
Esa noche ella estaba osada y extendió sus brazos, abrazándolo por el cuello. Con un esfuerzo, lo empujo hasta que Edward se juntase a ella.
El beso fue como los anteriores, caliente y arrebatador. Sin preámbulo, el le invadió a boca con su lengua, mientras los cuerpos desnudos se acercaban uno contra el otro.
- Nick – Bella susurro.
El la interrumpió y la besó . Bella oyó su respiración jadeante y sentía la excitación de su miembro. Edward quedó inmóvil por unos instantes mientras ella lo acaricio a lo largo de su cuerpo.
- Bella! - dijo el en una voz áspera, al mismo tiempo en que se separaba de ella.
- qué pasa? - preguntó ella, desolada al verlo con las piernas fuera da cama.
- Vos estuviste enferma.
- Pero estoy bien, Edward, y quiero demostrártelo.
- No! - exclamó el en tono cabal.
Perpleja, Bella se recostó sobre las almohadas . No le importaban las desvanecías, ellos habían vivido momentos de pasión. O estaría su marido empecinando en desear algo para, depuse, apartarlo? Seria eso parte de la venganza?
En una voz firme, ella preguntó:
- Porque no? Vos temes miedo de -al el menos una vez- actuar como un ser humano?
- Bella! - gritó el, ofendido.
Por un instante, Bella pensó que su marido fuese copular encima de ella. Sería bueno pues -estando ambos desnudos, tal vez ella conseguirse lo que tanto deseaba. Pero nuevamente, Edward se controlo mientras se quejaba.
Ella lo oyó se vestir. Se puso de lado y se cubrió la cabeza.
esa vez, Edward no golpeo a puerta. Bella espero que el cerrara depuse de salir del cuarto. entonces, ella dio rienda suelta a su llanto .
Capítulo 15
Edward pasó para el lado de afuera de la muralla, ignorando los saludos bajos de los centinelas . No paró de andar hasta estar lejos de cualquier actividad y solo en la oscuridad. Respiro profundo y se forzó a dominar su cuerpo excitado.
Maldición! Cuando se vio obligado a casarse con la heredera de James, se había abstenido de cualquier contacto físico con un su mujer. Imaginaba que era posible hacer eso otra vez. Desgraciadamente, no estaba siendo fácil, pues ya conocía cada centímetro de la piel sedosa de Bella, cada suspiro de placer y cada lugar sensible de su cuerpo. Sabía lo que le aguardaba, en caso que no se mantuviese atento. Hasta esta noche, todo iba bien lo suficiente como para evitar la atentación. pero, el había olvidado tomar algo en consideración.
Bella. Edward no pensó que ella intentase seducirlo, pero debería haberlo calculado. Ella Era audaz, corajuda y estaba acostumbrada a luchar porque quería. Y por cierto, su mujer lo deseaba. El no se debería sorprender. Bella amaba y para ella, hacer amor sólo significaba placer.
Para el, se trataba de una questión amedrentadora.
Por primera vez en la vida, Edward estaba con un miedo. Temía la muerte de Bella. Las horas desesperadas pasadas a su lado le habían probado algo. El no quería enfrentar la vida sin su mujer. Por lo tanto, estaba determinado a mantenerla sana y salva al lado de él.
Edward ya había aumentado el número de guardias que protegían la propiedad en caso que el hombre de cabellos negro fuera una amenaza. También le había arrancado la promesa a Bella de no tratar con enfermos. Si lo hiciera, el establecería castigos severos para quien fuera a ella en busca de remedios.
Jacob le había dicho que era imposible controlar el destino, pero Edward no le dio crédito . Había arrancado a su mujer de las garras de la muerte y haría de todo para ninguna enfermedad la atacase otra vez. Existían, entretanto, otros peligros que acechaban la vida de las mujeres, Edward lo sabía. Su propia madre no había muerto en el parto? El riesgo era grande para ser ignorado.
Bella jamás tendría un hijo del.
LA decisión, tomada cuando ella estaba mal, parecía razonable. En esa ocasión, el no deseaba su cuerpo sino su alma. ahora que Bella estaba bien. Su silueta graciosa, su perfume enervante y su voz suave y sensual lo afectaban más que un tónico poderoso.
El tenía la sensación de estar a punto de explotar. Frustrado, dudaba de ser capaz de soportar una vida entera con ese tormento.
Y si ella lo intentase nuevamente? su mujer era muy temeraria. Si estuviese determinada a seducirlo, ella lo haría. Apenas la fuerza de voluntad de él podría salvarla. Y ésta estaba al límite máximo.
Debía haber otra solución, Edward reflexionó. Había oído hablar de hombres que retiraban su pene antes de alcanzar el clímax, pero ignoraba si eso sería cierto. Tampoco confiaba en sí mismo. Dominado por la pasión, podría olvidarse de hacerlo. Oyó también la mención de cierta poción a base de hierbas, que evitaba la concepción. Si eso era verdad, no debería ser accesible a las mujeres. Pues la mayoría de los hombres querían herederos.
Por Dios, el no! Pagaría un buen precio para obtener tal receta. Pensó en buscar a Esme, pues la vieja criada tenía un cierto conocimiento de la vida. Con todo, ella no aprobaría de su pedido y le negaría cualquier información.
En verdad, la única mujer, en Volterran, que entendía de plantas era Bella, pero él no podía cuestionarla. Las mujeres quería un hijo. Edward sufría por negarse a satisfacer sus ganas .
Apretando los dientes, el resolvió encontrar una manera de poder poseer a ser esposa y, al mismo tiempo, evitar cualquier riesgo para ella. Si nadie allí le presentaba una solución, mandaría a Jacob para procurarla en otras regiones. Tal vez hasta en Phoenix. Aunque no hubiese tenido noticias de Alice, el sabía que su hermana entendía de plantas.
Edward enderezo sus hombros. Primero, escribiría a Alice, pues ella sabría que hacer. Preferiría no pedirle favores, especialmente depuse de la pelea con su cuñado, pero no había otra salida. Tiempos atrás el había salvado la vida de Jaspers, a quien su hermana amaba tanto. Ella le debía ese favor.
Menos aprehensivo, Edward inicio la caminata de vuelta al castillo. Alice lo atendería y, cuando el estuviese en posesión del preparado, pondría la poción en el vino de Bella. Ella jamás desconfiaría.
Para Bella, ella había acabado de adormecerse cuando Esme golpeo la puerta apara despertarla. Se Sentó y miró el cuarto vacío. Donde había pasado la noche su marido? Esperaba que no fuese entre los brazos de otra mujer, pues ella mataría a los dos.
- Lady Bella? - llamo la criada.
- Entre! - gritó ella al levantarse. Rabia y humillacion aumentaban por efecto del insomnio y ella no consiguió sonreír para la pobre Esme.
- que acontece, mi señora?
- LO de siempre. Mi marido continua igual. Pensé que había cambiado un poco, pero él insiste en atormentarme .
- Depuse de todo lo que él hizo por la señora, como pode decir eso ? - protesto la criada.
- Y que, exactamente, hizo? Edward me arranco de donde yo vivía, me humillo, me aterrorizo y me trato como una esclava - respondió Bella ,y mentalmente, agrego: Lo peor de todo, me hizo apasionar por él.
- No puede olvidarse de todo, lady Bella. Todos saben que lord Edward no dejo de estar al lado de su cama durante su enfermedad toda. Día e noche, el permanecía aquí. Yo todavía estaba en cama cuando la señora se enfermó. Por eso, el cuido de sus necesidades. Cuando yo finalmente lo vi, el pobre parecía que no había dormido en semanas.
Mientras la criada la ayudaba a vestirse, Bellareflexionó.LA enfermedad era una nebulosa en su memoria, con las visiones extrañas que ella calculaba fueron causadas por la fiebre. Se Acordar aba de su marido gritando hasta provocarle dolor de cabeza. Pero también lo lavando su rostro con un paño húmedo, o hablándole en voz suave. En verdad, cuando pensaba en aquellos días, sólo veía a Edward a su lado, en una actitud dulce y diferente de la habitual. Una vez, hasta lo vio llorando. Debía ser su imaginación .
Pero no todo. De hecho, Edward había cuidado de ella, por lo menos, parte del tiempo. Pero por qué? Para que ayudar una persona a quien el decía despreciar?
- Edward sólo quería mantenerme viva a causa de la venganza – se quejo.
- Ah, no, lady Bella! Ya es hora de que la señora sepa la verdad sobre su marido. Nunca vi un hombre sufrir tanto. Cuando a señora estaba enferma, el se alimentaba mal y dormía peor. Un criado oso hablar de su muerte e lord Edward lo expulso de Volterran.
Bella bajó la mirada. Se Sentía avergonzada con la posible verdad en las palabras de la criada.
- Pero por qué?
- Como?! Para una mujer tan inteligente como la señora, su mente es muy obtusa a lord Edward. El cambió mucho y por su causa. EL señor de Volterran está apasionado.
Abriendo bien los ojos, Bella soltó una exclamación de sorpresa.
- No finja estar sorprendida . Sin duda, la señora notó la diferencia en el. Todos aquí en el castillo saben eso. Yo conseguí un buen número de monedas pagadas por ellos: los escépticos - conto Esme.
- Monedas?! - repetía Bella.
- Eso mismo. Desde el inicio, yo sabía que la señora conquistaría a lord Edward. Primero, aposte sólo con Carlisle. Pero cuando la historia se desparramo, las personas comenzaron a buscarme . Depuse de su enfermedad, los que iban contra mi idea se vieron obligados a pagarme. Hasta un ciego podría ver que el señor de Volterran estaba apasionado por su esposa.
Bella se sentó en un banco, intentando entender el argumento de la criada. Edward apasionado? Por ella? Aunque el corazón quisiese creer, la mente le aconsejaba ser cautelosa. Su marido ya se había divertido con ella antes, y siempre con un mala intención. Tal vez su nueva actitud no pasase de un esquema elaborado para conquistarle la confianza y depuse, destruirla, reflexionó Bella.
Exactamente como pasó la noche anterior. Eso era prueba suficiente de la perfidia de Edward.
- basta, Esme - dijo en voz áspera, levantándose.
- Pero, mi señora...
- No quiero oír mas hablar del asunto. Ese hombre, que vos decís me amar, donde pasó la noche? Y con un quien? No fue conmigo en este cuarto. El me engaña!
- Lord Edward todavía está preocupado por su salud. Dele un poco de tiempo. El quiere tener la certeza de que la señora está completamente bien antes de buscarla en la cama.
Bella se sentía dividida. Aunque no quisiese oír las, su corazón la forzarla a considerar as palabras de la criada. Ellas parecían expresar una cierta verdad. No creía que Edward estuviese apasionado por ella, claro, pero tal vez el hubiese cambiado un poco por la preocupación por su salud. Sin duda, le costaría asimilar ese tipo de raciocinio.
- Dele tiempo - repetía Esme. - Se no estuviera dispuesta, existen otras maneras de atraparlo - agrego, riendo.
Se inclino y comenzó a hablar al oído de Bella.
-
Al oír las sugestiones de la criada, Bella respiro profundo. Ellas rondaban en su mente, provocando visiones de sí misma y de Edward juntos. El corazón se le disparó de deseo. Se al menos pudiese creer en la vieja criada. O en Edward. Y si intentase seducirlo y en la rechazase otra vez?
Bella no se sentía con fuerza para soportar eso.
Edward espero hasta que Bella estuviera ocupada cosiendo con las otras mujeres para pedir un baño. AL esconderse de su esposa, se sentía cobarde, pero el agua del riacho ya estaba helada . el administrador había promovido Rowland, uno de los dos criados, para ocupar el lugar de Osborn.
Antes que este acabase de llenar la bañera, Edward ya lo había despido. Entró al agua tan luego el criado salió.
Recostándose hacia tras, cerró los ojos. Se Había olvidado cuan relajante era un baño caliente. AL oír la puerta abrirse, dijo:
- No precisa volver, Rowland. Se cuidar de mi mismo.
- Seguro?
La voz suave no partencia a hombre alguno. Edward se sentó rápidamente y vio a Bella pocos pasos de distancia.
- Exacto. No preciso ayuda de nadie. Vete
- Por qué? Soy yo quien deber cuidar de vos. Desconfiado, Edward la vio arrodillarse al lado de la bañera y enjabonar sus manos. Bajo las densas pestañas, los ojos verdes brillaban peligrosamente.
- que hare con vos, Bella? Cuidado para no despertar mi rabia.
Ella se levantó y salió de su de vista. Edward pensó haberse librado de su mujer, pero en seguida, sintió sus manos nos hombros, enjabonándolos. El contacto lo dejo paralizado mientras ella lavaba el cuello y los dos brazos.
Algo diferente le rozó piel y el giró. Bella había soltado sus cabellos. Lo habría hecho a propósito para atormentarlo? Las mechas rojas caían por sus hombros y el luchó contra su voluntad para no empujar a su mujer al agua con ropa y todo. Acordandose que dé la vez que habían hecho amor allí en la bañera, sintió su excitación crecer.
Tentación. Ella estaba allí, a su lado, estimulándole los sentidos, pero Edward mantuvo el control. Aunque ella no hubiese quedado embarazada con los otros encuentro, no debía arriesgarse nuevamente. El no la perdería por falta de disciplina propia. Bella todavía le tomaba por la muñeca y enjabonaba cada dedo vigorosamente. Afligido, Edward empujo la mano.
- No preciso ayuda. Ve a buscar un jarro de cerveza.
- En un instante - respondió ella con un suavidad. En seguida, enjabono sus manos y las coloco en el pecho de su marido, acariciándole los pezones.
- Bella! - gimió Edward.
-Si?
El reconoció el deseo en su voz. El se vio entre la carencia y el deber. Sin aviso, se levantó del agua mientras sus manos le tocaban la cintura. Con un fuerza, él le agarro las muñecas
- No sé qué truco temes en mente, pero para ya! - ordenó el en voz ríspida. Bella retrocedió un paso.
- Como que no sabes que truco es si fuiste vos quien me enseño? - preguntó ella jugando con su cabellera .
Brava. Desafiante. En un auge de excitación, Edward la deseaba exactamente así.
- Pero si vos no queras hacer el truco , tal vez deba buscar otro amante - ella provoco.
- Bella! - Edward gritó, quedando de pie en la bañera. Con aire de desafío, ella lo enfrento.
- Si vos no me queras ...
- No querérsete ?! - La rabia pasó y el salió de la bañera, exhibiendo su erección. - Yo te quiero mucho, como vos pode ver, y si pudiese, sino tuviera conciencia, te poseería ya, aquí mismo.
Su respiración se torno rápida y Edward se estremeció al pensar como la pasión estallaba entre ambos. Al ver la expresión de deseo en los ojos verdes, el crispo sus manos. Apretando los dientes, agarro una toalla y la a enrollo alrededor de su cintura.
Bella quedó tensa y sintió ganas de desfallecer .
- Vos no temes conciencia.
Edward no consiguió responder. Concentraba todo su esfuerzo en mantearse allí, frustrado y excitado, mirando a la mujer a quien quería y no podía poseer. Su esposa.
- Vos no SOS mas que un maldito cobarde! Por un momento, se cruzaron las miradas . Entonces, Edward dijo:
- Vos estás en lo cierto. Soy cobarde. Maldita seas vos por haberme transformado en uno.
Esa vez, no fue el sino Bella quien salió corriendo del cuarto, golpeando la puerta. Lo Dejo solo, abatido y perdido.
Inquieta, Bella no encontraba posición confortable en el colchón del piso .Ella lo había traído de vuelta al cuarto y lo coloco a los pies de la cama. No podía dejar de amar Edward, pero no precisaba torturarse, durmiendo a su lado . Cuanta mayor fuera la distancia entre ambos, mejor para su orgullo herido y su corazón magullado.
Bella reprimió las lágrimas. Ellas y su sufrimiento alimentaban la venganza de Edward. El podía haber triunfado, pero no tenía las pruebas.
Poco depuse, la puerta se abría y su marido entraba al cuarto. Bella se inmovilizo y fingió estar durmiendo mientras el atravesaba el aposento. En seguida, oyó desvestirse y respiro aliviada.
Con todo, se sintió sorprendida. Esperaba alguna reacción de el por el simple hecho de ser suya, y no del, la idea de volver a dormir en el piso.
De repente, ella oyó una serie de blasfemias, que mostraba que Edward había notado su ausencia en la cama. El se aproximó y se paró al lado del colchón.
- Bella! - gritó alto lo suficiente para ensordecerla.
Ella giró y le dirigió una mirada fría. La visión de su cuerpo desnudo , dorado por la luz de la chimenea , la perturbo.
- Si?
– Volver a la cama.
- No.
- qué?
- No quiero dormir con un vos. Vete y déjame en paz.
Antes de darse cuenta, Bella se vio siendo cargada hacia la cama. Furiosa, intentó salir de allí.
- No! - gritó Edward. La Mantuvo inmóvil con un brazo al redor de su cintura y una las pierna sobre las suyas. En seguida, se hecho sobre ella.
Aunque usase una camisa, esta era muy fina para impedir que Bella sintiese la desnudez de su marido. Bajo la fuerza del deseo ella sólo fue capaz de fijar su mirada a los ojos cenicientos. Mientras lo hacía, la expresión de rabia desapareció de ellos. Edward abrió a boca como si fuese hablar, pero la apoyó sobre los labios de ella con un beso ardiente.
Bajo ese asalto feroz, Bella sintió que vibraba por primera vez desde la enfermedad. Quería pasar los brazos y las piernas al redor de su marido, pero él los mantenía sujetos. Edward, gimiendo, apretó su miembro rígido contra su vientre. Ella intentó soltarse para recibirlo, pero en el instante siguiente Edward se apartaba de ella y se levantaba.
Un suspiro de protesta escapo de los labios de Bella sin que ella pudiese impedirlo. Maldito! El deseo continuaba consumiéndola, impidiéndole reflexionar. Con un esfuerzo, bajo la camisa sobre sus Las piernas y giró hacia Edward. Aunque el estuviese de espalda , Bella sabia que el continuaba listo para poseerla. Al menos, tenía la satisfacción de saber que su marido también la quería.
– Tal vez tu venganza no sea muy agradable - dijo ella en tono amargo.
- qué?
Edward se dio vuelta , revelando su cuerpo viril e excitado.
– Vos te castigas a vos mismo tanto cuanto a mí con tu venganza - ella explicó al sentarse en el borde de la cama.
- Entonces pansas que te estoy castigando? - preguntó el, indignado.
- Y no lo estás?
- No. Esa historia de venganza se acabo. Yo me controlo por un miedo al embarazo.
Bella sintió como si se hubiese levantado un muro. El ultimo resto de esperanza desaparecía. A pesar de que marido le había dicho no querer tener un hijo , ella continuaba soñando. Como había sido de tonta!
Se levantó y se dirigió a la chimenea .Se Sentía vacía por dentro y un frío intenso la dominaba.
- Entonces es eso. Vos no queras un heredero con mi sangre manchada. - Irguió los hombros y giró hacia él. – Es lo mejor, naturalmente. Yo no permitiría que un niño inocente fuese maltratado por tener la sangre de James.
- Vos me crees capaz de maltratar un niño? Esta engañada, Bella. Yo no haría tal cosa. Como ya te dije, esa historia de venganza acabo.
Edward hablo con tanta convicción que Bella casi le creyó. Pero conocía la dureza de su marido. No podía confiar en él.
- Por qué?
El la miró por un largo tiempo. Los ojos cenicientos estaban sombríos como si fuese el quien estuviese angustiado.
- YO me canse de esto.
Entonces, para su sorpresa , el sentó en el borde de la cama, juntó los tobillos y las rodillas donde apoyó la cabeza manos. Perpleja, Bella lo observó en esa pose que jamás habia pensado ver a su marido guerreyro.
Edward, debil y vulnerable.
Tal vez el fuese humano finalmente. Cerró los ojos para evitar a visión de la escena que le estrujaba el corazón. era ella quien sufriera maldades sin fin. Por qué tendría que importarle ese hombre, a quien juzgaba ser incapaz de cualquier sentimento bueno ?
Porque lo amaba. Se aproximó a el y murmuró:
- Edward.
Al oír su propio nombre, el levantó a cabeza. LOs ojos cenicientos brillaban con determinación.
- Vos sos mia, Bella, y no permitire que me abandones, ni aunque te murieses ! Pasé en este cuarto un largo tiempo viendote intentar escapar a la muerte , pero yo te traje de vuelta. No voy a dejar que eso pase otra vez. He de protegerte contra todo mal y , por lo tanto, no te embarazare .
Ante tal revelación, Bella titubeo. Su marido se preocupaba por su vida? Osaría creer en él?
- Entonces es esa la explicación de todo? Vos te afligís por mi salud?
- Vos me perteneces y yo no te expondré a ningún peligro.
- Yo no entiendo, Edward. Vos juraste no quererme por la venganza, y entre tanto, estás determinado a mantenerme viva y bien. Para qué?
Bella busco sus ojos y no vio más que la expresión fría y cruel. Aunque sombríos, ellos demostraban una suavidad inesperada.
- Vos SOS mi esposa y eso es una buena razón. No era la confirmación de las palabras de Esme, pero tampoco se trataba de una confesión de odio. Bella sabia no debía esperar el afecto de su marido, pues eso la llevaría a la locura. Puso las manos en sus rodillas y, respirando profundo, dijo.
- Estoy muy gratificada por su preocupación, Edward. Pero sólo Dios tiene poder sobre la vida y la muerte y, vos SOS apenas un hombre. Tal vez tu fuerzas de voluntad me haya dado energía para restablecerme, pero vos no podes tomar los asuntos divinos en tus manos, y resolver que no vamos tener hijos.
- Puede haber una solución, Bella. Vos no conoces alguna hierba que evite la gravidez?
Desanimada con su respuesta, Bella bajo la cabeza. Podría argumentar hasta perder a voz pero no lo convencería. Además, no encontraba nada que decir, excepto lo que tenía en su alma.
- Edward, yo quería tanto tener un hijo con los cabellos color bronce y los ojos verdes como los del padre. Como vos.
La confesión tan sincera provoco un gemido en Edward. De repente, Bella se dio cuenta de su posición, arrodillada delante de su marido y con las manos en sus rodillas. Todavía desnudo, Edward tenía las piernas abiertas, mostrando el instrumento de su deseo y el que le podría dar un hijo. Mientras lo observaba, el pene creció y se irguió como si estuviese de acuerdo con sus palabras .
Edward murmuro algo, pero Bella lo ignoro, deslizando las manos por la parte interna de los muslos puso su boca sobre los labios de él . Cuando lo besó, la protesta de Edward se transformo en un suspiro , arrancado de lo profundo de su pecho. Cayó de espaldas en la cama y la empujo contra él, pero Bella, fascinada, prosiguió con la tarea pero ahora usaba su boca para acariciar su parte intima. Gimiendo, el pasó sus manos por los cabellos rojos .
- Bella... Bella... - ella oyó a Edward decir su nombre con un suavidad al principio y, depuse, con un insistencia. - Si vos queras un hijo, esta no es la manera para conseguirlo.
Capítulo 16
Bella tenía un misión por delante . Aunque su marido hubiese cedido, todavía tenía dudas en cuanto a la idea de constituir una familia. Ella estaba resuelta a removerlas. A pesar de que Edward jamás había querer ido un hijo tanto como ella, ella planeaba convencerlo de que precisaba de un niño para enriquecerle a vida. Con ese propósito en mente, no le daba sosiego.
Por la noche, Edward la presionaba sobre una receta para evitar a concepción. Entonces, Bella dominaba la situación. Sabía que, al despertarle la pasión, el olvida todo . Depuse, le e hablaba sobre las ganas inmensas de tener un hijo, robándolo de cualquier remordimiento.
Edward percibía sus estrategias. En el pasado su insistencia le hubiese provocado una reacción violenta, pero ahora, el sólo podía admirar su persistencia incansable, igual que la de él. Y su conducta agresiva en la cama le inflamaba la pasión. Eso y su amor daban mas placer a la unión de los cuerpos.
Infelizmente, las recalentones apasionados encerraban un riesgo que Edward detestaba correr. Aunque hubiese sucumbido al deseo por dos noches seguidas, el no podía ignorar o miedo que lo asaltaba por su mañanas. Bella le partencia y el era responsable por ella.
- Mi madre murió en el parto - murmuró el, abrazándola y perturbando el sosiego surgido depuse del éxtasis.
Edward observó a luz del fuego reflejarse en sus cabellos marrones. Ella estaba viva y saludable. Estaría así en nueve meses? La Abrazó con fuerza.
- Mi madre sobrevivió a los partos, Edward. Todos los días, mujeres dan a luz e, casi siempre, sin incidentes. Además de haber otros peligros en el mundo. Yo puedo morir partida por un rayo, a no ser que vos me mantengas presa aquí no cuarto.
- No sería mala idea - murmuro él.
– Y yo me quedaría sin hacer ejercicios? - Bella preguntó, acariciándole el pecho y sin dejar duda de como pretendía se ejercitarse en caso de quedarse encerrada en el cuarto con él.
Levantó a cabeza.
- Quiero un bebe como el de Alice.
- Aquella niña es una molestia ruidosa - reclamo Edward, aunque se acordarse muy bien de la imagen conmovedora de Bella con Charlotte en sus brazos.
- Nuestro hijo poder ser ruidoso, pero jamás, una molestia. no gustaría de un hijo para seguir tus pasos, para abrazarlo y ...?
- Mi padre nunca me abrazó.
- Una pena. Pero vos no necesariamente vas a ser como él. Mira a Alice y Jaspers.
- Por Dios, mujer! Rezo para no convertirme en un sentimental como aquellos dos idiotas!
- Entonces, sé vos mismo - Bella susurro. Con la punta de los dedos, lo acaricio levemente su rostro. Depuse, rozó la boca. Edward se sintió debilitarse . Ella lo amaba, e nunca había pedido nada, excepto un hijo. Deseaba darle ese presente. su sangre se agito en sus veías. Pero al echarse sobre el cuerpo de su mujer y abrirle las piernas, la sensación de duda persistía.
Si al menos pudiese tener certeza de que su semen no le robaría a su esposa.
La noche no había convencido Edward de nada, excepto de su propia falta de disciplina. Dejaba que la lujuria lo dominara pero a su vez detestaba pensar en las posibles consecuencias. Observándola su mirada sombría, Bella rió y eso desvaneció un poco su mal humor del. À la luz del día, su mujer era tan vibrante y llena de vida. Era difícil imaginar algo amenazándole la salud, especialmente un acontecimiento tan común como dar à luz.
Precisaba tiempo para reflexionar. Impaciente, salió del cuarto, pero Bella lo acompaño, perturbándolo con un su perfume.
- Y si fuera una niña? Una hija para sentarse en tu falda? - preguntó ella.
Edward no respondió. Atravesó el salón y salió para re correr la propiedad. Allí afuera, donde su esposa de cabellos flameantes no tenía voz activa, el era señor de su mundo y de su destino.
Al dar unos pocos pasos, vio un viejo recostado contra la pared. Era Carlisle, o marido de Esme.
- Mi señor!
– Y ahora qué ? - preguntó Edward,.
- Bien, he oído algunas cosas. Tal vez no pasión le dé buen ratos, pero hay un truco ..., tengo la intención de ayudarlo - dijo Carlisle, mirando a su alrededor medio desconfiado .
Un truco para qué?
Carlisle rió.
- Entiendo su desconfianza. El señor es un hombre inteligente. Si no lo fuese, no habría vuelto del este. - Hizo una pausa y observó a Edward. Depuse, prosiguió: - Algunas veces, los hombres debemos mantenernos unidos.
Las palabras de Carlisle captaron la atención de Edward.
- Continúe. de que pretende hablarme?
- Allí está el problema. Se Trata- de un asunto que yo normalmente no tocaría con el señor.
– Hable luego, hombre! - dijo Edward dijo en tono impaciente.
- Bien... entiendo... – comenzó Carlisle, llevando a Edward a creer que estaba lidiando con un viejo senil. Giró para apartarse, pero la voz de Carlisle lo detuvo.
- Diablos! – murmuro el viejo, criando. - El señor precisa lavarlo con vinagre.
- El que? - preguntó Edward, boquiabierto.
- Para matar su semen. Oí eso, hay que cubrirlo con un paño con vinagre . Pero esto enfría la sangre.
- El que?
- También el señor puede retirarlo antes. Esa es la manera pero hay que tener cuidado . Tengo gran admiración por quien consigue hacerlo . En Cuanto a mí, siempre fui incapaz - confeso Carlisle.
Atónito, Edward no lo interrumpió.
– Existe diferentes opiniones sobre el asunto . Unos dicen que, para evitar la concepción la recalentón debe de ser desapasionada. Ahora, eso es una contradicción, no le parece? Si el señor no siente atracción por una mujer, por que iba a unirse a ella?
A esa altura, Edward estaba tan furioso que no sabía que decir. A pesar de necesitar mucho ese tipo de información, no lo podía creer, estar parado allí, recibiendo consejo del marido de Esme.
-La otra opinión es completamente opuesta. Afirma que, cuanto más violenta la pasión en ese momento, menor es la chance de concepción. Tal vez sea verdad, pero no es para hombre de mi edad, ya es muy tarde para comprobarlo - agrego Carlisle encogiéndose de hombros.
Edward ya lo iba a mandar a callar cuando entendió las últimas palabras de él. Con un raras excepciones, Bella y el habían hecho el amor con un exceso de celo por la carencia afectiva e inflamados por la pasión. Por causa de eso, tal vez no hubieran concebido .
El sabía que había poseído a su mujer con mucha frecuencia antes de su enfermedad. Pero ella no había quedado embarazada . Quién sabe, si mantuviesen el mismo vigor en cada recalentón, ella no quedaría . A pesar del ánimo esperanzador , Edward reasumió una expresión fría e impasible.
– Voy a pensar en lo que dijo, Carlisle.
- Muy bien, mi señor.
Como Edward se aparto rápidamente, no vio la sonrisa de oreja a oreja, en el rostro arrugado del viejo hombre. Ni sospecho de la interferencia de Esme en los consejos de su marido.
- Por que vos hallas, Jacob, que Edward no precisa de hijos para hacerle compañía ?
Edward casi se atraganto con la cerveza. Con Los ojos exorbitados, giró hacia su mujer. Como siempre, Bella exhibía una expresión de inocencia, los ojos marrones no revelasen malicia.
- Todavía no estoy senil, mujer - dijo Edward, irritado porque ella había inmiscuido al sirio en una conversación tan personal, y en la mesa.
- Pero no sería maravilloso tener una familia?
- Y que entandes vos de familias si vivías en un convento? - preguntó el mirando con frialdad.
- Cuando yo era pequeña, había mucho amor y cariño entre nosotros. Depuse, papi pasó a beber y el dinero se acabo. Finalmente, todos murieron, excepto yo - contó Bella con un aire triste.
Edward sintió pena y maldijo a James. El desgraciado había vivido en el lujo y nunca pensó en su hermano.
Apretó su mano alrededor de la copa. Y en cuanto a si mismo? Había sido leal con su familia? De su madre, a penas se acordar daba de su belleza y su perfume suave. De su padre lo recordaba severo y distante, y de sus hermanos, buenos compañeros, habían muerto jóvenes. Su entrenamiento militar había sido bajo la autoridad de un hombre cruel, a quien el evitaba, y, como los otros muchachos, vivía en continua competición. Ninguno de ellos le despertaba afecto alguno.
Edward quedó pensativo. Tal vez Alice tuviese razón en ser tan apegada a su hija. Al pensar en su hermana, varias emociones lo dominaron. Por primera vez, imaginó las dificultades de ella para cuidar de Volterran y, encima de todo , casarse con un extraño. El debía haber vuelto del este y tomado su lugar, al lado de su padre. La verdad costaba mucho de ser admitida y tenía un sabor amargo.
- Vos todavía SOS muy joven, pero un día, precisaras de un espadachín a tu lado - provoco Bella.
- Y quien dice que un hijo mío cumplirá esa obligación? - preguntó el con un mirada serio.
Bella se mostro sorprendida con una indagación ríspida, pero Jacob, a quien Edward casi ya había olvido, quebró el silencio.
- No creo que un hijo de lady de Callen deje de actuar correctamente.
Edward miró al sirio, cuyas cejas erguidas lo desafiaban a contradecirlo. Tal vez Jacob tuviese razón. Era imposible imaginar una persona, amada por Bella, dedicarse a la venganza y la violencia como el hiciera.
- La sangre es más pesada que el agua - murmuró Bella. - No importa lo que existe entre vos y Jaspers. Si precisaras de tu cuñado el te ayudará, tengo certeza. Eso es familia.
Con un la mención del Caballero Rojo, Edward abandono las reflexiones.
- Jamás precisare de ese idiota!
- El te ayudará, yo lo sé! - insistía Bella con vehemencia.
- Basta! Si oigo una palabra más sobre hijos y familia, te voy a encerrar en la mazmorra donde nadie podrá embarazarte.
Bella soltó una exclamación y lo encaro con un mirada fusil ante. Por un instante, Edward temió que ella le arrojase los restos de comida del plato. Ella extendió la mano, pero como si lo pensase mejor, la dejo de lado.
– En Cuanto a vos, Edward de Callen, ve a dormir con los soldados , donde nadie te presionará con la retribución de servicios.
Se levantó , con los hombros erguidos, se retiro mientras Jacob soltaba una carcajada. esa vez, Edward no la acompaño. En seguida, aparto la silla y siguió a su esposa, dispuesto a terminar la batalla en la cama.
Con un esfuerzo, Bella se mantuvo seria y hablo con voz firme.
- Carlisle actuó muy mal, Esme.
- Pero es la pura verdad, lady Bella. Carlisle no invento nada. Todo lo que le explicó a lord Edward es una práctica común .
Aunque apreciase los esfuerzos de Esme, Bella no consideraba adecuada la intromisión de ella. Su campaña proseguía bien y ella no quería interferencia alguna.
De repente y como si oyese algo, la criada levantó la cabeza y corrió hacia ella.
- Visitas! - exclamó, animada.
–Visitas ? - dijo Bella al juntarse con ella. En esa época del año, los visitantes eran raros. De lejos ella, Bella podía ver que al grupo no exhibía los colores de los mensajeros del rey. Tampoco era tan grande como para tratarse de Alice y Jaspers.
Hola otra vez esta largito verdad? dejeme su opiniones gracias y saludos a todas cuidese nos leemos.
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