El señor no quiere dormir conmigo, lo se porque ya se ha levantado y se ha vuelto a colocar bien sus pantalones para dormir. Me mira fijamente y soríe, es contagioso, le devuelvo la sonrisa, ya he dejado de ser virgen y me siento bien.
-¿Mañana tienes algo que hacer por la manaña?- me pregunta-.
-Tendría que empezar a estudiar pero puedo hacerlo por la tarde-.
-Vale... por la mañana iremos a escoger un vestido para la cena con Esme y Aro-.
-Gracias señor-.
-Gracias a ti Jane, de verdad...-.
Asiento porque no se que más decir y me vuelvo a meter en la cama, está amaneciendo.
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Abro los ojos y noto algo suave a mi lado, es Nico, maulla y pasea su cola por mi cuello.
-Ey, buenos días- susurro-.
Miro el despertador y marcan las diez, es tarde. Me levanto y el gato se baja de la cama, vuelve a maullar y acaricio su lomo. Entro en el baño y me meto en la ducha, me doy una ducha rápida. Al salir me seco y peino mi cabello desenrredándolo, siento mi cuerpo igual pero distinto, es extraño.
Al salir me pongo la ropa interior y un vestido negro de manga larga y cuello alto, unas medias espesas negras y unas botas marrones cortas, mi bolso marrón viejo y me pinto la ralla negra en el ojo resaltando su azúl natural.
Miro antes de salir y Nico me sigue.
-¿Tienes hambre?- le digo al gato-.
Él maulla y camina trotando en silencio hasta las escaleras las cuales baja como indicándome el camino. Le sigo y al llegar a la cocina veo a Carlisle perfectamente vestido con una camisa de color blanca y unos pantalones azul oscuros, una correa de color marrón chocolate y unos zapatos del mismo color, está recién duchado porque su pelo aún está húmedo, me agacho y acaricio al gato.
-Hola Jane- dice mirándome- ¿como estás?-.
-Bien...- susurro-.
-¿Nos ponemos en marcha?-.
-Si-.
-Pero antes toma algo-.
-No tengo hambre-.
-Lleva algo al menos por si te da hambre-.
Asiento y abro la nevera, tomo un zumo de brick y lo meto en mi bolso, luego tomo uno de los bollos que hay sobre la mesa y lo envuelvo en papel de aluminio metiéndolo también en el bolso.
-Bien, ya estamos- dice con una sonrisa, da un trago a su taza de loza blanca lisa de lo que parece un café solo-.
Camina delante de mi y lo sigo, abre la puerta y un flamante Mercedes-benzs deportivo de color negro, dos plazas está en la puerta, saca las llaves y abre la puerta del conductor se escucha un “click” y hace un gesto con la cabeza para que suba en el otro asiento. Así lo hago y pongo el cinturón, la tapicería es clara, lo cual resalta el color negro del coche por fuera. Es bonito, elegante, como él.
Sube el volumen de la música, rock de los ochenta mi favorito, sonrio al reconocer la canción.
Nos ponemos en marcha y él sabe perfectamente donde nos dirigimos.
-¿A donde vamos?-.
-Vamos a una tienda de ropa femenina-.
-Ah...-.
-Estás preciosa vestida de esa manera Jane-.
-Gracias- le sonrío-.
-Pareces feliz-.
“Estoy muy feliz y no entiendo porque”-.
-Estoy feliz esta mañana-.
-¿Puedo saber porque?-.
-Vamos de compras, eso me pone feliz-.
-Si, eso suele poneros felices a las mujeres-.
-¿Puedo hacerte una pregunta?-.
-Vaya vaya... no paras de preguntar-.
-¿Quien era la mujer mayor que vestía de piel del otro día?-.
-Ella es... una amiga-.
-Ah...-.
-La mujer que me enseñó mi lado pervertido-.
“Lo sabía”-.
-Hemos llegado-.
Asiento en silencio viendo como aparca.
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