Un Verano En Paris.

Autor: Nataliarendon2121
Género: Romance
Fecha Creación: 21/01/2013
Fecha Actualización: 07/03/2014
Finalizado: SI
Votos: 13
Comentarios: 53
Visitas: 38719
Capítulos: 24

Tras la muerte de su madre, Isabella no encuentra otra solución que pedir ayuda al único familiar que tiene. Su tía, Rene -como le dicen de cariño- es un duquesa viuda. Su tía reside en París desde su juventud.

 

Entre el glamour y las fiesta de principios del siglo XX; Isabella, es cortejada por El ilustre Jasper Whitlock... pero no con buenas intenciones....

 

Isabella se ve envuelta en un drama de amor y espionaje, intrigas y malas decisiones.

 

Los personaje pertenecen a Stephenie Meyer.   = )

 


Estos son mis otros fics:

 


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Capítulo 13: Lord Cullen regresó...

Lord Cullen regresó a la embajada el lunes por la tarde, después de pasar el domingo en el campo, en un antiguo castillo. Disfruto de la compañía de sus amigos Franceses, pero le incomodo que hubiera otros visitantes Ingleses además de el. Había visto varias veces a Lady Carmen Rochampton en Inglaterra y no esperaba encontrársela en París, y menos en compañía de su hija "debutante".

Llevaba unas cuantas horas en el castillo, cuando comprendió que Lady Carmen Rochampton lo veía como posible yerno. Lady Rochampton era una mujer encantadora y sabia mejor que nadie como cautivar a la gente, habiendo sido en sus tiempos una belleza y en esta ocasión usaba todas sus armas para atraer a Lord Cullen, no hacia ella, sino a su hija.

La chica, Kate Rochampton, era: insípida, tímida y no parecía decidida a hacer el menor esfuerzo de su parte. Después de soportar su compañía durante barias comidas y acompañarla a algunas caminatas por el jardín, obviamente planeadas por otros, Lord Cullen sintió el súbito deseo de estar de vuelta en París, en alguno sitio alegre, libre de inhibiciones, a donde las "debutantes" y sus casamenteras madres no pudieran llegar.

Por lo tanto, regreso a París el lunes muy temprano, antes de lo planeado, dando como escusa la cantidad de trabajo que tenia en la embajada, pero como el viaje de regreso fue lento y el día muy cálido, llego a París de muy mal humor.

Se acerca cauteloso a sus habitaciones en el segundo piso de la embajada, sabiendo que nadie lo esperaba de regreso hasta el día siguiente. Se dijo que era un desperdicio de tiempo pasar un día tan caliente en París, cuando podría estar en el campo. Sin embargo, cualquier cosa era mejor que las maquinaciones de Lady Rochampton.

Tiro  sobre una silla el guarda polvo que uso para manejar y miro a su alrededor, observo el montón de correspondencia que le aguardaba en el escritorio.

Su vivienda era encantadora. Constaba de un departamento adjunto a la embajada y aunque entraba, por lo general, por la puerta principal, podía utilizar una pequeña escalera que daba a una puerta privada que conducía al jardín y de la cual solo el poseía llave.

Su secretaria había acomodado las cartas en los usuales tres montones que el conocía tan bien. Del lado izquierdo, estaban sin abrir, las cartas personales; en el medio las de asuntos diplomáticos, también cerradas, y la derecha, las que había sometido el embajador a su consideración, abiertas y puestas en orden.

Un vistazo fue suficiente para saber quien había escrito la mayoría de las cartas "personales". No había error posible al mirar el papel color malva con el extravagante monograma. El familiar perfume de Tanya parecía impregnar la habitación. Una, dos, tres, cuatro cartas! Debió haberlas escrito febrilmente los días anteriores y mandado a diferentes intervalos.

Se quedo mirando la enorme y casi ilegible caligrafía y con pequeños gestos de disgusto, tomo las cartas y las arrojo una por una al cesto de papeles. Luego, camino por la habitación y abrió la ventana. La ligera brisa que llegaba desde los Campos Eliceos inundaba la habitación y borraba de su mente la ultima huella de Tanya . El pasado estaba cerrado, no tenia intención de abrirlo de nuevo.

Se sirvió un baso de Perrier, lo bebió y se sentó ante al escritorio. Ya que estaba aquí, podría trabajar. Era muy temprano para salir a divertirse y además, al menos por el momento,  había perdido todo interés por las mujeres.  Todas son iguales, pensó, solo quieren mas, siempre mas; mas dinero, mas prestigio, mas nombre...


Abrió el cesto de la correspondencia personal, que constaba de innumerables invitaciones a fiestas, recepciones, cenas, veladas y todas importantes desde el punto de vista social, pero Lord Cullen sabia muy bien como se repetiría la formula en cada ocasión. La misma gente de siempre lo saludaría y se sentaría a su lado en la cena. Comería los mismos platillos y cada anfitriona proveería la misma diversión en diferentes grados de esplendidez.

Bostezo y comenzó a abrir las cartas diplomáticas, entonces tocaron la puerta.

-Adelante -dijo sin volver la cabeza.

-Me acabo de enterar que llego de improviso -musito una voz.

Lord Cullen se puso de pie.

-Buena tardes, su excelencia. No pensé que fuera usted.

-No lo esperaba hasta mañana -replico el embajador-, pero me alegro que haya regresado. Tengo barios asuntos que discutir con usted.

-Por que no me mando llamar?

-Acabo de llegar de una comida en el "Travellers". Seth me informo que ya estaba aquí y pensé visitarlo. Le importa?

-No, siempre me agrada verlo, su excelencia. exclamo Lord Cullen con sinceridad.

El embajador se sentó en una de los cómodos sillones.

-Las cosas andan mal, Cullen -dijo.

-Peor que de costumbre?

-Mucho peor. El Kaiser*  esta jugando doble juego.

Recuerdas que cuando el Rey fue a Alemania, en febrero, dijo sin reparos que su majestad había hecho el viaje para "contrariar y molestar"? Pues los Alemanes decidieron molestarnos. Están construyendo mas acorazados.

-Seguramente no muchos, su excelencia.

-Cuatro mas, así me informaron. Sabe que Tyler Crowley, hablando de Lores del mar, ha pedido que nosotros también construyamos cuatro acorazados para igualarlos a ellos? Y ahora el rey pide ocho!

-Inglaterra no dispone de los medios para construirlo -protesto Lord Cullen.

-Eso es lo que dice la oposición -respondió el emperador fatigado-. Quieren que se gaste el dinero de los servicios sociales, pero tendremos buques de guerra a cualquier costo. Creo que a la larga nos saldrá mas barato.

-Que quiere decir con eso?

-Benjamin regreso anoche de Berlín. Me dijo que esta absolutamente confirmado que, en todas las fiestas del ejercito, los alemanes alzan sus copas y brindan por "Der tag".

-Que quiere decir, el día que nos ataquen? -pregunto secamente Lord Cullen.

-En efecto, los alemanes siempre nos detestaron.

-Me sorprendería que alguien no lo hiciera -musito nuevamente Lord Cullen.

-Dios sabe que el rey ha hecho todo lo posible para mejorar las relaciones entre nuestro país y Alemania, pero las cosas son muy serias. Pensé que debería saberlo.

-Gracias, su excelencia. Le agradezco su confianza.
El emperador se puso de pie.

-A propósito, los Alemanes cambiaron sus códigos por lo que, naturalmente hemos tenido que cambiar los nuestros.

Solo hemos recibido el código de la marina: supongo que no lo usaremos mucho. Prometieron enviarnos el diplomático en nos cuantos días.

-Cuanto tiempo nos llevara descifrarlos? -pregunto Lord Cullen riéndose con cinismo, como un niño chiquito.

-No puedo responder a esa pregunta -respondió el embajador con vos grave-. Nuestro servicio secreto no ha sido eficaz en los últimos tiempos. Benjamin me informo que cada ves es mas difícil contratar a alguien en Berlín. Los contactos que tenemos son de gente de poca importancia. Creo que debe hablar con (M5) la próxima ves que baya a Inglaterra.

-Es una buena idea, su excelencia. Supongo que el gobierno francés esta al tanto de los acontecimientos.

-Los franceses no se molestan en ocultar su odio por los alemanes -respondió el embajador-. Quizás eso les facilite las cosas. Tenemos que fingir que somos amigos, sabiendo todo el tiempo, que las manos que estrechan las nuestra ansían apuntar su pistola a nuestro vientre.

-Un pensamiento muy agradable -dijo Lord Cullen con vos helada.

-De todos modos, si llama Henri, del servicio Secreto Frances, puede usted ser franco con el. Es un buen hombre y casi nada se le escapa.

Me gustaría poder decir lo mismo de nuestros agentes.

-Le gusta su nuevo puesto, Cullen -pregunto el embajador dirigiéndose a la puerta.

-Mucho, su excelencia. Lo encuentro muy interesante.

El rostro cansado del embajador pareció iluminarse.

-Eso me alegra. Me agrada tenerlo aquí.

Cuando el embajador salio, caminando rápidamente, Lord Cullen serró la puerta tras el.

De momento, se sintió animado por la amabilidad del embajador.

Luego, frunciendo el ceño, se sentó a estudiar el nuevo código naval.

No llevaba ni media hora trabajando cuando se abrió la puerta de un empujón y Jasper entro a toda prisa en la habitación.

-Seth me dijo que habías regresado -exclamo-. No te esperaba hasta mañana. Que paso? Te resulto aburrido el campo?

-Demasiado tedioso.

-Bien, Ya te enteraste de lo que paso aquí?

-No, que cosa en particular?

-Tanya llamo ayer. Por lo menos cuatro veces. Estaba convencida de que tu te encontrabas aquí. Seth tubo mucho problemas con ella.

-En verdad? -pregunto Lord Cullen.

-Eso no es todo. En todo París se rumora que anoche trato de suicidarse. Dicen que tomo una sobredosis de píldoras para dormir y la llevaron al hospital.

Si Jasper esperaba que su primo se afligiera o preocupara por las noticias, sufrió una decepción. Lord Cullen se limito a arquear las cejas y comenzó a ordenar los papeles.

-Al diablo con todo esto! -exclamo Jasper sentándose en la orilla del escritorio.-. De verías estar mas interesado. Después de todo ella es tu "chere amie" y no atentaría contra su vida a menos que este desesperada.

Lord Cullen se sienta de nuevo.

-Escucha Jasper -le dijo-. Llevas poco tiempo en París. Te aseguro que se trata de un viejo truco, utilizando por todas las mujeres de la vida galante que no pueden obtener lo que quieren, o que se encuentran con que su protector las ha despreciado. Toman unas cuantas píldoras para dormir, no las suficientes para matarse; solo las necesarias para inducirlas en un pesado sueno o un ligero coma. Como primera medida, informan a sus amigos de su propósito, quienes la encuentran y la llevan al hospital justo a tiempo.

Allí esperan rodeadas de flores, envueltas en encajes y perfumadas, a que el obstinado amante llegue arrastrando a presentarle sus disculpas.

-Dios santo! Realmente llegan a tanto.?

-Pregúntaselo a Emmet McCarty! Te dirá que es algo muy común en París. De hecho, parece estar de moda. Pensé que Tanya era mas inteligente!

-Así que la echaste.

-Nunca dije eso.

-Pero es obvio, no? Estaba muy contenta con tigo el viernes en la noche en Maxim's. No trataría de suicidarse cuarenta y ocho horas después, a menos que le hayas echo algo.

Lord Cullen no respondió y después de un momento Jasper exclamo irritado:

-Oh, Edward, bájate del caballo y se un poco mas humano! Sabes perfectamente que me muero de curiosidad, al igual que todo París. Tienes que decir algo, aunque no te guste.

-Muy bien, mi relación con Tanya ha terminado. Quieres que lo ponga en los periódicos?

-Pero, Por que? La estimabas tanto y además el viernes le diste ese esplendido collar de esmeraldas. Algo sucedió.

Dime que fue, Edward.

-No intento discutir mis asuntos personales con nadie. Mucha gente tendrá el suficiente tacto de no presionarme.

Jasper hizo una mueca.

-Esta bien, no tengo educación -musito-. Solo me muero de curiosidad. Que diablos paso?

-Eso es algo que nunca sabrás. Ahora, cambiemos de tema.

-Maldito seas! Eres un tipo obstinado! Estaba seguro de que me lo dirías.

-Entonces te equivocaste.

-No se que te pasa. Solías ser un tipo agradable cuando nos conocimos.

-Lo era?

-No, me refiero a cuando éramos niños y vivíamos en Eton, sino cuando crecí. Yo era menor que tu, pero me enseñaste Londres, demostrándome un afecto que jamás olvidare.

Pensé que serias igual en París cuando llegara. Pero te has vuelto muy extraño. Nunca se que terreno pisar con tigo.

-Soy el mismo -repuso Lord Cullen con vos paciente-, pero tienes que aprender Jasper, a no meterte en asuntos que no te conciernen. Nunca discutí mis asuntos de mujeres con nadie y no pienso empezar ahora.

-Honor al regimiento y todas esas cosas? -bromeo Jasper-. Supongo que tienes razón, pero no comprendo lo que esta pasando y esa es la verdad. Primero, tenemos a Tanya golpeando con violencia la puerta y portándose inaguantable mientras tu te vas al campo y luego, al marcharte de la fiesta el sábado por la noche, todo parecía ir mal. La señora Vulturi estaba apunto de llorar. Después que te fuiste no quiso hablar ni bailar con nadie. Que le dijiste para que se molestara?

-Estaba molesta?

-Así parecía. Dos o tres personas se nos acercaron y de repente, pretextando un dolor de cabeza, se retiro. Ignoro que le dijiste, pero lo cierto es que me echaste a perder al noche.

-Lo siento -misito Lord Cullen confundido.

-En fin, conocí a una atractiva criatura que llego a la fiesta con uno de los enviados rusos, una chica de enormes ojos y grandes pómulos, facciones eslavas, ya conoces el tipo. La lleve a su casa ya que su compañero desapareció, y debo decirte que las rusas tienen algo de lo que carecen la francesa.

-Me alegro que te hayas divertido -sonrío Lord Cullen.

-No tanto como si hubiera hecho lo mismo con el pequeño gorrión ingles. Al menos me hubiera gustado hablar seria mente con ella, sabes, estoy seguro que la duquesa esta decidida a impedir que me acerque a ella. Abras observado como se comportó cuando llegamos. Me hizo alejarme para que le trajera una bebida y a ti te pidió que bailaras con Isabella.

-Temo que la duquesa no te considera lo suficiente mente rico o importante para ella.

-Crees de verdad que se trate de venderla al mejor postor? Que repugnante! Verdad?

Lord Cullen se encogió de hombros. Luego dijo con voz áspera:

-Por amor de Dios! Jasper, déjame seguir trabajando! Si te quedas debes permanecer en silencio, Si insistes en charlar, es mejor que te bayas.

-Muy bien -replico Jasper irascible-. Si adoptas esa actitud, me marcho. Iré a casa Forks a ver que esta haciendo la chica. La duquesa no puede echarme todo el tiempo, a menos que mantenga a Isabella bajo llave.

-Me temo que lo hará, apenas descubra cuanto tienes en el banco -repuso Lord Cullen con rudeza.

Su primo salio de la habitación tirando la puerta al salir.

Lord Cullen, frunciendo el entrecejo, continuo leyendo la correspondencia.

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*Kaiser es el termino Alemán para  "Emperador".

Capítulo 12: Luego escucho... Capítulo 14: En aquel momento...

 
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