Noche sin tregua

Autor: neni_bella
Género: + 18
Fecha Creación: 21/07/2011
Fecha Actualización: 21/07/2011
Finalizado: SI
Votos: 4
Comentarios: 5
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Capítulos: 14

-si, soy una puta. -cada uno trabaja en lo que el gusta. -no me gusta mi trabajo. esa noche pretendía ser como otra cualquiera pero un incidente hará que su vida cambie para siempre.

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Capítulo 13: La vida es casi perfecta

Planearon la boda para un mes después de su compromiso. Para entonces Bella tendría dos meses y medio de embarazo y su cuerpo no habría cambiado aún; si idea, idea de Alice en realidad, era diseñarle el vestido de novia antes de que su tripa creciese y no tener que modificarlo el día anterior. Su hermana había puesto el grito en el cielo, diciendo que un mes era muy poco tiempo para preparar una boda decente, pero ellos se mantuvieron firmes. Además, querían casarse cuanto antes.

Bella le avisó a Alice que ella no estaba en condiciones de ponerse a dar vueltas y a hacer viajes hasta Seattle para hacer pruebas de vestuario, comida, colores de manteles y toda esa parefernaria pero Alice Swan era muy cabezota. Aún así, Bella no aceptó todo eso hasta que Carlisle le hizo una revisión y le dio permiso para salir de casa dos días a la semana. La pequeña se quejó de que era poco tiempo y el médico terminó por aceptar que saliese cuatro días pero solo unas horas por la tarde. Ella tuvo que decir que si a regañadientes y arrastró a todos a una espiral de compras y locura muy típico de ella.

Lo bueno fue que no solo Bella estuvo detrás de ella para que no se excediera ya que Jasper, Rosalie, Edward e incluso Jake la ayudaban en ello. La pequeña enfermita se había ganado el corazón de los visitantes de Manhattan en un abrir y cerrar de ojos.

Edward había decidido tomarse las vacaciones que tanto necesitaba desde hacia tiempo. Al ser el director de la empresa, solo tuvo que dejar al subdirector a su cargo de todo y mantenerse con el móvil encendido para cualquier emergencia. Pero había especificado claramente que si le llamaban debía de ser por algo realmente importante que nadie más pudiese resolver.

Había pasando el tiempo con la familia Swan-Hale y con Jacob y cuanto más podía con Bella. Se había dedicado a mimarla todo lo que podía y a disfrutar el tiempo junto a ella. Podían pasarse horas juntos, simplemente tumbados y mirándose. El hombre solía agacharse a la altura de la tripa, le sujetaba las caderas y hablaba a su futuro hijo, o hija. Bella cada vez se sentía más maravillada por la ternura de su prometido y apenas podía creer las historias que Jake le contaba sobre la antigua vida seria de Edward.

Mientras tanto, seguía día a día escribiendo su novela. Ya había pasado del boceto y en ese momento estaba terminando el primer capítulo. Estaba orgullosa de ella misma por haber conseguido lograr un trabajo decente en el que estuviera a gusto y no tuviera que abrirse de piernas ante hombres maleducados y asquerosos. Podía decir que era feliz, muy feliz.

Antes del día final, Edward pidió a su madre que viajara a Forks para presentarle a su nuera. Esme Cullen, una hermosa mujer con cara en forma de corazón, pelo color caramelo, ojos verdosos y una sonrisa totalmente maternal, adoró a Bella en cuanto la vio. Solo por el simple hecho de haber logrado sacar a su hijo de ese estado de zombi trabajador en el que estaba metido, estando en la oficina a todas horas, ya se había ganado su respeto. En dos horas que la raptó para ir comer fuera y tener una charla de mujeres, fue su cariño lo que consiguió. Bella se sintió genial con ella y comenzó a verla como una madre para ella; Esme le aseguró que para ella era como su propia hija. Dos semanas antes del gran día, la chica decidió que no podía entrar en la familia con mentiras, y dado que todos sabían su historia menos la matriarca, se la contó, saltándose los detalles concretos que no eran muy al gusto de nadie. Esme la escuchó atenta y le dijo que no la culpaba, que ella hubiese hecho lo mismo de haber sido la única opción. Eso si, cuando vio a su querido hijo le pegó una colleja por habérselo hecho pasar tan mal a Bella por bocaza e idota.

-¡mama!-había gritado Edward sobándose la nuca.- ¡duele!

-¡te mereces eso y más por haberle hecho pasar ese calvario a Bella!-le reprendió.

-es injusto; ni siquiera estamos casados y ya estáis confabulando contra mi.-murmuró.

-no te mosquees, cariño.-le dijo Bella burlona.-querías que nos llevásemos bien y eso es lo que hemos hecho.

-mujeres.-susurró pero levantó las manos en señal de rendición cuando ambas chicas, y Alice que justo pasaba, lo fulminaron con la mirada.- ¡vale, vale! Me callo… de todos modos es injusto atacarme… ¡lo solucioné todo! ¿Verdad?

-más te valía.-murmuró Esme.-porque sino hubiese buscado yo a Bella y a Alice y las hubiera cambiado por ti.

Alice fue corriendo hasta Esme y la abrazó fuertemente. La pequeña duende también había entrado en el corazoncito de la mujer en muy poco tiempo. Edward bufó.

-mi propia madre…-dramatizó.

-tranquilo, cariño.-dijo Bella acercándose y poniendo una mano en su pecho.-cuando en bebé nazca también lo pondré en tu contra.

Esme y Alice se pudieron a reír histéricamente de la cara de bobo que Edward había puesto. Bella soltó una risita y se encaminó hacia la puerta. Cuando desapareció por el umbral fue cuando reaccionó y corrió detrás de ella alcanzándola en las escaleras. La agarró de la muñeca y tiró de ella. Bella trastabilló y hubiese caído de no haber estado Edward justo a su lado. Soltó un gritito por el susto y se aferró con fuerza al cuello de su prometido.

-¿Qué haces?-preguntó algo enfadada.

-cállate y bésame.-dijo antes de estampar los labios sobre los de ella.

A ella le sorprendió ese repentino ataque de lujuria, porque era lujuria pura ese beso, pero no lo negó. Se enganchó a él con ganas y sacó su lengua a jugar con la de él. El calor corporal subió hasta grados insospechados y sus cuerpos se juntaron como si imanes de polos opuestos se trataran. Se aferraron el uno al otro como si estar únicos fuera completamente necesario para sobrevivir. Lo que había empezado con la idea de ser un simple beso de bromas, se convirtió una necesidad de fusionarse en ese mismo instante. Dadas las circunstancias, toda la gente que estaba en la casa ese tiempo, no habían tenido relaciones desde hace bastante y esa necesidad estaba consumiéndoles en ese momento. Edward la alzó en brazos y ella rodeó su cintura con sus piernas. Sin poder evitarlo, Bella comenzó a restregarse contra él queriendo sentirlo más contra su cuerpo.

-¡vaya! son muy pasionales…- se escuchó comentar a Esme.

-si, creo que necesitan un hotel.-dijo divertida Alice.

Los amantes se separaron al escucharlas reír. Bella se sonrojó furiosamente pero Edward, después de mirar a las dos mujeres cotillas que los observaban desde el umbral de la puerta de la cocina, decidió que en ese momento le importaba más amar a su futura esposa que los posibles comentarios de su madre y su cuñada. Así que, enterró su cara en el cuello de Bella y se puso a lamerlo. La chica, quien miraba a su suegra y a su hermana avergonzada, no pudo reprimir un jadeo abrupto que escapó como el aire de su boca cuando su prometido le hizo eso. Ellas rieron bajito y ella trató de serenarse.

-Edward.-gimió bajito.-tienes que parar.

-Bella… te deseo.-susurró siguiendo con sus caricias.-mucho… te quiero…ahora…

-Edward…-intentó hablar ella.

-quiero entrar en ti.-le dijo con voz ronca.

-Edward…

-quiero saborearte…-ella cerró los ojos.-quiero follarte.

Bella, quien acostumbrada a las palabras caballerescas de su prometido siempre había querido que alguna vez le dijera alguna frase más provocativa y lasciva, lanzó un gemido que se escuchó en toda la casa y echó la cabeza hacia atrás en modo de rendición. Edward sonrió contra su piel y comenzó a subir las escaleras camino a la habitación que compartían.

-señoritas.-llamó la atención de Esme y Alice.-me llevo a mi futura esposa. Tenemos que hablar de ciertos asuntos; tengo que ponerla de mi parte par que mi hijo no me odie.

Después se perdieron escaleras arriba y no salieron hasta la mañana siguiente de allí.

La boda fue de ensueño. Como había prometido, Alice preparó todo con sumo detalle y elegancia. Decidieron hacerla en la playa de La Push, una reserva india donde sus padres solían llevar a las hermanas cuando hacía buen tiempo. Pusieron una kiosco cerca de la orilla y un camino de madera que ayudaba a los invitados a llegar hasta sus asientos sin tener que llegarse de arena. Todo estaba decorado de colores claros, pastel, blanco y rosa palo. Había flores de esos colores decorando las sillas y el kiosco y diversos lazos que hacían ver todo como si fuera un cuento de hadas; lo dicho, de ensueño. Alice les prometió que no habría lluvia ese día y aunque no hubo sol tampoco, el tiempo pareció estar a su favor y, por increíble que fuera, sopló una suave brisa veraniega.

Edward estaba nervioso esperando en el kiosco-altar que habían montado. Estaba exageradamente apuesto con su camisa azul marino y su traje negro con corbata a juego. Retorcía sus manos una y otra vez. No es que temiese que Bella no fuese a aparecer sino que esperaba ansioso; no podía esperar a que el cura los declarase marido y mujer.

Bella estaba dándose los últimos retoques en una cabaña de ahí cerca. Llevaba un vestido de palabra de honor pegado al cuerpo que luego se abría desde las caderas formando un vuelo hermoso. Llevaba el pelo cuidadosamente recogido con horquillas brillantes y se había negado a llevar tiara o velo; aún así estaba espectacular. El algo nuevo era ese precioso vestido de novia que llevaba. Esme le había prestado unos bonitos pendientes de diamante que había llevado en su propia boda y lo viejo era un collar que las hermanas tenían de su madre. Alice y Rosalie había decidido que lo azul fuese una liga que tardaron en convencerle para ponerse.

Por fin llegó la hora. Bella caminó de mano de Carlisle hacia el altar, quien sostenía su brazo con orgullo. Aparecieron en el camino al son de la marcha nupcial; Bella se quedó sin aire al ver a Edward tan guapo y a él se le secó la boca viendo a su ángel como una aparición celestial. Cuando llegaron al altar, incluso Carlisle le pidió a su hijo que la cuidara y él nunca estuvo más seguro de una promesa. Allí estaban todos sus amigos; Rosalie, Jasper, Alice, quien era la madrina, Jake, el padrino, Ángela, Sam, James y algunos otros amigos de Bella de Manhattan junto con la familia de Edward y alguno de sus amigos y empleados más cercanos. Incluso el chofer de su limusina estuvo, Emmett McCarty, quien desde ese día comenzó a salir con Rosalie después de un inmediato flechazo.

Pronunciaron los votos con convencimiento y su beso no fue el típico casto sino que se dieron un buen beso apasionado que demostraba todos los sentimientos que albergaban.

Al no querer alejarse mucho tiempo de allí por la salud de Alice, la luna de miel la pasaron en una cabaña que alquilaron cerca de allí pero la aprovecharon a tope. La semana que duró su "viaje" no salieron de allí para nada; más concretamente, pasaron el 95% del tiempo en la cama, la cocina y el baño. Y dado que la cocina era solo lo justo para coger comida y el baño para ducharse, mayormente juntos, se puede decir que su semana fue de lo más movidita. Se amaron de mil formas distintas y cuando la semana terminó aún tenían más ganas del otro.

Pero no todo fue de color de rosas para ellos. Con todo el lío de su embarazo, la enfermedad de Alice, el nuevo trabajo de Bella y su boda, se había olvidado de todos los demás problemas. Pero los problemas no se habían olvidado de ellos. Fue cuando Bella estaba ya de seis meses. Su barriguita se notaba bastante y ella se veía más radiante que nunca.

Aquel día, en casa solo estaban Alice, Rosalie y ella. Edward había tenido que volver a Manhattan por un problema urgente mientras que Jacob y Jasper habían salido a buscarle un trabajo cerca de Jake junto con el rubio. Ellas estaban en casa cocinando pasteles cuando se dieron cuenta que faltaba levadura.

-yo iré a comprarla.-se ofreció Bella.-necesito caminar un poco, que sino voy a ponerme como una bola. Además, necesito despejarme; me están entrando nauseas.

Las otras dos aceptaron ya que forks era un sitio pequeño donde todo el mundo conocía a todo el mundo. Bella cogió su chaqueta térmica para el frío y salió lentamente hacia el supermercado. Decidió ir andando; era verdad que necesitaba despejarse y el aire de allí la ayudaría. Caminó tarareando una canción pegadiza. Las calles estaban desiertas, salvo un par de vecinos que regresaban a casa; era domingo y hacía frío por lo que la gente estaba en sus casas. Un coche excesivamente caro para ser de por allí pasó por su lado pero ella creyó que era alguna persona que se hubiera perdido. El coche dobló la esquina y se perdió en la negrura de la noche. Ella siguió andando y dobló en la misma esquina. Se extrañó al ver ese mismo coche aparcado pero no le dio importancia. Lo había pasado ya unos metros cuando sintió que alguien tiraba de ella y la llevaba a un callejón que había en una de las calles. Quiso gritar, asustada, pero una mano oprimía su boca. Cuando por fin la soltó, cayó al suelo jadeante. Cuando miró hacia su atacante se quedó helada.

-cuanto tiempo, Isabella.-dijo sonriendo maliciosamente Mike Newton de pies junto a ella.

Ella se quedó sin poder hablar y él rió sonoramente.

-que poco habladora te veo.-dijo divertido.- ¿Qué tal has estado?

Él dio un par de pasos hacia ella y Bella, instintivamente, se sujetó el vientre en un intento de defender a su bebé.

-¿Qué demonios…?-empezó a hablar pero cayó al ver la protuberante barriga de Bella.- ¡me cago en Dios! ¿Te dejé embarazada?

-no…no es tuyo.-negó ella viendo como la ira lo embargaba.-no es tuyo.

-no pienso criar a un bastardo como ese.-gruñó convencido.

-no…-antes de dejarle decir nada más golpeó a la chica en la cara lanzándola por los aires un corto recorrido.

Los brazos amortiguaron el golpe en su vientre pero las lágrimas salieron sin querer. Se hizo bola para proteger mejor su barriga y se echó a llorar. Tenía miedo, no por lo que le pasase a ella sino por lo que su bebé pudiera tener si lo golpeaba. Newton se acercó hasta ella y le pegó una patada en la espalda.

-¡no pienso tener un hijo con una puta!-gruñó mientras seguía con las patadas.

Bella lloró de dolor e impotencia hasta que sintió que los golpes cesaban. Un sonido sordo sonó a su lado y un gritó llamándola pero no se atrevió a soltarse. Unos brazos cálidos la abrazaron un reconoció el olor como el de Jasper.

-tranquila, Bella, estamos aquí.-susurró haciendo que se soltase.-pequeña…

-¡Jasper!-dijo lanzándose a sus brazos.

Él la abrazó fuertemente mientras ella veía por encima de su hombro como Jake sostenía de espaldas a Newton contra la pared. Las sirenas no tardaron en llegar hasta ellos y la policía se llevó a Mike preso. Le hicieron un corto interrogatorio a Bella y después la llevaron a casa. Edward llegó dos horas más tarde y se pasó otras dos pidiendo perdón a su esposa por no haber estado con ella en ese momento.

Fueron a juicio una semana más tarde y por suerte el juez y el jurado no se dejó sobornar por Newton y lo mandaron a cadena perpetua. Para ello, Ángela fue a declarar, junto con Bella, y todos aceptaron sus versiones. La agredida no tuvo más que leves heridas y el bebé estuvo perfecto pero se puede decir que Mike tuvo suerte de que lo metiesen en la cárcel, de no ser así, Jasper o Edward lo habrían matado.

A partir de ahí todo fue a mejor. Alice parecía sana como una manzana y Bella cada día estaba más grande. Ella se quejaba de lo gorda que estaba pero Edward la miraba con brillo en los ojos, viéndola cada día más hermosa y deslumbrante.

Hacía tiempo que podrían haber sabido el sexo del bebé pero tanto Edward como Bella estaba de acuerdo en ello; no querían saberlo hasta que naciese, para que fuese una sorpresa. Claro que eran prácticamente los únicos que pensaban que eso era buena idea.

-¡pero yo quiero saberlo!-se quejó por enésima vez Alice.-no entiendo que queráis esperar.

-la sorpresa es bonita, Alice.-respondió Edward.

-¡pero no sabré de que color comprar a ropita!-y ahí estaba de nuevo la vena compradora compulsiva; siempre había sido así pero desde que tenían dinero por los trabajo y no tener que pagar la operación había vuelto alas andadas.

-eso no es problema para ti, canija.-se burló Emmett, quien desde la boda se había vuelto un amigo de la familia.-simplemente comprarás el doble.

-¡tienes razón!-dijo dando saltitos.- ¡vamos, Jazz!

Tomó de la mano a su novio y tiró de él para sacarlo a rastras de la habitación mientras los demás reían.

-chicos.-los llamó Rosalie.- ¿Qué queréis vosotros que sea?

-¡venga! ¡Eso está más que claro!-exclamó Jacob burlón.-Edward quiere un niño para enseñarle a jugar el béisbol mientras que Bella quiere una pequeña niña a la que ponerle trapitos.

-te equivocas.-rebatió rápidamente Edward.-yo quiero esa pequeña, que será igual de hermosa que su madre pero con mis ojos y a la que protegeré cuando crezca de los tipazos como tú que se acercarán a intentar ligar con ella.

-¡vaya! vas a ser tan sobreprotector con tu hija que con la madre.-bromeó Emmett.-pobre niña…

-pues yo quiero que sea niño.-todos miraron a Bella que era quien había hablado.

Ella miraba con amor su barriga y la acariciaba suavemente. El padre de la criatura la miró tiernamente y sonrió mientras se acercaba a ella; se sentó detrás, poniéndola entre sus piernas, y rodeó su cuerpo posicionando sus manos sobre su protuberancia.

-quiero un mini-Edward clavado a su padre.-dijo soñadora.-con tu indomable pelo cobrizo que intentaré peinar cada día, sus ojos esmeralda que brillarán cuando esté feliz y su sonrisa torcida que deslumbrará a todas las féminas cuando sea mayor.-giró la cabeza y miró a Edward.-tan y como su padre.

Él sonrió torcidamente y agachó su cabeza para besarla tiernamente sin quitar sus manos de la tripa donde estaba su descendiente. Se escucharon suspiros de Rosalie y burlas de los otros dos pero ambos lo ignoraron todo, metidos en su propia burbuja.

-Osito.-llamó Rosalie a su novio por el mote cariñoso que le había puesto.-quiero un bebé.

-lo que la dama mande.-fue hasta ella y la alzó en brazos al estilo de recién casados.-vamos a ensayar.

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Un grito desgarrador se oyó en la sala y casi seguro fuera de ella. Un chillido de mujer a la cual parecía que estaban torturando a juzgar por el tono de su voz.

-¡empuja, Bella!-dijo Carlisle con voz intento de tranquilizadora.-ya falta poco.

La aludida hizo fuerza una vez más aguantando las ganas de volver a gritar. Apretó la mano de su marido, que estaba a su lado apoyándola arduamente. Quitó un par de mechones de pelo que ella tenía pegada a su frente, empapada de sudor. Mientras tanto, acariciaba su nuca intentando tranquilizarla.

-respira, amor.-le dijo.-respira hondo.

-Edward.-lo llamó ella entre jadeos.-ven… acércate…

-si, amor.-dijo y se acercó a ella hasta ponerse a su par para que ella no tuviese que hacer más esfuerzos de los que debía.-dime, amor.

Sin previo aviso, Bella agarró con fuerzas renovadas el cuello de la camisa del hombre con fuerza y lo atrajo a su cara gastar dejarla a pocos centímetros.

-esto es tu culpa, cariño.-le dijo respirando costosamente.-y te puedo jurar, que no vas a volver a tocarme. ¡Ay!-otro ramalazo de dolor hizo que la frase quedase a medias.-así que vete olvidándote de ninguna clase de acercamiento conmigo.-cerró los ojos sintiendo una fuerte contracción.-más te vale tener la mano preparada para las noches. ¡Joder!

Después de ese comentario las fuerzas le fallaron y soltó a Edward, quien por unos segundos se quedó congelado en el lugar, sintiendo las lágrimas salir de sus ojos mientras seguía empujando.

-venga, Bella, ya se le ve la cabeza.-animó Carlisle.-ya falta poco.

-empuja, mi amor.-susurró Edward volviendo en sí.-respira hondo y empuja.

Bella aguantó la respiración y volvió a pujar con la poca fuerza que le quedaba haciendo que el proceso siguiera adelante un poco más.

-ya casi hemos terminado, Bella.-informó él.-dale fuerte.

-no puedo.-gimoteó.-no tengo fuerzas.

-solo un poco más, mi amor.-susurró Edward sintiendo que ella ya no tenía fuerza ni para apretar su mano.-yo estoy contigo.

-solo un empujón más.-aseguró Carlisle.

Bella sacó fuerzas de donde no tenía y empujó una última vez antes de caer agotada. El llanto de un bebé inundó la habitación y ella sonrió sabiendo que todo había terminado. Se dejó caer en la cama lánguida y cansada pero con una sonrisa en la cara. Miró hacia delante con los párpados entornados y sonrió al ver un pequeño bulto en manos de
Carlisle, quien miraba a su nieto sonriendo también. Edward se agachó y besó la frente de su mujer.

-lo has hecho genial, mi amor.-le dijo.

-¿puedo…puedo cogerlo?-preguntó con apenas voz.

-claro que si.-contestó él y fue hasta donde estaba su padre para coger a su hijo.

Lo acunó unos segundos mientras el llanto no cesaba y los ojos le brillaron enormemente. Se acercó lentamente hasta, Bella mientras una enfermera la ayudaba a recostarse en la camilla, y depositó al bebé cuidadosamente en los brazos de su madre.

-felicidades, mi amor.-dijo con emoción en la voz Edward.-tenemos una niña preciosa.

-mi pequeña.-susurró Bella con lágrimas en los ojos.-mi chiquitita.

La pequeña bebé seguía llorando pero menos fuerte. Edward acarició su mejilla y ella cerró su manita en torno a su dedo. Los dos padres suspiraron y ella sollozó. La pequeña era perfecta. Una copia en miniatura de Bella pero con una pequeña pelusilla cobriza asomando en su minúscula cabecita.

-es perfecta.-susurró Bella.

-es igual de hermosa que la madre.-Bella lo miró.-tal y como yo había querido.

La puerta se abrió de repente y por ella entró un enfermero corriendo apresuradamente. Se le veía exaltado y con prisa. Todos lo miraron confuso ya que ahí no podía estar nadie más que los padres y los médicos autorizados. Pero antes de que Carlisle le dijese algo él habló.

-Doctor Cullen es una emergencia.-dijo entre jadeos.-el paciente 589 ha tenido otro ataque.

Carlisle abrió los ojos con pavor y miró a Bella, quien entendió a la primera de quien se trataba.

-Alice.-susurró ates de que Edward cogiese al bebé y las enfermeras la sedaran para que descansara por orden de Carlisle.

Capítulo 12: ¡Sorpresa, sorpresa! Capítulo 14: EPILOGO

 
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