School Days

Autor: josycullen
Género: Romance
Fecha Creación: 21/07/2010
Fecha Actualización: 31/07/2010
Finalizado: SI
Votos: 12
Comentarios: 39
Visitas: 53308
Capítulos: 24

Isabella Swan es una chica popular, una divina. Ella, junto con sus tres amigas, tienen a la escuela bajo su poder. Chicas malas, orgullosas, odiosas y zorras. Edward Cullen y su familia acaban de mudarse y han entrado al Internado Twilight. Muchas sorpresas. Dicen que las apariencias engañan, ¿sera cierto? Edward tendrà que descubrir a la verdadera Isabella Swan, ¿lo lograra, o conseguira algo màs?


Declaimer: La historia no me pertene le pertenece a Bittersweet Melancholy y yo con su permiso la publico en esta pagina los personajes le pertenecen a stephanye meyer..... Completa

+ Añadir a Favoritos
Leer Comentarios
 


Capítulo 12: Capitulo 12

Bella POV

Después que me hube calmado un poco, y me aseguré de haber cerrado la puerta del lado de Edward, me metí en la tina. ¿Qué demonios había pasado conmigo? Estaba tan molesta, tan...ciega que eché a perder todo con el único chico que realmente se ha comportado bien conmigo y no me ha –o había visto- como una prostituta barata.

Las lágrimas corrían por mi rostro con total libertad y aprobación. Estaba deseando que un tostador cayera en el agua en ese instante, o por qué no mejor me ahogaba y terminaba con todo rápido. Después de todo, ¿quién quiere una vida de falsedad?

Yo no.

No tenía pensado llegar a tanto con ningún chico desde lo de Jacob, no pensaba tener sexo de nuevo, en realidad. No es que haya sido una experiencia traumática o algo como eso, o que haya pasado por situaciones...poco agradables antes, pero no estaba preparada para volver a entregarme. Entonces, ¿por qué...?

Por estúpida.

Cuando Jake me lo propuso después de la graduación, no pude negarme. Siendo una persona curiosa, y de esa gente cebezota que cuando se le mete algo en la cabeza no se lo puede sacar ni a golpes, terminé metida en su cama. Para ser mi primera vez, no fue tan malo, pero no era lo que esperaba. Esa sensación de revoloteo, el poder tocar el cielo con la punta de los dedos, nunca estuvo ahí. Quizás porque no era el momento adecuado, no era la persona perfecta y todo era un engaño.

Era sexo, solo eso. No era el tan conocido lubilubar ("hacer el amor", la palabra fue tomada del diccionario Nadsat que significa "adolescente" y fue desarrollado por el escritor Anthony Burgess para su novela La Naranja Mecánica) y por eso mismo, no era algo digno de recordar. Aunque a la vez, fuera inolvidable por tratarse de una experiencia humana, y la primera de ellas.

Cuando vi la cinta donde Jacob le hablaba a sus amigos sobre nuestra noche juntos, quise matarlo, pero no porque estuviera herida o dolida, solo por furia. Yo y Jake ya no estábamos juntos, solo la palabra novios nos mantenía de ese modo, pero no era una relación basada en afecto y mutua compañía. Eran apariencias, y para él, un juego.

Cuando Kassandra dijo que no era la indicada para ser una divina, aunque no me guste serlo, me dolió. ¿Quién es ella para juzgarme? Talvez ahora sea una zorra en su universidad, una chica fácil igual que en sus tiempos de preparatoria, pero ya no es nadie para interferir con nosotras. Fue una divina, una abeja reina la generación pasada. Ella es hermana de Lauren, y ahora su pequeña hermana ocupa su lugar.

Kim es la hermana de Jessica, y ocupaba la misma posición que la mismísima Jess tiene hoy. Bi es la prima de Ángela y ambas son iguales. Y Leah, aunque no es familiar mío, nos criamos prácticamente juntas, en mis visitas a EU me quedaba con ella y cuando por fin me mudé a Forks, nos hicimos compañía muchas tardes. Es como una hermana, aunque ahora nos odiemos tanto.

Las divinas pasadas y nosotras iniciamos igual, nuestras madres ocuparon nuestros lugares, todas somos iguales. Nuestra línea de partida es la misma: el Internado Twilight; nuestro destino es el mismo: La Graduación; pero el camino que han escogido todas, no es de mi agrado. Puedo empezar junto con ellas y llegar al mismo punto, pero yo haré mis reglas y trazaré un camino nuevo para alcanzarlas.

Aun así, el instinto de las divinas se apoderó de mí hace unos momentos. Desde que llegué al dormitorio y recordé a Edward, el plan se trazó automáticamente en mi cabeza. Iba a demostrarle a Kass que mi cuerpo era deseable, que incluso la persona que me veía con mas naturalidad y no buscaba en mi un buen "polvo", lo deseaba. Iba a acostarme con Edward para probarme a mi misma que era deseada, para callar la boca de las demás, pero a la misma vez...porque deseaba hacerlo. Porque quería que Edward me deseara. Podría haberme acostado con cualquiera, con el primero que pasara delante de mi, pero quería que fuera él quien me lo dijera, quien estuviera tocándome.

Deseaba parecerle atractiva a él y solo a él.

Porque Edward es lo mas importante para mí.

Edward POV

Ya instalado en el cuarto de Jasper y Emmett, me maldije interiormente por dejarme llevar por Bella. Desde el principio me prohibí acercarme tanto, pero mis adorados familiares y "mejores amigos" no ayudaban en nada al retarla cada vez que les era posible. Ellos estaban al tanto de mi atracción por Isabella Swan, y por consecuente, intentaban a toda costa que terminara enredado con ella. Y claro, lo habían conseguido.

Ahora estaba mas prendado que nunca a ella, ahora que había podido besarla y tocarla sin que se opusiera, que ella misma me había buscado...ahora que estaba conmigo...

-Edward.-dijo Jasper, mientras agitaba su mano frente a mis ojos. Una sonrisa burlona adornaba sus labios, pero en sus ojos azules se escondía un deje de preocupación. -¿Estas bien, amigo?-

-No, déjame en paz.- vale, eso no era lo mejor. Después de que lo había levantado temprano, considerando que es domingo y solemos levantarnos a las once, y eso es madrugar, todavía me dignaba a portarme mal con él.

-Oh, mi muchacho.-dijo Emmett, quien entraba ahora a la sala, donde yo me encontraba acostado sobre el sofá, solo luciendo unos boxer del demonio de tasmania. Eso si que era para morirse de risa. –Por lo que veo, Bella y tu han llegado a otro nivel...-dijo riendo, mientras que Jasper nos miraba sin entender y mis mejillas se coloreaban de un intenso color rojo.

-¿A que te refieres, Emmett?- preguntó un desconcertado Jasper, pero yo estaba igual.

-Las marcas en su cuello.-dijo sencillamente, y soltando una de sus estridentes carcajadas, esas que te dicen soy el señor-acierto-en-todo-lo-que-digo-y-acabo-de-darte-una-patada-en-el-higado-pobre-idiota, desapareció por la puerta del baño, permitiéndonos oír el agua de la regadera y su voz mientras cantaba algo llamado "Mi novia es perfecta".

-Así que es eso.-susurró mi primo, quien ahora miraba mi cuello con atención. –Me supongo que era de esperarse.-se encogió de hombros y sonrió.

-No pasó de eso, Jazz.-dije en defensa propia y él me contempló unos instantes. –No es que no lo haya deseado, pero la apuesta...-él negó con la cabeza y frunció el ceño, como si algo de lo que hubiera dicho lo molestara.

-Que mal estas, Edward.-dijo levantándose del suelo, desde donde me observaba. –No sabes el gran error que has cometido. No me sorprendería que Bella no vuelva a hablarte.-en ese instante tocaron a la puerta. Jasper abrió y por ella entraron Alice y Rosalie, sosteniendo sobre sus manos una caja cada una.

Ambas cajas estaban forradas en papel negro, tenían un sobre blanco pegado a ellas y un gran moño rojo. Lo que me hacia suponer que era cumpleaños de una porrista, dado los colores tan similares a los uniformes.

-Hola, Edward.-me saludó mi prima, y apenas su voz fue escuchada, un vestido Emmett estaba envolviéndola en sus brazos. Mi hermana me dedicó una sonrisa como saludo antes de darle un corto beso a su novio. Bufé, sintiéndome de pronto como un intruso.

-¿Ya ha llegado, Bella?-preguntó Alice con un extraño brillo en sus ojos verdes. Asentí, ¿por qué de pronto todo mi mundo, y la gente que mas apreciaba, giraba en torno a Isabella Swan? –¿Haz hablado ya con ella, sabes como le fue en su viaje?-

-Estoy seguro que han estado muy ocupados haciendo otras cosas como para hablar.-dijo Emmett y lo fulminé con la mirada. Ambas me miraron con los ojos abiertos como platos, sonrieron y lo dejaron pasar. Estaba seguro que esto lo iban a discutir con Bella.

-Calla, Emmett-lo regañó su novia. –Que no ves que el cumpleaños de Bella fue ayer y queremos saber si podemos ir a dejarle sus obsequios.- las palabras de Rosalie bastaron para que todos nos giráramos a contemplarla. Emmett la miró, y por un momento se vio iluminado por un coro de ángeles, pues al parecer se había olvidado de ello. Todos negaron con la cabeza, como diciendo "convivimos con un completo idiota".

-¿Su cumpleaños?-salté de repente, viéndome como un idiota.

-¿No lo sabías?-saltaron las chicas, mirándome con los ojos abiertos como platos. Negué y ellas bufaron.

–Su cumpleaños 17, por eso es que las divinas adelantaron la fiesta semestral.- dijo Alice, mirándome con reproche.

-Pero estoy seguro que Edward ya le dio su regalo.-dijo entre risas Emmett. Rosalie le pegó un codazo en el estómago, que lo hizo callarse de inmediato. –Vale, ya no abro la boca.-con sus manos dibujó un zipper sobre sus labios, le puso la llave al candado y la arrojó sobre su hombro. Todos rodamos los ojos.

-¿Acaso tu y Bella...?-mi hermanita me miraba con los ojos abiertos, al igual que su boca. Un pequeño sonrojo comenzó a cubrir sus mejillas, y por otro lado, Rosalie intentaba callar sus carcajadas con una mano.

-No, él la rechazó.-dijo Jasper, y las miradas se posaron en mí. Emmett buscó con desesperación "su llave" y al no encontrarla, se vio forzado a romper el candado y abrir el zipper por la fuerza.

-¿Qué tu hiciste qué?-estalló una vez su boca estuvo libre. Las risas se detuvieron y Alice se puso pálida.

-Pensó que lo hacia por la apuesta.-nuevamente Jasper se veía explicando la situación a los presentes.

-Eres un tonto.-chillaron mi hermana y mi prima a la vez, antes de fruncir el ceño y abandonar la habitación indignadas.

-¿Qué hice?-pregunté sin entender. Jasper y Emmett hablaban en susurros imposibles de entender a la distancia que me encontraba.

-Mas te vale que te disculpes con ella, le compres un obsequio lindo y...-empezó Emmett en tono de reproche. Pero Jasper lo interrumpió.

-Bella y tu son pareja en varios proyectos, compañeros de cuarto e irán juntos a la fiesta esta noche.-dijo con simpleza. –Como capitán del equipo de fútbol, tu pareja es la capitana de porristas. Si quieres que esto funcione, mejor lleva las cosas en paz con las divinas.-

Pero sabía que lo que menos le preocupaba era la relación con las divinas o las porristas, las castas sociales no era prioridad para nosotros. Lo importante era Bella, y yo debía disculparme, aunque no tenía muy clara la razón.

Me levanté del sofá, y salí de la habitación de los chicos para ir a la mía. Todo el camino me fui pensando como iba a mirar a Bella a la cara a partir de ahora. Iba a estar molesta, ofendida y con ganas de matarme, ¿qué le iba a decir? Y peor aun, ¿cómo se iba a vengar de mi? Porque las divinas son muy vengativas, y no solo por dejarla...lo que le había dicho no era de su agrado. Nunca antes se había portado como una divina, y me atreví a decirle que era una cualquiera, cuando eso era lo que menos pensaba de ella. Estaba en un gran aprieto.

Me detuve frente a la puerta de nuestro dormitorio. A pesar de llevar la situación controlada, aun estaba nervioso, lo que me indicaba que algo iba a salir mal. Un mal presentimiento, eso era todo, o quizás mi miedo por ver de nuevo a una Isabella Swan furiosa. Pero eso no fue lo que encontré al abrir la puerta.

Bella estaba sentada sobre un banco, apoyada en la barra de la cocina –de espaldas a la puerta y sin inmutarse por mi presencia-, revolviendo con su cuchara el tazón de cereales frente a ella, su habitual desayuno. Usaba una camiseta sin mangas blanca y un pants gris oscuro un poco ajustado. Su cabello estaba mojado, por lo que asumí que había salido de la ducha poco antes.

-¿Bella?-la llamé, pero no obtuve respuesta. Caminé hacia la cocina, entrando a ella para ver su rostro desde el lado contrario de la barra. El cabello ocultaba su rostro, pero la leche del cereal era testigo de su llanto. Cada lágrima iba a parar sobre su desayuno, provocando que la leche se moviera un poco. Mi corazón se detuvo en ese instante, ¿qué estaba pasando?

Ella no debería estar llorando ahora. En vez de eso, debería encontrarse furiosa, gritándome y lanzándome cosas por todo el dormitorio, o encerrada en su cuarto planeando un modo de hacerme pagar por humillarla, pero no. Se encontraba cavilando sobre su comida, mientras lloraba a mares.

¿No podía ser mas estúpido? Claro que no, Edward.

No sabía que hacer, si disculparme en ese momento o dejarla sola hasta que estuviera más tranquila. Nunca había visto a una persona en semejante situación. Mi mente estaba funcionando a toda prisa, tratando de encontrar una solución a dicho problema. Alguna salida que nos favoreciera a ambos y que no permitiera que Bella me odiara mas de lo que ya debía hacerlo. Pero, ¿cuál?

En ese momento, tocaron a la puerta. Bella dejó su asiento y secando sus mejillas abrió, topándose cara a cara con el resto de las divinas. La sonrisa maliciosa en el rostro de las tres me indicaba que algo malo se nos venia encima. O quizás, esta era la venganza...

Capítulo 11: Capítulo 13: Capitulo 13

 
14958176 visitas C C L - Web no oficial de la saga Crepúsculo. Esta obra está bajo licencia de Creative Commons -
 11041 usuarios