Él sigue ahí mirándome.
-¿Quiere que le prepare el desayuno?-.
-No, quiero que duermas, hace mucho que no veo a una mujer dormir...-.
-Vale- susurro y me meto en la cama de nuevo pero no tengo sueño, tengo muchas más preguntas que hacerle-.
-¿En que piensas Jane? No dejas de fruncir el ceño-.
-Tengo... dudas, sobre usted-.
-¿Que clase de dudas?-.
-¿Porque le gusta eso... de las fustas?-.
-Vaya, estabas tardando en preguntarme sobre eso...-.
-¿Me lo responderá?-.
-Claro Janey, cuando era muy joven, conocí a una mujer mayor a mi... ella me enseñó de que trataba este mundo... y me gustó, el control. Cuando una persona lo tiene todo en la vida, busca nuevas formas de poseer más cosas, es un instinto innato en el ser humano. Poseer, para mi es algo natural, más que ningún otro hombre que hayas conocido jamás-.
Sus palabras son embriagadoras al igual que su voz... es tremendamente sexy.
-Tengo miedo- y por un momento al decir eso parezco una niña pequeña-.
-Nada de miedo, hasta ahora no te he enseñado nada de lo que tengo pensado, y creeme, te gustará-.
-Nunca me han pegado... -.
-Estoy seguro de eso, pero no te voy a pegar, no te voy a hacer daño, voy a llevar tus emociones al extremo-.
Contengo mi respiración y lo miro fijamente, me apoyo sobre los codos y estoy cerca de su boca, muerdo sus labios muy lentamente y él los abre, exhala un pequeño suspiro y acerca su boca más a la mía, me besa profundamente, cierro los ojos y estoy perdida. Su lengua se abre paso en mi boca y toca la mía, mantengo mis ojos cerrados y sus grandes manos sujetan mis caderas por encima de las sábanas, las cuales aparta rápidamente de un tirón.
-Jane, Jane- dije en un gemido ronco-.
Sonrío un poco y acaricio su torso perfecto, su colgante se suspende entre ambos cuando recarga su peso sobre el mio y se pone sobre mi, sus codos están a ambos lados de mi cara, su boca se cierne sobre la mia y su lengua juega con la mía en un baile incesante.
Acerca su erección a mi cadera y yo levanto mi pelvis dándole la bienvenida, jadea y yo hago lo mismo, siento fuego en la punta de mis dedos.
Clavo mis uñas en su espalda y esta vez gruñe, baja la tela de su pantalón y su longitud es enorme, abro grandes los ojos pensando que es imposible que algo así quepa en mi.
-Abre las piernas Jane...-.
Abro las piernas como él me ha dicho, estoy muy caliente, sus caderas se hunen a las mías y hago una mueca de dolor, es incómodo, me está abriendo en este preciso momento, va despacio, me mira fijamente y se va hundiendo poco a poco, ese dolor pasa a ser placer cuando se aleja un poco y vuelve a introducirse lentamente poco a poco, gimo y levanto mi cadera, su boca vuelve a estar sobre la mía besándome sin parar y sus caderas comienzas a moverse atrás y adelante primero lento y poco a poco más rápido, gimo alto y me sostengo a sus hombros, él sujeta mis caderas para que me quede en mi lugar y vuelve con ese rítmo incesante, atrás y alante sin parar y estoy cerca de esa cima de placer, cierro los ojos porque estoy tan tan tan cerca...
-Carlisle- gimo todo lo alto que pudo su nombre y él me recompensa con más rapidez mucha mucha mucha más hasta que exploto y caigo en ese terreno placentero pero esta vez es mucho más intenso muchísimo más, él se queda quieto unos segundos y noto que me llena por dentro completamente-.
La respiración del señor está sobre mi cuello, agitada al igual que la mía, sus manos acarician mis caderas, besa mi cuello y mis mejillas.
-Perfecta... eres perfecta Jane...-.
Lo abrazo fuerte y me vuelve a besar en el cuello.
|