Una luz entre las sombras

Autor: Kenny
Género: Fantasí­a
Fecha Creación: 28/07/2013
Fecha Actualización: 20/11/2013
Finalizado: NO
Votos: 1
Comentarios: 3
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Capítulos: 30

Sinopsis:

Luego de la aparente victoria de los Cullen contra la amenaza Vulturi, aparece un nuevo punto de ambición para las capas negras. Alice Cullen, antes de ser inmortal vivía en Biloxi, Missisipi junto con su madre y sus dos hermanas: Cynthia y Evelyn Brandon. La historia se enfoca en la vida de Cynthia Brandon, la hermana mayor de las tres, quien fue separada de ellas al ser atacada por los vampiros. Ahora deberá aliarse con el clan Cullen para salvar lo único que jamás tuvo y en la inmortalidad consiguió al fin: una familia a quien amar.

 

Prefacio:

Incluso en el mundo de fantasía, de lo inexistente, puede llegar a existir el dolor en magnitudes en las que se llega a cuestionar lo que es real y lo que no.

Incluso yo, que después de vivir una eternidad valiéndome da vidas de humanos inocentes, al encontrar una luz en mis tinieblas no supe como manejarla.

Ni siquiera estoy segura de que fuera una luz. Tal vez sólo era una sombra diferente que llamó mi atención en la oscuridad. No lo sé. Y tampoco me importaba, ni siquiera entonces que podía ver el inmenso daño que le hacía a la gente a mí alrededor. Mi familia.

De entre todo el sufrimiento albergado a mi alrededor, sólo el de él me importaba. Tal vez sonara egoísta. Pero era la verdad y nadie podía cambiarla, ni siquiera yo. O él. 

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Capítulo 12: Mi nuevo padre.

Vivir en la casa de los Cullen era una travesía increíble, un día te la pasabas jugueteando con vampiros sin ton ni son, otras hablando con una pequeña mitad mortal mitad inmortal, o en otras ocasiones hablando con un hombre lobo de verdad. Que genial. Parecía que mi estadía con los Cullen no podría mejorar.

 

Había aprendido a familiarizarme con cada miembro del clan, no a todos les gustaba hacer lo mismo, eso estaba claro. Las muchachas Cullen-Hale eran muy lindas.

 

Generalmente con Alice las cosas no habían cambiado, a ella le encantaba usarme de muñeca Barbie. Con el tiempo me había dado cuenta de que yo también estaba encantada con eso. Con ella pasaba horas probándome ropa y Rosalie se encargaba de dar sus puntos de vista, para que finalmente Esme fungiera de juez.

Bella era muy distinta. Me dí cuenta la primera vez que nos vio jugando con la ropa, puso los ojos en blanco y huyó en dirección contraria.

Con ella las cosas eran distintas, podíamos pasar horas hablando de sus libros. Le encantaban los clásicos al igual que a mí. No es que yo hubiera leído mucho antes de conocerla. El tiempo que pasaba con ella era muy divertido, además hablábamos acerca de Nessie –era el apodo de Renesmee, al que me había adaptado con rapidez –y sobre como había vivido su vida de vampiro.

Los chicos eran arena de otro costal. Con Emmett me la pasaba haciendo chistes, el sobre mi y yo sobre él, y aunque siempre me ganaba, era muy divertido hacerlo enojar de vez en cuando, estuve segura que una o dos veces quiso arrancarme la cabeza, no me importó. Desde aquellas peleas me había convertido en la “enana” o la “pulga”.

Con el tiempo había surgido cierto sentido de rivalidad entre Jasper y yo, seguido él “practicaba” y me “enseñaba” a luchar, por supuesto me neutralizaba en dos segundos, pero para mí el trato con él ya era un avance. Me golpeaba con mucha saña y en un par de ocasiones Emmett tuvo que intervenir para que no me matara. Yupi. Nuestra relación hermana-novio de hermana mejoraba, claro. El más divertido de todos era Edward, había surgido una especie de juego entre él y yo, al referirse nuestros respectivos dones al presente, el de él mental y el mío físico, habíamos hecho una apuesta. ¿Quién habría imaginado a un par de vampiros tan infantiles? Debíamos sorprender al otro en algún momento inesperado. El hecho de que fuera casi imposible asustar a un vampiro, y aún más él leyendo mi mente y yo vigilándolo todo el tiempo en mis visiones, era divertido verlo frustrarse, aunque a mi no me resultaba gracioso que leyera mi mente. Alguna vez llegó a enojarse tanto que casi me arrojaba por el acantilado, a lo que Bella se opuso fervientemente y me salvo de su impulsivo marido. Era muy gracioso hacerlo enfadar. Lo único que habíamos conseguido con ese estúpido e infantil juego era estar tan pendientes del otro que él no era una novedad en mis visiones, podía sostener una conversación y al mismo tiempo estarlo vigilando, y él podía escucharme pensando a demasiados kilómetros a la redonda, según él decía.

Y Carlisle, con él no tenía mucho contacto, más que algunas conversaciones nocturnas con toda la familia en los que contaba historias de todos, ya que gracias a eso los conocía a cada uno como la palma de mi mano. Hasta ese día.

 

Yo me hallaba en la ventana viendo a Jasper y Emmett tratar de despedazarse el uno al otro en una lucha de práctica, Emmett lazó a Jasper unos cuatro metros en el aire y el aterrizó en una roca rompiéndola por la mitad, y los aullidos de victoria del grandote eran geniales. Yo me reía en la ventana. Entonces Alice, que no se encontraba muy lejos, acudió con Jasper, y le dio un tierno beso en los labios para consolarlo. Yo me giré enojada. No aprobaba sus constantes muestras de cariño, de hecho no me gustaban. Ninguna muestra de cariño de pareja. Punto. Nada. Mi alma estaba seca y no quería que me lo recordaran cada segundo, por eso no estaba siempre con ellos. Me giré enojada y me acosté en la cama de mi nueva habitación. “¿Cama? ¿Para qué?” –le había dicho a Esme cuando la vi. Ella respondió: “Quizá la necesites algún día”. No comprendí eso. En fin.

 

Me preparé para permanecer inmóvil por tiempo indefinido cuando escuché que tocaban la puerta, aunque estaba abierta. Era Carlisle. “¿Puedo entrar?” –había dicho.

 

–Claro –respondí confusa. Miró por la ventana y comprendió mi actitud, todos se habían dado cuenta de que no me gustaban sus muestras de afecto.

– ¿No lo apruebas? –preguntó.

–No creo que importe –dije resignada.

 

Él sonrió y continuó:

 

–Jasper es un buen muchacho Cynthia, y Alice lo ama.

–Esa es la razón por la que no le arranco la cabeza en este instante Carlisle.

 

Él me miró con desaprobación, y con miedo de saber si mis palabras eran realidad, lo aplaqué cuando dije:

 

–Es broma, jamás lo haría –le sonreí.

–Ya verás que algún día encontrarás a alguien y la vas a comprender Cynthia. Te lo prometo.

 

Fruncí el ceño. ¿Hablaremos de esto? ¿De verdad?

 

–No lo creo –contesté fríamente.

– ¿Por qué? Eres muy hermosa Cynthia, lo encontrarás –me sonrió cálidamente.

–Soy un vampiro. Ser bonita es obligatorio ¿Sabes?

 

Él rió. Y dijo:

 

–No sólo eres linda por fuera, eres una buena persona.

–Se lo dices al vampiro que mató a inocentes durante un siglo porque no encontró otra forma de sobrevivir, claro. –dije con frío sarcasmo.

–Lo importante es que ya no lo haces, lo que no entiendo es… ¿por qué no te agrada no sólo la relación de Alice y Jasper? pareces huir cada vez que alguno de nosotros muestra señales de cariño hacia su pareja… ¿Por qué? Estoy seguro que no es simple cortesía por dejarnos solos…

–No bueno… hay una larga historia detrás de todo eso…

– ¿Me la contarás? –Dijo mientras se sentaba en el borde de la cama –sólo si quieres hacerlo, no te obligaré a nada.

–Si quieres… no es muy “el-típico-cuento-de-hadas” –hice comillas en el aire.

Él me miró expectante, a la espera de la historia. Demonios. Estos recuerdos no eran para nada buenos para mí, me hacían recordar el odio hacia… él.

 

–Verás cuando… tenía 17 años, vivía con mi madre en Biloxi, de hecho ahí viví siempre, me la pasaba cuidando a Evelyn, tratando de calmar a Alice y peleando con mi madre. No era muy buena vida. Un día me cansé de todo eso y… salí de mi casa. En ese tiempo yo tenía una especie de… ah… novio, por así decirlo, se llamaba Charles –apreté los puños al pronunciar su nombre –viví con el durante 2 meses, durante mi estadía él y yo llegamos a una relación a otro nivel, hubo… tu sabes, contacto físico distinto –bajé la vista avergonzada –pero extrañaba demasiado a Eve, y pues… él se enfureció cuando le dije que me iba, me mantuvo encerrada contra mi voluntad durante una semana, apenas comiendo y cada vez que iba conmigo me obligaba a… –rechiné los dientes y sin darme cuenta casi doblo los barrotes de la cama que apretaba con vehemencia –él… abusaba de mi –fui vagamente consiente de el enojo de Carlisle, en su ceño fruncido y su mueca –Un día escapé rompiendo la ventana de la casa y jamás volví. Regresé con Eve, pero jamás le dije nada a mi madre. Luego de un par de semanas lo vi caminando por la calle con otra muchacha mucho más bonita que yo y… me juré que jamás volvería a confiar en nadie más. Nadie, Carlisle.

 

Pronuncié esas últimas palabras fríamente y con autoridad para que jamás me obligara a hablar del tema de nuevo. Él bajó la vista y me dijo:

 

–No te habría obligado a contármelo si hubiera sabido… lo lamento.

–Está bien, ahora lo sabes… por eso nunca estaré con nadie. Nadie.

 

Él me sonrió melancólicamente. Y yo no hice más que apoyarme de su hombro, mientras decía:

 

–Gracias Carlisle, eres genial. ¿Sabes? Yo… jamás tuve un padre.

–Ahora lo tienes querida, yo siempre seré tu padre, puedes estar segura de eso.

 

Lo miré sonriendo. Y por primera vez le di un fuerte abrazo mientras decía.

 

–Gracias.

 

 

 

 

 

Capítulo 11: Nueva especie de amigos. Capítulo 13: Un favor.

 
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