Noche sin tregua

Autor: neni_bella
Género: + 18
Fecha Creación: 21/07/2011
Fecha Actualización: 21/07/2011
Finalizado: SI
Votos: 4
Comentarios: 5
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Capítulos: 14

-si, soy una puta. -cada uno trabaja en lo que el gusta. -no me gusta mi trabajo. esa noche pretendía ser como otra cualquiera pero un incidente hará que su vida cambie para siempre.

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Capítulo 12: ¡Sorpresa, sorpresa!

-¡dime que está bien, Carlisle!-exigió más que preguntó Bella-¡dime que se va a recuperar!

-tranquila, amor.-dijo Edward abrazándola por la cintura para que no se exaltara.

-¡no puedo!-lloriqueó la aludida.

-Doctor, ¿Qué ha pasado?-preguntó Jasper al lado de la pareja agarrando a Rosalie por la cintura, quien lloriqueaba levemente.

-bueno, chicos, tengo buenas noticias.-dijo alegre el hombre.-Alice ha sido intervenida a tiempo y hemos podido parar el ataque.

-¿en serio?-preguntó Bella con lágrimas de alegría en los ojos.- ¿se va a recuperar?

-si.-afirmó Carlisle.-dentro de nada la llevarán a su habitación y podréis entrar a verla. No hemos terminado con su enfermedad porque aún no sabemos a ciencia cierta lo que tiene pero el peligro ha pasado; podrá volver a casa en un par de días.

-¡gracias, Carlisle!-gritó Bella lanzándose a su cuello y abrazándolo con fuerza.- ¡gracias!

-ha sido un placer, Bella.-contestó sonriente devolviendo ligeramente el abrazo antes de regresarla al suelo.

La chica corrió vuelta a los brazos de Edward y lloró en su pecho felizmente mientras los hermanos Hale agradecían al doctor su trabajo.

-¿lo has oído, Edward?-sollozaba alegre contra su pecho.- ¡se ha salvado! ¡Está viva!

-si, amor, lo he oído.-decía acariciando su espalda con suaves fricciones.-te dije que todo iba a ir bien.

-he pasado tanto miedo…-murmuró temblando ligeramente.-tanto miedo…

-ya ha pasado todo, amor, tranquila.-susurró él besando sus cabellos.

-no se que hubiera hecho sin ti…-el llanto la volvió invadir.-lo siento, Edward. ¡Lo siento tanto!

-sss…da igual, mi vida.-negó Edward-todo está bien.

Bella estuvo en sus brazos y entre mimos y palabras de apoyo, Edward consiguió que se calmara. Los minutos pasaron en un silencio tranquilo a sabiendas de que Alice estaba fuera de peligro y en poco tiempo la verían. La pareja estuvo junta todo el tiempo, abrazados como si el mero hecho de separarse significara no volver a juntarse. Jasper y Rosalie hablaban animadamente unas sillas a su izquierda; el hombre estaba feliz por la recuperación de su novia y ella respiraba tranquila otra vez, sin llorar. Al de unos 20 minutos, Carlisle regresó y les anunció que podían entrar a ver a Alice. Bella agarró la mano y tiró de Edward para ir lo más rápidamente posible siguiendo al doctor hasta la habitación correspondiente.

La habitación era completamente blanca, según pudo apreciar Edward, pero Bella ignoró cualquier detalle para correr hasta su hermana, que estaba sentada en la incómoda cama del hospital, y lanzarse a sus brazos. Ambas se abrazaron con fuerza mientras lloraban por el reencuentro. Él, mientras tanto, se dedicó a observar la escena, algo conmovido, y a examinar a Alice. Era una chica pequeña en general; era flaquita, aunque puede que fuese dada su enfermedad o el estar en el hospital, y no parecía medir más de metro cincuenta y poco. Tenía el pelo corto y desordenado, de un intenso color negro azabache. Sus ojos, en ese momento llenos de lágrimas, eran del mismo color que su pelo y demostraban todo lo que quería a su hermana.

Al de unos minutos de "te quiero"'s y "te he echado de menos"'s, Bella se separó de ella y dejó que Rosalie la abrazase diciéndole que no volviese a darles un susto parecido de nuevo. Ella volvió hasta donde estaba Edward y le agarró la mano, sonriente, tirando de él para que se acercase a la cama un poco. Él estuvo reacio, pensando que ese era un momento familiar y no pintaba nada, pero ella no le dejó elegir. Se dejó llevar al ver que Bella, además de cabezota, podía sacar fuerza cuando quería.

Jasper estaba besando tiernamente a Alice cuando se pusieron al lado de ellos, la pareja se separó y la pequeña clavó sus oscuros ojos en Edward, quien se puso nervioso repentinamente, atacado por las típicas preguntas adolescentes; "¿le gustaré?", "¿aceptará nuestra relación?"… para su sorpresa, ella sonrió ampliamente.

-tú debes de ser Edward, ¿me equivoco?-preguntó de modo de saludo.

-si, lo soy.-contestó titubeante él.

-es muy guapo, Jasper.-dijo frunciendo el ceño a su novio.

-yo te dije que a mi no me gustaba, pero claro está, a mi no me gustan los hombres.-respondió el aludido encogiéndose de hombros.

-dijiste que era un mostrenco garrulo que no merecía a Bella.-lo acusó entrecerrando sus ojos amenazante.

-¡Jasper!-reprendió Bella haciendo que él se tornase de un rojo chillón.

-nadie será lo suficiente bueno para mi pequeña hermanita, Bella.-dijo él dirigiéndose a la aludida.

-Edward es más que bueno.-defendió ella a su novio.

-eso está por ver…-masculló él.

-puede que tú seas muy neurótico para Alice.-dijo Edward burlón con un ataque de confianza.

-¡oye!-se quejó el otro.

-¡Jasper!-regañó Alice.-déjales en paz. Se ve que Edward es un buen chico.

Las dos hermanas se miraron y sonrieron. Bella volvió a acercarse hasta ella y se lanzó a sus brazos de nuevo. Se acercó a su oído y le susurró algo y se rieron mirando a sus novios, quienes estaban al lado el uno del otro. Jasper se acercó ligeramente a Edward como con miedo.

-la hemos cagado, macho.-le susurró.-se van a unir contra nosotros…

-¿eso es muy grave?-preguntó el otro curioso.

-depende…cuando Bella quería vengarse de mí, me hacía ir de compras para Alice con ella al teléfono indicándome todo lo que quería y yo dictándole lo que había.-explicó.-Alice… me hacía hacerle de modelo mientras ella miraban…una vez me vistieron de mujer…

Edward palideció al escuchar eso y miró a su novia como si hubiese visto a un fantasma. Ella volvieron a reír y ellos temblaron.

Le dieron el alta al de dos días de su operación con la condición de que se cuidase y no saliera de casa; no podía hacer grandes esfuerzos. Bella decidió quedarse unas semanas en su casa de Forks para estar cerca de su hermana y Edward pidió unos días libres en el trabajo. Alice insistió en llamar a Jacob para que fuese con ellos durante un tiempo ya que él era prácticamente el que había hecho que la historia ocurriese y Edward y Bella se conocieron; ella se burló diciendo que si fuese así deberían invitar también a Jared. La casa no era tan lujosa como la que el hombre tenía en Manhattan pero era bastante mejor que la que Bella tenía al principio de su vida allí. Además, era lo suficientemente grande como para que todos viviesen bien allí.

Llevaban ya cuatro días conviviendo y eran como una gran familia. Jacob había llegado el día anterior y había sido obligado a ir de compras con Jasper y Edward mientras que las chicas se quedaban en casa. Estaban las tres sentadas en la cocina; Rosalie cocinaba unas galletas junto con una hiperactiva Alice mientras que Bella escribía en el ordenador portátil, que su novio le había comprado, el boceto de su futuro libro.

-yo digo que les echemos chocolate.-decía Alice.

-yo creo que ya tienes suficiente azúcar en el cuerpo y que deberían de ser de canela.-opinó Rosalie.- ¿tú que dices, Bella?

-yo digo que hagáis mitad y mitad y así todos somos felices.-concluyó ella.

Ambas estuvieron de acuerdo y se dispusieron a prepararlas como esta les había aconsejado. Estuvieron toda la tarde cocinando alegres y los chicos llamaron avisando de que llegarían después de cenar ya que se les había hecho tarde comprando. Ellas, divertidas, tradujeron eso como un "vamos a ir a un bar de hombres a ver un partido de béisbol mientras tomamos unas cervezas y comentamos las jugadas".

Bella había terminado de escribir su idea entera, para más adelante desarrollarla, cuando Rosalie y Alice anunciaron que había terminado. Para entonces, ella había decidido irse a trabajar al salón ya que las otras hacían demasiado ruido y la estaban desconcentrando. De repente, las dos entraron con sendas bandejas en las manos llenas de galletas. Las pusieron delante de la mesa donde Bella estaba trabajando y quitaron su ordenador.

-¡prueba mis galletas, Bella!-chilló alegre Rosalie.

-¡no! Prueba las mías, hermanita.-gritó Alice poniendo carita de pena.

El olor de las galletas inundó el ambiente de golpe y llenó las fosas nasales de la escritora. Unas repentinas nauseas la atacaron y tuvo que levantarse corriendo para ir al servicio. Llegó justo para no vomitar en la alfombra del pasillo. Se hincó de rodillas y vació su estómago en la taza del retrete. Rosalie y Alice aparecieron segundos después detrás y sujetaron su frente y cabello para que no se lo manchase. Cuando hubo terminado, se levantó y se lavó la cara y los dientes con ojos llorosos.

-dios mío, Bella.-exclamó su hermana preocupada.- ¿estás bien?

-si, Allie, tranquila.-le dijo.-llevo ya unos días así. Aunque las nauseas antes solo me daban de mañana…debo de estar incubando algún virus.

-un virus, ¿eh?-preguntó Rosalie suspicaz.- ¿y no has pensado que tal vez no sea un virus lo que estés incubando?

-¿otra cosa?-dijo confusa Bella.-no te entiendo.

-yo tampoco, Rose, ¿que pasa?-preguntó inocentemente Alice.

-¿Cuándo fue tu último periodo, Bella?-cuestionó Rosalie con algo de sorna.

Las otras dos se quedaron calladas y sus facciones cambiaron simultáneamente al entender lo que la rubia estaba insinuando. Alice sonrió ampliamente y Bella puso cara de sorpresa mezclado con miedo.

-¿estás queriendo decir que yo…estoy…?-Bella ahogó un gritito.-no puede ser. Edward y yo siempre hemos usado protección. Y antes de que digáis nada más, con los demás también.

-estoy segura de que el hijo es de Edward, Bella, tranquila.-susurró Rosalie.

-pero no puede ser.-negó nerviosa ella.-Edward y yo siempre…-de repente calló.- ¡OH, Dios mío

Bella se quedó congelada y a su mente fueron las imágenes de la segunda vez que Edward y ella hicieron el amor. Aquella vez que dejaron claro todo por la noche, y al día siguiente, después de aclarar quien era Jasper para ella, se habían unido en cuerpo y alma como si fuese la primera vez. Se dio cuenta que esa vez no habían utilizado condón; que de hecho esa había sido la única vez sin protección. Se congeló al comprenderlo.

-¡oh, Dios mío!-exclamó.-necesito…necesito…

-toma.-dijo Rosalie tendiéndole una cajita alargada.-la necesitas.

Bella cogió lo que le estaba dando y la miró. Casi se desmayó cuando leyó "prueba de embarazo" en letras rojas en el cartón blanco. Tragó saliva duramente y cogió aire profundamente. Alice le dio un empujoncito para que lo hiciera y le dejaron sola en el baño para darle privacidad. Salió unos minutos más tarde, sujetando el predictor con la mano.

-¿Qué pone?-preguntó Alice nerviosa.

-déjala respirar, Allie, esos cacharros tardan unos minutos.-regañó Rosalie.-vamos, Bella, sentémonos en el sofá.

Fueron hasta el sillón y se sentaron con ella en medio. Bella no podía apartar la mirada del aparato que tenía en la mano y tampoco pensaba en nada; simplemente esperaba que saliese el resultado. Alice, a su derecha, cogió las instrucciones y se puso a leerlas en voz alta.

-Cuando una mujer se queda embarazada, su cuerpo empieza a producir una hormona conocida como hCG (Gonadotropina Coriónica Humana). Predictor detecta dicha hormona a partir del primer día de retraso de la menstruación, en cualquier momento del día.-habló siguiendo las líneas.- Si aparece una línea rosa/púrpura en la ventana de lectura (T), puede concluir que está embarazada. Por el contrario, Si no aparece una línea rosa/púrpura en la ventan de lectura (T), puede concluir que no está embarazada.-alzó su mirada y la clavó en Bella.- ¿Qué ha salido?

-no la estreses más, Allíe.-ordenó severa.

-vale, vale.-aceptó.-pero, oye, ¿Por qué hay un test de embarazo en el baño?

-una vez tuve un desliz con un tipo y no usamos condón.-explicó.-tuve un retraso y me asusté la ostia. Recorrí toda la ciudad en busca de uno de esos y me dije que nunca más tendría que pasar eso. Fue cuando estuve estudiando fuera en la universidad.

-Dios mío…-el susurró de Bella apenas se escuchó.

Rosalie y Alice se giraron al mismo tiempo a mirar a la chica. Estaba mirando el predictor como si no creyera lo que veía. Su hermana lo cogió y abrió los ojos mucho al ver el resultado. Una pequeña rayita rosa pálido estaba bien definida en el indicador. Las tres se quedaron calladas mirándola; era relativamente fácil decir que podía estar embarazada, pero ver con sus propios ojos que era verdad era otra cosa distinta.

-rosa.-susurró Alice.-voy a ser tía.

Bella se llevó una mano a la boca y sollozó. Las otras s asustaron al verla con lágrimas en la cara.

-¡Bella!-exclamó Alice preocupada.- ¿Qué pasa? ¿Te duele algo?

Ella negó.- ¿no quieres al bebe?

-claro que lo quiero, no es eso.-contestó en un murmullo quedado ella.

-¿entonces por que lloras? ¿Es de felicidad?-Bella negó.- ¿Por qué?

-¿y si Edward no lo quiere?-preguntó sollozando.- ¿y si se niega a aceptarlo? Se va lejos…me deja…o me obliga a abortar.

-¡Edward no hará eso!-gritó Alice.- ¡es un buen hombre y te quiere!

-si, pero él me quiere a mí… ¿y si cree que es muy pronto para ser padres?-cuestionó llorosa.

-tranquilízate, Bella.-susurró Rosalie limpiando las lágrimas de su cara.-escúchame. Vas a tranquilizarte y limpiarte la cara. Después, respirarás hondo y cuando Edward venga luego le dirás que necesitas hablar con él de algo importante. Podemos ensayarlo si quieres.

-si, por favor.-rogó Bella desesperada.

De repente, escucharon la puerta de la entrada abrirse y cerrarse y se tensaron.

-¡chicas!-se oyó a Jacob gritar-¡estamos en casa!

-¡mierda!-exclamó Rosalie.- ¡pensé que llegarían más tarde!

-¡no puedo decírselo!-dijo Bella nerviosa.-no puedo.

-Bella, hermanita, tienes que decírselo.-intentó razonar Alice.-también es su hijo.

-es muy pronto.-dicho eso, se levantó del sofá y corrió a la habitación, cerrando de un portazo.

Las otras dos se quedaron sentadas sin saber que hacer. Los chicos entraron al salón y las vieron ahí paradas, con cara de horror, y algo les pareció raro.

-¿Qué pasa?-preguntó Jasper, siempre tan perceptor.

-¡nada!-gritaron las dos al unísono.

-perdonad que os lo diga pero fingís fatal.-negó Jacob cruzándose de brazos.

-venga, chicos, no digáis tonterías.-dijo Alice riendo nerviosamente.

-¿Dónde está Bella?-cuestionó Edward hablando por primera vez desde que habían entrado.

Rosalie y Alice se miraron sin saber que decir. ¿Debían decirle lo que pasaba o tenían que callar? No sabían que hacer… ¿sería buena idea decirle que ella tenía algo que decirle o sería mejor que Bella descansase antes de hablar con él?

-chicas… ¿Dónde está Bella?-repitió él.- ¿Rose?-ella no dijo nada.- ¿Alice?

-ella está en la habitación.-contestó ella en tan bajito que apenas se escuchó.

-¿está bien?-preguntó preocupado su novio.

-si, pero estaba cansada.-respondió intentando quitarle importancia.-deberías dejarla descansar un rato.

-voy a ver si necesita algo…

-¡no!-gritaron ambas al unísono haciendo que los chicos las miraran alzando una ceja; Alice contestó.-estará dormida y puede que la despiertes.

-¿Qué está pasando aquí, Alice?-preguntó su novio.

-Jasper, tú no te metas.-siseó.

-vale, Alice, aquí pasa algo.-dijo serio Edward.- ¿me vas a decir el que?

Rosalie miró a la aludida y ella le devolvió la mirada y suspiraron al mismo tiempo. La rubia le susurró algo a la morena al oído que los chicos no pudieron escuchar y finalmente se giró hacia ellos.

-vale, si pasa algo.-dijo y se quedó callada.

-¿el que?-presionó Edward

-no nos corresponde a nosotras contarte eso.-respondió Alice seria.

-¡joder!-gruñó él.- ¿está herida?

-no, tranquilo, Edward.-Rosalie paró al hombre.-está perfectamente.

-pero tenéis que hablar.-aseguró Alice.

-vale, voy ahora.-dijo.

Dejó las bolsas de las compras que tenía en la mano en el suelo y salió corriendo hacia la habitación escuchando pro detrás las preguntas de Jasper y Jacob preocupados, y las escuetas respuestas de las chicas de "es asunto suyo". Edward llegó a la puerta y la tocó. Al no tener respuesta, se asustó y entró, encontrándose a Bella tirada en la cama tumbada boca abajo.

-¿Bella?-la llamó.

Ella no respondió y él llegó a pensar que se había quedado dormida pero justo cuando estaba por salir del dormitorio escuchó un claro sollozo proveniente de su novia. Cerró la puerta tras de si y caminó hasta la cama, sentándose en la orilla, y empezó a acariciar el cabello de la chica.

-amor, ¿Qué te pasa?-le preguntó y escuchó un sollozo más fuerte aún.- ¡mierda, Bella! Alice y Rose me han dicho que no estabas herida. Voy a llamar a un médico.

Pero antes de darle tiempo a levantarse, Bella se giró y sujetó su brazo para que no se fuese. El hombre clavó su mirada en ella encontrándose con su cara llena de lágrimas y los ojos rojos e hinchados. Preocupado, sujetó su cara entre sus manos con cuidado.

-¿Qué te pasa, amor?-volvió a preguntar.- ¿te duele algo?

Ella negó con la cabeza y se lanzó a su regazo a abrazarle. Edward correspondió rápidamente, estrechándola contra su pecho, acariciando su espalda rítmicamente y besando su coronilla de vez en cuando. Bella lloró durante unos minutos en los que ninguno dijo nada y estuvieron en completo silencio. Cuando el lloro de la chica se convirtió en un débil sollozo, Edward la separó de él y le sujetó la cara. La besó suavemente unos segundos y después se le quedó mirando a los ojos brillantes.

-¿Qué pasa, amor?-preguntó de nuevo pacientemente.

-sabes que te quiero, ¿verdad?

-si, claro; yo también te quiero.-asintió él y después abrió los ojos enormemente.-puedes confiar en mí. ¿Qué te pasa?

-tengo una cosa que decirte…-murmuró Bella.

-¿vas a dejarme?-preguntó con un miedo repentino él.

-¿Qué?-dijo confusa. - ¡no! ¡Acabo de decirte que te quiero!

-¿de verdad?-ella asintió.- ¿entonces que pasa? Me preocupas, amor…

-yo no voy a dejarte.-aseguró Bella.-pero puede que tú me dejes a mí.

-no digas eso ni en broma, Isabella.-dijo muy serio él pronunciando claramente su nombre completo.-da igual lo que pase; siempre estaré contigo mientras tú me aceptes junto a ti.

-Edward, estoy embarazada.-soltó de sopetón.

-¿Cómo?

Edward se quedó congelado al escuchar eso y su mente corrió a investigar cuando podía haber ocurrido. Bella lo observaba a la espera de alguna reacción por su parte pero él parecía en shock. A la chica se le aguaron los ojos a ver que su novio no se movía y los sollozos invadieron su cuerpo al pensar en que su pesadilla se había vuelto realidad; Edward no quería al bebe. Se encogió de cuerpo agarrando sus piernas contra su pecho y se ovilló en la cama llorando amargamente. Solo entonces él salió de su ensimismamiento.

-¡Bella!-gritó.

-yo…yo sabía…-balbuceó entre llanto.-no…no tienes que hacerte cargo…yo…puedo…criarlos…

-¿Qué dices, Bella?-preguntó Edward confuso poniéndola en su regazo y pasando el brazo por su cintura.

-tú…el bebe…no hace falta…-hipó.-se…se que no lo esperabas…

-¿insinúas que no quiero al bebe?-Bella asintió con miedo.- ¡OH, Bella!

Edward puso una mano en su mejilla y la otra en su nuca para atraerla a él y besarla sorpresivamente. Bella puso los ojos como platos ante esa reacción y abrió la boca dando un gritito que él aprovechó para profundizarlo. Era un beso furioso y pasional, que ella aceptó sujetándose con fuerza a su camisa con ambas manos. Se besaron durante mucho tiempo, respirando lo justo para no quedarse sin aire y volviendo a unir sus labios. El sabor era una mezcla dulce y salda, gracias al amor que se tenían y las lágrimas que no dejaban de brotar de sus ojos. Al de unos minutos, el ritmo del beso fue bajando hasta que fue lento y pausado; dulce y tierno. Cuando se separaron, Edward pegó sus frentes y se miraron a los ojos. Ella pudo ver como él esbozaba su sonrisa predilecta.

-voy a ser padre.-susurró con ojos brillantes.-vamos a ser padres.

-¿estás feliz?-preguntó ella cuidadosamente.

-¡claro! ¿Cómo no estarlo?-exclamó y acarició el, todavía inexistente, estómago de Bella por debajo de su camiseta.-dentro de ti está creciendo un ser que será nuestro hijo.

-o hija.-intervino ella.

-o hija.-asintió.-es el mejor regalo que podías hacerme.

-pensé que no querrías tenerlo…-murmuró Bella.-que sería mucho trabajo.

-no se como has podido pensar eso.-dijo él serio.-en serio que no lo entiendo.

-solo tenía miedo de que no quisieras estar conmigo.-susurró ella sintiéndose boba por pensar que él la abandonaría por eso.

-tonta, Bella, siempre estaré contigo.-dijo y después rió.-ahora entiendo todos esos cambios de humor y tu bipolaridad.

-si, imagino que las hormonas me atacaron desde el principio.-de repente se puso blanca.- ¡OH, por Dios!

¿Qué pasa, amor?-preguntó Edward preocupado.

-¡bebí, Edward!-chilló ella empezando a llorar.- ¡me emborraché teniendo a nuestro bebe dentro! ¡Soy una mala madre! Ni siquiera ha nacido y ya la estoy hiriendo…

-sss…tranquila, amor, tú no sabías nada.-intentó tranquilizarla él.-tú no bebes. ¡Nunca habías bebido! Todo fueron las hormonas.

-pero… ¿y si está mal por mi culpa?-cuestionó temerosa.

-si te sientes mejor, vamos ahora mismo al hospital a hacerte un chequeo.-Bella asintió vigorosamente.-está bien, vamos.

Edward ayudó a Bella a levantarse y la abrazó fuertemente. Rodeó su cintura con cuidado y la llevó hacia el salón. Allí, Jasper y Jacob esperaban ansiosos, mientras que Alice y Rosalie sonrieron cuando ella les asintió con la cabeza. Los chicos quisieron preguntar pero Edward fue más rápido.

-¡voy a ser padre!-gritó.

Rosalie sonrió más aún, Alice empezó a aplaudir dando saltitos y Bella escondió su enrojecida cara en el pecho de Edward, que estaba hinchado de orgullo. Jasper y Jacob estaban con la boca abierta, aún sin conseguir asimilar la noticia.

-¿padre?-preguntó Jasper como un autómata.- ¿vas a ser padre?

-¿y Bella va a ser madre?-cuestionó patidifuso Jacob.

-no, la madre soy yo.-dijo irónica Alice.

-¡Edward, colega!-exclamó Jake sin entender el sarcasmo.-ponerle los cuernos a Bella es grave pero… ¡encima con Alice! Si yo fuese Jasper te pegaría una paliza del horror…

Todos bufaron al mismo tiempo, incluso Jasper, quien salió de su ensimismamiento para acercarse sonriendo hasta Bella y abrazarla fuertemente. Ella sonrió contra su pecho respondiéndole el abrazo, feliz de que él estuviese contento y no enfadado con eso.

-felicidades, Bella.-le dijo besando su cabeza.

-gracias, Jasper.-contestó ella.

-vas a ser una madre perfecta.-dijo seguro.

Fue entonces cuando Bella recordó lo que había estado hablando con Edward en la habitación y se separó de golpe, dejando a Jasper confundido. Buscó con la mirada a su novio, quien estaba sonriendo como nunca, siendo felicitado por su las chicas y Jacob. Fue corriendo hasta él y lo sacó del círculo donde estaba metido tirando de él. El hombre la miró confuso y se preocupó al ver el miedo en la cara de su novia.

-tenemos que ir al hospital.-le explicó.-me lo has prometido.

-es cierto.-aceptó y se giró para hablar con sus amigos.-le he prometido que iríamos al hospital a ver la salud del feto. Ya sabéis…por todo eso de que bebió antes de venir aquí.

Bella sollozó al recordarlo y Edward se apresuró a rodear su cuerpo con sus brazos y susurrándole al oído que todo estaba bien. Ella se recuperó rápidamente por sus ganas de saber si su bebe estaba bien así que cogieron el coche y se dirigieron al hospital. Carlisle mismo le atendió y le hizo unas pruebas que confirmaron el embarazo y la perfecta salud del feto. Ambos suspiraron tranquilos pero él, les hizo prometer que no bebería más durante la gestación. Bella lo prometió y estuvo a punto de hacer su promesa con saliva si no fuese porque Edward le explicó que eso no lo hacían más que los niños pequeños; ella estuvo roja durante el resto del tiempo de la consulta. Al terminar, llamaron a sus amigos para decirles que todo iba bien. Cogieron el coche pero ella vio como giraban cogiendo otra ruta distinta que la de regreso a casa.

-Edward, cariño, la casa está por ahí.-le dijo.-vas en dirección contraria.

-no, amor, vamos a cenar fuera.-explicó él.-vamos a celebrar todo.

Estaba tan contenta que ni siquiera se negó ni peleó. Llegaron al aparcamiento de un pequeño restaurante llamado "la bella Italia". Bella sonrió y dijo que le encantaba la comida italiana a lo que Edward le contestó que le había escuchado una vez comentarlo y por eso la había llevado allí.

-descubrí este restaurante el segundo día que estuve aquí.-le contó.-me encantó y supuse que a ti también lo haría. Estaba esperando una ocasión especial para traerte.

-¿tiene reserva?-preguntó una chica en la entrada.

-a nombre de Edward Cullen.-respondió él.

-muy bien.-asintió ella echándole una mirada a sus manos entrelazadas.-seguidme.

Anduvieron hasta una mesa apartada y Edward le apartó la silla a Bella para que se sentase. Ella agradeció con una sonrisa y se sentaron, el uno en frente del otro, y se quedaron mirándose a los ojos.

-entonces…-susurró ella.- ¿Cuál es esa ocasión especial?

-¡vamos a ser padres! ¿Te parece poco?-preguntó sonriente.

Ella rió con una risa tintineante.-imagino que es lo suficiente especial.-sus dedos se entrelazaron encima de la mesa.-siento haber dudado por ti.

-todo está bien, amor.-contestó él.

Un camarero llegó en ese momento para tomarles nota. Bella se entretuvo leyendo la carta que les ofreció mientras Edward echaba miradas de odio al chaval que, con sus máximo 19 años, miraba a la chica como si fuese un trozo de carne. Tuvo que admitir que el chico era apuesto; pelo muy negro, con ojos azul eléctrico al igual que los gemelos Hale, y con cuerpo atlético, el jugado estrella de alguna universidad de fijo. Era bastante alto y tenía una sonrisa coqueta pintada en la cara. El chico, ya que aunque tuviese la edad de Bella para Edward no era más que un niñato, ni siquiera se había percatado del escrutinio al que lo estaba sometiendo ya que estaba lo suficientemente ocupado babeando por su novia. Edward hacia mucho que había dejado de ser adolescente universitario pero habría dado su brazo a torcer a que el chaval estaba pensando la mejor forma de ligarse a su novia.

-yo voy a tomar ravioles rellenos de setas.-dijo Bella sacándole de sus pensamiento.- ¿tú, Edward?

-tomaré lo mismo.-contestó fulminando con la mirada al chico.-amor.

-no tardaré con sus pedidos.-dijo el moreno y se fue de allí guiñándole un ojo a la chica.

Edward gruñó en voz alta sin apartar la vista de ese universitario de pacotilla que se alejaba de allí con el block de notas en la mano. Bella frunció el ceño.

-¿Qué pasa?-preguntó confusa.

-ese niñato estaba comiéndote con la mirada.-gruñó.

-¿en serio?-él asintió.-no me había dado cuenta.

-no ves con claridad lo que le haces a la gente, amor.-susurró él aún algo enfadado.-eres hermosa.

-tú no eres objetivo.-dijo ella divertida.-además, no tienes que estar celoso; soy toda tuya. No puedo pertenecerte más aún.

-si puedes.-ella lo miró confusa.-esperaba hacer esto después de la cena pero… ¡que leches!

Edward se levantó y caminó rodeando la mesa hasta llegar a la altura de su novia. Ella siguió mirándolo sin comprender hasta que se hincó de rodillas y sacó de su bolsillo una cajita de terciopelo negro que puso delante de ella. Su boca se abrió, empezando a comprender por donde iba todo.

-Isabella. Esta tarde había pedido a Jasper y a Jake que me acompañaran y, a diferencia de lo que creíais, no íbamos a ver un partido de fútbol sino a comprarte un anillo de boda. Esto solo te lo cuento para que sepas que no estoy haciendo esto por el bebe que crece dentro de ti y que es tan tuyo como mío.-suspiró hondo y siguió.-Bella, nuestra historia a sido todo menos convencional. Ya sabes todo lo que hemos sufrido ambos antes de estar juntos pero al final lo hemos logrado. Puede que creas que es demasiado pronto para esto pero te quiero con todo mi corazón y quiero pasar el resto de mi existencia contigo.-abrió la caja y sacó de ella un precioso anillo de oro blanco, con una pequeña piedra azul en medio; sencillo peor elegante.-Isabella Swan, ¿quieres casarte conmigo?

Edward no estaba acostumbrado a esas cosas así que le puso el anillo sin esperar respuesta. Bella levantó la mano y miró fijamente la joya en su dedo. Las lágrimas que llevaban rato picándole los ojos salieron sin barreras y se puso a llorar fuertemente ante un asustado Edward. Los llantos hicieron que todo el mundo la mirase y el hombre pensó que había hecho algo mal; quizás se había sobrepasado y adelantado demasiado. El camarero que les había servido, apareció corriendo y llegó hasta su lado, agachándose y tomándole la mano para hablarle.

-¿estás bien?-le preguntó con fingida preocupación pensando que la tendría en el bote antes de terminar su jornada laboral.- ¿te pasa algo malo? ¿Te ha hecho daño?

Bella levantó la cara, que hasta ese momento había tenido agachada, y todos los que estaban de frente vieron una sonrisa enorme surcando su cara. Sin darles tiempo a nada más, se lanzó a los brazos de aquel chaval y lo abrazó con fuerza haciendo que casi cayesen al suelo.

-¡voy a casarme!-gritó feliz.- ¡voy a casarme!

Cogió la cara del chico y sin darle tiempo le dio un beso rápido, llena de euforia, para después lanzarse a los brazos de Edward, quien gruñía ante la pequeña muestra de afecto del chico, pero cambió su semblante cuando ella estuvo con él.

-¿eso es un si?-preguntó lleno de dudas.

-¡claro que si!-chilló ella.- ¿Cómo iba a decirle que no al hombre de mi vida?

La gente a su alrededor empezó a aplaudir y fue entonces cuando Bella se dio cuenta del espectáculo. Escondió su rostro en el pecho de Edward, quien en ese momento reía feliz y divertido.

-¿os vais a casar?-escucharon que preguntaba el camarero moreno que hasta ese momento había estado en shock por el pequeño beso, fruto de la euforia de Bella.

-si.-afirmó Edward orgulloso y malvado al ver la cara del chico decaer; luego giró a Bella, pegándola a su pecho, y posó sus manos en su vientre.-y vamos a tener el más hermoso de los bebes.

Capítulo 11: En busca de Bella Capítulo 13: La vida es casi perfecta

 
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