EPOV
Llegue a la casa me detuve donde mamá para contarle lo que me había pasado. Luego me fui a mi cuarto para prepararme para la cita con Bella. Me tiré en la cama recordando los labios de ella. Era increíble tener aun la sensación de estar con su sabor, con su olor y con la suavidad de su boca. Se cumplió uno de mis deseos mas anhelados, sentir sus labios junto a los míos.
Estaba tan eufórico aun que me quedé mirando el techo de mi habitación. Sin darme cuanta pasaron rápidamente los minutos y debía bañarme y sacarme el sudor del cuerpo. Me fui rápidamente a la ducha. Después de un rato me vestí casual, llevaría a Bella a un lugar especial. Pero aun no sabía dónde.
Al invitarle no pensé donde la llevaría, solo la invité a salir. Me puse nervioso al pensar que no supe donde la llevaría. Me decidí ir a buscarla y preguntarle dónde quería ir o que hacer. Era tan inexperto en esto, que estos detalles no me harían echarme para atrás en mis intensiones.
Quería estar con ella, compartir un momento, conocerla aun más,… estaba tan emocionado. Tomé mi auto y fui a buscarla. Llegué y vi que la luz del living estaba prendida y me puse feliz al pensar que me estaba esperando. Al salir del carro, me sudaban las manos, estaba muy nervioso, a pesar que ya habíamos estado juntos y ya nos habíamos besado, esto era diferente.
Mi corazón latía tan fuerte, que en algún momento estallaría pero de amor por ella. Llegué a la puerta y toqué, respiré hondo para así calmarme y estar más tranquilo. Me había puesto una camisa color bermellón con unos jeans, con una chaqueta más bien informal. Esperé unos minutos y sentí los pasos que bajaban por las escaleras. Sentí como el pomo de la puerta se giró y la puerta se abrió. En ese momento la vi, estaba tan hermosa, estaba radiante.
-¡hola!- me dijo mirándome con una sonrisa y un sonrojo en sus mejillas.
-¿Edward di algo? ¿Te sientes bien?- me dijo preocupada.
Yo solo la observaba sin decir nada, estaba embobado al verla tan linda ante mis ojos, vestida solo para mi, preparada para mi, esperándome para estar juntos. Estaba vestida con una blusa con un escote hasta los hombros, estaban descubiertos y su piel era linda como su rostro como porcelana, era de color negro, con una falda hasta los muslos, lo cual se veía muy elegante y muy seductora. Se veía tan sexy con sus largas piernas solo para mí.
Mi cuerpo no reaccionaba, sentía la necesidad de besarla y sentir sus suaves labios junto a los míos. Sin más me abalancé como un loco a sus labios y la besé con furia. La había extrañado tanto a pesar que solo habían pasado dos horas. Después de unos minutos de sentir su sabor, nos separamos unos centímetros para poder respirar, ya que Bella había respondido con la misma euforia a mi beso.
-¡hola!- la miré y le sonreí. –¡Gracias!- le dije.
-ups, wou- no decía nada, solo estaba reaccionando ante mi acto. –gracias ¿por qué? Me preguntó.
-por ser tan hermosa y responder a mis sentimientos- le dije mirándola.
-parece que no estoy vestida correctamente- me dijo con pena.
-estás perfecta amor- le respondí.
-repítelo por favor- me pidió acercándose.
-¿Qué quieres que te repita? Le pregunté incrédulo.
-amor, dime amor- me pidió mordiéndose el labio inferior.
Le di una sonrisa y le repetí muchas veces esa palabra en su oído mientras la abrazaba con fuerza.
-sí, eres mi amor, y todo, desde que te vi lo eres, oh Bella no sabes cuán grande es todo lo que siento por ti- le confesé abrazándola con fuerza.
-Edward, a mi me pasa lo mismo, desde que te conocí eres lo que más anhelo en mi vida- me dijo sin dejar mis brazos.
-oh Bella, me haces tan feliz al escucharte decir eso- le dije emocionado.
-¿a dónde iremos?- Me preguntó.
-mmm no sé, ¿a dónde quieres ir? O ¿qué te gustaría hacer?- le dije con un poco de vergüenza al saber que no sabía donde iríamos.
Bella se separó de mí, y se puso a reír.
-Edward Cullen, ¿me has invitado a salir y no sabes dónde llevarme?- me dijo riéndose.
-es que, te invité sin saber a dónde, porque solo quería estar junto a ti, por un momento- le dije apenado agachando mi cabeza.
-está bien amor, esto es nuevo para los dos, y debemos crecer juntos, ok- me dijo besando mis labios. –iré donde tú quieras llevarme aunque sea un helado en la plaza, estando contigo es lo importante- me dijo abrazándome con fuerza tomando mi cuello besando mi cuello.
Al sentir sus labios en mi cuello, me dio un escalofrío que me hizo temblar entero. Bella me sorprendía, era más impulsiva. Me quedé estático sin hacer nada, ni siquiera moverme. Solo quería sentir esa sensación por más tiempo. Era nuevo, cómo mi cuerpo reaccionaba tan diferente.
-Bella, no hagas mas eso, por favor- le dije con vergüenza en mis palabras.
-¿no te gustó?- me dijo apenada.
-no es eso amor, es solo que no quiero cometer una imprudencia contigo ahora que recién nos estamos conociendo- le dije con precaución para que me entendiera. – Bella haces que mi ser tenga sensaciones nuevas, que mi cuerpo reacciones como nunca antes lo había hecho, haces que mis hormonas se revolucionen y no sabes cuán difícil es controlarme en este minuto- le dije agitado.
-perdón, perdón, no pensé que te pasara todo eso, no quise…
Sin que terminara la tomé de la cintura y la besé con pasión y la abracé.
-no quiero que se termine nunca esto Bella- le dije susurrando.
Bella me soltó y me tomó de la mano y llevó a dentro de la casa. Me llevó al sofá y me sentó.
-¿espérame sí?- me dijo. –no me demoro.
Me dejó ahí tratando de calmarme. Ella provocaba cosas que no podía describir. Pensé que mis sueños que había tenido con ella, cuando le conocí, no se concretarían, pero de alguna manera sabía que se harían realidad en algún momento. Solo sabía que no quería arruinar nada, solo quería que esto funcionara y durara para siempre. No presionaría nada sin que los dos lo deseáramos.
Bella bajó rápidamente las escaleras con la misma blusa pero con unos jeans muy ceñidos, se veía perfecta, aunque me gustaba más con su falda que me mostraba sus piernas.
-¿Por qué te cambiaste?- le dije
-mmm, bueno me dio un poco de frío y así podemos ir a comer unos helados y sentarnos en la plaza y estar más cómoda- me dijo sentándose en mis piernas y dándome un beso en mi nariz.
-¿quieres helado?- le pregunté.
-lo que sea si estoy a tu lado- me dijo mordiéndome el labio.
-auch, me dolió eso- le dije.
-perdón Edward, no pensé, perdón- me dijo apenada.
-te mentí, me gustó jajaja- le dije abrazándola. –me encanta que hagas eso, pero sugiero que no lo hagas muy seguido, porque no sé si podré controlarme- la miré besando su frente. –¿nos vamos?- le dije.
Me levanté del sofá, le tomé la mano a Bella y la llevé hasta el carro. Nos fuimos rumbo al centro de la ciudad, a pesar de ser temprano no andaba mucha gente en la plaza. La tomé nuevamente de la mano y caminamos lentamente por el lugar, sentía como se acurrucaba hacia mí acercándose más. Me percaté que quería que le abrasara y sin decir nada le di el deseo. La tomé de su hombro y sentí como su mano la puso en mi cintura. Me sentía completo, feliz.
-¿Edward?- me dijo. -¿por qué te gusto?- me preguntó.
-no sé, solo sé que has llenado mi vida después de haber hecho las cosas todo a su tiempo, solo que tú has llegado antes que termine todo, pero eso no me importa, porque sé que saldré de todo y tendré mi recompensa. Al verte por primera vez, supe inmediatamente que tú serías mi complemento- le dije sin separarme de ella ni un centímetro.
-a mi me pasa lo mismo Edward, no sé que me pasó al verte en ese pasillo del hospital, en la universidad hubieron muchos chicos que me cortejaron pero a ninguno le di cabida para algo, en cambio contigo ha sido tan diferente, con solo ver tus ojos supe que eras para mí- me dijo con emoción.
-me gustas mucho Bella, más de lo piensas, quiero confesarte que me da miedo que por mi inexperiencia cometa algún error contigo y puedo arruinar todo esto- le dije con un poco de pesar.
-Edward, a mi me pasa lo mismo, tengo miedo que por ser más impulsiva que tú, cometa alguna imprudencia y te lleve a alguna situación que deseemos pero que no debamos- me dijo a sabiendas a qué me refería.
-Bella querida, alguien me aconsejó hace unos días que lo mejor de todo en una relación para que resulte todo, es conversando las cosas y creo que es lo mejor, por lo cual quiero que prometamos contarnos todo, nuestras inquietudes, nuestros anhelos, nuestros miedos, nuestros deseos, todo, ¿ok?- le dije haciendo saber algo que me aconsejo Carlisle.
-aunque sea deseos indecorosos- me dijo abriendo sus grandes ojos achocolatados con picardía.
-bueno si fuesen esos pensamientos, creo que no solo con decirlo sabremos lo que estamos sintiendo- le dije besando su frente y la comisura de sus labios. –está de más decirte que haces que mi cuerpo reacciones de una manera nueva- me confesé.
-no lo sabía amor, por eso perdóname, no quiero que pienses que a mí no me pasa lo mismo, es primera vez que un hombre abre mis deseos carnales- me dijo apenada mirando al suelo. –tú haces que reaccione así amor, y no quiero hacerte pasar molos ratos por mi culpa.
-amor- le levanté el rostro tomándole la barbilla para que me mirara. –es normal que nos pase lo mismo, nos gustamos mucho y creo que hay mucho amor en esto, hay una necesidad, pero creo que debemos ir lento, para que cuando nos entreguemos sea el momento ideal y adecuado. Sueño con el día en que pueda entregarme entero a ti, ese día será lo más bello que he anhelado en toda mi vida. Nunca pensé que llegaría ese momento que deseara entregarme a una mujer, Bella, por eso sé que eres para mí, porque quiero que mi primera vez sea contigo y desde que te conocí, lo supe y estoy seguro de que estoy en lo correcto- le dije sin pudor, abriendo mi corazón.
Bella me abrazó, tan fuerte que supe que ella pensaba lo mismo.
-Edward, te quiero, y también quiero que seas el primero, así como el primero que entregué mis labios y mi corazón- me dijo sollozando.
La miré con ternura, viendo como corría una lágrima por su mejilla. La besé en sus mejillas secando con mis labios su rostro, besando sus ojos, su frente llegando por último a sus labios.
Nos sentamos en una banca en la plaza con unos barquillos, riéndonos de los chistes que le decía. Ella se veía tan hermosa saboreando su helado. Que se percató que la observaba y con un dedo puso helado en una de mis mejillas y me lamió con su lengua, limpiándola.
Bella tenía reacciones tan exquisitas, que de alguna manera las hacía sin pensarlas eran espontáneas, el problema que no sabía cómo reaccionaba a sus reflejos.
-¿Bella? ¿Te gusta mi sabor?- le di de probar de mi barquillo, después que limpió completamente mi mejilla.
-¡mucho! Pero me gusta más tu sabor de tu piel- me dijo mirándome lamiando mi barquillo pícaramente.
La tomé y la besé. –me vuelves loco Bella, ¿qué haré contigo?- Le dije.
-yo sé que puedes hacer- me dijo con picardía.
-¿qué?- pregunté.
-¡cómeme!- me dijo besándome con pasión olvidando que estábamos en un lugar público.
-Bella amor, es mejor que te lleve a casa, ya es tarde y no quiero que por mi culpa te enfermes- le dije separándola de mi sutilmente para que no se sintiera.
Por mi hubiésemos seguido con cuya situación pero sabía que no podía seguir adelante, porque no sabía a dónde llegaríamos. Bella hacía cosas que mi cuerpo reaccionara rápidamente. La quería a mi lado por mayor tiempo pero no podía hacer que me descontrolara y ella hacía que mi ser cuerpo reclama de ella.
|