Pov. EDWARD
Sentí a bella tensarse en mis brazos y por un momento creí que volvería a lanzarme por los aires. Había sido bastante aterrador verla sacar esa navaja y convertirla en una espada en unos segundos, una espada normal no nos haría daño, pero me imaginaba que esa no era una espada normal
- Deberías soltarme- siseó, hice una mueca, era sorprendente lo que esta mujer llevaba encima, hechizos, transformaciones y espadas, ¿que mas iba a sacar? Si no hubiese visto ese cambio suyo, aun me sería imposible creer que la frágil pequeña humana que sostenía en mis brazos era una asesina, había leído los recuerdos de Maggie sin creer nada de lo que vi allí, parecía tan improbable… y ahora la veía sacar una espada mientras contemplaba fríamente a mi hermana, y aunque parecía estar serenamente contemplando el daño que podía hacer, todo su cuerpo temblaba. Miedo. Ella podría haber hecho todo lo que vi en los recuerdos, pero eso no significaba que no sufriera por ello, por un momento el impulso de abrazarla y apartarla de cualquiera daño físico o emocional, fue casi doloroso de refrenar.
- Si quisieras hacerle daño, ya me hubieses mandando volando –le dije tranquilamente, sus postura se relajo un poco.
- No me tientes – susurro, y casi sonreí cuando su espada volvió a ser una “inofensiva” navaja de mano, iba a soltarla cuando una sus manos apretó mi brazo, no podía ver sus ojos desde atrás pero por los recuerdos de Maggie, bella estaba aterrada por lo que podría escuchar, cogí la navaja con una mano y rodee su cintura con la otra
- Explícate, Rosalíe – casi gruñí, podía ser mi hermana pero ahora lo único que me importaba era el daño que le estaba haciendo la espera a Bella.
Ella miro hacia mi mano rodeando la cintura de bella y apretó los dientes.
- Estuve allí ese día – continuo – llegue por la tarde y estuve esperándolas en la cabaña, como no llegaban, me impacienté, ustedes siempre llegaban a tiempo cuando quedábamos, y empecé a pasear por el bosque cuando olí un tenue olor a quemado, posiblemente no lo hubiese olido si hubiese seguido en la cabaña, intente mirar por sobre los arboles, pero no había ningún rastro de humo. Y no es como si conociese donde vivían, ni podía seguirlas porque siempre desaparecían en algún árbol. Las busque por unos minutos mas pero no pude encontrarlas y cuando estaba por regresar, distinguí el rastro de varios vampiros, eran más de lo que era normal y todos iban hacia la misma dirección…
***
…Con un sentimiento de terror creciente seguí el rastro hasta donde la vegetación se hacía más densa, y los arboles más difíciles de esquivar, estaba tan pendiente en no chocar contra uno de ellos, cuando casi me doy de bruces contra una pared, me detuve a escasos centímetros y avance lentamente hasta lo que parecía ser un muro de concreto, salvo que eran rosales, con rosas de distintos colores y tamaños con sus tallos unidos, tan juntos y enredados que daban el aspecto de una pared solida, no tenía mucha altura pero recorrían una larga distancia, y no llegaba a ver el final. una pequeña abertura donde se colaba un débil rastro de humo, llamo mi atención y mirando dentro observe que, estas paredes, rodeaban lo que distinguí como los restos de un pequeño pueblo, con casas grandes y floridos jardines, que hubiesen tenido un vistoso y lujoso aspecto sino estuviesen ardiendo, todas y cada una de ellas, por no hablar de los cuerpos desgarrados que descansaban sobre los jardines, espere que el olor de toda esa sangre me hiciese perder la compostura pero para mi sorpresa desde donde estaba, el olor de la sangre no era más que un suave olor que se mesclaba con el de madera quemada y el olor de las rosas. Extrañada, salte la barricada de rosales, y me tambalee cuando el asfixiante olor de la sangre me golpeo como una bola de demolición, deje de respirar pero mi cabeza aun recordaba el delicioso olor que me rodeaba, asqueada, ignore el agudo ardor en mi garganta y avance horrorizada cuando me topaba con mas cuerpos, podrían haber más de una veintena de personas con los cuellos desgarrados, trague saliva cuando observe los cuerpos de los niños con los cuellos rotos… y aun no había llegado al centro del pueblo, pero los cuerpos aumentaban, habían masacrado a toda esa gente y yo debería salir corriendo de aquí si no fuese por el creciente terror que me recorría al pensar que este podría ser el pueblo donde ellas vivían. Escuche un pequeño jadeo y volví a avanzar lentamente hacia lo que creía era el centro del pueblo, no me equivoqué, una pequeña fuente era rodeada por verdes jardines y blancos bancos, espere encontrarme con mas personas muertas, pero con espanto vi que la mayoría de cuerpos en la plaza eran… vampiros, habrían más de treinta cuerpos, con las cabezas arrancadas, y por el numero de cabezas habrían más, entre la maraña de miembros que se desperdigaban por todo el césped. Di un paso atrás, cuando escuche un gruñido, levante la vista hacia una punta de la plaza, donde entre ocho a diez vampiros rodeaban a alguien, escuche un latido proveniente de allí, me congele donde estaba, pensando que debían tener a un humano allí, pero luego el sonido paro, su corazón detenido, muerto.
No me quede a esperar que los que habían masacrado al pueblo viniese por mí, retrocedí y estaba por correr hacia el otro lado del pueblo cuando un reflejo rojo llamo mi atención, avance casi a tropezones hacia la chaqueta roja brillante, que estaba apretada entre los restos de una mano de vampiro. Aturdida no sentí cuando mis rodillas tocaron el suelo. No, no podía ser, ellas no…no… no estaban aquí, era imposible, mis niñas… le había regalado esa chaqueta a bella y una de color rosa idéntica a Maggie cuando fuimos de compras. Ellas podrían… Sacudí la cabeza, no, eso no significaba que ellas estaban en este infierno, no podían. Me concentre intentando escuchar un latido, pero no había nada, ni un gemido, una respiración….nada. Estuve a punto de gritar del dolor y la desesperación cuando el pequeño golpeteo de un débil latido, corto mi grito, sin mirar atrás lo seguí desesperadamente, debían ser ellas… por favor… tenían que ser ellas, me negaba a pensar en que el latido había sido muy débil y solo uno. Salte la pared de rosas y me congele confusa cuando una figura felina corrió hacia mí, el latido, que había escuchado era del pequeño tigre que ahora se sentaba frente a mi empujando algo con su hocico, no podía pensar, no, eso significaba… no, me fije en lo que el tigre me estaba mostrando, lo cogí con una mano temblorosa, mirándolo casi inexpresivamente, sentí los dientes del felino apretar mi mano jalándome hacia un lado. Con el corazón en un puño lo seguí, por favor, por favor…rogué. O volvería a ese pueblo y atacaría todo lo que encontrara hasta que mis niñas aparecieran. Apretando el trozo de tela rosa en mi mano corrí tras el pequeño tigre.
Recorrimos el bosque por lo que creí que fueron horas, aunque solo pasaron cerca de dos minutos, cuando llegamos a una pequeña cueva escondida entre el follaje y arboles caídos. Salte hacia allí, empujado y rasgando todo lo que encontré, hasta que la vi… se escucho un grito desgarrador, luego otro y otro… y por un segundo pensé que me habían seguido pero con sorpresa descubrí que los gritos venían de mi, apreté los labios y acune a mi pequeña Maggie durmiente, mientras sollozaba de alivio. No sé cuánto tiempo estuve allí, escuchando su suave latido, cuando un escalofrió me recorrió, busque por todos lados, mi mirada pasando por cada centímetro de la cueva, pero no había nadie más allí… Bella. Me levante apresuradamente, cogiendo a Maggie y al pequeño tigre y corrí hacia donde creía que estaba la cabaña, no pasaron muchos minutos cuando pude avistarla a lo lejos, abrí la puerta del coche y la deje en el asiento del copiloto. Dándole una sonrisa triste, regrese por donde sabía que estaba el pueblo, encontraría a bella.
Sin embargo, cuando creí que ya faltaba poco por llegar un repentino temblor sacudió el suelo, y un sonido de rotura retumbo por todo el bosque, no duro mas de unos segundos pero todo quedo en silencio, ni siquiera el aleteo de un ave llego a escucharse y sin darme cuenta re anduve mis pasos, regresando a la carretera, intenté refrenarme, pero algo parecía mover mis piernas hacia esa dirección, y la idea de que estaba muy ocupada y necesitaba irme se instalo en mi mente; cuando llegue a mi coche no sentí preocupación al no ver a Maggie donde la había dejado, solo podía pensar en que debía salir de allí. Subí al coche y arranque. Maldiciendo sacudí la cabeza. Estaba ocupada y estaba perdiendo el tiempo en medio de un bosque inhabitado. ¿qué estaba haciendo allí?
***
- Recuerdo que seguí conduciendo hasta llegar a casa, dirigirme al coche que estaba reparando y no me acorde de nada hasta el día siguiente. – la confusión se mezclaba en el rostro de mi hermana – volví al bosque a buscarlas y seguí el camino hacia el pueblo pero no encontramos nada allí. Ningún rastro de que lo que había pasado el día anterior, ni siquiera un tronco roto. – rio amargamente- por un momento creí que solo era uno de tus trucos, proyectando una película de terror – sus brazos empezaron a temblar- pero cuando fui hacia la cueva, vi los destrozos que hice y la tela de sus chaquetas….Había sido verdad.
Sus palabras se cortaron cuando empezó a sollozar. Emmet se acerco y la rodeo con sus brazos
- Ella vino a mi diciendo un montón de cosas sobre niñas, asesinatos y no sé que mas, estuvimos recorriendo Irlanda de arriba hacia abajo durante meses. No las encontramos y al final pensamos que quienquiera que destruyo a ese pueblo las había encontrado – su expresión se volvió feroz - Rose tardo mucho en reponerse, no tienen porque atacarla, ella no tiene la culpa.
- No es posible – susurro Bella, giro hacia una pálida Maggie, quien asintió, al parecer ella confirmaba la verdad en las palabras de Rose, un don muy conveniente en este momento, bella sacudió la cabeza y tambaleante avanzo hacia la puerta – debo irme a casa.
La levanté en mis brazos antes de que cayese al suelo
- Suéltame, debo irme – forcejeo débilmente, sus ojos brillando con lagrimas no derramadas, tenía la sensación de que se echaría a llorar en cualquier momento, pero no quería que nadie la viese. Comprendía ese sentimiento.
- Te llevare – le dije suavemente y ella dejo de moverse – vuestro coche esta en medio de la carretera, te llevare en el mío.
No dijo nada por unos segundos, luego asintió
- No- intervino Maggie, sus pensamientos plagados de preocupación por su prima, capte lo que más le preocupaba, su alimentación, y no se refería a comida casera.- es mejor que yo la llevé.
Bella apretó mi brazo, la mire, una súplica silenciosa se reflejaban en ellos, no quería a su prima cerca. Asentí y gire hacia Maggie.
- Yo me ocupare de eso – le respondí, leyendo el último de sus pensamientos, se congelo – se donde están
- Como… - comenzó, pero cuando sacudí la cabeza, cerró la boca y termino el pensamiento en su cabeza.
“¿cómo diablos lo sabe?” “¿lo he mencionado en algún momento?”
- Alice puedes decírselo – mi hermana asintió corrió donde Maggie y le susurro algo al oído, sus ojos se abrieron como platos
“lees mentes”
Asentí
“me has estado leyendo la mente”
Volví a asentir
“diablos” “supongo que sabes todo”
Me encogí de hombros
“Bella va a matarme” miro hacia su prima quien tenía la mirada perdida, “¿Por qué no puedo llevarla?” sus pensamientos se volvieron confusos durante unos segundos luego suspiro “ya sé porque” me miro fijamente “más te vale no hacerle daño”
Asentí y salí hacia el coche, ignorando los pensamientos confusos y preocupados del resto de mi familia. Bella no se movió hasta que empecé a conducir.
- ¿No vas a preguntar? – murmuro con los ojos cerrados. Suspire, me moría de ganas de hacerlo, mi cabeza casi explotaba por todas las cosas que quería preguntar pero no creía que ese fue el momento para preguntarle nada.
- ¿quieres que lo haga? – le dije en respuesta, tardo unos minutos en responder
- No, y deja de mirarme- susurro con mal humor - no voy a explotar en llanto o algo así.
- ¿de verdad? Lástima, podría haberte consolado – sonreí cuando escuche su bufido – son bueno consolando mujeres
“Porque podía leer en su cabeza las palabras exactas que querían escuchar” pensé
- Ya, debes haber practicado con muchas – me miro rodando los ojos
- ¿Y no quieres ser una de ellas? – pregunte divertido, era sorprendente lo que esta mujer podía hacer con mis cambios de humor, hace unos minutos estaba preocupado por ella y ahora no podía borrar la sonrisa de mi cara.
- Solo si el consuelo significa que puedo usar mi espada contigo – respondió dulcemente, solté una carcajada, ella me miro frunciendo el ceño– te amenazo y te ríes, la sola mención de Gustavo debería aterrarte.
- Gustavo – repetí – ¿le has puesto nombre a tu espada?
- Claro, es bonito – la mire fijamente, en serio, no entendía lo que pasaba por su cabeza, y no era solo, que no pudiese leerla.
- Ya llegamos – anuncie, saliendo del coche y llegando a su lado justo cuando ella abría la puerta del copiloto, intente volver a cargarla.
- Puedo caminar hasta la puerta – se quejo zafándose, y caminó tambaleante hasta la entrada, la observé dar dos pasos y volví a cogerla antes que se diese de bruces contra el suelo
- No, no puedes- le dije antes de que ella reclamara, avance hasta la puerta y antes de tocar el pomo, mis piernas dieron media vuelta y caminaron en dirección contraria. Había olvidado algo importante y debía…, sacudí la cabeza, intentando despejarme, ¿Por qué diablos caminaba hacia mi casa?
POV. BELLA
- Por esto te dije que lo haría yo – murmure ante su mirada confusa – es la protección de mi casa, no puedes acercarte.
- Entonces páralo – señalo aun caminando, tenia suerte de no haber tocado la puerta o ya estaríamos corriendo hacia cualquier sitio lejos de mi casa
- No – no pensaba derribar todas mis defensas solo para que el vampiro entrara, por muy agradecida que estuviera por haberme sacado de esa casa – bájame y yo entrare
- No, estas débil – dijo tercamente- ni siquiera puedes dar dos pasos sin estamparte contra el suelo
- Me arrastraré – musite, negándome a aceptar que tenía razón, prefería arrastrarme que bajar mis defensas.
- Necesitas sangre – la mire en shock, no podía haber dicho, lo que creía que había dicho ¿no?
- T-u-u-u – tartamudeé -¿Cómo…
Se encogió de hombros
- Se lo que eres y lo que tienes que beber ahora, has que pare – ordeno, yo lo seguí mirando estupefacta.
Luego de unos segundo intente zafarme de sus brazos con más fuerza, inútilmente, mis fuerzas era una mierda últimamente.
- bájame y responde ¿Cómo lo sabes? – me ignoro – ¿fue Maggie? ¿Ella te lo dijo?
- No – sus ojos me miraron calculadoramente – si quieres que te lo diga para esto y déjame entrar
Mi mirada debía ser incrédula
- Te estás escuchando estas chantajeándome para dejarte entrar en mi casa – me queje– suenas como el típico acosador que luego asesina a su anfitriona.
Me miro como si me hubiesen salido dos cabezas
- ¿asesino? – mascullo – si no te has dado cuenta quien lleva la espada filosa eres tu
- No me has respondido ¿Cómo lo sabes?- exigí ignorando lo de la espada
- Tú decides si te lo digo o no -me miro tranquilamente y arqueo una ceja, esperando. Pasaron los minutos y el condenado seguía esperando, y nos estábamos alejando más de mi casa, eso sería un largo, muy largo trecho, arrastrándome. ¡Maldición!
- Bien - accedí, sus ojos brillaron de triunfo, luego de confusión cuando levante los brazos y le rodee el cuello, no iba a pensar en lo que estaba haciendo, ni siquiera disfrutaría del momento, no, no lo haría. Cerré mis ojos y lo bese.
Me arrepentí al instante en que nuestros labios se tocaron, recordaba el beso anterior, había sido intenso y demoledor, haciéndome perder el aliento y la cabeza hasta tal punto, que luche por volver a tomar el mando de mi conciencia, solo por sentir la intensidad y las maravillosas sensaciones que “la otra yo” parecía sentir, pero hasta unos segundos antes de desmayarme había sido casi una espectadora de ese beso. Sin embargo, ahora podía sentirlo todo, sus labios presionando suavemente sobre los míos, su embriagador aliento quemando mis sentidos, apreté el agarre en su cabello cuando sentí su gemido y sus brazos apretarse a mi alrededor. Sus labios dejaron de ser pasivos, y el beso fue caliente, fogoso y apasionado. Sin reprimirse, su boca se movía sobre la mía, sus dientes pellizcaban mi labio inferior mientras su lengua empujaba dentro de mi boca. Cada rincón fue saqueado y devorado, mientras jadeaba por aire, lo acerque con más fuerza apretándome cuanto pude a su cuerpo, envolviendo sus cabellos entre mis dedos, sintiendo cada llamarada ardiente en los lugares en los que nuestra piel se tocaba. Estaba tan perdida en todas las sensaciones que me provocaban sus labios cuando lo sentí volverse de piedra y una de sus manos apartarme, suave y firmemente, me separe jadeante y confusa ¿Qué..? No pude formular la pregunta cuando sentí el aire golpear mi rostro con fuerza, mientras Edward nos apartaba rápidamente del camino donde un coche hacia su aparición. Parpadee mientras lo veía pasar, había estado tan perdida mientras nos besábamos que no escuche al coche avanzar, algo que ahora, con los sentidos de vampiro debería ser fácil de sentir. Sacudí la cabeza y al recordar lo que había estado haciendo, me tense, ohhhhhhhhhhh, ¡lo que habia hecho!…. Trague saliva mientras levantaba lentamente la mirada hacia su rostro. Sus ojos refulgían llameantes, oscuros y feroces mientras apretaba su mandíbula. Su mirada paso de mis ojos a mi labios, y a duras penas contuve el deseo humedecerlas. Eso podría ser una invitación y no creía que fuese muy buena idea. Desenvolví torpemente mis brazos de su cuellos y aparte la vista.
- Eh- uhm- musite, torpemente – ya… po-podemos volver a casa.
Me ignoro, sus dedos tomaron mi mentón y lo giro hacia el
- Sabes que estás jugando con fuego – susurro suavemente, acercando mi rostro al suyo.
¡¡¡Oh, oh!!! Estaba en un buen lio.
SIENTO LA DEMORA, PERO ESTE CAPITULO ME DIO TRABAJO, ADEMAS LAS CLASES COMENZARON, INTENTARE COLGAR LOS OTROS CAPITULOS EN CUANTO LOS TERMINE. BESOS
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