A las nueve de la mañana el duende ya estaba de un lado a otro de la habitación como un torbellino. Andaba con la bata de la ducha y una toalla en la cabeza envolviendo su pelo. Estaba empezando a desperezarme cuando saltó como una loca en mi cama! - BELLA!!! BUENOS DIAS!!!! - Alice! Tienes que dejar de hacer eso si no quieres que me de un ataque al corazón! - Oh! Lo siento! Pero es que he estado esperando dos horas a que te despertaras. - Alice, te has levantado a las siete de la mañana? - SIIIIIII!!!! No podía dormir!! Te he preparado el desayuno, bueno en realidad sólo he ido a buscarlo a la cocina, mamá ya había preparado tortitas para todos y café y te. Miré a la mesita de noche que había junto a la cama y allí me había dejado una bandeja con tortitas con nata y caramelo, mis preferidas, y un termo con te, yo no tomaba café. - Gracias por el desayuno Alice! - Vamos tenemos mucho que hacer! Desayuno mientras yo me seco el pelo! Que luego te toca a ti ir a la ducha para arreglar tu pelo. - Señor si señor! - le hice un saludo militar a Alice y me levanté de la cama para ir a desayunar a la mesa que tenia al lado de la ventana. Mientras yo desayunaba Alice se secaba el pelo en el baño, y yo no podía evitar darle vueltas a la conversación que habíamos tenido la noche anterior. Flashback - Vamos Bella! Qué crees que no me di cuenta de cómo se miraban en el bar? - Eeee….yo no …. - Tu no que Bella? Te lo comías con la mirada! - NO! Eso no es cierto! Yo solo lo miraba por curiosidad, por lo que me explicó Rosalie de que podía leer las mentes, y porque Edward me pone nerviosa. - Aha! Lo ves! Te gusta! - No dije que me pone nerviosa! - Es lo mismo! Te pone nerviosa porque te gusta! Y por eso de leer la mente ya ni te preocupes, no puede leer la tuya! Fin Flashback No podía creer lo que mi Alice me había dicho. Estaba claro que Edward sentía curiosidad porque yo soy un bicho raro para él, no me puede leer la mente y eso lo tiene intrigado, pero no le gustaba, sólo era pura curiosidad. En cambio él a mi…para que negarlo, me volvía loca! A penas había cruzado dos palabras con él, pero sus ojos, su sonrisa, su cuerpo, su pelo….todo en él era perfecto, y estaba claro que alguien como él de ninguna manera se podría haber sentido atraído por alguien como yo, y mucho menos como para casarse. - BELLA! A la ducha!!!! Tenemos trabajo que hacer!!! - Voy, voy! Alice me iba a tratar como una Barbie! Estaba segura de ello, aún recordaba mis veranos en Forks cuando ella y Rosalie intentaban hacer cambiar mi modo de vestir alegando que debía ser más femenina, que no iba a ir toda la vida con jeans y converse. El efecto relajante de la ducha me ayudaba a pensar y a descargar mis músculos agarrotados por la falta de sueño y los nervios de volver a ver a Edward. Terminé de ducharme y Alice empezó con la tortura. Secó mi pelo mechón a mechón, y luego con la ayuda de unas tenacillas hizo bucles desde la mitad de la cabeza hasta las puntas, consiguiendo un aspecto descuidado pero trabajado. Realmente Alice tenía muy buenas manos para trabajar el pelo. El siguiente paso era el maquillaje. Ella ya se había maquillado mientras yo me duchaba, y era mi turno. Lo del maquillaje siempre era un problema, pues yo no me maquillaba nunca y hacerlo suponía un suplicio, ya que no se me daba bien y nunca tenia ganas de hacerlo. Alice se encargó de pintarme en apenas quince minutos. Había colocado base de maquillaje y retocado con corrector varias zonas de la cara. Me había puesto polvos sueltos, colorete, sobra de ojos de tres colores distintos, máscara de pestañas, delineador labial…y una infinidad de cosas más. Me daba miedo mirarme al espejo para ver el resultado, con tanta cantidad de cosas como me había puesto me iba a parece más a un payaso de circo que a una dama de honor. Alice llamó a su madre y a la mía para que nos ayudaran con nuestros vestidos. Ambas íbamos vestidas del mismo color, pues así lo marcaba la tradición para las damas de honor, en éste caso azul, pero el corte del vestido era distinto. Alice llevaba un vestido palabra de honor recto con una abertura lateral hasta el muslo, que dejaba ver su piel nívea que resaltaba con el azul del vestido. El mío por el contrario era cogido al cuello con la espalda al aire y un escote en forma de uve. El resto era como el de Alice, recto y con el corte hasta el muslo. Nuestros zapatos eran plateados anudados al tobillo con lazos. Trampas mortales de diez centímetros! Eso es lo que eran, más que zapatos. Cuando nos pusimos los vestidos me quede mirando a Alice, estaba realmente hermosa con ese vestido. Ella también me miraba a mi: - Bella estas perfecta. Yo me giré hacía el espejo con la incredulidad dibujada en mi cara, i allí pude ver a una chica que no conocía. Su pelo caía en cascada por su espalda hasta casi la cintura, y tenía una figura estilizada que se definía perfectamente con el raso azul del vestido. - Oooh! – No podía articular palabra, me miraba al espejo y no podía creer que realmente el reflejo de esa chica era yo. Pero debía ser yo, ya que la chica del espejo imitaba todos mis movimientos, y tenia la misma cara de sorpresa que yo debía tener. - Alice has hecho un trabajo excelente con Bella, ambas están preciosas - Así que era verdad, era yo, o al menos eso deducía por el comentario de Renne.
|