Edward POV.
Laboratorio de biología. Esa clase era fácil, cuando tienes un padre que es doctor y mucho tiempo libre...puedes leer muchas de sus enciclopedias. No era fan de la medicina, quizás esa no era mi vocación...pero la clase me resultaría realmente sencilla.
Toqué a la puerta y esperé a que el profesor me dejara pasar, pues antes de dirigirme al laboratorio, había tenido que pasar a recoger los libros a la oficina y dejarlos en mi casillero.
-Pase.-escuché la juvenil voz llamarme, y no estaba en un error. El maestro era muy joven, no pasaba los veinticinco años. Era alto, de cabello y ojos negros. –Bueno, chicos. Él es Edward Cullen y de ahora en adelante estará con nosotros.
Apenas pisé el salón, me arrepentí de haberlo hecho. Todas las chicas dejaron de conversar para comerme con los ojos, y los chicos para dirigirme miradas burlonas, todos estaban sometiéndome a un escrutinio...todos, salvo una muchacha, sentada en la última mesa, sola y con la mirada perdida en su regazo. La misma chica que nos ignoraba en el auditorio...esto, se ponía interesante.
-Te sentarás junto a la Srita. Swan.-dijo el maestro. –Srita. Swan, levante la mano por favor.-la chica no obedecía, y nadie la llamaba, quizás ni siquiera estaba en clase. -¿Srita. Swan?-cuando la voz del maestro dijo su nombre por tercera vez, la chica levantó su mirada. Y sin despegar sus labios, ni mirarme, levantó la mano, mostrando la suave y clara piel de su vientre.
Me encaminé hacia ella.
Bella POV
Mi primera clase era laboratorio. Amo biología, pero odio a mi maestro. El Sr. Rodríguez es un buen maestro, pero muy joven. Tiene veintitrés años, se lleva muy bien con los chicos y ni que decir de las chicas. He tomado clases con él desde que entré a la prepa, y me ha invitado a salir más de una vez, a lo que me he negado...ahí la razón por la que he reprobado los dos semestres pasados la materia.
-¿Srita. Swan?-le escuché llamarme por primera vez. Claro que para esto, tuve que abrir el mensaje que me había mandado Jess desde su celular. Las divinas compartíamos casi todas las clases, obra de Lauren...aunque no se como lo ha conseguido.
No dije nada, no aparté los ojos de los del profesor y levanté la mano, mi blusa se levantó y supe de inmediato que más de uno me miraba complacido. La bajé de inmediato, sintiéndome incomoda.
"Edward Cullen" resonó en mi mente al verlo andar con elegancia hacia mi lado. "El nuevo objetivo de las divinas".
Jess y Lauren se lo comieron con los ojos, aunque no fueron las únicas. Es un bombón, Bella. Esta vez, hasta Ángela va a querer entrar. ¿Qué hay de ti? Solo míralo. El mensaje de Jess me sacó de lugar. Y levanté la mirada hacia él.
Un chico realmente guapo, de piel clara y ojos verdes. El cabello despeinado y de un tono castaño cobrizo caía con rebeldía, dándole un toque sexy, la sonrisa torcida adornando sus labios...algo dentro de mí se movió, una extraña sensación...un escalofrío. Él era perfecto, lástima que era el nuevo objetivo del grupo. Una sonrisa se formó en mis labios, realmente lo lamentaba por ese chico.
-Hola, soy Edward. Un gusto conocerte.-su voz llegó a mis oídos, era suave y sensual, con toques de amabilidad y dulzura. Miel pura. Pero, eso no quitaba que fuera un hombre...y yo se lo que todos los hombres quieren de mi.
-Bella Swan.-fue todo lo que dije y seguí garabateando en mi cuaderno. Mi teléfono vibró en mis manos. Wow, Bella. Creo que si vas a participar. Negué con la cabeza y solté una pequeña risita. Grave error.
-Bien, Srita. Swan. Ya veo que la clase le parece muy divertida.- la voz del profesor Rodríguez resonó en el silencioso salón. –Identifique la imagen en la pizarra.-esa era fácil, pero al haber pasado un año con él, sabia su truco.
-Es...-pero me cortó diciendo que no me lo tomara tan a la ligera y que me fijara bien. ¿quién se creía ese idiota? –Es...-intenté de nuevo, pero me hizo callar con una mirada y dio inicio con el regaño acostumbrado.
-Ves que no es tan sencillo, Isabella.-remarcó mi nombre con burla, y estuve a punto de decirle sus verdades, pero una mirada de mis amigas me silenció. –Debes conseguir un tutor, has reprobado la materia los dos semestres pasados, si lo haces de nuevo...serás expulsada. Y al líder de Swan Corp. no le agradará la idea...- la risa de Karina resonó en el silencio, y estuve a punto de apuñalarla con mis miradas. Esa idiota...
El maestro se giró y siguió con la clase, a los minutos sonó el timbre y todos dejaron la sala. Solo quedamos mi nuevo compañero y yo guardando nuestras cosas.
-No era tan difícil...-dijo en un murmullo y me giré involuntariamente a verlo. –La respuesta era..-
-Era profase, ¿vale? No soy idiota.-terminé de guardar todo y me dirigí a la salida de forma precipitada, estuve apunto de tropezar, pero mi salida dramática fue triunfal. ¿Quién se creía para juzgarme? Ese...payaso. La pena por su futuro ya no me embargaba. Disfrutaría ver a todas y cada una de las zorras en esta escuela lanzarse sobre él, aunque claro, si las divinas se involucran...
Fui a mi casillero y me entretuve rompiendo las cartas que encontré en él. Cuando faltaban cinco minutos antes de que sonara el timbre, me encaminé a mi segunda y última hora; pues el primer día, solo hay dos clases y luego el tempo es libre para que los alumnos terminen de acomodarse.
Mi siguiente clase es Literatura, y aunque lo duden, soy la única en ella. Lo agradezco como no tienen idea. Pero toda muestra de agradecimiento se fue en cuanto vi a Edward Cullen sentado en el pupitre atrás del mío. Sentí las lágrimas escocer mis ojos y apreté los puños, intentando contener el llanto. Tengo la horrible costumbre de llorar cuando me molesto, es algo realmente humillante.
Me encaminé a mi asiento sin mirarlo. Completa y totalmente indignada, pero a la vez segura de tres cosas:
Cullen es un engreído.
2. Lo detesto.
3. Él es la última persona con quien saldría.
-Parece que también compartimos esta clase.-dijo de forma casual, pero no pude dejar de notar el tono burlón detrás de su fachada de amabilidad.
Iba a contestarle, pero alguien entró y me cortó. -¡Bella!- Si, Jessica Stanley.
-¿Qué quieres, Jess?-estaba irritada, y Jess nunca se tomaba enserio mis ofensas.
-Audiciones en el almuerzo.-fue todo lo que dijo, dio unos saltitos, uno que otro grito y se fue. Me quedé en shock.
-Estúpida descerebrada, yo soy la capitana del equipo, ¿por qué viene a interrumpir mis pensamientos para decirme algo de lo cual obviamente ya estoy enterada? Esa Jess...juro que me las va a pagar en el próximo entre...-
-¿No crees que estas hablando muy alto?- mis mejillas se tiñeron de rojo al darme cuenta que no estaba pensando eso...sino que lo estaba diciendo en voz alta.
-Oh...solo, cállate.-una lágrima rodó por mi mejilla, demasiadas emociones en una hora. –Idiota.-creo que eso lo escuchó.
Edward POV
No lograba entender por qué esa chica estaba tan molesta. Para empezar, ella fue la que falló un pregunta de lo más sencilla en clase de biología, no yo. Aunque bueno, ella es Isabella Swan, una de las tan llamadas divinas. Tengo entendido que las divinas son un grupo de chicas que mantienen al resto de los alumnos a sus pies, y ella es la segunda abeja. Y la capitana de porristas...según la escuché maldecir a su amiga Jessica hace un instante.
-Muy bien, alumnos.-comenzó a hablar la profesora de literatura. –Hoy analizaremos "Cumbres Borrascosas" de Emily Bronte.- en sus manos llevaba una copia del libro, y sobre el escritorio tenía algunas extras. –Comenzaremos la lectura el día de hoy.- Y así pasó la hora, con toda la lentitud de la que fue capaz. –Terminamos por este día, harán equipo con la persona que esté detrás de ustedes y discutirán entre ambos el contenido, escribiendo sus conclusiones para el lunes. Tienen toda la semana alumnos, aprovéchenla.- y se retiró al sonar la campana.
Los profundos ojos color chocolate de Isabella Swan se clavaron en mí, y un hormigueo recorrió mi estómago. Su mirada era penetrante e intimidante, pero no lograba opacar la belleza de su dueña, sentí mi sangre subir a las mejillas, y por primera vez en mucho tiempo, me sonrojé ante una chica. –Q-que co-coincidencia.- y por primera vez en años, tartamudeé una respuesta.
-En el mundo no existen las coincidencias.- su voz estaba impregnada de toda ella, era suave y fría a la vez. –Solo lo inevitable.- un suspiró escapó de sus sonrosados labios y se levantó del asiento. La imité.
-¿Cuándo...-
-Búscame esta tarde, mi dormitorio no es difícil de encontrar.- y desapareció de mi vista, moviéndose con esa gracia y elegancia que solo ella poseía.
-¡Hey, Edward!-la voz de mi hermano Emmett me trajo de nuevo al mundo. Con él venían el resto de los chicos. Alice y Rosalie vestían sus uniformes de deporte, por lo que supuse que su indirecta de querer unirse a las animadoras...no era una simple broma.
Y de ese modo, nos encaminamos al gimnasio.
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