Un gran cambio

Autor: emmaly76
Género: Romance
Fecha Creación: 11/03/2013
Fecha Actualización: 24/09/2013
Finalizado: SI
Votos: 5
Comentarios: 17
Visitas: 50107
Capítulos: 28

 

Nunca imaginé que al ganarme un viaje por ser la mejor en mi trabajo: traería a mí un gran cambio... El ser hija única e ignorada por mis padres, quienes aprovecharon la mínima oportunidad para deshacerse de mí, me trajo el mejor de los regalos... soy Isabella Merie Swan, perdón Isabella Merie Cullen y ésta es mi historia... (Corregido)

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Capítulo 2: "conociendonos"

 Capitulo 2 “Conociéndonos”

BPOV

Me quedé hipnotizada y perdida en su mirada, ese verde tan único y profundo, parecía haberme quedado pegada a su mano.  Al parecer él  estaba igual de paralizado que yo porque no se movía. De pronto parpadeo y sonrió, oh por todo lo infinito, una sonrisa ladeada, que le hacía ver más sexy si es que era posible

— Bueno, Bella ¿qué te parece si vamos a un restaurant que está aquí cerca y platicamos mientras comemos?

— ¿Comer?...

— Si, ¿vamos?- jaló mi mano y entrelazo nuestros dedos.

Salimos de la casa y nos fuimos a un restaurant muy agradable que tenía mesas cerca de la playa.

— Buenas noches mi nombre es Jennifer y seré su mesera…— se comía literalmente a Edward con la mirada— ¿En qué puedo servirle? — zorra barata ¿Qué se cree?, ¿Estoy pintada o qué?, me daban ganas de arrancarle su cabello uno por uno hasta dejarla calva para que sufra la muy….

— Buenas tardes, mi esposa y yo queremos una mesa para dos cerca de la playa—  escuchaste SU ES-PO-SA…ha, ha, ha, mi subconsciente hizo un ridículo baile de victoria al ver la mueca de la oxigenada esa.

— Por supuesto, síganme por favor— se fue caminando delante de nosotros moviendo las caderas tan exageradamente que creí que se le iban a desbaratar.

— Aquí esta su mesa en un momento vendrán a tomar su orden.

—Gracias—  contestó Edward sin mirarla.

Nos quedamos en silencio solo mirándonos el uno al otro, pero yo me estaba poniendo nerviosa y me mordía constantemente el labio y jalaba un pequeño mechón de mi cabello. 

No me percaté que poco a poco nos fuimos acercando hasta que el mesero se nos acercó haciéndonos pegar un salto y acomodándonos en nuestras sillas.

— Buenas tardes, soy Tyler su mesero, ¿Qué le puedo servir?— preguntó mirándome fijamente.

— Amor, que se te antoja.- preguntó Edward provocando que mi corazón latiera desenfrenado.

—Yo… no sé, lo que tu pidas está bien— le dije todavía en shock.

—Tráiganos, la especialidad de la casa y dos Coca-Colas por favor — le lanzó una mirada de esas que dicen: o te vas o te las ves conmigo.

— Y bueno ¿qué te parece si jugamos a las veinte preguntas?— Me dijo, con esa sonrisa.

—Por mi está bien, ¿Quién empieza?

— Las damas primero….

—Bien…mmmmmmm…. ¿Cuántos años tienes?

—Tengo veintiséis años. ¿Cuál es tu color favorito?

— Verde — dije sin pensar provocando que mi cara se pusiera más roja que un camión de bomberos. — ¿Y el tuyo?

— Azul… ¿Cuáles son tus flores favoritas?

— La verdad no tengo una inclinación en especial pero las rosas blancas me gustan mucho.

Así nos pasamos preguntando muchas cosas, supe que le gustaba el pastel de chocolate, y los panqueques con sirope de dulce de leche. Supe que le encanta la música clásica como a mí, le gusta la música en general, toca el piano, estudió en Oxford, relaciones internacionales y administración de empresas…. En fin, pequeñas cosas hasta que le pregunté sobre su familia se quedo en silencio un rato y creí ver cristalinos sus ojos.

— ¿Cómo se llaman tus padres? — le pregunté pero después de haberlo dicho me arrepentí. — si no quieres…

— No, no está bien…— tomo una gran bocanada de aire— mis padres biológicos son Anthony y Elisabeth Masen ellos murieron cuando tenía tres años…—  suspiró de nuevo y sonrió con ternura—  mis padres adoptivos son Carlisle y Esme Cullen ellos me adoptaron cuando tenía cinco años, después de vivir dos en un orfanato en Chicago.

— Perdón no quise hacerte sentir mal…. ¿y tienes hermanos?

— Hey me tocaba a mi…— sonrió juguetón — pero te responderé. Tengo cuatro hermanos adoptivos, Rosalie y Jasper Cullen Hale son gemelos y son sobrinos de sangre de Esme, su madre murió al dar a luz y los dejó bajo la tutela de Esme ellos tienen veintisiete años, a Emmett, Alice y a mí nos adoptaron el mismo día Emmett tiene veintiocho años y Alice veintiséis igual que yo.

— Wow, es una familia muy grande…

— Sí y aunque no todos tengamos la misma sangre, nos queremos como tal, Carlisle y Esme son unos grandes padres, y Alice, Emmett, Jasper, y Rosalie son mis hermanos.

No me di cuenta de que lloraba hasta que se acerco él y me abrazo, limpiándome las lagrimas con los pulgares…

—  Shhhh tranquila bebé, ¿Qué pasa? no me gusta verte llorar…shhhh — Me mantuvo abrazada hasta que deje de llorar.

—Lo siento, te eché a perder tu camisa.

— No te preocupes…no es nada y tu ¿Estás bien?

— Creo que sí, lo siento es que hablas con tanto amor de tu familia que….

— Oye pero no escuchaste, mis verdaderos padre murieron, tú tienes suerte de tenerlos con vida.

— No creo que sea suerte…en fin— suspiré y me limpié las últimas lágrimas.

— ¿Por qué lo dices, por las discusiones de tu madre con tu padrastro?, es normal todas las parejas tienen sus desacuerdos, además de lo de acomodarte a trabajar en el hotel quizás….

— No es un quizás, es que Renee quería comprarse un vestido y quería que yo trabajara para así con mi sueldo comprárselo.

— ¡¿Qué?!...perdón ¿Cómo es eso? digo si me quieres contar.

— Está bien te lo contare…. — me quedé en silencio un momento esperando a que se me deshiciera el nudo que tenía en la garganta— mis padres son divorciados… Renee salió embarazada y mis abuelos los obligaron a casare…y bueno como yo fui la razón me culpan de su fallido matrimonio…

Así le conté como me abandonaron y humillaron toda la vida, y como es que nunca he sentido lo que es el cariño y el amor de una familia.

—…y pues en mi trabajo sortearon un viaje para cuatro personas entre todos los empleados y me lo gane yo por eso estoy aquí.

— Wow, Bella nunca pensé que sufrieras tanto, yo sé que no puedo cambiar tu pasado, pero te prometo que mientras este en mis manos el tiempo que estemos juntos, haré lo posible para hacerte feliz…

— Gracias, de verdad.

— No tienes por qué darlas gracias es en serio lo que te digo… y ahora señorita quisiera comer algo de esto o nos vamos a casa, no creo que este muy bueno ya que se ha enfriado.

— Ups, lo siento… mejor vamos a tu casa….

— Bien — le hizo una seña al mesero y nos empacaron la comida para llevar, pagó la cuenta. Y regresamos caminando a casa.

— Tal vez sería bueno calentar esto para cenar….

—  Creo que se nos fue el tiempo — me interrumpió el ruido de mi estomago, y como siempre me sonroje — yo creo que sería bueno.

— ¿Qué clase de esposo tienes? ¿Ni siquiera te alimenta?... jajajajajajajaja

—  Bien, esposo aliméntame que muero de hambre— le seguí el juego — ya en serio dime en que te ayudo.

— Ven vamos a la cocina.

Cuando llegamos a la cocina casi se me cae la baba, era en tonos negros con los muebles plateados, muy modernos y todo perfectamente bien ordenado.

— Bien yo meteré al horno esto y entre los dos pondremos la mesa.

— Correcto.

Así nos pusimos en acción, él me decía dónde estaban las cosas para que yo aprendiera y después pudiera moverme sola en la cocina.

Terminamos la comida/cena en medio de charlas triviales, y el tiempo se nos fue volando, fregamos la loza que ensuciamos y pasamos a la sala para seguir con nuestra charla.

— En serio ¿tu hermano hizo eso? — le pregunte después de calmarme con la risa.

—En serio, después del desastre que provocó en el jardín de Esme con su pista, Carlisle lo castigo para que arreglara eso, y mientras no quedara bien no podría jugar con sus videojuegos.

— Por lo que me cuentas es como un niño porque ¿Qué hombre de veinte años hace una pista de carreras en medio de un jardín?

— Así es Emmett, cuando lo conozcas seguro que te va a encantar.

Miré una lágrima que le corría por la mejilla, de la risa, y se la limpié alcanzando a ver una pequeña cicatriz cerca de su ojo.

— Y ésta cicatriz de casualidad no te la hizo Emmett.

— No ésta cicatriz me la hicieron en el orfanato…

— Perdón no quise incomodarte…

— Está bien no me incomoda además es un recuerdo físico el día que me adoptaron… ese día Emmett y yo conocimos a Alice

—  ¿Los tres estuvieron en el mismo orfanato?... oh, por eso los adoptaron el mismo día…

— Si, desde ese día nos adoptamos mutuamente como hermanos….

— Wow… de verdad quisiera escuchar esa historia…

Flash back EPOV

Era un día cualquiera en el orfanato, nos levantaron a las siete a ducharnos para después desayunar e ir a clases. Hice un dibujo de cómo me gustaría que fuera mi familia, dibuje a mi hermano Emmett porque él me adoptó desde que llegue aquí, conmigo y unos papás que nos abrazaban… como lo hacia mi papi antes de ir a trabajar y mi mami cuando tenía ganas de decirme lo mucho que me quería. 

Cuando salí al patio, miré como Kellan, el niño más grande del lugar, le pegaba a una pequeña niña de cabellos negros hasta el hombro que parecía un hada. Me enfurecí y corrí a quitársela dándole un empujón y una patada pero ni se quejo, se volteo y me agarró de la camisa tirándome al suelo y después me pegó fuerte en la cara con el puño. Pero cuando cerré los ojos esperando un segundo golpe, sentí que me lo quitaban de encima y escuche a Emmett gritar…

¡Que sea la primera y la última vez que le pegas a mi hermano! y luego se escuchó un fuerte golpe y después de ese muchos más.

Unas tibias y suaves manos acariciaron mi cara. Era la niña que defendí, queriendo limpiar la sangra que me salía del golpe.

¿Te duele mucho?

Algo entonces noté que a ella se le estaba poniendo muy roja la mejilla con la forma de una mano.

¿Y a ti, te duele? acaricié su mejilla.

Algo contestó y luego me abrazó muchas gracias por defenderme, si tuviera un hermano me gustaría que fuera como tú sonrió y mostró el hueco donde le faltaba un diente.

¿Qué te parece que yo sea tu hermano?le pregunté devolviendo la sonrisa.

— ¡Siiiiiiiiiiiiiiii!gritó y me abrazó más fuerte.

Entonces llegó la señorita Renata porque Niki había ido a acusar a Emmett de que estaba peleando.

¡¿Qué pasa aquí?!

Los niños se desaparecieron nada más de escucharla, pero Kellan y Emmett no dejaban de pelear. Entonces llego el maestro Alec y los separó, entonces, la señorita Renata y el maestro nos llevaron a la enfermería.

Pero allí no estaba la doctora Rachel, sino un señor rubio que se miraba muy simpático, tenía los ojos azules como el cielo, muy parecidos a los de Emmett, y con él había una señora que me recordó a mi mami, con su carita que parecía corazón, y el cabello como mis caramelos favoritos, sus ojos eran verdes….iguales a los de mi mamá.

— Buenos días niños, — saludó el señor — mi nombre es Carlisle Cullen y ella es mi esposa Esme.

Entonces me acordé que un día la señorita Renata dijo que las personas que más ayudaban al orfanato eran un señor de apellido Cullen, y su esposa.

Entonces Alice estiró su manita libre porque con la otra me tenia abrazado,          — Hola mi nombre es Alice Brandon y tengo cinco años, nací el diecinueve de junio, mis papis se fueron para el cielo y unos señores gruñones me trajeron aquí…

Y habló y habló que parecía que contó toda su vida sin siquiera respirar.

— ¿Y tú campeón? —  me habló a mí.

— Soy Edward Masen.

— ¿Y tú grandote?

—  Yo me llamo Emmett Macarty y ellos son mis hermanitos, Eddie y duende.

— Si son hermanos ¿Cómo es que se apellidan diferente? — Preguntó la señora Esme.

— Ah porque somos hermanos de aquí- dijo señalándose el corazón.

— Qué bueno que sean unos hermanos del corazón, y ¿Por qué fue la pelea de allá afuera?…


Entonces Alice se puso a explicar.

— Verán, yo llegue ahora y me dieron permiso de estar en el patio para que conociera a los otros niños que estaban aquí, entonces miré al niño grandote queriendo subir a una árbol y yo le dije que no lo hiciera porque se iba a caer, pero no me hizo caso y se cayó entonces dijo que yo era una bruja y que lo había embrujado que por eso se había caída entonces él me pego aquí- señalo su mejilla roja- muy fuerte pero llego mi hermano — me señaló — y me defendió pero como el otro niño es más grande pues le pegó y se cortó allí — señaló la parte donde me había pegado con el puño — y casi le pegaba otra vez pero llegó mi hermano oso y zas que se lo quita y zas, zas, que se arma la pelea y entonces yo fui a ver si mi hermano Eddie estaba bien y en eso llegaron y nos trajeron para acá … y ya que estamos aquí ,¿Puedes curar a mis hermanos Carlisle? — le hizo unos ojitos tan tierno que sentí algo en mi pecho.

— ¿Y crees tú que yo los puedo curar? –pregunto sonriendo.

—  Claro, porque eso hacen los doctores.

— ¿Cómo sabes que soy doctor?

— Pues porque tienes cara de serlo — contestó Alice con una mirada rara.

— Tienes razón lo soy, y voy a revisarlos a los tres.

Así se puso a curarnos a los tres y nos recetó una medicina para el dolor que sacó de su maletín. 

Cuando terminó se despidieron de nosotros pero de allí en adelante nos visitaban todos los días y a los muchos días nos daban permiso de ir a pasar los fines de semana a su casa, allí conocimos a Rose y Jazz, los sobrinos de ellos pero les decían papá y mamá. A los muchos, muchos días, fueron por nosotros para llevarnos a vivir para siempre a su casa.

Fin de flash back EPOV


Suspiré, y seguí viendo su cara toda embobada, entonces un bostezo rompió el encanto.

Lo siento creo que es hora de que descanses, mañana seguiremos hablando.

De verdad me encanta que tengas hermanos así, pero no me quiero dormir ya dormí mucho bostecé sígueme contando.

Mmmmmmm parecía estar pensando ¿Qué te parece si mañana te cuento algo más? Pero tienes que dormir besó mi nariz provocando miles de rojos en mi cara.

Pero yo quiero que me sigas contando.le rogué.

Esposa, es una orden de tu esposo que te vayas a dormir dijo serio para después reírse a carcajadas y yo junto con él.

Hice un saludo militar y me paré de golpe provocando la aparición de la estrella de mi vida diaria, la torpeza. Me enredé con mis propios pies y cuando creí que besaría el suelo unos fuertes brazos me sostuvieron.

Creo que tendré que llevarte cargando para que no vayas a tener algún accidente en el camino.

Me cargó como si fuera una pluma sin siquiera darme tiempo de reaccionar.

No, deja que te vas a lastimar, bájame.

¿Qué?, tan débil me crees, me ofendes, además no debes rechazar a tu esposo.

Bueno esposo entonces mañana que te duela la espalda por las reumas, no me hables para que te frote y darte las pastillas. lo provoqué.

Oh, ¿ahora resulta que soy viejo? Reímos pues si yo soy viejo tú eres una bebé que debe ser arrullada para dormir.

No me había dado cuenta de que ya estábamos en la recámara, me bajó con suma delicadeza como si no deseara soltarme.

Hay Bella, Bella, tú y tus alucinaciones…. Cállate, me reprendí, se vale soñar...y me acarició la mejilla.

Ve ponte el pijama que el viejito de tu esposo te va a arrullar como el bebé que eres.

Ups, hasta entonces recordé que no tenia ropa, solo la que traía.

Creo que no tengo pijama.

Oh, espera un segundo se acercó al closet y me pasó una de sus playeras creo que esto serviría de pijama.

La tomé y me metí al baño. Olía delicioso, me llegaba hasta arriba de la rodilla y era de un color esmeralda como sus ojos.

Wow, creo que te queda mejor a ti que a mí…

¿Y adivinen qué? Oh sí, allá va el sonrojo numero mil de Bella en el día.

— Bien esposa bebé, recuéstate que tu esposo viejo te va a arrullar….

Mmmmmmm, ¿y te vas a quedar hasta que me duerma?

Claro.

Me acosté, Edward me arropo y él se acostó sobre las mantas, yo abracé la almohada como era mi costumbre. Y empezó a tararear algo muy suave y caí en un profundo sueño.

En mis diecisiete años de vida no recuerdo haber dormido tan a gusto. No recuerdo haber soñado. Y eso es muy raro en mí porque siempre tengo pesadillas y sueño que me abandonan los diferentes lugares.

Me despertó un delicioso olor a tostadas con mucha mantequilla y a café. Me quise mover pero no pude parecía estar atada a la cama. Cuando logré moverme sentí que mi almohada se movía entonces recordé que me dormí mientras escuchaba a Edward tararear una canción.

Me volví y lo mire profundamente dormido aun estaba sobre las mantas, tenía toda su ropa puesta pero bastante arrugada. Me quise mover para levantarme pero me apretó más contra él. Me removí nuevamente y entonces abrió lentamente los ojos, un poco desorientado…

Buenos días, esposa bebé ¿cómo dormiste?, porque yo es la primera noche que duermo en meses.

La verdad es que dormí muy bien esposo viejo, y es la primera vez que duerma una noche sin tener pesadillas… y por cierto nunca había tenido una almohada tan cómoda.

¿Yo dije eso?...ups, y les presento el tercer sonrojo más fuerte de mi vida… al paso que voy seré un tomate permanente. Entonces me levanté y le dije lo que me había despertado.

Creo que Cathy ya tiene el desayuno… huele delicioso y mi estómago con un rugido lo confirmó.

Entonces, hay que ir a desayunar.

Se levantó y entró al closet mientras yo entraba el baño y escuché que me grito.

¡Hay un cepillo nuevo en la repisa, si deseas usarlo!

Gracias contesté.

Después de hacer mis necesidades humanas, y refrescarme la cara un poco, Salí del baño, Edward a estaba duchado y con ropa limpia; una bermuda color perla con una polera azul y unas sandalias del mismo color.

Vengo a escoltar a mi esposa bebé… es hora de almorzar.

Bueno esposo viejo, creo que vienes por mí por si te duelen las articulaciones pueda ayudar a moverte.

Salimos riendo del cuarto, y la mesa estaba puesta, pero parecía que comería una legión no solo nosotros tres.

Toma asiento esposa mía.sacó la silla para mí e hizo una reverencia.

Muchas gracias esposo mío, ¿Qué almorzaremos hoy?

Lo que quieras esposa mía, si no está en ésta mesa haré traerlo de los más lejanos lugares solo por complácete.

Oh esposo mío, no hay necesidad de eso los manjares de la mesa se ven deliciosos.

Reímos de nuevo y comimos entre bromas y charlas triviales. Todo estaba delicioso creo que le pediré a Cathy la receta.

-¿Y qué planes tienes para hoy?-pregunté.

-La verdad es que…- ding, dong...sonó el timbre de la casa- espera voy a ver quién es…-

Pero yo no quise esperar y me fui tras él…

Cuando abrió la puerta y vio a la mujer que se encontraba tras ella se puso pálido y solo dijo
Tú…

 

heig 31%�]C :ily: "Arial","sans-serif"'>— ¿Cómo que Kate viene para acá? — pregunté sintiendo que me hundía.

 

— Ayer llegó a la oficina, y me reclamó el no decirle tu paradero, pero que ella tenía sus contactos, el caso es que se quería ir inmediatamente y le dije que primero tenía que cumplir con los contratos que tenía pendientes y después podría hacer lo que quisiera… ¿De casualidad no le dijiste a alguien?…

— No, yo no le dije a nadie ¿Y tú?…

—Por supuesto de que no, sabes que nunca te traicionaría, soy cien por ciento team Edward… nada mas no le digas a mi Jazz. Tienes unos cinco días a lo mucho para hacer algo o irte a otro lado. Aunque es preferible que la enfrentes de una vez.

— Ok yo lo resuelvo. Bye.

— Bye, besos.

Entonces hablé sin pensar y bueno de allí nos fuimos directo a un registro civil. No sé qué le diría su mamá al  juez que nos casó inmediatamente y me miraba con algo de odio. Saliendo del registro civil, nos vinimos directo para acá ella estaba como ida y le pedí a Cathy que le ayudara… y bueno, ella la ducho y le hizo tomar un té después de eso logro quedarse profundamente dormida.

Inmediatamente me encerré en el despacho, hasta que me calmé y después me fui a duchar a la habitación de huéspedes. Casi  no dormí pensando en la reacción de mi “esposa”.

Fin flash back EPOV

Me quedé en silencio y las lágrimas corrían por mi rostro, me levanté y me acerque a él dándole una fuerte bofetada.

—Toda mi vida me han utilizado, pero ellos eran mis padres…—sollocé— ¡Y tú por haberme salvado de lo que pudo haber sido lo mejor para mí; con qué derecho te atreves a  tomar decisiones por mí!… estoy harta y me voy de aquí… ¡Demándame si quieres o haz lo que quieras porque no voy a permitir que me uses…escuchaste...! — y salí de allí subí a la recámara, mi ropa estaba doblada sobre la cama y me la puse, pero cuando quise salir de allí la puerta estaba cerrada…

—Edward, ¿Qué haces?, ¡déjame salir! — aporree la puerta sollozando — ¿Con qué monstruo me casé?

—Bella por favor… solo necesito que me escuches…

— ¡Déjame salir! No quiero estar aquí.

— Por favor… solo…solo escúchame y si después de saber lo que te diga te dejaré ir y no te molestare más, nos divorciaremos…o lo que tú quieras.

Me senté en el piso recargada en la puerta, aunque no quisiera no tenía otra opción, no podría ser nada malo escucharlo ¿o sí?

— Está bien, habla…— silencio…suspiró

— Primero necesito que sepas que yo…bueno el por qué necesito de tu ayuda— silencio de nuevo al parecer le costaba hablar.

—Por favor la versión corta — supliqué.

— Bueno, Kate era mi novia y el día que le iba a proponer matrimonio la descubrí en nuestro departamento con otro hombre que por cierto era nuestro vecino Garrett… El caso es que pedí cambio en mi trabajo; de Chicago, donde vivíamos por su trabajo, a Washington donde trabaja mi padre… luego la busqué cuando estaba más tranquilo le dije que ya no quería estar más con ella y que no me buscara, ni siquiera le reclamé su engaño…y bueno de eso hace un par de meses y estoy aquí. Ella dio con mi paradero y viene a buscarme para reconciliarnos, según ella... por eso te pido, no, te suplico que seas mi esposa los días que ella esté aquí… por favor… te necesito…

Me quede en shock ¿Qué tenía esa en el cerebro? De seguro nada ósea engañar a semejante hombre, que digo hombre semejante…

— Bella por favor que me dices.

Suspiré — ¿y cómo crees que le haremos creer que somos un gran matrimonio si ni siquiera nos conocemos…?

— ¿Quiere decir que aceptas?

— No has contestado mi pregunta…

— Bueno pues tenemos unos cuatro días para conocernos por lo menos...

Sonreí, no podía ser tan malo de todas formas no tenia donde ir así que me levante y abrí la puerta.

— Hola, soy Isabella Marie Swan…

Estiré mi mano y el la estrecho haciéndome sentir una fuerte electricidad en donde su piel tocaba la mía.

-Hola, soy Edward Anthony Cullen Masen… tu esposo…

 

 

Capítulo 1: ¿Casada? Capítulo 3: visitas inesperadas

 
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