Un Verano En Paris.

Autor: Nataliarendon2121
Género: Romance
Fecha Creación: 21/01/2013
Fecha Actualización: 07/03/2014
Finalizado: SI
Votos: 13
Comentarios: 53
Visitas: 38714
Capítulos: 24

Tras la muerte de su madre, Isabella no encuentra otra solución que pedir ayuda al único familiar que tiene. Su tía, Rene -como le dicen de cariño- es un duquesa viuda. Su tía reside en París desde su juventud.

 

Entre el glamour y las fiesta de principios del siglo XX; Isabella, es cortejada por El ilustre Jasper Whitlock... pero no con buenas intenciones....

 

Isabella se ve envuelta en un drama de amor y espionaje, intrigas y malas decisiones.

 

Los personaje pertenecen a Stephenie Meyer.   = )

 


Estos son mis otros fics:

 


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Capítulo 2: Me atrevo a decirle ...


-Me atrevo a decirle que se sorprenderá al verla.-repuso en voz baja Lord Cullen a lo que Isabela respondió enojada:

-Estoy segura que tía Rene se alegrará de verme!

Parecía que Lord Cullen iba a decir algo importante cuando se abrió la puerta y entro un lacayo con una bandeja de plata que contenía diferentes platillos. Había trufas de aspic, verduras decoradas con puntas de espárragos y pate de fois gras; langosta con mayonesa dorada y muchas otras delicadezas de aspecto delicioso que Isabela no conocía. El lacayo deposito la bandeja en una pequeña mesa al lado de ella.

-Pero jamas podría terminarme todo esto!

-Coma lo que pueda - Le aconsejo Lord Cullen-; se sentirá mejor después.

Al hablar Lord Cullen se dirigió a un extremo de la habitación y situándose junto a un escritorio jugueteo con los numerosos objetos de arte que allí veían.

Isabella no podía decir si el trataba de comportarse con discreción al permitirle comer sin observarla o si por el contrario el ver comer a alguien a esas horas de la noche le provocaba nauseas de todos modos se sentía tan hambrienta que enderezándose comenzó a comer. Primero probo la langosta, después una de las verduras pero no pudo terminar ninguna: era demasiada comida sin embargo tal como anticipo Lord Cullen, después de unos cuantos bocados se sintió mejor. Le alegro ver un vaso de agua en la bandeja. Lo bebió, colocando el cuchillo y el tenedor sobre el plato, volvió la cabeza con un gesto de desafió y miro al hombre parado tras ella.
 
-Me siento mucho mejor -dijo- gracias por ordenar la comida.

Lord Cullen se acerco deteniéndose a su lado.

-Me pregunto si me permite darle un consejo... -no era lo que esperaba oír por lo que alzo los ojos pensativo y pregunto:

-Que clase de consejo:

-Que se vaya y regrese mañana -al observar su sorpresa, lord Cullen añadió-: su tía esta ocupada, tiene muchos invitados y este no es el momento de recibir a ninguno de sus parientes por mas bienvenidos que sean.

-No puedo hacer eso!

-Por que no? puede irse a algún hotel respetable o tal vez no le parezca conveniente. Puedo llevarla a un convento que conozco muy cerca de aquí. Las monjas son muy hospitalarias con las personas en apuros.

Isabella se puso tensa.

-No dudo que sus intenciones sean buena Lord Cullen, pero he viajado a París para ver a mi tía y estoy segura que  cuando sepa que estoy aquí, se alegrará.
 
Cuando termino de hablar le asalto la idea de que quisas no seria tan bien recibida como esperaba. Se había repetido mil beses en el tren que tía Rene se alegraría de verla. ahora lo dudaba, pero no permitiría que Lord Cullen adivinara sus pensamientos. Y ademas como podría decirle a un extraño que no tenia dinero? Su bolso estaba vació, con excepción de dos o tres francos que le sobraron de dinero ingles que cambio en Caláis.

-Me quedare a aquí -dijo con firmeza-. Ya me siento mejor; quizás pueda subir a buscar a mi tía. Temo que el mayordomo o quien haya sido, no le dio mi mensaje.

-Le repito que seria un error. -Recalco Lord Cullen.

-Es usted un buen amigo de mi tía?

-Temo que no gozo de ese privilegio, pero por supuesto que la conozco, como todo París. Es muy... -titubeo buscando la palabra adecuada- hospitalaria.

-Entonces debo esperar que extenderá su hospitalidad a su única sobrina -Levantándose del sofá, Isabela recogió su sombrero del suelo-. Le agradezco su bondad al traerme aquí y pedir que me trajeran comida. Le pediré a mi tía, mañana que se lo agradezca también -musito, y como Lord Cullen no le respondió, le extendió la mano.

Un instante después agrego-: creo que antes de desmayarse usted quería marcharse. Por favor, Lord Cullen, no permita que lo entretengan.

El tomándola de la mano, dijo de pronto con voz desprovista de emoción:

-Me permite decirle a los sirvientes que la lleven arriba y le enseñen su habitación? Por la mañana, cuando despierte su tía, le alegrará mas verla  que en este momento.

-Creo que asume demasiadas responsabilidades. -dijo ella con frialdad-. Lejos de subir por la parte de atrás como usted parece sugerir, abrigo la intención de ver a mi tía de inmediato.

-Muy bien -replico Lord Cullen- en ese caso, le deseo que pase buena noche. Pero, reflexione antes de cometer una tontería; Si algún invitado la ve con esa ropa, se llevara la misma impresión que mi amigo. El conde Emmet McCarty...

Al decir aquello se dirigió hacia la puerta y serró tras de él.

Isabelle se quedo mirándolo, después pensó en sus palabras y se sintió lastimada. Se toco las mejillas ardientes. Como se atrevió el a burlarse de ella? Como se atrevió a despreciarle su ropa y criticar su apariencia? Sintió que odiaba aquel engreído, aristócrata. A aquel ingles de fríos modales que torcía la boca con cinismo. Que impertinencia sugerir que no seria bien recibida en casa de su tía o que no baila lo suficiente para sus elegantes amigos, aquellos que escandalizaban en la planta alta!.

Luego tan súbitamente como surgió su enojo, se desvaneció. Por supuesto el tenia razón en decirlo!, fue la forma de decirlo lo que le molesto. Había sido un choque de voluntad, Lord Cullen estaba decidido a impedir que ella viera a su tía esa noche y ella
empeñada en lo contrario. Gano el, al atacarla como mujer en su punto mas vulnerable: su aspecto personal.


Volvió a experimentar el mismo terror que sintió cuando los brazos del conde la rodearon y sintió su boca. Como pudo imaginarse el que ella fuera una simple actriz de un teatro de variedades que venia a divertir a los invitados? Y que había dicho acerca de que se metiera en un baúl?

Se tapo los oídos como si tratara de olvidar su voz. Deseo también olvidar la expresión de sus ojos. Y sin embargo si no iba con su tía. Que podía hacer? Aunque Lord Cullen tenia razón! Si entraba en el salón de baile con ropa de viaje llamaría la atención seria el objeto de curiosidad y de especulación de todos.

Se había mostrado desafiante con Lord Cullen por que resintió su  actitud, pero ahora que se había marchado, sabia que no tendría valor para hacer lo que se suponía.

-Una cosa es cierta -se dijo con sensatez- no puedo permanecer en esta habitación toda la noche.
 

Pensó dirigirse al vestíbulo y preguntar por el mayordomo, pero recordó que lo inadecuado de su traje ya había provocado su desprecio
-Si tuviera dinero- pensó -podría darle una propina. Con eso al menos me respetaría -pero sabia que los pocos francos que le quedaban significarían muy poco para el mayordomo o para el resto de los estirados y arrogantes lacayos de pelucas empolvadas.

Se dirigió hacia la repisa de la chimenea y tiro del cordón de la campanilla que era una hermosa pieza de tapicería que colgaba de la cornisa. No pudo evitar pensar que con solo lo que costaba aquel cordón, podría comprarse un vestido. Por unos minutos nadie respondió a su llamado. Iba a llamar de nuevo cuando se abrió la puerta.

Entro un lacayo. Por un momento Isabella titubeo y después dijo, en un francés excelente:

-Podría pedirle al ama de llaves que me ayude? No me siento en condiciones de participar en la fiesta de milady y quisiera que me prepararan una habitación arriba.

El lacayo hizo una reverencia.

-Veré si puedo encontrar al ama de llaves mademoiselle.

 

Fue una larga espera. Mas tarde Isabella se pregunto si el ama de llaves estaba dormida, y se había visto obligada a levantarse y vestirse de nuevo. Por fin apareció una mujer desaliñada de pecho enorme y pelo gris desarreglado, muy distinta al ama de llaves inglesa, que de alguna forma Isabella espero encontrar.

-Bonjour mademoiselle. Tengo entendido que usted sobrina de madame -replico el ama de llaves.

-Esta en lo correcto -replico Isabella- pero temo  haber llegado en un momento un poco inoportuno por supuesto tengo muchos deseos de ver a mi tía, pero como me encuentro indispuesta y cansada después de un viaje tan lago, creo que será mejor espera hasta mañana, cuando ella este menos ocupada.

-Será mas prudente -añadió el ama de llaves-. Si viene con migo mademoisele, le mostrare su habitación ya le pedí al lacayo que lleve su equipaje.

-Muchas gracias -añadió Isabella.

El ama de llaves se dirigió hacia la puerta y abrió. A isabela le pareció que un torbellino penetraba la habitación. Se escuchaban fuertes voces, hombres que gritaban, el quejido de una mujer y un golpe de un objeto pesado seguido por una explosión de risa. Isabella no podía imaginar que sucedía afuera en el vestíbulo.

El ama de llaves cerro la puerta.

-Creo, mademoiselle que será mejor que se digne venir por la parte trasera. Hay una puerta en esta habitación, que conduce a la escalera de atrás.

-Si me parece mas sensato -afirmo Isabella- No le hubiera gustado que Lord Cullen la juzgara cobarde, pero todos los nervios de su cuerpo se tensaron al pensar enfrentarse a aquel ruido y alboroto a sentir de cerca el impacto de aquella penetrante insistente risa.

El ama de llaves atravesó la habitación debió tocar un botón secreto, ya que una parte del librero se abrió y apareció una puesta que conducía a un largo y estrecho pasillo.

Sin hacer comentario alguno, hizo que Isabella la siguiera a trabes de la abertura y empujo suavemente el librero. Después la condujo por el pasillo hacia arriba por la angosta y oscura escalera. Llegaron al primer piso pero ella siguió subiendo  hasta detenerse en el segundo. Pareció disponerse a abrir una puerta, pero titubeo. Luego después de fingir escuchar por unos segundos, dijo:

-Creo que será mejor una habitación en el piso que sigue, mademoiselle.

Volvieron a subir y esta vez el ama de llaves abrió la puerta al final de la escalera que conducía a un pasillo alfombrado y muy iluminado, desviándose, llegaron a la escalera principal. Isabela mirando atreves de los barandales, distinguió a un gran numero de hombres y mujeres que inundaban os pisos de abajo el ruido de su voces era ensordecedor y a duras penas podía escuchar los violines entre el bullicio de sus risas.

Había algo aterrador en aquellas carcajadas. Parecían sin control, como si los que reían hubieran bebido demasiado. Al instante Isabela aparto sus pensamientos de su mente. Era desagradable y desleal, se dijo, había que tener en cuenta que se trataba de franceses, y los latinos no eran tan reservados como los ingleses circunstancias similares. En aquel tubo que salir casi corriendo desde los barandales para seguir al ama de llaves, quien había abierto la puerta de una habitación pequeña.

-Estoy segura, mademoiselle, que mañana milady ordenara que se le prepare una habitación mejor y mas grande -dijo el ama de llaves-. Por esta noche, es lo mejor que podemos hacer. Cometí un error al indicar a los hombres que llevaran su baúl a otra habitación. Los buscare y mandare traerlo aquí de inmediato. Desea algo mas?

-No gracias, le agradezco las molestias que se tomo.

-No es ninguna molestia mademoiselle. Le pediré a la doncella personal de milady que le avise cuando ella despierte. Milady no deseara que se le moleste, por lo menos antes del medio día.

-Entiendo. Es normal, después de una fiesta -musito Isabella.

El ama de llaves se encogió de hombros
 
-Aquí siempre hay fiesta -dijo y salio de la habitación.

Isabella se sentó sobre la cama. Sus rodillas estaban tan débiles que apenas podía sostenerse. "Aquí siempre hay fiesta" Que significaría eso? Se esperaría que ella viviera con tanta presión, que se uniera a aquellas locas multitudes, cuyas risas parecían aumentar, en ves de disminuir, aunque pasaban de las doce de la mañana? Cometería un error al venir? Sintió como si una mano helada le oprimiera el corazón. Pero que otra cosa pudo hacer? A donde mas podría ir?

Repentinamente tocaron la puerta.

-Quien esta hay? -no comprendía porque se sentía tan asustada.

Era solo que por un momento, la estremeció oír aquella  risa abajo y se puso de pie vacilante, la voz temblorosa, el corazón saltándole en medio del pecho .

-Su equipaje, mademoiselle.

-Oh, si! Por supuesto -olvido que su baúl había sido enviado a otra habitación. Abrió la puerta. Dos lacayos transportaban el maltrecho baúl y lo colocaron junto a la cama. Después de desatar las gastadas correas, haciendo una reverencia, salieron de la habitación.

-Buenas noches, mademoiselle.

-Buenas noches y gracias.

Al cerrarse la puerta, Isabella se levanto de la cama atravesando la habitación, giro la manilla y cerro con llave. Era la primera ves en su vida que hacia algo parecido, pero se encerró por dentro y paso cuanto cerrojo encontró. Por alguna razón, solo así se sintió segura. Al apretar la llave en sus manos temblorosas, se sintió a salvo de las risas y el ruido de abajo. No podría absorberla, ni acercársele!

Capítulo 1: Esta es la casa? ... Capítulo 3: Así que es aquí ...

 
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