EPOV
Estaba llegando a mis últimos días de la residencia en el hospital de Fork. Yo estaba sumergido por terminar bien todo, para después prepararme para el examen final y me graduaría como médico. El examen sería en cuatro semanas más y estaba muy nervioso. Todos en el hospital estaban ansiosos por la llegada de la nueva Jefe de enfermería, era la hija del Jefe Swan. Yo estaba tan metido en lo mío que no le tomé ninguna importancia.
Ese día, todos querían conocerla. Mi padre estaba tan ansioso, era como si esperara a alguien de la familia, alguien con mucha importancia. Creo que era mi percepción aunque no sabía si estaba en lo correcto. Ya había terminado mi último turno en emergencia y me fui a cambiar, tomé mis libros y me fui a la biblioteca del hospital para retomar mis estudios de preparación para mi examen final. Mientras pasaba por un pasillo, vi muchos funcionarios aglomerados, me percaté que mi padre estaba con una mujer de cabellos castaño largo, medio ondulado en sus puntas, de tez blanquísima como porcelana y unos ojos marrones intensos. Sin más me quedé hipnotizado en su mirada así como ella. Agite mi cabeza y seguí el rumbo hacia mis deberes.
-¡Qué hermosos ojos! ¿Era la hija del Jefe Swan? ¡No! No puede ser tan hermosa. ¡Cálmate Edward! Concéntrate en tus estudios. Venían muchas interrogantes en mi cabeza.
Seguí mis estudios pero cuando estaba por acabar me vino la imagen de esos ojos marrones en mi mente, era tan hermosos, su cabello ondeado y su tez tersa, lisa se veía tan suave. Tenía que terminar e ir donde mi padre para que me digiera quien era esa mujer que me ha hecho babear.
-¡No Edward, no puedes pensar eso! Ninguna mujer te ha llamado la atención hasta ahora y no puede ser ahora, estas a punto de terminar tus estudios pero faltan y no puedes desconcentrarte de esta manera, iba diciéndome en mi subconsciente.
Llegué a la puerta del despacho de mi padre en el hospital, estaba cerrada y su secretaria me dijo que estaba ocupado con una nueva funcionaria. Me imagine inmediatamente que era con esa mujer, así que esperé pacientemente hasta que saliera para poder verla nuevamente y salir de mis dudas.
Pasaron varios minutos, en realidad casi una hora desde que había llegado, yo con la ansiedad que sentía aproveché de seguir estudiando aunque no podía concentrarme por la impaciencia que tenía en ver abrir la puerta del despacho. Levanté mi cabeza al ver abrirla y me levanté como un tonto, se me cayeron los libros y todo lo que tenía encima.
-¡Edward! Qué bueno que estas aquí, te presento a Isabella el nuevo jefe de enfermería, dijo mi padre. Me levanté como pude rojo de la vergüenza.
-Es un gusto señorita, soy Edward Cullen, le dije dándole la mano para saludarla muy cortésmente.
-¡Bella! Me dijo. –me gusta Bella es más lindo, me sonrió y sentí como mis mejillas ardían.
-¡Ok! Bella es un placer, bienvenida. Ya más repuesto le dije respondiéndole con una sonrisa sin quitarle la mirada a esos ojos que me derretían.
-Tu padre me dijo que estabas terminando tu residencia y que solo te queda tu examen final, me dijo como para enfriar el momento bochornoso que había pasado.
-¡Sí! Hoy terminé hace una hora así que ahora solo a estudiar y prepararme para el examen que es en cuatro semanas más, le dije ya más repuesto.
-Me alegro, ¿espero que después de graduarte estés con nosotros en el hospital? Me dijo con cierta ansiedad en sus palabras.
-Bueno eso dependerá si el director del hospital me contrata, me reí mirando a mi padre que estaba con una sonrisa en sus labios y sus ojos me miraban con alegría.
-Bueno eso se verá después que se gradúe Doctor Cullen, primero es lo primero, me miró mi padre y me guiñó.
-¡Claro! Primero es lo primero, dijimos en conjunto con Bella mirándonos sin pestañar. Nos reímos todos y se despidió.
-bueno, fue un placer Edward, espero verte pronto por estos lados, me dio la mano y un beso en la mejilla.
Volvió a mis mejillas el ardor y me dio un chock eléctrico al sentir sus labios en mi mejilla al sentir su beso. Fue extraño, nunca me había pasado, con ninguna mujer, con nadie. Mi padre se percató de lo que me pasó y sin decir nada más me pidió que entráramos en su oficina.
-¿Hijo, parece que el jefe de enfermería te ha cautivado? Me dijo sonriendo, con una mirada de complicidad.
-¿Por qué lo dices papá? Le pregunté frunciendo mi frente como aturdido.
-Me ha parecido, nunca te había visto así delante de una hermosa mujer, me dijo aun con su sonrisa en su boca.
-¡Papá! No sé qué es, pero en la mañana al verla contigo cuando le estabas mostrando las dependencias del hospital, sus ojos me hipnotizaron y nunca me había pasado algo así, no pude concentrarme en un cien por ciento en mis estudios en la biblioteca porque me venían sus ojos marrones y su tez y su cabello… no sé papá, ¡dime! ¿Qué es?, ¡por favor padre!
-¡Sabes? Creo que Cupido llegó a tu corazón, me dijo abrazándome. ¿Hijo? No es tan malo, en realidad es hermoso cuando nos llega la hora y ya era hora que te llegara, has estado muy solo mucho tiempo y ahora falta tan poco para que termines todo y sientes cabeza.
-Pero papá, recién la conocí, en una de esas, ni siquiera sabemos si ella piensa lo mismo, fue amable solo eso. Le dije.
-No diría lo mismo hijo, sus ojos no los dejo de ti en ningún momento y si te percataste ella también se sonrojó, aunque no tanto como tú. Dijo con una mirada de felicidad.
-Padre, ¿Por qué estas tan feliz? Le pregunte saliendo de mi curiosidad.
-Estoy feliz por ti hijo, porque has terminado tu residencia, estas a punto de terminar tus estudios y te a llegado el amor, me dijo abrazándome fuerte.
-Gracias papá, pero lo último falta mucho para saber si realmente me ha llegado el amor. Le dije.
-Bueno el tiempo lo dirá hijo, pero creo que Cupido ya ha lanzado su flecha y le ha dado a dos personas, nos reímos a carcajadas después de escucharle decir eso.
-Ya hijo vamos a casa, ha sido un día lleno de emociones, ¡ah! Se me olvida decirte que mañana sábado tenemos visitas a cenar así debes estar en casa y no hacer ningún plan con tus amigos aunque sean de estudios, ¿ok? Me dijo como ordenándomelo.
-¡Ok papá! ¿Quién irá? Le pregunté
-Charlie y Bella, me dijo con una sonrisa en su rostro.
Quedé sin decir nada, solo sentí que mis rodillas se doblaban como si nada y nos fuimos de la oficina rumbo a la casa.
Al llegar Carlisle besó a mi madre y yo dándole un beso en la mejilla me dirigí a mi habitación, dejé mis cosas en el sofá y caí en la cama dejando que mi mente se dejara llevar e hiciera que viniera su rostro a mis pensamientos, sentí como mi corazón se agitaba con solo pensar en ella, cerré los ojos y comencé a soñar despierto…
-Bella estaba corriendo para alcanzarme en la arena y yo hacia ella con los brazos abiertos, nos abrasamos y nos besamos con tierno beso… fue una imagen hermosa, abrí los ojos y por primera vez sentí mi cuerpo reaccionar al pensar en una mujer. Me levanté rápidamente y me fui al cuarto de baño para darme una ducha fría, para así bajar mis hormonas y enfriar mi mente.
Bajé después para la cena y ya estaba en la mesa Alice que me sonreía con una cara de pregunta, mi madre que ya sabía lo que había pasado por que mi padre ya se le había ido de lengua larga y mi padre que me miraba con alegría.
-Hijo ¿así que fue un día llena de emociones?, me preguntó mi madre.
-Bueno sí, termine mi residencia y… conocí a la hija del jefe Swan, le dije agachando mi rostro sin mirarla sintiendo mis mejillas arder.
-Hermanito parece que te llegó Cupido, dijo Alice sonriendo.
-¡Tú también!, parece que están todos confabulados, les dije con una risa en mi rostro como diciéndoles que tenían razón.
-Hijo estoy feliz por ti, ya era hora que en tu corazón tuvieras estas emociones, me dijo mi madre tomándome la mano.
-Mañana tendrás que ser un buen anfitrión, no lo dudo, pero debes dejar los nerviosismos lejos de aquí y ser tú. Escuchaste hijo, me dijo mi madre. Le guiñé el ojo aceptando sus sugerencias.
Terminamos la cena y me fui a la sala de música. Hace mucho que no lo hacía, me senté y dejé que mis dedos se dejaran llevar y mis manos fluían en una melodía desconocida, mi mente solo pensaba en ese rostro de porcelana de Bella Swan, ella era mi musa en ese momento, al terminar mi melodía sentí los aplausos de mi familia detrás de mí.
-¿Les gustó? Les pregunté.
-¡Es bellísima hijo! Me dijo mi madre y me abrazó.
-Salió del corazón esa melodía, dijo mi padre.
-Ya sé entonces quién es la que inspiró esto, Alice dijo con picaría en sus palabras.
Bueno ya es hora de irme a la cama familia, tengo que seguir estudiando, gracias por sus comentarios, se los agradezco, me levanté dándole un beso a cada uno de mi hermosa familia y me fui al cuarto. Llevaba en mi mente la melodía que había creado y la escribí llegando a mi cama, solo pensaba en Bella, sus ojos, su rostro, su cabello…
-¿Realmente me había enamorado a primera vista? ¿Bella sería mi primera mujer? ¿Y para toda la vida?...
Me quedé dormido pensando en ella, esperando que mis sueños fueran tan hermosos como el primero en la playa, quería tenerla entre mis brazos, sentir sus labios encima de los míos, sentir mis manos acariciar su rostro liso y hermoso, quería sentir su respiración, ¡Todo! ¡OH demonios!, solo duerme tranquilo Edward, debes concéntrate y relajarte, me dije agarrándome la cabeza, reconoce que Cupido te flechó y que Bella será tu prioridad después que des tu examen de termino… ¡sí! Será mi objetivo, conquistarla será mi mayor prioridad y hacerla mía para toda la vida… ¿sería para toda la vida? Como quisiera yo que fuese mutuo lo que estoy sintiendo…quizás ella ni siquiera siente lo mismo, soy un bobo, un estúpido, ella es tan bella, tan hermosa, ¿como se iba a fijar en mi siendo un lerdo la primera vez que nos vimos? Bueno solo debo esperar y si no era lo mismo mi trabajo de conquista iba a ser más difícil, pero no imposible, ella me gusta y sería mía, solo mía.
Me quede dormido plácidamente después que pude leer varios libros y rendirme a Morfeo.
|