- PASTEL CHABELA.
- INGREDIENTES:
- 175 gramos de azúcar granulada de primera
- 300 gramos de harina de primera, tamizada tres veces.
- 17 huevos.
- Raspadura de un limón.
- Manera de hacerse.
- En una cacerola se ponen 5 yemas de huevos, 4 huevos enteros y el azúcar. Se baten hasta que la masa espesa y se le anexan 2 huevos enteros más. Se sigue batiendo y cuando vuelve a espesar se le agregan 2 huevos completos, repitiendo este paso hasta que se terminan de incorporar todos los huevos de 2 en 2. Para elaborar el pastel de la boda de leah y Edward, bella y Esme habían tenido que multiplicar por diez las cantidades de esta receta, pues en lugar de un pastel para dieciocho personas tenían que preparar uno para 180. ¡el resultado da 170 huevos! Y esto significa que habían tenido que tomar medidas para tener reunida esta cantidad de huevos, de excelente calidad, en un mismo día
- Para lograrlo fueron poniendo en conserva desde hacía varias semanas los huevos que ponían las gallinas de mejor calidad. Este método se utilizaba en el rancho desde época inmemorial para proveerse durante el invierno de este nutritivo y necesario alimento.
- El mejor tiempo para esta operación es por los meses de agosto y septiembre. Los huevos que se destinan a la conservación deben ser muy frescos. - Esme prefería que fueran del mismo día. Se ponen los huevos en una vasija que se llena de cebo de carnero derretido, próximo a enfriarse, hasta cubrirlos por completo. Esto basta para garantizar su buen estado por varios meses. Ahora que si se desea conservarlos por más de un año, se colocan los huevos en una orza y se cubren con una lechada de un tanto de cal por diez de agua. Después se tapan muy bien para interceptar el aire y se guardan en la bodega.
Bella y Esme habían elegido la primera opción pues no necesitaban conservar los huevos por tantos meses. Junto a ellas, bajo la mesa de la cocina, tenían la vasija donde los habían puesto y de ahí los tomaban para elaborar el pastel. - El esfuerzo fenomenal que representaba batir tantos huevos empezó a hacer estragos en la mente de bella cuando iban por los cien huevos batidos. Le parecía inalcanzable llegar a la cifra 170.
- Bella batía mientras Esme rompía los cascarones y los incorporaba. Un estremecimiento recorría el cuerpo de bella y como vulgarmente se dice, se le ponía la piel de gallina cada vez que se rompía un huevo. Asociaba los blanquillos con los testículos de los pollos a los que habían capado un mes antes. Los capones son gallos castrados que se ponen a engordar. Se eligió este platillo para la boda de Edward y leah por ser uno de los mas prestigiados en las buenas mesas, tanto por el trabajo que implicaba su preparación como por el extraordinario sabor de los capones. - Desde que se fijo la boda para el 12 de enero se mandaron a comprar doscientos pollos a los que se les practico la operación y se pusieron a engordar de inmediato.
- Las encargadas de esta labor fueron bella y Esme. Esme por su experiencia y bella como castigo por no querer estar presente el dia en que fueron a pedir la mano de su hermana leah, pretextando una jaqueca. - - no voy a permitir tus demandas- le dijo mama René-, ni voy a permitir que le arruines a tu hermana su boda, con tu actitud de víctima. Desde ahora te vas a encargar de los preparativos para el banquete y cuidadito que yo te vea una mala cara o una lagrima, ¿oiste?
- Bella trataba de no olvidar esta advertencia mientras se disponía a iniciar la primera operación. La capada consiste en hacer una incisión en la parte que cubre los testículos del pollo: se meten el dedo para buscarlos y se arrancan. Luego de ejecutado, se cuece la herida y se frota con mantequilla fresca o con enjundia de aves. Bella estuvo a punto de perder el sentido, cuando metió el dedo y jalo los testículos del primer pollo. Sus manos temblaban, sudaba copiosamente y el estomago le giraba como un papalote en vuelo. Mama René le lanzo una mirada taladrante y le dijo: - << ¿Qué te pasa?>> ¿Por qué tiemblas, vamos a empezar con problemas?>> bella levanto la vista y la miro.
Tenía ganas de gritarle que si, que había problemas, se había elegido mal al sujeto apropiado para capar, la adecuada era ella, de esta manera había una justificación real para que le estuviera negado el matrimonio y leah tomara su lugar al lado del hombre que ella amaba. Mama René, leyéndole la mirada, enfureció y le propino a bella una bofetada fenomenal que la hiso rodar por el suelo, junto con el pollo, que pereció por la mala operación. - Bella batía y batía con frenesí, como queriendo terminar de una vez por todas con el martirio. Solo tenía que batir dos huevos mas y la masa para el pastel quedaría lista. Era lo único que faltaba, todo lo demás, incluyendo los platillos para una comida de 20 platos y los bocadillos de entrada, estaban listos para el banquete. En la cocina solo quedaban bella, Esme y mama René. Emilie, Alice y leah estaban dando los últimos toques al vestido de novia. Esme con gran alivio, tomo el penúltimo huevo para partirlo. Bella con un grito, impidió que lo hiciera. -
- ¡no! - Suspendió la batida y tomo el huevo entre sus manos. Claramente escuchaba piar a un pollo dentro del cascaron. - Acerco el huevo a su oído y escucho con más fuerza los pillados. Mama René suspendió su labor y con voz autoritaria pregunto:
- _¿ qué pasa?¿que fue ese grito?
_es que dentro de este huevo hay un pollo! Esme de seguro no lo puede oír, pero yo sí.
_ ¿un pollo?¿estás loca? ¡Nunca ha pasado algo parecido con los huevos en conserva! De dos zancadas, llego hasta donde estaba bella, le arrebato el huevo de las manos y lo partió. Bella cerró los ojos con fuerza.
_!abre los ojos y mira tu pollo! Bella abrió los ojos lentamente. Con sorpresa vio que lo que creía un pollo no era mas que un huevo y bastante fresco, por cierto.
_ escúchame bien bella, me estas colmando la paciencia, no te voy a permitir que empieces con locuras. ¡Esta es la primera y última! ¡O te aseguro que te arrepentirás!
Bella nunca pudo explicar que fue lo que paso esa noche, si lo que sucedió fue producto del cansancio o una alucinación de su mente. Por lo pronto lo más conveniente era volver a la batida, no quería investigas cual era el límite de la paciencia de su madre. Cuando se baten los dos últimos huevos, se incorpora la ralladura de limón; una vez ha espesado bastante la masa, se deja de batir y se le pone la harina tamizada, mezclándola poco a poco con una espátula de madera, hasta incorporarla toda. Por último se engrasa un molde con mantequilla, se en polvorea con harina y se le vacía la pasta. Se cuece en horno por treinta minutos. Esme, después de preparar durante tres días veinte platillos diferentes, se encontraba muerta de cansancio y no veía llegar la hora de meter el pastel al horno para porfin poderse ir a descansar. Bella por esta vez no era muy buen ayudante que digamos.
En ningún momento se había quejado, tal vez porque la mirada escrutadora de su madre no se lo permitía. Pero en cuanto vio a mama René salir de la cocina para dirigirse a sus habitaciones, lanzo un interminable suspiro. Esme, a su lado, le quito suavemente la pala de las manos, la abrazo y dijo:
_ ya no hay nadie en la cocina mi niña, llora ahora, porque mañana no quiero que te vean hacerlo. Mucho menos leah.
Esme suspendió la batida sentía que bella estaba a punto de un colapso nervioso, bueno aunque ella no lo conociera con este nombre, pero con su inmensa sabiduría comprendía que bella no podía mas. La verdad, es que ella tampoco. Leah y Esme nunca se llevaron bien. A Esme le molestaba mucho que desde niña leah fuera melindrosa con la comida. Siempre la dejaba intacta en el plato, o se la daba a escondidas al tequila, el papa del pulque (el perro del rancho). Esme le ponía de ejemplo a bella que siempre comió muy bien y de todo. Bueno, solo había un alimento que no Hera del agrado de bella, se trataba del huevo tibio que mama René la obligaba a comer.
De ahí en fuera, como Esme se había encargado de su educación culinaria, bella no solo comía lo acostumbrado, si no que comía, además, jumiles, gusanos de maguey, acociles, tepezcuinte, armadillo, etc., ante el horror de leah. De ahí nació la aversión de Esme para con leah y la rivalidad entre las dos hermanas, que culminaba con esta boda en la que leah se casaba con el hombre que bella amaba.
Lo que leah no sabía, aunque lo sospechaba, era que Edward amaba a bella con un amor inconmensurable. Era de entender entonces que Esme tomara partido por bella y tratara por todos los medios de evitarle sufrimientos. Esme le secaba con su delantal las lágrimas que rodaban por la cara de bella y le decía:
_ Ya mi niña, ya vamos a terminar.
Pero se tardaron más de lo acostumbrado pues la masa no podía espesar debido a las lágrimas de bella. Y así, abrazadas, permanecieron llorando hasta que a bella no le quedaron mas lagrimas en los ojos. Entonces lloro en seco y dicen que eso duele más, como el parto seco, pero al menos no seguía mojando la masa del pastel, pudiendo continuar con el paso siguiente, que es del relleno.
RELLENO:
150 GRAMOS DE PASTA DE CHABACANO.
150 GRAMOS DE AZUCAR GRANULADA.
MANERA DE HACER.
Se ponen los chabacanos al fuego con muy poco agua, se dejan hervir y se pasan por un cedazo o tamiz; si no se tiene, se puede usar una vulgar coladera. Se pone esta pasta en una cacerola, se le agrega el azúcar y se pone al fuego sin dejar de moverla hasta que toma punto de mermelada. Se retira del fuego y se deja enfriar un poco antes de ponerla en la parte de en medio del pastel, que por supuesto se ha partido con anterioridad. Afortunadamente, un mes antes de la boda. Esme y bella habían preparado varios frascos con conservas de chabacano, higo y camote con piña. Gracias a eso evitaron el tarabajo de preparar la mermelada ese mismo día. Ellas estaban acostumbradas a preparar cantidades enormes de mermelada en un gran cazo que se ponía en el patio, para aprovechar la fruta de la temporada. Lo colocaban encima de una fogata y para mantener la mermelada tenían que cubrirse los brazos con sabanas viejas. Esto evitaba que un borbotón de la misma brincara y les quemara la piel. En cuanto a bella abrió el frasco, el olor de los chabacanos la hizo remitirse a la tarde en que prepararon la mermelada.
Bella venia del huerto cargando la fruta sobre su falda pues había olvidado la canasta. Traía recogida la falda cuando entro y cuál no sería su sorpresa al toparse con Edward en la cocina. Edward se dirigía al patio trasero a preparar la carretela. Tenían que ir al pueblo a entregar unas invitaciones y como el caballerango no se había presentado ese día en el rancho, el mismo tenía que encargarse de esa labor.en cuanto Esme lo vio entrar a la cocina salió casi corriendo, pretextando ir por epazote para los frijoles. Bella, de la sorpresa, dejo caer algunos chabacanos sobre el piso. Edward rápidamente corrió a ayudarla a recogerlos. Y al inclinarse pudo ver una parte de las piernas de bella que quedaban al descubierto. Bella, tratando de evitar que Edward mirara, dejo caer su falda. Al hacerlo, el resto de los chabacanos rodaron sobre la cabeza de Edward. _perdóneme Edward ¿lo lastime?
_ no tanto como yo la he lastimado, déjeme decirle que mi propósito…
_ no le he pedido ninguna explicación.
_es necesario que me permita dirigirle unas palabras…
_una vez lo hice y resultaron una mentira, no quiero escucharlo más…
. Y diciendo esto, bella salió rápidamente de la cocina, por la otra puerta, hacia la sala, donde Emilie y Alice bordaban la sabana nupcial. Era una sabana de seda blanca a la que le estaban haciendo un delicado, bordado en el centro. Este orificio estaba destinado a mostrar únicamente las partes nobles de la novia en los momentos íntimos del matrimonio. Realmente habían tenido suerte en conseguir seda francesa en esas épocas de inestabilidad política. La revolución no permitía que uno viajara de una manera segura por el país; asi es que, de no haber sido por un chino, que se dedicaba al contrabando, no les hubiera sido posible conseguir tela, pues mama René no habría permitido que ninguna de sus hijas se arriesgara yendo a la capitán a comprar lo necesario para el ajuar y e vestido de leah.
Este chinito era bastante listo: vendía en la capital aceptando billetes del ejército revolucionario del norte, ahí carecían de valor y no eran negociables. Claro que los aceptaba a precios irrisorios y con ese dinero viajaba al norte, donde los billetes adquirían su precio real y con ellos compraba mercancía. En el norte, por supuesto, aceptaba billetes emitidos en la capital a precios ínfimos y así se la pasó toda la revolución, hasta que termino millonario. Pero lo importante era que gracias a él, leah pudo gozar de las telas más finas y exquisitas para su boda.
Bella quedo como hipnotizada, observando la blancura de las sabanas: solo fueron unos segundos, pero los suficientes para causarles una especie de ceguera. Donde quiera que fijara la vista solo distinguía el color blanco. A leah que se encontraba escribiendo a mano unas invitaciones, la percibía como un níveo fantasma. Disimulo tan bien lo que le pasaba que nadie lo noto. No quería provocar otro regaño de mama René. Asique cuando los Stanley llegaron a entregar su regalo de bodas, procuro agudizar sus sentidos para descubrir a quienes estaban saludando pues para ella eran como un espectáculo de sombras chinas cubiertos por una blanca sabana. Afortunadamente la voz chillona de Jessica le dio la clave y les pudo saludar sin mayor problema.
Más tarde, cuando los acompaño a la entrada del rancho, noto que hasta la noche se mostraba ante ella como nunca la había visto: reluciente de albor.
Le dio miedo que le fuera a pasar lo mismo en estos momentos, cuando por mas que trataba de concentrarse en la elaboración del fondant para cubrir el pastel, no podía. La atemorizaba la blancura del azúcar granulado, sentía que de un momento a otro el color blanco se adueñaría de su mente, sin que ella lo pudiera impedir, arrastrando las cándidas imágenes de su niñez cuando en el mes de mayo la llevaban vestida de blanco a ofrecer flores blancas a la virgen. Entraba caminando entre una fila de niñas vestidas de blanco, hasta el altar llenas de flores de velas y flores blancas, iluminado por una celestial luz blanca proveniente del vitral de la blanca parroquia. No hubo una sola vez en que no entrara a la iglesia, soñando en que algún día lo haría del brazo de un hombre. Tenía que bloquear no solo este sino todos aquellos recuerdos que la lastimaran: tenía que terminar el fondant para el pastel de bodas de su hermana. Haciendo un esfuerzo supremo empezó a prepararlo.
CANTIDADES PARA EL FONDANT:
800 GS DE AZUCAR
GRANULADOS 60 GOTAS DE LIMON Y EL AGUA SUFICIENTE PARA QUE REMOJE EL AZUCAR.
MANERA DE HACERSE.
Se pone en una cacerola el azúcar y el agua al fuego sin dejar de moverla, hasta que empieza a hervir. Se cuela en otra cacerola y se vuelve a poner al fuego agregándole el limón hasta que tome de bola floja, limpiando de vez en cuando los bordes de la cacerola con un lienzo húmedo para que la miel no se azucare; cuando a tomado el punto anteriormente indicado se vacía en otra cacerola húmeda, se rocía por encima y se deja enfriar un poco. Después, con una espátula de madera, se bate hasta que se empaniza. Para aplicarlo, se le pone una cucharada de leche y se vuelve a poner al fuego para que se deslié, se pone después una gota de carmín y se cubre con el únicamente la parte superior del pastel. Esme se dio cuenta de Bella estaba mal, cuando esta le pregunto si no le iba a poner el carmín.
-Mi niña, se lo acabo de poner, ¿No ves el color rosado que tiene?
-No…
-Vete a dormir mi niña, yo termino el turrón. Solo las ollas saben los hervores de su caldo, pero yo adivino los tuyos, ya deja de llorar, que me estas mojando el fondant y no va a servir, anda, ya vete. Esme cubrió de besos a Bella y la empujo fuera de la cocina. No se explicaba de donde había sacado nuevas lagrimas, pero las había sacado y alterado con ellas la textura del turrón. Ahora le costaría el doble de esfuerzo dejarlo en su punto. Ya sola, se dio a la tarea de terminar con el turrón lo más pronto posible, para irse a dormir. El turrón se hace con 10 claras de huevos y 500 gs de azúcar batidos a punto de hebra fuerte. Cuando termino, se le ocurrió darle un dedazo al fondant, para ver si las lágrimas de Bella no habían alterado el sabor.
Y no, aparentemente, no alteraron el sabor, pero sin saber porque, a Esme le entro de golpe una gran nostalgia. Recordó uno a uno todos los banquetes de bodas que había preparado para la familia de los Swan con la ilusión de que el próximo fuera el suyo. A sus 85 años no valía la pena llorar, ni lamentarse de nunca hubiera llegado ni al esperado banquete ni a la esperada boda, a pesar de que el novio si llego, ¡Valla que había llegado! Solo que la mama de Mama René se había encargado de ahuyentarlo.
Desde entonces se había conformado con gozar de las bodas ajenas y así lo hizo por muchos años sin repelar. No sabía porque lo hacía ahora. Sentía que era una reverenda tontería, pero no podía dejar de hacerlo. Cubrió con el turrón los mejor que pudo el pastel y se fue a su cuarto, con un fuerte dolor de pecho. Lloro toda la noche y a la mañana siguiente no tuvo ánimos para asistir a la boda. Bella hubiera dado cualquier cosa por estar en el lugar de Esme, pues ella no solo tenía que estar presente en la iglesia, se sintiera como se sintiera, si no que tenía que estar muy pendiente de que su rostro no revelara la menor emoción.
Creía poder lograrlo, siempre y cuando su mirada no se cruzara con la de Edward. Ese incidente podría destrozar toda la paz y tranquilidad que aparentaba. Sabía que ella, más que su hermana leah, era el centro de atención. Los invitados, más que cumplir con un acto social, querían regodearse con la idea de su sufrimiento, pero no los complacería, no. Podía sentir claramente como penetraban por sus espaldas los cuchicheos de los presentes a su paso.
- ¿ya viste a bella?!Pobrecita, su hermana se va a casar con su novio! Yo los vi un día en la plaza del pueblo, tomados de la mano. ¡Tan felices que se veían!
-¿no me digas?!Pues, Jessica dice que ella vio como un día, en plena misa, Edward le paso a bella una carta de amor, perfumada y todo!
-!dicen que van a vivir en la misma casa!!Yo que René no lo permitía!
-no creo que lo haga! ya ves como son los chismes! No le gustaban nada esos comentarios. El papel de perdedora no se había escrito para ella. ¡Tenía que tomar una clara actitud de triunfo! Como una gran actriz represento su papel dignamente, tratando de que su mente estuviera ocupada no en la marcha nupcial ni en las palabras del sacerdote ni en el lazo y los anillos. Se trasporto al día en que a los nueve años se había ido de pinta con los niños del pueblo. Tenía prohíbo jugar con varones, pero ya estaba harta de los juegos con sus hermanas. Se fueron a la orilla del rio grande para ver quien quién era capaz de cruzarlo a nado, en el menor tiempo. Que placer sintió ese día al ser ella la ganadora.
Otros de sus grandes triunfos ocurrieron un tranquilo día de domingo en el pueblo.
Ella tenía 14 años y paseaba en carretela acompañada de sus hermanas, cuando unos niños lanzaron un cohete. Los caballos salieron corriendo espantadísimos. En las afueras del pueblo se desbocaron y el cochero perdió el control del vehículo. Bella lo hizo a un lado de un empujón y ella sola pudo dominar a los cuatros caballos. Cuando algunos hombres del pueblo a galope las alcanzaron para ayudarlas, se admiraron de la hazaña de bella.
En el pueblo la recibieron como a una heroína.
Estas y otras remembranzas parecidas la tuvieron ocupada durante la ceremonia, haciéndola lucir una apacible sonrisa de gata complacida, hasta que a la hora de los abrazos tuvo que felicitar a su hermana. Edward, que estaba junto a ella, le dijo a bella: - ¿y a mí no me va a felicitar?
-si, como no. Que sea muy feliz.
Edward abrazándola más cerca de lo que las normas sociales les permiten, aprovecho de poder decirle a bella algo al oído.
-estoy seguro de que así será, pues logre con esta boda lo que tanto anhelaba: estar cerca de usted, la mujer que verdaderamente amo…
Las palabras de Edward acababa de pronunciar fueron para bella como refrescante brisa que enciende los restos de carbón a punto de apagarse. Su cara por tantos meses forzada a no demostrar sus sentimientos experimento un cambio incontrolable, su rostro reflejo gran alivio y felicidad. Era como si toda esa casi extinguida ebullición interior se viera reavivada de prono por el fogoso aliento de Edward sobre su cuello, sus ardientes manos sobre su espalda, su impetuoso pecho sobre sus senos…pudo haberse quedado para siempre así, de no ser por la mirada que mama René le lanzo y la hiso separarse del rápidamente. Mama René se acerco a bella y le pregunto:
- ¿qué fue lo que Edward te dijo.
- nada, mami.
- ¿a mí no me engañas, cuando tu vas yo ya fui y vine, así que no te hagas la mosquita muerta. Pobre de ti si te vuelvo a ver cerca de Edward.
Después de esas amenazantes palabras d mama René, bella procuro estar lo más alejada de Edward que pudo. Lo que le fue imposible fue borrar de su rostro una franca sonrisa de satisfacción. Desde ese momento la boda tuvo para ella otro significado. Ya no le molesto para nada ver como Edward y leah iban de mesa en mesa brindando con los invitados, ni verlos bailar el vals, ni verlos más tarde partir el pastel. Ahora ella sabía que era cierto: Edward la amaba. Se moría porque el banquete terminara para correr al lado de Esme a contarle todo.
Con impaciencia espero a que todos comieran su pastel para poder retirarse. El manual de Carreño le impedía hacerlo antes, pero no le vedaba el flotar entre nubes mientras comía su rebanada. Sus pensamientos la tenían tan ensimismada que no le permitieron observar que algo extraño sucedía a su alrededor. Una inmensa nostalgia se adueñaba de todos los presente en cuanto le daban el primer bocado al pastel. Inclusive Edward, siempre tan propio, hacia un esfuerzo tremendo para contener las lagrimas. Y mama René, que ni cuando su esposo murió había derramado una infeliz lágrima, lloraba silenciosamente. Y eso no fue todo, el llanto fue el primer síntoma de una intoxicación rara que tenía algo que ver con una gran melancolía y frustración que hizo presa a todos los invitados y los hizo terminar en el patio, los corrales y los baños añorando cada uno al amor de su vida.
Ni uno solo escapo del hechizo y solo algunos afortunados llegaron a tiempo a los baños; los que no, participaron en la vomitona que se organizo en pleno patio. Bueno, la única a quien el pastel le hizo lo que el viento a jurares fue a bella. En cuanto termino de comerlo abandono la fiesta. Quería notificarle a Esme cuanto antes que estaba en lo cierto al decir que Edward la amaba solo a ella. Por ir imaginado la cara de felicidad que Esme pondría no se percato de la desdicha que crecía a su paso hasta llegar a alcanzar niveles patéticamente alarmantes. Leah, entre arqueadas, tuvo que abandonar la mesa de honor. Procuraba por todos los medios controlar la nauseas, ¡pero esta era más poderosa que ella! Tenía toda la intención de salvar su vestido de novia de las deposiciones de los parientes y amigos, pero al intentar cruzar el patio resbalo y no hubo un solo pedazo de su vestido que no quedara libre de vomito. Un voluminoso rio macilento la envolvió y la arrastro algunos metros, provocando que sin poderse resistir mas lanzara como un volcán en erupción estruendosas bocanadas de vomito ante la horrorizada mirada de Edward.
Leah lamento muchísimo este incidente que arruino su boda y no hubo poder humano que le quitara de la mente que bella había mesclado algún elemento en el pastel. Paso toda la noche entre quejidos y el tormento que le provocaba la idea de desponer sobre las sabanas que tanto tiempo se había tardado en bordar. Edward, apresuradamente, le sugirió dejar para otro día la culminación de la noche de bodas. Pero pasaron muchos meses antes que Edward sintiera la obligación de hacerlo y de que leah se atreviera a decirle que ya se sentía perfectamente, bien. Edward hasta ese momento comprendió que no podía rehusarse a realizar su labor de semental por mas tiempo y esa misma noche, utilizando la sabana nupcial, se arrodillo frente a su cama y a manera de rezo dijo:
-señor, no es por vicio ni por fornicio si no por dar un hijo a tu servicio.
Bella nunca imagino que había tenido que pasar tanto tiempo para que la mentada boda se consumara. Ni siquiera le importo como fue, y mucho menos si había sido el dia de la ceremonia religiosa o cualquier otro día. Estaba más preocupada por salvar su pellejo que por otra cosa. La noche de la fiesta había recibido de manos de mama René una paliza fenomenal, como nunca antes la había recibido ni la volvería a recibir. Paso dos semanas en cama reponiéndose de los golpes. El motivo de tan colosal castigo fue la certeza que tenía mama René de que bella en contubernio con Esme, había planeado premeditadamente arruinar la boda de leah, había planeado premeditadamente arruinar la boda de leah, mesclando algún vomitivo el pastel. Bella nunca la pudo convencer de que el único elemento extraño en él fueron las lágrimas que derramo al prepararlo. Esme no pudo atestiguar en su favor, pues cando bella había llegado a buscarla el dia de la boda la había encontrado muerta, con los ojos abiertos, chiqueadores en las sienes y las foto de un antiguo novio en las manos, con el nombre Calisler.
|