Noche sin tregua

Autor: neni_bella
Género: + 18
Fecha Creación: 21/07/2011
Fecha Actualización: 21/07/2011
Finalizado: SI
Votos: 4
Comentarios: 5
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Capítulos: 14

-si, soy una puta. -cada uno trabaja en lo que el gusta. -no me gusta mi trabajo. esa noche pretendía ser como otra cualquiera pero un incidente hará que su vida cambie para siempre.

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Capítulo 2: La patetica historia de mi vida

Noche sin tregua

-nací en Forks, un pueblito de Washington.-empezó a hablar Bella-vivía con mis padres, Renée y Charlie, y con mi hermana pequeña, Alice, que tenía dos años menos que yo. Éramos felices hasta que un día, cuando yo tenía 14 años, mis padres murieron. Solo por estar en el sitio equivocado en el momento erróneo.

-¿Qué pasó?-preguntó Jacob curioso al ver que la chica quedaba callada; ella suspiró.

-se vieron envueltos en un atraco en un supermercado-dijo con tristeza-el atracador llevaba una pistola. Mi padre fue valiente y se le enfrentó recibiendo un disparo cerca del corazón. Mi madre fue corriendo adonde él y el atracador la disparó también a ella. Él murió en el acto; ella desangrada.

-lo siento mucho-dijo sincero el chico.

-no, está bien, estoy orgullosa de lo que eran mis padres.

-¿Qué pasó luego?-preguntó él-¿Qué hicisteis tu hermana y tú?

-nos llevaron a un orfanato-respondió-muchas parejas quisieron adoptarnos cuando supieron lo de nuestros padres pero nos negábamos a que nadie intentase suplantar a nuestros padres biológicos. Así que estuvimos allí hasta que yo cumplí los 18 y me fui de allí llevándome a mi hermana. Medio año después de salir de allí mi hermana enfermó.

Se hizo un silencio mientras Bella cogía fuerzas para proseguir con su relato. Jacob entendió que necesitaba tiempo y se mantuvo callado dándole su espacio para seguir la historia. Unos minutos más tarde prosiguió.

-el problema es que no fue una enfermedad como una gripe; es una que ha sido descubierta hace muy poco por lo que aún no tiene cura-explicó la chica-le entraron fiebres muy altas y su cuerpo se volvió muy débil por lo que no podíamos moverla de la cama. Necesitábamos que el médico la viniese a revisar a casa pero por desgracia en Forks no había un hospital que nos valiese por lo que tuvimos que contratar uno en Seattle. Por desgracia, era muy caro y nosotras no teníamos dinero suficiente para pagarlo.

-¿y no teníais familiares o amigos que pudieran aunque sea prestaros el dinero?-dijo él.

-nuestra familia estaba toda muerta y apenas teníamos amigos-contestó-y tampoco tenían mucho dinero ya que eran del orfanato como nosotras y no habíamos podido ir a la universidad.

-vaya…

-por lo que la única solución fue que yo trabajase más aún-prosiguió-al principio estuve cogiendo trabajos varios; trabajaba en tres trabajos al día y ni siquiera así me llegaba para pagar el tratamiento, el médico, y la investigación que nosotras debíamos costear dado que éramos las únicas interesadas.

-eso es cruel-opinó el chico-se supone que tienen que hacer investigaciones para cualquier enfermedad para prevenirla.

-si pero no se conocen casos suficientes como para gastarse tal cantidad de dinero-explicó ella-y tenían muchas enfermedades, canceres y así, para investigar.

-por eso te metiste a…bueno esto a…-balbuceó Jacob.

-a puta-terminó Bella la frase por él-es la forma más fácil de conseguir dinero y realmente lo necesito. No puedo dejar que mi hermana muera.

Llegado a ese momento las lágrimas de Bella empezaron a escapar de sus ojos y empezó a llorar amargamente. Jacob, enternecido, la atrajo a él y la abrazó cariñosamente. Ella solo se dejó. Estuvieron así un rato hasta que ella se separó secándose las lágrimas de la cara.

-y esa es mi patética vida-dijo intentando sonar graciosa.

-siento todo lo que te pasa-respondió él comprensivo.

-te dije que no quería que sintieras lástima por mí-agregó ella.

-no es lástima-rebatió Jacob-es que me parece que nadie debería soportar algo como eso y tú menos. Me pareces una buena persona.

-gracias, imagino-dijo ella esbozando una pequeña sonrisa-y lo siento por llorar.

-para nada, todo está bien…Delice-dijo él titubeante; llamarla por su nombre artístico era algo sumamente incómodo.

Ella rió al ver el semblante de vergüenza de Jacob.

-me llamo Isabella, pero llámame Bella-dijo ella.

-creí que me habías dicho que solo tus amigos más cercanos sabían tu nombre-comentó Jacob confuso.

-bueno, tú te sabes mi historia, cosa que pocos de por aquí se saben, y además he llorado delante de ti y para más INRI delante de ti-enumeró Bella-así que podría contarte como un amigo más o menos…aunque si prefieres llamarme Delice…

-no, no, Bella está bien-se apresuró a decir él y ella sonrió.

-bueno, creo que tendrás que quedarte aquí hasta que te recuperes-comentó-imagino que serán un par de días.

-no quiero molestar…-empezó pero ella lo cortó.

-no molestar, tranquilo-dijo-además…así me harás compañía. A veces mi vida es realmente solitaria…

-¡encantado entonces!

Los días fueron pasando y Bella y Jacob se hicieron grandes amigos. Él la hacía reír como hacía mucho tiempo no hacía y ella se convirtió en su hermana pequeña, aunque de pequeña solo tenía la estatura ya que tenían la misma edad.

Bella convenció a Jacob de que un corte de pelo le vendría bien y él después de mucho pelear, aceptó que se lo cortara. Se decidió por cortárselo no a ras del cuello cabelludo de forma que le quedase un poco largo y este se lo pusiera con gomina en punta. Incluso él tuvo que admitir que le quedaba mejor.

Las heridas del chico fueron mejorando hasta que un día pudo moverse por si mismo de forma que fue capaz de salir por fin de la casa. Se empeñó en invitar a comer a Bella en agradecimiento a todo lo que ella había hecho por él. A partir de ese día, quedaron todos los días. Si no era en casa de Bella, donde ella cocinaba, iban juntos a comer fuera.

Bella se sentía cómoda con él; no solamente no era de esos chicos que buscaban sexo sino que no tenía interés alguno por ella, como ella hacia él, eran simplemente los mejores amigos, como hermanos.

Jacob encontró en ella una amiga con la que reír y llorar y era más feliz que nunca ya que solamente tenía un amigo verdadero y este era mayor que él y era muy serio. Estaba contento de poder hablar de chorradas y hacer el tonto con alguien que encima era de su misma edad.

La gente que los veía por la calle fácilmente podía confundirlos con una pareja más ellos solo se querían como amigos.

Eran las nueve de la noche y Jacob acababa de dejar a Bella en su casa. A ambos se les había hecho tarde ese día; se habían pasado el día en el centro comercial haciendo compras y en el cine.

Jacob corría a toda prisa por las abarrotadas de gente intentando llegar lo antes posible a su destino. ¡Demonios! ¡Se le había hecho muy tarde! Ya llegaba media hora tarde…y Edward era de la clase de tipos que no aguantaba las impuntualidades…

Giró hacia la derecha en la última esquina mientras veía aparecer ante si el imponente edificio de las empresas Cullen's Technologies. La enorme fachada estaba formada por enormes ventanales que dejaban ver los extensos pasillos y los despachos que contenía dicho edificio. Jacob aceleró el paso esquivando a duras penas a los transeúntes que se encontraba mientras corría hacia allí.

Por fin, llegó hasta la puerta y sin hacer caso a nadie subió hasta el piso número 22. Anduvo hasta el final del pasillo y sin siquiera llamar a la puerta abrió de un tirón. Se quedó en el umbral, con una mano sujetando el pomo y la otra sujetando su costado. Respirando entrecortadamente, caminó hasta la silla de en frente del gigantesco escritorio que había en medio de la estancia. Se dejó caer pesadamente suspirando en alto. Luego levantó la cara y miró directamente al hombre que estaba sentado en frente.

-¡hola, Edward!-saludó Jacob alegre.

-llegas tarde-dijo simplemente-y has entrado como un tornado sin pedir permiso.

-lo siento, colega, se me ha hecho tarde-se disculpó ignorando el último comentario.

-espero que tengas una buena escusa-dijo sin quitar su semblante serio.

-la tengo-afirmó.

Se hizo un silencio en el que Edward miraba expectante a Jacob la espera de que soltase su gran escusa solo que las intenciones del otro no eran para nada contarle con quien había estado esa tarde. Eso significaría tener que explicarle de que conocía a Bella y le había prometido que no revelaría nada de su vida a nadie.

-¿y bien?-insistió Edward.

-es un secreto-dijo misterioso.

-vale, Jake, deberías de madurar un poco; ya no eres un crío-comentó el hombre.

-¡venga ya, Edward!-suspiró-¡la vida no es solo trabajo y madurez como tú crees! Deberías echarte novia.

-no tengo tiempo para mujeres, mi trabajo es mi vida-contentó serio-y tú deberías de centrarte un poco más en tus estudios.

-estudio, Edward, pero también vivo; al contrario que tú-se defendió el joven.

-mi vida es mi trabajo-repitió-y soy feliz así. Ahora, vámonos, tenemos reserva a las diez y media en el Carlton.

El hombre se levantó mientras su amigo hacia lo propio. Lo miró de arriba abajo. Ahí donde se el veía, Edward Cullen era el empresario modelo. Tenía su propia empresa y a sus 25 años era el hombre más rico de toda EEUU. Además, no era solo eso lo que atraía a las mujeres hacia él; era increíblemente apuesto. Tenía el pelo de un extraño cobrizo que llevaba siempre un poco desordenado, imposible de domar. Sus ojos eran de un hipnotizante verde esmeralda que destacaba su pálida piel.

Las féminas caían redondas en sus pies pero él las ignoraba; como bien le había dicho a su mejor amigo, no le interesaban las mujeres. No es que fuese gay, ni mucho menos, pero ocupaba todo su tiempo en su trabajo y no quería tener ninguna relación.

Así que su vida la pasaba rodeado de empresarios y claramente de Jacob.

Los dos salieron del despacho para caminar hacia el ascensor. Edward se despidió educadamente de su secretaria al pasar y la dejó casi hiperventilando; y eso sin hacer esfuerzo siquiera ni quererlo. Salieron a la calle y se montaron en la enrome limusina que el empresario tenía que los llevó hasta el restaurante en cuestión. Pidieron cena y se dispusieron a tener una agradable velada.

Edward intentó sonsacarle con quien pasaba últimamente sus días, ya que ese no había sido el primer día que llegaba tarde a sus citas, pero no consiguió ni una sola pequeña confesión. No es que él fuese cotilla, pero le preocupaba que su amigo, al que quería como un hermano aunque no demostrase sus sentimientos, anduviese en malas compañías y fuesen una mala influencia para él. Además, también temía que alguno de sus enemigos en el mundo de las finanzas estuviese involucrado con su repentino misterio. Él sabía que Jacob no haría nada que le hiciese mal a posta pero a veces pecaba de ingenuo y estaba seguro de que podía llegar a creerse que tenía un amigo siendo este un espía del bando contrario.

Peor pos mucho que insistió no consiguió sacarle ni una sola palabra y eso lo enfureció de sobremanera aunque no lo demostrase. Cuando la velada terminó y dejó a Jacob en su apartamento, Edward tomó una decisión; contrataría a un espía amigo para que descubriese con quien andaba involucrado su amigo.

Esperó una semana algo impaciente a los resultados de su investigación. Y lo dicho, una semana más tarde, su contacto apareció en su despacho. Edward lo hizo pasar y este otro se dispuso a contarle todo lo que había descubierto acerca de Jacob. Le tendió una carpeta que contenía un informe detallado de lo que había hecho durante toda la semana y no se sorprendió cuando su espía le informó que siempre quedaba con la misma persona. Claro que lo que no esperaba para nada era la clase de persona que era ella, ya que era una mujer. Abrió el informe mientras su informador iba explicándole todo. Cuando empezó a leer lo que habían descubierto sobre aquella chica casi se cae de la cama.

-no puede ser-masculló entre dientes.

Hizo salir rápidamente a su informador mientras leía y releía una y otra vez el informe que le habían entregado. No lo podía creer. ¿En que estaba pensando Jacob al involucrarse con una mujer de esa clase? ¡Por Dios! ¡Una mujer que vendía su cuerpo por dinero! ¿Acaso su amigo estaba tan desesperado como para pagar a una prostituta para tener sexo?

Pero si tenía claro una cosa era que no podía dejar que Jacob siguiese tirando su vida por tierra por sexo. No le dejaría.

-no lo permitiré-susurró para si mismo al tiempo que comenzaba a trazar su plan

Capítulo 1: prologo Capítulo 3: Conociendo a Edward Cullen

 
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