-Entonces, disculpe la demora-dijo una voz que yo conocía muy bien, levante la cabeza y me lleve la sorpresa de mi vida, era él, el hombre que había destruido mi vida 5 años atrás, por él había perdido la confianza en los hombres.
-Srta. Swan le presento al Sr. Edward Cullen, él es el empresario con quien hará negocios- dijo Jane
-Mucho gusto Srta. Swan- dijo él, tendiéndome la mano, yo me quede muda, no se por cuantos segundos, no sabía qué hacer, así que le seguí el juego
-El place r es mío Sr. Cullen- tomó mi mano y le dio un ligero beso, que hizo que mi cuerpo se escarapelará.- bueno, creo que debemos sentarnos, y hablar de negocios.
-Claro.
La velada transcurrió sin interrupciones y yo estaba nerviosa al mil, me había encontrado por casualidades de la vida, y temía que me pidiera explicaciones, pero quien era él para pedírmelas, ya no formaba parte de mi vida, por lo que mi vida no debía interesarle en lo más mínimo. Su voz me sacó de mi debate interno cuando dijo:
-Así que cerramos el trato.
-Así es.
-Bueno, entonces mañana pasaré por su oficina para firmar los papeles.
-Está bien.
-Fue todo un gusto conocerla Srta. Swan.
-El gusto fue mío, hasta mañana entonces.
-Esperare mañana con ansias para verla.
-Adiós.
Salí como pude de allí, donde estaba mi pesadilla personal, ya no podía ocultarme más, todo por las casualidades del destino, que nos reunieron otra vez.
De camino a mi casa había tomado la decisión de enfrentármelo y de ya no temerle, solo ser yo y punto.
Al llegar lo primero que hice fue ir hacia mi despacho, y encerrarme ahí aunque no quería llorar, sentía las lagrimas bajar por mi mejilla, y llorar amargamente era el resultado del sentimiento que aun estaba vivo en mi, el amor.
El trabajo muchas veces me la llevaba a casa por lo que mi oficina era un completo desastre, todo tirado en todas partes.
Cogí una copa, y me serví un poco de whisky, yo no era de beber pero lo necesitaba, y era una, dos, tres, cuatro copas, no me acuerdo en que copa perdí la conciencia.
Al día siguiente me dolía la cabeza, sabía muy bien que hoy estaría con él, otra vez, pero esta vez solos.
Quería que el tiempo se detuviera, pero sabía que no iba a pasar, me preguntaba desde cuando me había vuelto nerviosa, yo no era así, y mi propia conciencia me respondió: desde que la maldita vez que su voz llego a mis oídos en esa dichosa cita.
Me di una ducha, ya que la necesitaba, el agua me hizo bien, así que me vestí, cogí el coche y Salí en busca de mi pesadilla personal.
Al llegar Jane me dijo que el Sr. Cullen le había llamado y que había reservado la cita para las 11.00 a.m., tan solo faltaba 2 horas, cuando me di cuenta el tiempo había transcurrido muy rápido.
-Srta. Swan , el Sr. Cullen está en la recepción lo hago pasar- dijo Jane entrando a mi oficina.
-Esta.. bien… hazlo pasar- me dije a mi misma, vamos Bella, tranquilízate, solo es otro inversionista.
…..
-Buenos días Srta. Swan- dijo, sabia que el estaba impaciente por estar a solas por su modo de pararse, lo conocía tan bien.
-Buenos días, Jane puedes retirarte- asintió la aludida, y salió cerrando la puerta a su paso.- bueno señor Cullen, es momento de negocios, dije sentándome y ocultando mi mirada.
Él no dijo nada, solo se acerco hacia mi escritorio y tomo asiento.
-Estas nerviosa- genial se había dado cuenta-no tienes por qué estarlo Bella.
-No lo estoy, y está usted aquí por negocios, no por mi
-Te equivocas
-yo... voy por unos papeles
Me dirigí al otro lado de la habitación, a un estante donde debía estar el contrato, lo saque y al darme la vuelta, él estaba parado solo a unos centímetros de mi, podía sentir su respiración, el estaba muy cerca que podía sentir su aliento en mi cara.
-Créeme, he vuelto por ti y no me pienso ir, mi Bella
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