Bella POV

Si esta en negrita y cursiva son los recuerdos de Bella.

A la medida de que iba despertando de mi sueño, me fui acordando de lo que paso, ya tenía 7 meses y estaba enorme, pero me acuerdo de algo como si hubiera sido ayer, ya  de eso hace unos 3 meses.

Estaba despertando en la misma habitación de hospital donde me habían dormido debido a al ataque que me dio, yo no quería a este bebé, este bebé no era mío nada más era de esa persona que me había violado y golpeado también, empecé a odiar a esta criatura, incluso trate de quitarle la vida pero la enfermera me descubrió y llamó a Charlie, el cual me dio el sermón del siglo diciéndome que el bebé era una bendición de Dios aunque fuera de mi violador. Después de esto, estuve reacia a decir que era mi bebé incluso estaba considerando la idea de darlo en adopción, yo no quería a este bebé…

Fueron pasando los meses, hasta que llegó mi cuarto mes de embarazo en el que me dirían si mi bebé (si ya lo llamaba mi bebé) era niño o niña. Llegué junto a Charlie al consultorio del ginecólogo, esperamos hasta que me llamaron y entramos, me coloque la bata y me acosté en la camilla para que me hicieran el eco, al principio vi al doctor y no a la pantalla, se veía preocupado, no aguante más y le pregunte:

-       Doctor qué es?

-       Bueno, se podría decir que son, no que es, ya que vas a tener gemelos –esa noticia me cayó como balde de agua, dos hijos pensé, dos criaturitas de quien hacerme cargo- Es una niña y un niño, felicitaciones.

-       Gracias doctor.

No sabía cómo iba a mantener a dos hijos, porque si me los iba a quedar, no los podía dejar con cualquier persona, eran míos. Ya casi iba terminando mi último año del instituto, me faltaba solo un trimestre, para graduarme, e ir a la universidad y ser una gran literaria.

Y aquí estoy ahora, graduada, empezando la universidad y a dos meses de tener a mis bebes en mis manos, estaba tan contenta, me había mudado de Forks a Alaska, para no tener más recuerdos en mi mente.

El tiempo se me fue volando, ya han pasado dos años desde que tenía a mis dos criaturitas, la niña se llama Elizabeth y le digo Lizzie y el niño Anthony, pero prefiere que le diga Tony, a pesar de ser gemelos son muy diferentes con respecto a su personalidad, pero físicamente son idénticos, gracias Dios solo se parecen a mí, solo el cabello que es más liso que el mío pero del mismo color marrón.

Ahora soy una gran literaria, he escrito libros y estoy a punto de entrar a la mejor empresa de editores para que publiquen mi nuevo libro. Cuando entre a la empresa sentí que era observada me di la vuelta y estaban unos ojos dorados que vi el día de la violación, claro también pudo ser mi imaginación ya que estaba inconsciente y solo por un momento abrí  un poco mis ojos y vi esos ojos dorados tan hermosos como su dueño, nos quedamos viendo y él fue el primero en romper el hielo.

-       Hola mucho gusto mi nombre es Edward, ¿Usted es? –y ahí me quede guindada con su voz, era hermosas- mmm Señorita?

-       Claro, disculpe me quede en mi mundo, mucho gusto Isabella Swan –le ofrecí la mano y me la tomó, en ese momento sentí una corriente eléctrica recorrer mi columna vertebral, hasta ahora no me había detenido en ver bien a mi acompañante, era hermoso, parecía un Dios, pero todo lo bueno dura poco, apareció una rubia que le bajaría el ego a cualquier modelo.

-       Eddie, pronto está por llegar la Srita. Swan con su nuevo libro no queremos hacerla esperar –si supieran que yo era la Srita. Swan- y usted es? –me pregunto despectivamente

-       Mucho gusto, soy Isabella Swan –le respondí con el tono más frío posible ya que ella me había hablado de la misma manera- vengo a que el Sr. Cullen lea mi libro para ver si él será mi editor

-       Ha disculpe Srita. Swan, me presentó como debe ser, soy Edward Cullen y conmigo es que tiene la reunión para ver si yo mismo soy el editor en jefe –me quede prendada en su mirada- Pase a mi oficina por favor, Tanya –así que así se llamaba la rubia-  Por favor que nadie moleste.

-       Claro Eddie–y le dio un sonoro beso en los labios que no sé porque me molesto tanto.

Edward POV

Ya habían pasado dos años más en los que no supe nada de mi niña, Alice había tenido unas visiones de ella, pero nada en concreto, eran unas imágenes más o menos borrosas, no sabíamos porque. Mi relación con Tanya iba viento en popa, según ella; con Tanya llevaba cuatro años, los cuales dos de ellos ella estaba intentando quedar embarazada, pero yo se lo complicaba ya que cada vez que lo hacíamos utilizaba preservativo sin que ella se diera cuenta. Aún no le había contado mi secreto, se que suena cruel, pero no quería contárselo a ella, ella aún no se daba cuenta de que no envejecía, ni nada

Hoy era un día normal en la empresa, si tengo una empresa de editores, justamente hoy venia a verme una Srita. Para ver si podía ser yo su editor en jefe, teníamos una reunión a las cuatro de la tarde a la que acepte gustosamente a ir, cuando iba entrando me le quede mirando a la castaña que estaba a unos pocos metros de mi, ella sintió que era observada, pero lo más raro de todo es que no podía localizar su voz mental, era sumamente extraño, al instante de seguirla mirando ella se voltio, y sentí miles de sensaciones al saber que era la misma chica de las visiones de Alice, al fin la podía ver, estaba un poco cambiada pero no del todo, aún seguía con esos hermosos ojos chocolate que tanto amaba, sus curvas se habían hecho más pronunciadas, sentí como todos los hombres de la empresa la miraban como si fuera un presa y por eso fue que decidí acercarme y decirle

-        Hola mucho gusto mi nombre es Edward, ¿Usted es? –me miraba extrañada como si estuviera recordando algo- mmm Señorita?

-       Claro, disculpe me quede en mi mundo, mucho gusto me llamo Isabella–me ofreció la mano y se la tome, en ese momento sentí una corriente eléctrica recorrer mi columna vertebral, y creo que ella también lo sintió ya que sufrió como un escalofrió, pero todo lo bueno dura poco, ya que apareció mi preciosa prometida, nótese el sarcasmo.

-       Eddie, pronto está por llegar la Srita. Swan con su nuevo libro no queremos hacerla esperar –me dijo Tanya, pero no le preste atención, yo si sabía que la que estaba delante de mí era la Srita Swan - y usted es? –le pregunto despectivamente a mi acompañante.

-       Mucho gusto, soy Isabella Swan –le respondió con el tono más frío posible ya que ella le había hablado de la misma manera, nunca vi a nadie hablarle así a Tanya- vengo a que el Sr. Cullen lea mi libro para ver si él será mi editor

-       Ha disculpe Srita. Swan, me presentó como debe ser, soy Edward Cullen y conmigo es que tiene la reunión para ver si yo mismo soy el editor en jefe –le dije, pero justamente en ese momento nos miramos y nuestras miradas se quedaron guindadas hasta que le volví a hablar- Pase a mi oficina por favor Srita. Isabella, Tanya –llame a Tanya-  Por favor que nadie moleste.

-       Claro Eddie–y me dio un sonoro beso en los labios, el cual me dejo sorprendido, pero no el beso si no la cara que tenía Isabella.

-       Sígame Srita. Por favor –le dije, enseguida me empezó a seguir y la lleve directo a mi oficina, donde me entregó su libro y lo empecé a ojear, por encima se veía que era un buen libro, así que le dije- por lo que puedo ver es un buen libro el que tengo en mis manos, así que sí, seré su editor en jefe Isabella.

-       Por favor, dígame Bella –me dijo- y pues me encantaría que el gran Edward Culle, rey de los editores sea mi editor en jefe de mi libro –en ese momento en que dijo la última frase levanto su mirada y otra vez nos vimos directo a los ojos

-       Claro Bella, para mí será un honor ser tu editor en jefe, pero hablame más de ti –esperaba que me contara toda su vida, pero ¿quién era yo para que ella me tuviera ese grado de confianza?

Me contó que vivía en Forks, que su padre se llama Charlie y que está divorciado de su madre René la cual tiene un niño de un año, me contó sobre su vida en el instituto, pero lo que más quería escuchar sobre ella, no me lo dijo, yo quería escuchar sobre de su violación, de cómo lo supero y de que le sucedió