In the shadows (+18)

Autor: NalaMatter
Género: Drama
Fecha Creación: 05/07/2013
Fecha Actualización: 11/11/2013
Finalizado: NO
Votos: 7
Comentarios: 8
Visitas: 9848
Capítulos: 9

El dinero le robó su corazón. Las mentiras le desalmaron el alma. Había una sola cosa en la vida de Isabella que le importaba: "el dinero" y ella hará cualquier cosa por poseerlo, sin importarle nada ni nadie, mucho menos a quién dañará en el camino.

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Capítulo 1: CALAMITY

Beteado por Aleja Rodriguez, Beta Fanfiction Twilight Hispanoamerica.

 

DISCLAIMER: Los personajes pertenecen a Stephanie Meyer. La historia solamente mía.

 

"In the shadows"

CALAMITY

(Calamidad)

 

Antes de desear algo ardientemente, conviene comprobar la felicidad que le alcanza a quien ya lo posee.

 

Era la decimotercera vez que observaba mi teléfono. Como si al realizar este acto mágicamente él se acordaría de mí y, simplemente se dignaría a marcar mi condenado número.

Hubiera sido sencillamente fácil que dijera que no podía. Dejar la invitación en una respuesta nunca interpretada – o en mi caso más de una – creo que me hubiese tranquilizado. Claro está: en ese momento me hubiera enfurecido, impacientado y probablemente no hubiésemos tenido sexo en su auto.

Decidí tranquilizarme. Tener un poco de paz mental. Pero era increíblemente difícil teniendo su camisa en mi armario. Luego de callar a mi propio pepe grillo versión feminista, corrí escaleras arriba a buscarla. Conscientemente la marqué con mi lápiz labial rojo, para que él la dejara aquí; porque sólo Dios sabe lo que hubiese pasado si esa camisa hubiese ido a parar a su casa.

Mi madre, como todo ser racional, desaprobaba esta relación. Creo que si al menos uno de mis amigos lo supiera, también estarían en desacuerdo. No contárselo a ninguno de ellos, de hecho a nadie -si se dejaba de lado a mi madre- era asfixiante, matador, destructor. Pero aún así no podía alejarme de él. Sería una vil mentirosa – más de lo que soy – si dijera que nunca pensé que esto sucedería. Cuando la verdad fue, es y será que desde el primer momento en que lo vi supe que seria mío o al menos algo así.

He perdido la cuenta de la cantidad de veces que hemos terminado y vuelto. Creo que uno de nuestros récords fue cuando terminamos en la cena de día de gracias. Tenía como fiel propósito comenzar el año sin mentiras, sin engaños, sin él. Pero todo se fue a la borda en pocos segundos; en el momento en el que comenzó a besarme supe que ya no había vuelta atrás, era un viaje sin retorno. En ese mismo momento se terminaron de romper mis límites: cuando lo hicimos en su cama y no me detuve a pensar en que era la casa de su familia. Una familia en la cual no encajaba.

Me encontraba en mi cama, envuelta en las sabanas y con su camisa entre mis brazos. Lo sé, era patética ¿y qué? ¿Qué más daba? Quizás esta semana o mes sería con lo único que tendría que conformarme.

Estaba tratando de recordar la última vez en la que habíamos hecho el amor, imaginado sus manos bajando por mi cuerpo, tocándome, excitándome. Pero al parecer el infierno no es tan grande y mi condena seguía creciendo porque sentí mí celular sonar.

Inmediatamente lo recogí y mire la pantalla, era él.

- ¡Amor! Hasta que al fin te dignas a llamar, llevo toda la noche esperándote ¿Qué pasó bebé?

- ¿Amor? – preguntó una voz femenina que conocía muy bien. Juro que cuando sentí esa voz todo lo que tenía en mi estomago subí hasta mi garganta dándome arcadas. - ¿Bella? ¿Por qué me dices amor?

Me tomó un tiempo procesar eso. Si que había metido la pata bien profundo. ¿Qué le decía? Si Alice, escuchaste bien, dije amor porque eso es lo que es Edward para mí: el amor de mi vida. No. Claro que no diría eso. Soy demasiado cobarde.

- ¿Bella? ¿Sigues ahí?

- Sí. Lo siento Alice me tomaste por sorpresa pensé que eras otra persona.

- ¿Otra persona? – Se detuvo a pensarlo por un momento - ¿Conociste a alguien? ¡Oh por Dios! Bells no lo puedo creer, tienes que decirme todo. ¿Quién es? ¿Es guapo? ¿Lo conozco? – y esa última pregunta heló mi sangre. Si, quise decirle, lo conoces mejor de lo que crees Alice.

- No. Es alguien nuevo.

- Bueno no suena como alguien "nuevo" si le dices "amor" - dijo riendo – pero de algo estoy segura, tienes que presentármelo a mí y a Edward. Creo que tengo la ocasión perfecta para que lo traigas a la casa. Victoria esta de cumpleaños esta semana, vamos a hacer un pequeño almuerzo familiar, ya sabes. Tú eres como de la familia y nos encantaría tenerte allí, creo que será por la mañana pero si tienes algún inconveniente…

- Alice – le dije callándola a veces era realmente molestosa.

¿Molestosa? - preguntó mi estúpida conciencia - ¿Qué es lo que te molesta? ¿Qué quiera conocer a tu "nuevo" chico? O ¿Qué te haya llamado familia? Porque eso es lo que eres para ella. Eres parte de su familia. Por no decir casi la única.

Traté de mirar un punto fijo en la pared blanca, concentrándome.

– Lo siento. Sé que a veces soy muy impulsiva cariño. Pero no sabes lo feliz que me hace enterarme de que hay alguien en tu corazoncito.

Con cada palabra que salía de la boca de Alice, era como si alguien sentado a mi lado pellizcara mis brazos, dejándolos totalmente rojos. Y de nuevo la camisa robó mi atención. Era tan suya. Recordé cuando me había adueñado de ella.

Estábamos aquí, en esta misma cama.

- No sabes cómo te he extrañado – fue la sorpresa más grande que me llevé al abrir la puerta. Habíamos estado separados por semanas. Tuvo que irse por un viaje familiar dejándome sola en este frio departamento.

Sus manos subían y bajaban a una velocidad inmensa.

- ¿Bells? – la voz de Alice me trajo de nuevo a la realidad, y la odie por eso.

- ¿Qué me decías Alice?

Dio una pequeña risita que me pareció realmente irritante – bueno de todo un poco. Pero en resumen para preguntarte si sabias dónde está Edward – lo último que dijo llamó mi atención.

- Dejó el teléfono en el bolsillo de su chaqueta, como fuimos a comer y no lleve la mía me prestó la suya dejándola con el teléfono y todo. – su comentario me irritó más de que debería importarme. Eran un matrimonio, y eso es lo que hacen los matrimonios. Cenar juntos, dormir juntos, estar juntos. Pero a quién diablos engañaba, me molestaba, me mataba saber que él seguía su vida normalmente.

- En su agenda salió un mensaje con tu número y pensé que tal vez se habían juntado o no sé quizás sabrías dónde está. Es tarde y me preocupa.

¿Tarde? Mire al reloj rojo que se encontraba colgado en la pared. 00:15 para ser exactos.

- No lo sé. No lo he visto en semanas Alice – en parte era verdad "en parte."

Dio un profundo respiro. – Si sabes algo por favor me dices. Él no es así. Bueno, te dejo para que descanses, cuídate. Te quiero Bells.

- Sí, seguro. Nos vemos Alice. – Dije, y le corté. En ocasiones me dolía ser fría con ella, pero eso era mejor que ser cínica ¿no?

Resignada bajé por algo para beber. Al llegar a la estrecha cocina me maldije al ver mi refrigerador completamente vacío. No había ido a trabajar al bar en al menos nueve días, y me estaba pasando la cuenta. Intente abrir la llave pero al igual que todo lo que está en mi vida – dañado – no quiso abrirse. Tire de él molesta pero fue inútil. ¡Maldito departamento!

No sabía qué hacer. Quizás lo mejor sería ir a dormir, descansar y asi mañana tener fuerzas para ir al endemoniado bar de Emmett. Si había algo que odiara más, era ser mesera en ese estúpido bar. Realmente no sabía hacer otra cosa. Cuando termine la secundaria, Carlisle, mi novio diez años mayor que yo, me sedujo llevándome con él apenas cumplí los dieciocho. Que arrepentida estoy en este momento: fui una ilusa, como siempre.

Al principio todo fue como un cuento de hadas. Éramos sólo él y yo, y el cacharro de su auto. Vivimos en ese estrepitoso auto hasta que las cosas empezaron a empeorar. Estaba irritable, odioso. Queríamos cosas distintas en la vida, razón por la cual nos separamos. No fue una ruptura limpia: al decirle que ya no lo amaba, que quería volver a mi casa porque me tenía enferma comer todos los días comida enlatada, orinar en baños públicos y ducharme en moteles baratos. No era una vida lujosa, de hecho apestaba.

Ahora que ha pasado el tiempo puedo ver que ciertamente nunca lo amé. Sólo quería a alguien que me sacara de casa de Charlie y "su perfecta familia." Mi madrastra me odiaba, sinceramente yo también. Y vivir con mi madre y su "marido" que le gustaba espiarme en las noches tampoco era muy tentador. Simplemente tomé la salida fácil y, es ahora cuando me doy cuenta de que esa fue una de las peores decisiones de mi vida, sólo una de millones.

En resumidas cuentas tuve que llamar a mi madre para que me fuera a buscar en medio de la noche a un motel barato en el que me abandonó Carlisle. Jamás pensé que iría a llegar, sin embargo lo hizo.

Desde ahí mi vida no ha sido color de rosa ¿pero quién tiene una vida perfecta? Alice susurró mi metiche conciencia. Alice, en cierta parte era cierto. Aunque nunca lo admitiera, sentí celos la primera vez que la volví a ver. Habían pasado seis años desde que habíamos salido de la preparatoria, a diferencia de mi, Alice había hecho su vida como toda una mujer madura. Fue a la universidad, estudió la carrera que yo quería, conoció y se casó con un hombre de ensueño que yo soñaba, y estaba rodeada de personas que la amaban como yo quería que me amaran.

Camine casi desnuda sólo con la camisa de Edward puesta, por el estrecho departamento. Quizás Alice tiene todo eso – pensé - pero yo lo tengo a él. Dije con odio.

¿Segura? Porque por lo que sé es con Alice con quién está casado, refunfuño mi mente.

Decidí ignorar olímpicamente a mi conciencia tratando de llamar a Emmett para decirle que iría mañana a trabajar, pero al igual que mi refrigerador mi teléfono estaba vacío: sin saldo para llamar. Reí irónicamente. Deseaba a alguien que me sacara de estar mierda de vida que llevaba, que me diera la vida que yo merecía y principalmente que me amara sin medidas. Sé que con Edward puedo tener todo eso y más. Sólo hay una diminuta persona que se interponía en mi camino. Alice, pensé.

Sentí la cerradura moverse, abriéndose. Saqué a mi perra interior sólo para fastidiarlo.

- Pensé que habías dicho que vendrías temprano – lo miré con todo el odio que pude encontrar para que de esa manera se sintiera culpable. – Pude haber gastado todo ese maldito tiempo que me tuviste esperando como estúpida en algo mucho más provechoso. Pero claro como el señor tiene cosas más importantes en su agenda ¿quién soy yo para quitarle el tiempo? ¿No?

Me miró, tanteando el terreno. Mentalmente me reí, él creía conocerme pero la verdad era que nadie lo hacía.

- Isabella – dijo. Su voz sonó baja, calmada. – Tuve un inconveniente que resol…

- ¿Inconveniente? – Contraataqué - ¿un inconveniente? ¿Cómo salir a cenar con Alice? ¿A eso le llamas un inconveniente? Pues bien yo también podría tener ese ¡TIPO DE INCONVENIENTE!

- No es eso, Bells…. - miré a mi alrededor y encontré mi objetivo perfecto. Un vaso en la mesa.

Tire el vaso justo donde quería que llegara. – ¡NO ME MIENTAS! ¡Sabes que odio que me mientan! – Le grité.

- Amor, cálmate - dijo con las manos estiradas en mi dirección – Es cierto, tuve que salir con Alice, era una cena de la empresa. No pude decir que no.

- Al menos me hubieras llamado. No pude ir a trabajar por estar esperándote ¡A TI! e incluso cocine ¡para ti! – mentí. – Gastando el último dinero que me queda – dije lastimosamente.

Camine haciendo pucheros hasta llegar a él abrazándolo, comencé llorar teatralmente y escuché lo que necesitaba.

- Tranquila – dijo pasando su mano por mi cabello – Bebé, sabes que yo puedo ayudarte con eso. Sólo tienes que decirme cuanto necesitas.

Repartí cortos besos por todo su pecho – no quiero ser una carga para ti – mentí de nuevo.

- Jamás serás una carga, nena – levantó mi rostro y me besó. Amaba que me besara de esa manera: lentamente, rosando sus labios con los míos; dándoles tiempo, pasión, amor.

Hipé e hice sonar mi nariz como calmando mi llanto – Te amo.

- Yo también Amor.

Amaba manipular a las personas, especialmente a Edward. Perra gritó mi pepe grillo personal, si, una perra pero con dinero, le grité yo.

Decidí entretenerlo en mi departamento por toda la noche, quizás así Alice empezaría a sospechar y todo sería más fácil. Como sumar dos más dos.

Tomé su mano y lo llevé a mi cuarto. Reímos cuando, por estar viendo como desabrochaba su camisa tropezó casi cayendo.

- La conozco – dijo apuntando a la camisa, me dio esa sonrisa que tanto me enloquecía, lo amaba.

- Ahora me pertenece, aunque creo que hace calor aquí. Lo mejor será sacármela ¿no crees? – corrí hacia mi cuarto sintiendo sus pasos.

Me tomó por la cintura, quedando detrás de mí. Sus manos recorrieron lentamente mi cuerpo, dejando cada parte tocada por ella. Ladeé mi cuello para que tuviera más acceso y su boca tomó prisión de ella.

Bajó hasta llegar a mis senos. Sus dedos jugaron con mis pezones – Mmmh –gimió.

Su lengua recorrió mi cuello. Sus manos siguieron bajando hasta llegar a mi área más sensible, de nuevo sus dedos jugaron con mi entrada causando una risita tonta. Metió sus dedos en mi vagina. Se sentía bien, demasiado bien.

- Más rápido – dije besándolo. Mordí sus labios, metiendo mi legua más adentro.

- Bebé… por favor… Mmmh – me tiró en la cama, abriendo fugazmente mis piernas. Sentí el cálido aliento en mi sensible coño. Su lengua abrió paso sobre mis pliegues entrando en mí. Lamió de arriba abajo por mi botón especial. Se sentía rico. Metió un dedo, girándolo, matándome. Su lengua hacia círculos deliciosos.

- Bebé… - Edward dio una risita levantándose y mirándome. Amaba esa mirada, llena de lujuria y pasión.

- ¿Me amas? – preguntó volviendo abajo pero siempre atento a mi respuesta.

- Con mi vida – volvió a darme su sensual sonrisa, lamiendo más rápido, sacando y metiendo su lengua.

Llegar fue enloquecedor, tenía mi boca seca y quería más. Recuperando un poco el aliento, tiré de Edward quedado yo arriba de él. Jugué con su polla, manoseándola, masturbándolo. Estaba caliente, gruesa, grande. Como todo en él, la amaba.

Le di una fugaz lengüeteada y la metí en mi coño mojado. Fue brusco y rico. Comencé a moverme lentamente sobre él. Edward jugaba con mis senos, masajeándolos e introduciéndolos en su boca. Chupó y mordió a su antojo. Quería que llegara rápido pero que disfrutara. Me acerqué a su cuello, chupándolo.

- Bella – dijo reprimiéndome. Edward sabía lo que quería hacer. – Sabes que no puedo tener un chupón, nena.

Mordí el lóbulo de su oreja en respuesta. Nunca me había dejado hacerle uno. Sus manos subían y bajaban por mí espalada llegando hasta mi trasero, masajeándolo.

- Bebé… - sentía el calor en mis mejillas y nuestras respiraciones erráticas.

Quería todo, absolutamente todo de él. ¡Cuanto lo amaba!

- Prométeme que soy la única en tu corazón.

- Bella…

- ¡Prométemelo! – dije clavando mis ojos en los de él. Teníamos un cierto parecido en el color. Los dos eran verde esmeralda, aunque los de él eran mucho más brillantes y encantadores.

- Te lo prometo Amor. Eres la única en mi corazón.

Junto nuestros labios y lo sentí. Yo llegue primero y luego él. Fue abrasador, quemante. Me faltaba el aire. Poco a poco nuestro ritmo fue bajando hasta quedar en completa tranquilidad. Allí, con él dentro de mí, en mi cama. Fueron sólo segundos, sin embargo, para mí fue eterno. Tenerlo de esa manera justo aquí era todo lo que necesitaba. Me sentía ganadora. De nuevo le había ganado a ella.

Pero como cual bola mágica al caer, se quebró el momento.

Salió de mí, recostándose a mi lado. Lo abrace cómo si la vida se me fuera en ello.

- No quiero que te vayas. Quédate. – Le pedí.

- Sabes que no puedo Amor – sus dedos vagaban por mi espalda desnuda.

Al cabo de un rato me cubrió con las sabanas y esperó a que me quedara dormida, o eso creía él.

Salió silenciosamente con sus ropas hacia la sala vistiéndose. Sentí como cerró la puerta y una delgada lágrima salió de mi ojo bajando por mi rostro. Abracé febrilmente mi almohada que todavía tenía su olor. Muy pronto salieron las demás y sin darme cuenta me quedé dormida llorando y aferrándome a la almohada.

 


 

 

¡Hola! ñ.ñ aquí el primer capítulo de mi nuevo bebé *-*

Espero que les haya gustado. Quise poner una Bella mala - porque creanme es mala, muy mala - para salir de mis antiguos demonios, me diverti mucho escribiendolo y lo que en un principio quise que fuera un OS lo deje como long fic *O*, me encanta hacer sufrir a mis personajes jijiji :D

Bueno no les doy más la lata, aunqueeee me encantaria leer sus opiniones y comentarios sobre esta bitchBella ;)

Con cariño Nala :*

Capítulo 2: COMPATIBILITY

 


 


 
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