--- ¡Mamá! --- fue el grito inicial del día de hoy en la familia Black.

Era una familia económicamente bien, aunque hace algunos años habían sufrido la pérdida más dolorosa del planeta. El hombre que era esposo y padre en esa familia había muerto en un accidente de trafico dejándolos casi solos.

Isabella Swan o antes de Black, se había levantado ante el grito de su hija, estaba más dormida que despierta, como para saber de quien se refería. Era madre de cinco niños, de los cuales dos ya eran adolescentes.

Miro la foto de su difunto esposo y sonrió. Hace dieciséis años había quedado embarazada de su primer hijo, un muchacho alto y muy guapo, de cabello castaño claro y ojos negros como lo de su padre, a tal honor le habían puesto Jacob. Un año más tarde (de haberse casado) quedo embarazada de su hija Torry, pero aun así termino una carrera y salió adelante.

Para cuatro años después volver a quedar embarazada de su pequeña Zonny y dos años después a Saharí, la persona más traviesa e imperativa de todo el mundo. Hace cuatro años o cinco años, tuvo por ultimo a la que sería la última de sus hijas Maya, la que creía estaba gritando desde el comedor.

Se puso la bata de seda y sus pantuflas para ver que asían sus pequeños demonios. Al entrar vio a Torry preparando el desayuno y en cuanto vio a su madre le sonrió con mucha alegría, era la más madura de todos y  parecía estar dispuesta a ayudarla, sabía que no era fácil para su madre criar a cinco niños ella sola y aparte trabajar y se creía en la responsabilidad de estar al pendiente.

--- Buenos días madre --- la saludo extendiéndole unos pan tostados --- descuida, ya me encargue de Maya.

--- ¿Qué fue lo que paso?, me despertó su grito --- dijo comiendo y Torry se encogió de hombros.

--- No sé exactamente, pero ya lo resolví --- estaba diciendo eso, cuando una niña güerita y de ojos verdes entraba con la cara toda ceñida del enfado y miraba a su madre y su hermana.

--- ¡No resolviste nada! --- dijo acusándola con su pequeño dedito y se volteó a su madre --- mamá, le puedes decir a Jake que deje de pintar mis muñecas, las está arruinando.

--- ¡Jacob Black, ven aquí! --- grito molesta y vio a su hijo meterse en la cocina con una sonrisa de disculpas.

--- Mamá, lo que yo hago es arte, Maya debe estar agradecida de que haga mis obras en sus muñecas, cuando yo me haga famoso querrán comprarlas todas.

--- El día que tú te hagas famoso, ese día yo seré una cantante profesional --- entro Zonny sacándole la lengua a su hermano y sentándose a comer junto con su madre --- buenos días a todos.

--- ¡ZONNY ME LAS VAS A PAGAR! --- el grito proveniente de arriba hizo que todos voltearan y que Zonny empezaban a temblar, entro echa un huracán una niña de unos diez años, tenía en su mano derecha una bolsa vacía y fulminaba a su hermana --- ¿sabes que estaba guardando esto para algo bueno verdad?, porque diantres lo usaste, mamá dile que no agarre mis cosas.

--- Hija, no agarres las cosas de Saharí, no ves que pueden ser toxicas o de peligro químico --- le advirtió Bella a su otra hija, mientras varios aguantaban la risa --- aparte ¿Qué era esa bolsa?

--- Era la sustancia más poderosa, una bomba apestoso como ningún otra y Zonny la roció por todo el cuarto --- ante eso los demás hicieron una mueca de asco.

--- Fue un accidente, no es mi culpa que la dejaras a lado de mi labial Saharí, cualquiera pudiera tirarla y por tu culpa el cuarto huele a rayos --- la acusación de Zonny hizo enojar más a su hermana, de la cual debían tener cuidado.

--- Pobre señora Tenzón, ahora tiene mucho que limpiar --- aclaro Maya, mientras todos los demás se reían.

Desayunaron tranquilamente toda la familia. Así eran cada uno la más tranquila era Torry, quien era la única que había salido algo morena como su padre y su cabello negro corto, le encantaba vestir bien y sobretodo estar al cuidado de sus hermanos.

Después de seriedad era Zonny, quien lo que más le gustaba era escuchar música y cantar, ella también era de pelo negro, pero sus ojos eran cafés claros y piel pálida, nunca le gusto hacer mucho ruido, pero podría ser igual de traviesa que Saharí, de la cual ambas compartían habitación.

Saharí era igual a su hermana, solo por los ojos negros y su cabello era más ondulado, además de ser más chaparra que su hermana y no podía estar quieta ni un milímetro.

Como eso de las cuatro para las ocho salieron todos rumbó a colegios y trabajos. Bella miro a los mayores de sus hijos.

--- Jake, llévate a Zonny y Saharí a la escuela, yo dejare a Maya de camino al trabajo --- le anuncio y este puso una mueca algo disgustado.

--- Mamá, todavía que tengo que llevar a Torry, me haces llevar a las dos enanas…

--- Jacob, por favor tengo prisa, mi nuevo jefe llegara hoy de España y tengo que tener todo listo o me despedida.

--- Pues así consigues un trabajo de escritora y no editora, eso de corregir libros no era lo que querías.

--- Jake, no me puedo permitir perder mi empleo, la colegiatura de los colegios y cuentas no se pagan solas, en dos años vas a la universidad y quiero que estudies en una buena, por favor hijo --- al ver el apuro de su madre asintió.

--- Esta bien --- miro a sus tres hermanas – vámonos, que tengo examen en veinte minutos y si llego tarde no me dejara presentar.

Bella vio como sus hijos se iban en el carro del mayor y tomando a la menor de sus hijas se fue rumbo al kindergarten para dejarla con una sonrisa.

--- Te portas bien amor y vendré por ti dentro de un rato --- le dio un beso en la frente y la niña bajo del auto.

--- Adiós mami, te quiero mucho --- antes de decirlo se metía.

Pero choco con dos niñas iguales como de la misma edad, eran como se mencionó, idénticas. Pelo rubio y mirada traviesa ambas niñas la miraron con una ceja levantada.

--- Lo siento --- se disculparon las tres para empezar a reírse.

Bella llego a su oficina retrasada por media hora y al entrar en ella diviso varios papeles y el intercomunicador sonando sin parar. Suspirando dejo su bolsa y oprimió el botón para ver que quería la secretaría fastidiosa.

--- Ya estoy aquí, ¿Qué se te ofrece Jessica? --- Bella estaba harta de ella, estuvieron juntas en la preparatoria y se hizo pasar por su amiga hasta que Jacob empezó a andar con ella.

--- El jefe quiere verte Isabella, se escucha enojado --- su voz era gangosa y molesta ---mal momento para llegar tarde.

--- Voy para ya.

Tomo los papeles que seguramente su nuevo jefe quería revisar, las editoras que estaban promoviendo y los libros a sacar. Suspiro, sabía que él tenía mal pinta y esperaba que no la corriera por llegar tarde. Alguien tenía que entenderla. Tenía a cinco niños que cuidar.

La sub oficina principal era en el pinjaos del edificio y era enorme, sin contar la pequeña sala a donde llegaban con la secretaría. Ahí estaba Jessica sentada con su mini trajecito y su gran escote para pescar algo.

Bella se miró de repente algo ansiosa y pensando que su jefe podría ser preferentita con la ropa. Ella llevaba un pantalón de vestir y una blusa blanca con un saco, su cabello estaba acomodado para atrás y sonreía, era un atuendo de trabajo nada malo.

--- ¡Jessica donde está la jefe de editoriales adolecentes! --- grito una voz aterciopelada desde el intercomunicador --- ¡no me gusta la impuntualidad!

--- Acaba de llegar señor, ¿la hago pasar? --- sonaba la voz de ella seductora como si quisiera pescarlo, Bella se preguntaba cómo era.

--- ¡Por supuesto, la he esperado desde media hora atrás! --- Bella reviso su reloj eran las ocho veinte y ella trabajaba a las ocho cinco, era absurdo --- ¡YA QUE ENTRE!

---Ya escuchaste niña, anda, quiero escuchar cuando te regañen --- dijo con su voz más burlona y Bella rodeo los ojos mientras entraba en la oficina.

La oficina era amplia y tenía un gran escritorio, en la pared derecha estaba un gran cuadro con diversas fotos de niños y niñas, también había diplomas y la silla daba a la calle. Cuando la puerta se cerró el hombre volteo la silla y ambos quedaron a la vista. Bella lo reconoció.

--- ¡Tú! --- gritaron ambos asombrados.