La Leyenda de Virginia (+18)

Autor: Elenita4_cullen
Género: One-shoot
Fecha Creación: 08/03/2013
Fecha Actualización: 08/03/2013
Finalizado: SI
Votos: 5
Comentarios: 4
Visitas: 4202
Capítulos: 1

Las hermanas Swan se van a tomar unas vacaciones, a uno de los sitios más hermosos de todo el mundo. Allí habitará una extraña pero interesante leyenda de la que tal vez pueda llegar a cumplirse.

¿Crees en las leyendas? Nunca se sabe si son ficción o reales...pero siempre hay casos con suerte.

 

+ Añadir a Favoritos
Leer Comentarios
 


Capítulo 1: Misión de Leyenda

Bueno, este OS lo hice por julio o junio 2012 cuando aún no ingresé ni a la pag, me traía recuerdos y decidí publicarlo, puede que ahora haya avanzado mucho más en escritura y espero que no critiquéis demasiado por favor soy sensible >u<

¡Tenedlo en cuenta por favor! Bueno aquí teneís la historia ^^

 

 

Me llamo Isabella Marie Swan, pero prefiero que me llamen Bella el apodo que me puso mi mama desde pequeña.

Tengo 19 años, pero aun así ya soy muy madura y toda una adulta.

Vivo con mí querida hermana mayor Alice Mary Swan, que es un torbellino a tiempo completo;

 Ella tiene 23 años y es de las que le gusta ir de noche en noche alguna discoteca y cogerse a cualquier bombón para tenerlo en su cama durante esa noche y después ir a por otro nuevo, siempre le ha gustado el sexo fácil y creo que no piensa cambiar por el momento.

En cambio yo nunca he tenido nada que ver en alguna de sus salidas...Mi corazón solo pertenece a una persona en concreto...en la que todavía no me he podido declarar.

-¿Otra vez suspirando por Cullen hermanita?-me interrogó Alice observándome con un ojo por encima de sus gafas de sol, en su tumbona. Estábamos en la terraza de casa.

Ladeé la cabeza y suspiré sin ni siquiera contestarle. Se dio cuenta de mis intenciones enseguida.

-Bien, no hace falta que me respondas.-Se quitó las gafas y se paró de golpe.-Mira, te tienes que decidir ya. Porque no voy a seguir soportando tener a una conservadora de castidad, frustrada y sin parar de suspirar una y otra vez por el donante de esperma que aún no consigue tener entre sus piernas.-Abrí los ojos como platos ante su breve relato.

-¡Alice!-chillé roja como un tomate. Rodó los ojos y siguió con lo suyo.

-Que si...es esto lo que no soporto, ahora la señorita no solo es una santa si no que tampoco no puedo decir "palabras fuertes" pues mira ¡Es la pura realidad! Y como necesito unas vacaciones es lo que vamos a hacer.

-¿Eh?-respondí confundida ante lo último.

-Pues eso, que te daré una sorpresa dentro de poco-me guiñó un ojo y de ahí empezó todo.

                                              *********************

 

Y en estos momentos me encontraba  en un avión junto con mi hermana sin saber donde nos dirigíamos ya que ella no me había querido decir nada, porque esto "se suponía" era mi regalo de cumpleaños adelantado; mis pensamientos siguieron rotundamente vagando entre lo que era mi mundo. Infierno, soporte y un amor del cual...solo surgía amistad. Edward era mi mejor amigo, pero desde hace mucho tiempo lo quería como algo más que eso...

-Bella ya es la hora de aterrizar-canturreó feliz Alice.

-¿Ya?.-pregunté confusa y haciendo una mueca. Me miró como una idiota.

-No, mañana.-respondió con sarcasmo.-Levanta tu trasero y ayúdame con el equipaje ¡Vamos!-dio una palmada para que me moviera.

Le ayudé a sacar el equipaje del maletero arriba, cogí mi bolso y me marché por la puerta. No sabía ni donde estaba, y quería averiguarlo a la de ya.

Corrí a toda prisa por el pasadizo fuera del avión hasta que noté como los pasos de mi hermana se aceleraban hacia mí.

-Hay Bells, espérame-me chilló ella a mi detrás. Pero seguí con mi meta, hasta que una vez presente en lo que se refería al areopuerto, me fijé en algún cartel que señalara el lugar. Me volteé para fijarme nuestro vuelo que acavaba de desembarcar y...fijarme en el lugar,  me quedé sin habla.

-A..A..LICE YO N...NO PU..PU ED..D..O CREERLO-tartamudeé impresionada. Pusó los ojos en blanco y negó con la cabeza.

-Si ya se Bella, era tu sueño y lo has cumplido gracias a mí-dijo con su voz chillona y  saltando de alegría. Con un movimiento de auto reflejo la abracé y le comencé a repartir besos por toda su cara.

-Hay Bells, vasta que me vas a arruinar la cara con tus babas-dijo Alice apartándose de mí bruscamente y empezando a sobarse la cara con expresión de asco.

-Lo siento Alice, no he podido contenerme, aún me cuesta asimilarlo...¡ESTAMOS EN LAS ISLAS DEL CARIBE!-grité emocionada mientras empezaba a dar saltitos como ella pareciendo una niña pequeña.

-Ya Bella, vamos a nuestro hotel y recuerda, este es mi regalo de cumpleaños-al instante cogió las maletas y se encaminó a la salida moviendo sus caderas ágilmente haciendo bailar su melena.

 Antes solía cortarse el cabello cortísimo en puntas finas, pero desde hace un tiempo lo decide llevar en melena, porque decía que así la gente la confundiría con Ashley Greene, y era cierto porque la verdad tenía un cierto parecido a ella y con sus anteriores puntas, se parecía al personaje de Crepúsculo llamado Alice, justamente su nombre y eso le encantó cuando esa saga se hizo famosa.

Y a mí me dicen que me parezco algo, pero muy poco a una tal Kristen Stewart, también protagoniza el personaje de la saga que lleva mi nombre, pero no hago mucho caso a eso.

Cuando me fijé que algunos tipos comenzaron a mirarla deje atrás su "libertad" y me encaminé hacia su lado.

Seguí sus pasos hasta alcanzarla.

-¿Se puede saber que te pasa? no estamos en una discoteca o en una night club así que arrebaja el ritmo de tus caderas y tu calentura.-le dije yo entre susurros mientras la aventé del brazo para que fuese más rápido.

-Hay Bellita, tú y papá siempre os metéis en asuntos donde no os llaman. Pero papá aún piensa que soy virgen así que... tú eres más lista, porque sabes de sobras que eso lo perdí hace mucho tiempo- me dio unas palmaditas en el hombro y luego extendió el brazo para llamar a un taxi.

En el camino, fuimos calladas hasta que Alice decidió hablar.

-¿Sabes Bella? Se dice que el dia 24 de agosto, se cumple “la legendaria leyenda de Virginia” en Hawái, solo es una dicha de brujas…pero a mucha gente le ha pasado. La historia es muy larga, así que solo te contaré lo que se dice…verás el día 24 aquí en Hawái hay una noche de estrellas preciosa, pero solo cada 4 años se pueden ver 2 estrellas fugaces pasar, y si en aquellos momentos te encuentras junto a un hombre a tu lado, cuando pasan esas 2 estrellas, dicen que aunque no lo conozcas de nada si consumas esa misma noche con él…será tu pareja ideal para el resto de tu vida.-Yo me quedé estática por sus palabras…¿CÓMO IBA A...A...-no podía ni decirlo. Claro que tal vez hablaba por ella, yo ni en un millón de años haría eso. De todas formas...era imposible. Tanto yo como ella sabíamos MUY bien que si aunque aún no se la había ofrecido...solo a una persona en el mundo se la daría.-Alice ¿tu estas loca de remate o que? ¡Como piensas esas cosas por dios!-le reproche yo, creo que demasiado alto porque oí un gruñido por parte del taxista, yo bajé la mirada avergonzada.

-Si ya lo se Bella, pero almenos tu tienes suerte, porque la leyenda antes se decía que solo se cumplía si mantenías tu castidad y ya me gustaría estar en tu lugar por tener a alguien en mi vida…la única posibilidad que tengo de que la leyenda se haga realidad para mí es que mi pareja ya este destinada conmigo sin ninguna magia de parte de nuestras estrellas….y es imposible que encuentre a mi alma gemela en un lugar así…Además, Eward es tu mejor amigo, no la cumplas si no quieres. De todas formas seas o no "santa" tú y él estaréis juntos en un futuro, es de simple lógica..-susurró Alice. Yo la consolé, y sin que ella se diese cuenta, empecé a pensar en aquella dicha leyenda….suspiré. Para mi no estaba destinada, mi corazón ya estaba en otras manos, pero ella, ójala le diese suerte.

 

 

Después de llegar al hotel de lujo 5 estrellas con 6 habitaciones, 4 baños, vistas geniales, camas acuáticas, sillas con masaje... en fin, miles de cosas decidimos ir a pasear por allí.

No se cuando me despisté y Alice me llevó a un club de la playa sin que yo me diese cuenta ya que estaba metida en mis pensamientos

-¡ALICE! me las pagarás-le grité en cuanto entramos, ya no había marcha atrás.

-Vale, que sí, que sí ya he hecho bastante trayéndote a tu sueño así que ahora déjame divertirme ¿Ok?-yo no pude hacer otra cosa más que asentir ya que ella se tomó un gran esfuerzo por traerme aquí.

-Vale, puedes ir a... lo que quiera que querías hacer-le dije yo alejándome de ella e ir a explorar un poco el establecimiento.

Como me aburría, fui a la barra a pedir algo.

-Un batido de fresas por favor-pedí yo al camarero. Él fue a traérmelo, en cuanto sentí que me agarraban de la cintura, unas manos lo suficientemente fuertes para saber que pertenecían a un hombre.

-Oye muñequita vida mía, me harías muy feliz si pudieras pasar esta linda noche conmigo mirando las estrellas-me susurró al oído lo que me hizo temblar de miedo. Y intercepté el doble sentido de esa frase aunque no supiera mucho de eso.

-N..no gracias-contesté yo intentando deshacerme de su agarre, pero lo único que conseguí fue que e acercara más a él.

-Vamos niña sólo será una noche, no pido nada más-dijo empezando a subir las mano mas arriba de mi cintura queriendo llegar a un sitio donde no se lo permití.

-¡HE DICHO QUE NO SUÉLTEME!-le dije yo mientras empezaba a revolverme inquieta para zafarme de su agarre.

-Cállate estúpida, y haz menos escándalo. Yo te suelto cuando a mí se me de la gana.-contestó tapándome la boca para que no pudiese decir nada. Pensaba que ese hombre conseguiría cogerme a la fuerza. Pero una voz aterciopelada y angelical me salvó.

-HA DICHO QUE LA SUÉLTES-gritó, y de repente sentí que me alguien me liberó de aquellas asquerosas manos de mi cuerpo.

Me di la vuelta y me encontré al hombre que me cogió y... mi mundo se vino abajo... pero de igual forma él le dio su merecido. Con tan sólo dos puñetazos lo dejó con la nariz ensangrentada y con un fuerte golpe en sus..."ahí" y luego ese ángel llamó a seguridad.

-Llevaos a este desgraciado que ha intentado aprovecharse de una hermosa dama, lleváoslo y no quiero volverlo a ver por aquí.-musitó y luego, cuando giró el rostro para verme...¡DIOS! ahora si que me podría morir en ese mismo sitio.

Era perfecto, tenía rasgos perfectos y bien delineados a lo largo del rostro, unos labios delgados y finos que anunciaban a gritos unos labios para que pudieran ser besados, justo como lo hice hace algunos años atrás...-me sonrojé internamente.- Unos ojos verde esmeralda preciosos y sinceros que se iluminaban a cada palabra que decía, con un pelo rubio cobrizo de muerte. Justos con los que a veces agarraba entre mis manos juguetona.

Después un cuello perfectamente perfeccionado para ser mordido, unos músculos fuertes y preciosos tonificados que se le marcaban a través de la camisa y bajando con unos pantalones en los que podía marcarse perfectamente su...-enseguida internamente me puse a llorar.-Nunca jamás podría dejar de tener tantas alucinaciones, al menos no con él.

¡¡¡¡AY MI EDWARDDDD!!!!

Cuando pude divisar perfectamente la vista me fijé que el también estaba mirándome detenidamente. ¡Y COMO NO! ahora ya me di cuenta porque ese tipo me puso las manos encima.

Se me había olvidado que Alice me prestó un vestido suyo de rojo pasión y sangre que hacia juego con mis labios, bien ajustado al cuerpo marcando perfectamente mis curvas hasta un poco más abajo del trasero tapando justo lo necesario y dejando mi espalda al aire, rematando con unos tacones a los que yo solía llamarles "tacones mortales" a juego con mi vestido y mis labios rojo pasion. Ahora entendía porque aquel hombre habría querido sobrepasarse conmigo.

Cuando cada uno dejó de devorarse con la vista por fin...pude lanzarme a sus brazos.

-EDWARD-chillé llena de alegría corriendo a sus brazos. Esos que me acogieron cálidamente y me dieron vueltas como siempre. Respiré su olor y me perdí en mi mundo.

-Siento lo que te hizo ese desgraciado, te prometo que por mí no volverá a pasar.-formuló regalándome una de sus sonrisas torcidas que hizo que casi me desmayara (como siempre) aunque ya me había acostumbrado; como si me hubieran puesto una inyección repleta de drogas, y que además fue la misma que causó mi primera inundación de bragas.

-Mi Edward...tan protector siempre-murmuré inconscientemente. Y me aferré aún más a él.

-¿Que haces aquí bebé?-preguntó entre risas.- Creía que nos veríamos en tres días.-me regañó frunciendo su nariz. Le imité y causó que nos riésemos ambos.

-Ya ya...pero al parecer no solo yo he faltado a MI PALABRA-inquirí levantando las cejas y entrecerrándo los ojos.

Fingió un puchero falso y me recordó a cuando era bebé.  Sonreí como boba ante el recuerdo...Pero en eso mi cabeza hizo "clic" en una cosa.

 "Prométeme que la próxima vez que lo veas se lo dirás-me advirtió-es un pacto señorita.-Si Alice.-asentí con desgana. Pese a todo, ya acavaba de afirmárselo, no podía hecharme atrás" "-¿Sabes Bella? Se dice que el dia 24 de agosto, se cumple “la legendaria leyenda de Virginia” en Hawái, solo es una dicha de brujas…pero a mucha gente le ha pasado. La historia es muy larga, así que solo te contaré lo que se dice…verás el día 24 aquí en Hawái hay una noche de estrellas preciosa, pero solo cada 4 años se pueden ver 2 estrellas fugaces pasar, y si en aquellos momentos te encuentras junto a un hombre a tu lado, cuando pasan esas 2 estrellas, dicen que aunque no lo conozcas de nada si consumas esa misma noche con él…será tu pareja ideal para el resto de tu vida." Y eso era...Edward estaba aquí...conmigo...¿sería capaz de...?

Sacudí mi cabeza violentamente mientras el maldito rubor de apoderaba de mis mejillas. De todas formas...estaba obligada a decírselo. Una promesa es una promesa, y si él quisiese...tal vez esa noche..."No te precipites antes de tiempo santita"

Pero igual...¿se lo decía o no? ¿Confesaba de una vez mi amor por él? ¿Estaba realmente preparada o, ÉL estaba realmente preparado?

-¿Qué piensas pequeña?-me pilló desprevenida y salté precipitadamente.

-En nada.-contesté con una mueca.-¿Vamos a fuera?-sugerí ya nerviosa.

-No hasta que me digas lo que estabas pensando.-respondió.-Porfiiss-juntó sus dos manos y pestañeó repetidas veces.

-Oh vamos Edward no seas crio.-le di un golpecito en los brazos.-Vamoooss-supliqué agarrándole de la camisa y arrastrándolo hacia afuera.

-¿Porque no quieres decírmelo?-suspiré y decidí calmarme.

-Te lo cuento ahora te lo juro Edward.-le sonreí y le acaricié una mejilla. Pero creo que mejor será ir afuera.-me sonrojé observando mi alrededor.

Dudó unos instantes pero enseguida me tomó de la mano y dando grandes zancadas se precipitó hacia la salida. Pues si tenía prisa si, y lo que es aún peor...su tacto ocasiono que sintiera otra vez esa agradable sensación de sus manos en mi cuerpo, llenándome por completo.

Casi gemí por frustración ante el pensamiento. Me fijé alrededor cuando estábamos al borde de la salida.

-¿Con quién has venido?-la pregunta surgió inconscientemente de mis labios. Él me miró con simpatía y sonrió.

-Con Jasper, mi primo.-contestó cabizbajo.-Supongo que la loca de las fiestas te ha "arrastrado" hasta aquí.-reí ante su sabieza sobre mí. Aún más por lo bien que conocía a mi hermana. Solo ella podía ser...ella, única.

-Alice.-murmuramos al unisono.-negamos con la cabeza y seguimos la caminata por los adentros de la playa. Estuvimos un rato, dando pasos silenciosos observando la apreciada vista.

Estaba de brazos cruzados mientras él me rodeaba desde la espalda, con sus fuertes músculos, posando las manos en mis codos, coincidiendo con las mías, entrelazándolas cuando él escondía su rostro en mi cabello para aspirar mi olor.

-Ahora...¿me puedes decir?-volvió a insistir al percatarse de que nuestra antigua conversación había acabado.  Me sonrojé por haber olvidado eso con la conversa.

-Ah si lo siento Ed, me entretení-disculpé moridiendo mi labio inferior. Mi sonrojo no tardó en hacerse visible, cuando volteé mi cabeza y lo miré a los ojos avergonzada.

-Shhh, ya no importa. Solo quiero que seas feliz Bella, que estes cómoda y feliz con todo lo que gira a tu alrdededor en tu vida.-susurró aquellas hermosas palabras. Por una razón misteriosa sentí que algo fino que tenía por dentro se rompía. Algo sin valor, pero algo.  No se, distinta. Como si aquello hubiese desaparecido y estuviese siendo reemplazado.

-¿Bella?-salí de mi trance y fruncí mis labios mientras lo observaba a través de mis pestañas.

-Edward- esta iba a ser la pregunta definitiva, ya no podía resistirme. Ya no.

-Dime.-contestó con su maravillosa voz.

-¿Tú me quieres?-no tenía intención de apartar la mirada de él, con tal de ver en sus ojos reflejada la verdad. Estos solo se iluminaron y movieron sus pestañas. Pero seguidamente se tensó, y tragó fuertemente. Eso fue una señal de alarma para mí, pero no duró más que apenas unas castas milésimas de segundo.

-Por dios...pequeña, yo te adoro y te amo. Lo sabes, siempre has sido mi mejor amiga. Desde bebés ¿recuerdas?-su respuesta causó que se me quebrara un poco el corazón. Claro...yo solo era su amiga...su mejor amiga...pero no más. Siempre me vería como a a su amiga, como madura y su compañera de fiel confianza para todo. Pero jamás para pertenecerle de una cierta forma más formal y duradera.

Lágrimas comenzaron a fluir de mis ojos sin intención de detenerse por nada.

-Bella.-soltó en un murmullo.

-No-le corté cuando sus dedos se disponían a acariciar mis mejillas.-No me toques Edward, no más. Por favor...-mis ojos comenzaron a humedecerse con fuerza y yo como estúpida intentaba detenerlas y secármelas con los brazos pero era inútil.

-¿Isabella se puede saber que te pasa?-preguntó en pleno estado de nerviosismo.

-Nada Edward nada, solo que siempre seré tu amiga del alma ¿no? Dentro de pocos volverás a tener otra novia como pasaron algunas veces, pero esta vez pueda que sea la definitiva y madre de tus hijos. Y claro, yo siempre estaré ahí, como tu hermana para apoyarte.-en este momento ya lloraba con fuerza, volteé el rostro para no verle, no podía soportar todo el dolor acomulado que sentía ahora mismo.

-Isabella Marie Swan Dwyer ¡YA BASTA!-me giró bruscamente y me estampó contra él, y mi rostro se encontraba a escasos milímetros  del suyo.-¿Se puede saber que te pasa?-negué al mirarlo y volví a girar mi rostro. No hacía falta hechar más sal a la herida.

-ISABELLA TE ESTOY HABLANDO.-me gritó volviéndome a girar.

-Pasa...de que ¡TE AMO IDIOTA!-contesté con brusquedad.-¡¡Estoy enamorada de ti Edward!!

Edward se quedó estático, estupefacto sin decir nada, ni una sola palabra. Estaba a punto de arrepentirme, por haber cometido aquel error de decirle nada y quedar como una tonta. Pero todo cambio en cuestión de segundos.

Me volteó completamente hacia él y estampó sus labios contra los míos. No cabía en mí misma la suficiente capacidad de sentimientos y sensaciones desatadas para poder  describirse esto,  lo que lleve esperando toda la noche. Besar esos labios esquisitos y de infarto. El beso fue dulce y corto ya que no tenía experiencia, pero al separarnos él me cogió y me volvió a besar con intensidad y con pasión contenida. Sus labios se abrieron paso entre los mios deborándose mutuamente. Mi lengua se enredó con la suya, juntándose y ambas compartiendo la sincronización de una magnifica danza entre ellas. Las manos de Edward recorrieron mi espalda con aquellos toques suaves que conseguían erizarme la piel, y luego posaron en mi cintura baja mientras que las mías empezaron a perderse en ese pelo cobrizo que tanto me gustaba, hasta que nos separamos con pequeños besos para poder tomar aire.

----Nos quedamos con la respiración agitada y unos segundos después decidí levantar la vista y mirarlo. Tenía los labios hinchados y rojos a causa del beso y el pelo totalmente revuelto, esa imagen tan excitante hizo que se me mojaran más las bragas, que pensaba que ya estaban a tal nivel que podrían estar tan mojadas como cuando salen recien de la lavadora.----

-Se que este ha sido tu tercer beso en la vida Bella.-habló.-Como también se que cada uno de esos tres han sido míos.-aclaró. Yo no obmitía palabra, preferí quedarme roja procesando lo que acavaba de suceder entre nosotros.

-El primero cuando soplaste tu vela de cinco años, el segundo cuando me lo pediste a los doce...y el tercero ahora-se acercó posando su aliento en mi oído. Eso hizo que me estremeciera al instante, y que soltase un pequeño gemido de placer sin contenerlo.

-¿Qué acabas de hacer Bella?-preguntó sorprendido y riendo. Me puse más roja de lo que estaba sabiendo que esto lo hacía a posta.-Mmm, siempre quise hacer esto.-mordió mi lóbulo de mi oreja y jadeé.-Como me gustan esos sonidos por dios.-volvió a atacar mis labios sin piedad, mordisqueando mi labio inferior y chupándolo repetidas veces, deborándome con los labios y la lengua al nivel máximo.

-Edward-murmuré separándome.-Por favor no me tortures más.-dije con la respiración acompasada y con los ojos todavía cerrados.

-¿Qué?-preguntó en un susurro, confuso.

-Pues eso.-abrí los ojos para poder mirarle.-Ya sabes que te quiero, me has besado y haces que...bueno...que hagas "eso" y no puedo controlarme.-las últimas palabras las dije atropelládamente.-Si sabes lo que siento por ti no hagas esto más duro de lo que ya es.-finalicé. Su rostro se contrajo al probar el sabor de mis palabras.

-¿Aún no te has dado cuenta?

-¿Darme cuenta de qué?-respondí. Suspiró y rodó los ojos.

-Ay dios, eres única de verdad.-rió histéricamente mientras yo seguía sin saber que decía. Paro de reír y se enfocó a mí, me tomó de las manos y descansó su expresión.-Todos estos años, yo te he visto de diferentes formas.-levantó el mentón para seguir.-Cuando éramos niños siempre jugábamos entre nosotros, ensuciándonos, tirándonos cosas, saltando, haciéndonos daño por caernos o cosas así...y luego seguíamos jugando cuando nos bañaban juntos.-el rió ante esa mención a diferencia de yo que me sonrojé al recordarlo.-Nos ayudábamos entre nosotros para lo que no podíamos hacer uno solo, y cuando uno se enteraba de algo siempre nos lo contábamos. Con los años las travesuras que solíamos hacer se fueron tornando más juguetonas y algunas peligrosas, como cuando nuestros papás nos vieron haciendo un muñeco de hielo a pleno verano y jugábamos con la manguera alrededor de este, sin desconectar los enchufes de electricidad al lado de la puerta.-sonrió satisfecho.-O en los momentos de depresión, como cuando se murió tu hamster.-mi interior pegó un brinco al oír esa mención. Fifi...recordaba lo mucho que amé a ese hamster. Mi papá me lo regaló por mi cumpleaños y con Edward siempre lo cuidábamos mucho. Pero al llegar el otoño murió, y yo solo lloraba porque lo quería de vuelta.

-Recuerdo que aunque lloraras y lloraras, yo nunca me despegué de ti, te aovillaba entre mis brazos mientras te consolaba con palabras de amor. Semanas después cuando te recuperaste me diste las gracias, pero no hacían falta porque para ese entonces ya eras algo muy importante en mi vida Bella, eras la luz de mi infancia, en la guardería y parbulario jamás tuvimos amigos, porque solo estuvimos juntos nosotros dos solos.-sus palabras me estaban llegando hasta el alma, con ello un sentimiento de afecto en plena gratitud, por todo aquel pasado.

-Para entrar en la primaria tú tuviste miedo, recuerdo que juré ayudarte en todo, nunca dejarte perdida en el camino, que ambos superariamos todo juntos... cuando hicimos aquel pacto.-me miró a los ojos y ambos sonreimos al saberlo.

-"Jamás dejaremos de estar unidos, al lado el uno del otro. Por y para siempre"-recitamos al unisono. Las lágrimas que contenía cayeron en gotas, y dejé que Edward con su dedo índice me las fuera apartando delicadamente.

-Después de aquello me recuerdo la excursión que hicimos por la playa un día, encontramos unas piedras, donde dejé ese grabado con una aguja. Las tuvimos siempre guardadas, tú en tu muñeca, yo en mi tobillo.-me indicó mostrándomelo, y me tapé la boca sin poder creérmelo.

-Edward...-el me cogió mi muñeca, y con suma delicadeza me acarició suavemente el brazo descendiendo hacia abajo hasta encontrárse con la pulserita de muñequera que siempre usaba. En ella al centro estaba la mitad del trozo de piedra que encontramos.

-Tú tu mitad, yo la otra, y si están unidas, plasman exactamente esa misma frase.-yo no podía aguantarlo más, quería lanzarme a sus brazos y volver a fundirme en la calidez de su cuerpo...de sus labios...

-Edward dios-cuando iba a llegar a cumplir mi cómetido me apartó sin querer hacerme daño. No entendí su acción por un momento.

-Aún no he terminado.-frunció los labios y siguió.-Como te dije antes todo lo hacíamos juntos, todo. Y cuando llegamos a una cierta edad, supe que era el enamoramiento, que cosas tenía y todo lo demás. Puede que los otros no lo sintiesen en ese momento pero yo todas las características de ese sentimiento las sentía por ti. TODO POR TI BELLA. LO SENTÍA TODO.-se alteró agarrándose del cabello. Esa imagen me desconcertó por completo.

-Sentía mariposas en la barriga, quería estar contigo todo el tiempo, tú me hacías reír,  me habías sentir feliz, daría lo que fuera por ti, te quería y te amaba, eras la más hermosa de todas, me hacías sentir mejor...desde que te di el primer beso quise volver a probar siempre el sabor de tus labios. Quería saborear cada célula de tu maldito cuerpo ¡que es un pecado!-tragó fuerte, me hechó una mirada rápida y se tensó.-Cuando estuve enterado de que era el sexo, solo pensaba en poseerte. Tu cuerpo, mis manos recorriéndolo todo a su paso. Mi lengua siguiendo la misma ruta, por dios Bella ¡me sentí un enfermo mental! No tienes ni la menor idea de los sueños húmedos que me has causado y lo peor sucedía cuando te veía recién salida del baño, o con esas finas camisetas tuyas en las que...se podía ver claramente todo tu cuerpo marcado en la casi transparente tela...en pijama, semidesnuda, en trajes de baño...todo eso se convertía en mi peor pesadilla. Te veía cada día, con esas típicas falditas de uniforme, cuando íbamos en el coche siempre pensé que de un momento a otro te tomaría por descontrol y te haría mía de todas las maneras en que me lo he imaginado. Cuando llegó la época de 15 o 16 años intenté salir con chicas, estar con ellas para ver si conseguia olvidarte de esa forma pero no obtenía ni una sola punzada de atracción hacia ellas ¡Todo eras tú y solo tú! Así que tuve que aprender a vivir con ello...y al final pude disimularlo...como hasta ahora. Pero jamás dejaría de tener mis sentimientos claros sobre tí. No me enamoré por lo físico, sino por el tipo de persona que eras, la payasita que me hacía reír, a la que formaba esos adorables sonrojos, a la curiosa personita que siempre aprendía cada vez más por día, y a la verdadera y única alma gemela que he tenido y siempre tendré atrapada en mi corazón-en eso supe que había acabado. Aún no podía acabar de creer todo esto.

-Te...parecía atractiva...¿de esa forma?-pregunté jugueteando con mis dedos. Mientras mi cabeza gritaba "Agua hirbiendo, fiebre alta, ayuda alto nivel de sangre"

-¿¡QUE SI TÚ ME....?!-pestañeó varias veces y empezó a hacer los ejercicios de respiración para relajarse.-vuelve a preguntar eso y tendré el valor suficiente para poder controlarme.

Capté el mensaje y volví a sonrojarme.

-Entonces..¿me...amas?-pregunté entrecortadamente.

-¿Crees que todos los sentimientos por ti no son eso? Que quiera hacer el amor contigo también, no quiere decir que me interese por ti solamente en lo físico, ya te lo he dejado bastante claro-concluyó alzando las cejas. Me reí.

-Y ahora que mis sentimientos són correspondidos. Solo tengo que hacerte una pregunta más.-se arrodilló ante mí y me besó el torso de la mano.-Isabella Marie Swan Dwyer, te prometo hacerte feliz como lo he hecho a todo lo largo de mi vida, estaré a tu lado en cuanto me necesites, a las buenas y a las malas, mi mejor amiga, mi compañera fiel para toda mi existencia, mi hazmereír, mi corazón, mi felicidad y la luz que hace que me despierte todos los días eres tú. ¿Me harías el magnífico honor de ser mi novia?

-Si.-contesté sin pensarlo dos veces. Sonrío tomándome de nuevo en sus brazos.

-Te amo-me dijo volviendo a unir sus labios con los míos.

 

En ese entonces, se vio una estrella fugaz seguida de la otra… Las estrellas...la leyenda...yo ya estaba decidida, iba a hacer realidad la leyenda, o al menos lo intentaría. Él no era un desconocido, era mi amor pacífico del cual me enamoré cuando tenía diecinueve meses y ahora me doy cuenta que sigo enamorada con diecinueve años.

En estos instantes se veía tan maravilloso contemplando las estrellas a mi lado, mientras el corazón me palpitaba a mil por hora.

-Ahora dejame a mí hacerte una pregunta.-me dijo acercándose mas a mí, si es que era posible.

-¿Eres virgen Bella?-me preguntó con la mirada fija en mis ojos. Noté como la sangre comenzaba a herbirme en la cara. Mi sonrojo no se hizo tardar y agaché la mirada.

-...A...a.....y....y..y..o....eh...pues...esto...si...-contesté cerrando los ojos, en estos momentos podía estar más roja de lo que en toda mi vida he estado.

-Yo también-levanté la mirada mirándolo estupefacta, y sin saber si estar ultrafeliz o mi interior se quedaba encerrado con llave para siempre.

Y sin darme cuenta Edward me tuvo cargada al estilo novia besándome intensamente mientras andaba y a mí ya no me importaba a donde me llevara, ahora sólo quería estar a su lado el resto de mi vida. Dejó de besarme en cuanto sentí una puerta a mí atrás Edward la empujó con el pie y encendió las luces.

Vi una Cama de agua gigante al medio con unas paredes hermosas, esto era una habitación totalmente.

-Bella, no haremos nada que tú no quieras, si tu no quieres yo no v...- no terminó su frase porque yo cogí su rostro con las dos manos para que me mirara a la cara.

-Escúchame bien Edward Cullen, lo único que quiero ahora es estar a tu lado para siempre y que me hagas tuya de todas las formas posibles en este mundo.

Al parecer eso le bastó para volver a besarme con toda la pasión contenida que teníamos. Ya no me importaba nada más, ni el exterior, ni el mundo, ni mi hermana ni nada. Ahora sólo era él. Solo era él. Mi dios personal.

Sentí que me depositaba dulcemente sobre una superfície blanda que imaginaba que sería la cama, mientras dejó mis labios libres para que pudiera respirar mientras besaba mi cuello, ahora podía respirar pero no podía dejar de jadear por sus besos exquisitos que se sentía como fuego en mi piel.

Sentí que sus labios iban bajando hasta encontrarse con el inicio de mis pechos, los que empezó a masajear lentamente obligándome a soltar altos gemidos que se debían escuchar hasta la otra punta del país. Comenzó a intentar bajar la cremallera de mi vestido, pero no pudo así que yo le eche una mano bajándomelo yo misma pero  antes decidí calentar un poco la cosa.

Tiré a Edward a la cama quedando yo encima de él e intente hacerle un striptase mientras bajaba mi vestido lentamente, moviendo mis caderas.

Me lo fui bajando dejando a la vista mi sujetador de encaje del mismo color que el vestido que se ceñia totalmente a mis grandes pechos dándoles una redondez que estaba obligando a despertar a alguien que quería salir de aquel pantalón.

Seguí con mi trabajo hasta quedar con mi sujetador y tanga de encaje solamente, lo que hizo despertar totalmente al amiguito de Edward y grácias al cielo que me había levantado o al estar sentada encima de él lo hubiera sentido completo.

Decidí acercarme como una felina a su presa, dejándo que Edward disfrutara de la maravillosa vista de yo acercándome a su pantalón moviendo mis caderas como lo solía hacer Alice.

Desabroche lentamente su cierre, lo que hizo que gimiera, y eso hizo que despertara a la tigresa que hay en mí.

Bajé totalmente su pantalón y rasgué su camisa haciéndo que Edward jadeara debajo de mí.

-¿estás “tú” segura Bella que eres virgen con esas poses y todo con las que intentas matarme?-me pregunto él mirándome con ojos negros a causa de la excitación.

-Ahora tú mismo lo comprobaras- le dije moviéndome hacia abajo haciendo que Edward quedara encima de mí.

Lo primero que hizo fue poner mis manos por encima de mi cabeza y desabrochar mi sujetador, a lo que yo respondí gimiendo como una loca desesperada.

Una vez fuera, se quedó mirando mis pechos como si fueses un monumento y yo sentí la necesidad de taparme. Edward se dió cuenta de mis intenciones y me paró.

-No Bella, son perfectas, y tú también.- me dijo dándome un casto beso en los labios y de repente saltar a mis pechos.

Empezó a besar delicadamente mi pecho derecho y después lentamente la punta, para empezar a chupar y después lamerlo completo y empezar a darle suaves mordidas mientras hacía exactamente lo mismo con el otro, pero con sus dedos dándoles suaves apretones causando que se enureciesen como piedritas. Lo único que hacía yo era gemir y gemir del placer tan grande que me estaba haciendo disfrutar, sentí como se me revolvía un nudo en mi vientre bajo, que estaba comenzando a oprimir-se. Sus lamidas fueron más rápidas y en eso pude sentirme llegar a mi primera cumbre del placer absoluto.

-ED..WARD...acabo de tener....mi primer....orgasmo.-le dije yo como pude después de experimentar la mejor sensación de mi vida. No se porque pero tuve una gran necesidad de decírselo. Y no me arrepentí.

-BELLA TE AMO- me dijo dejándo los besos en mis pechos y dárselos a mis necesitados e hinchados  labios.

-mmmmm-era lo único que podía decir y gemir.

-Bel...lla ...dej...ame...intentar...algo – tartamudeaba besándome con cada palabra que decía. Yo solamente asentí. Edward me besó y después fue repartiendome besos a lo largo de mi cuerpo sin detenerse en ningún sitio en especial, (aunque noté que le resultó algo duro no entretenerse con mis pechos) y siguió con su camino hasta llegar a mi tanga.

Me dirigió una mirada cargada de excitación para luego, con mucho cuidado, levantar mis piernas y quitarme poco a poco el tanga. Yo empecé a gemir incluso antes de que empezára porque esta sensación era absolutamente maravillosa. Y por una vez en mi vida me sentí completamente amada.

Cuando acabó, me miró de arriba a ya que había quedado totalmente expuesta a él. Eso me hizo sonrojarme, pero no intenté taparme porque en su mirada se veía que tan sólo estaba mirándome con amor y ternura.

Sin previo aviso, abrió delicadamente mis piernas y luego metío toda su cabeza dentro de los pliegues de mi intimidad haciéndome gemir lo más fuerte que pude.

Primero empezó a besar mis pliegues y acabó lléndose al interior de mis muslos y dándome la vuelta haciéndome jadear y gritar de placer. Y más aún cuando quedé tumbada boca abajo dándole a él una vista completa de mi espalda y trasero. Fue en este último con el que se esubo entreteniendo un buen rato besándolo y llenándolo de mucho amor al igual que hizo con mis pliegues hasta volver a acabar de nuevo en él.

Le dio su tiempo a mi muy necesitado clítoris, chupándolo y mordiéndolo en círculos haciéndome acabar unas 4 veces mas en su boca y luego llego el momento en que se quitó el bóxer.

Lo único que hice fue comérmelo con la mirada de arriba a bajo como el dios que era para mí, era absolutamente perfecto y tenía a su necesitado “amigo” apuntándome directamente a mi hinchado y rojo por la necesidad de que yo lo mimara.

Y le di lo que quería, me levanté y me fui directamente a la erección de Edward dispuesta a hacerle llegar a las estrellas como él lo hizo conmigo.

-¡BEEELLA!-Gimió él en cuanto metí su erección de una sola vez en mi boca, sabía exquisita.

Empecé a repartir exquisitos besos a lo largo de su extensión y lamerlo por la punta para seguir su recorrido de arriba abajo ya que no era muy experta y tampoco quería hacerlo mal, pero al subir la cara y ver a Edward con los ojos cerrados y con un rostro marcado de placer dejé atrás mis dudas y seguí, hasta meterlo en mi boca.

-ISABELLAAAA-Chilló cerrando fuertemente los ojos. Sonreí embobada masajeándole los testículos también. Jadeó internamente. Seguí con mi trabajo hasta que Edward acabó en mi boca.

Yo como niña buena, limpié todos los restos de semen que quedaron y me los fui tragando obedientemente ya que sabía a el manjar más exquisito que probé en mi vida.

Después de aquello Edward me volvió a llevar a la cama donde me depositó con delicadeza mientras se posicionaba delicadamente entre mis piernas.

-¿Estás segura?-me preguntó en cuanto ya estaba apunto de meterse en mis pliegues. Yo lo único que hice fue asentir un poco asustada, a lo que Edward se dio cuenta.

-Tranquila, no  te haré daño, seré delicado pero si tu no quieres n…-no le dejé acabar ya que lo volví a besar indicándole que estaba más que lista para él.

Así que fue metiendo poco a poco su erección entre mis pliegues matándome de placer, hasta que llegó a la barrera de mi inocencia.

-¿Bella segura?-pregunto Edward una vez más. Estaba totalmente segura de que mi leyenda haría efecto.

-SIIIII—respondí yo en un grito ahogado. Después de aquello, con un suave empujón Edward se metió totalmente en mí rompiendo así mi barrera de la virginidad para siempre.

-¿Estás bien?-preguntó Edward, esperando a que le indicara que estaba lista.

-Espera..un poco-dije como pude por aquel pequeño dolor.

-Tranquila, recuerda que también es mi primera vez-me dijo el mientras se encontró con mis ojos brillantes de la felicidad al decir eso. Con aquellas palabras, el dolor se me pasó por completo haciéndome sentir un gran placer por tener a Edward en mí. Empecé a mover mis caderas indicándole que se moviera. Empezamos a movernos a un delicado compás de caderas.

-Bell….lla me…vas…a ma..t..ar-dijo él mientras se movía un poco mas rápido. Decidí colocar mis piernas en sus caderas para sentirlo más adentro. Lo que sirvió para que ambos gimiéramos del placer. En la habitación ya sólo se escuchaban nuestros gemidos y jadeos.

-Ed….wardd……edwarddd-gemía yo en cada embestida.

-...N....unca....pensé...que esto fuera taaaan bueenoo-salió de mí y puso mis piernas en sus hombros, en eso entró en mí profundamente.

Grité como una loca agarrando la almohada para calmar mis gritos. Dios...se sentía tan profundo.

Sus manos se movieron tranquilamente hasta mi ombligo, y a su alrededor dibujaba pequeños círculos, hasta que él comenzó a hacerlo también con las caderas.

Eso si era el cielo y el infierno a la vez. Chillé como nunca antes lo hice, agarré las sábanas tirando de ellas con la mayor fuerza posible para sentir ese nudo de placer que sentí en el vientre, que crecía con cada embestida más que daba.

-mmasss rreaaapiidddddoooo-dije cuaando estaba casi a punto. Entonces el paró con las embestidas y comenzó a moverse y a cabalgar arriba de mí haciéndome sentir en mil cumbres de placer mientras se metía un pezón mío a la boca, haciéndome pisar el límite.

-Edwaaardd/Beeeellllaaaa-dijimos los dos al unisono antes de acabar los dos a la vez en un intenso orgasmo.

(Edward POV)

Pasamos unos segunndos intentando calmar nuestras respiraciones agitadas, mientras eso sucedía nos observamos cada uno en el cuerpo del otro.

Fui desde su rostro hasta su cuello, su nítida piel de porcelada estaba hinchada a casa de mis besos y caricias...seguí por sus hombros hasta su pecho. Sus dos grandes montes rosas estaban coronados por dos puntas rojas húmedas y erectas por mis caricias y lamidas. Su esvelta figura pero bien curvilenia dejaba paso a sus redondas caderas y sus cautivadoras piernas.

De un momento a otro, decidió levantarse de su sitio y vino gateando haca mí.

Bella me acarició el rostro, delineando los huesos de mis pómulos,trazando la curva de mis cejas, perfilando la linea de lamandíbula, mimando incluso la piel sensible tras mis orejas.Aquellas caricias lentas me enloquecieron, gruñí por lo bajo y la besé, invadiendo su boca con mi lengua, mostrándole casi con rudeza lo quequería hacerle, lo que necesitaba hacerle con aquella otra parte demi cuerpo que pulsaba enloquecedoramente en mis ingles. El beso se volvió más y más salvaje, gimiendo, devoré su cuello, volví a sus pechos y me metí el derecho a la boca, lamiendo la punta de arriba abajo, centrándola en pequeños círculos mientras con la izquierda hacía los mismos movimientos con mis dedos, dándole suaves apretones. No podía describir como era la sensación de tenerla retorciéndose bajo mis brazos, sentir los latidos de su corazón frenéticos dándome una exquisita cantata para mis oídos, juntando aquellos pacíficos sonidos que brotaban de su interior.

-Edwaard...-se arqueó una vez más y se incorporó de nuevo. Fruncí mis cejas sin entender que le acababa de sucdeder. ¿Tal vez he hecho algo mal?

-Bella ¿estás bien? ¿he sido muy brusco?-pregunté alterado. Ella negó con la cabeza , con sus manos apoyadas en su pecho intentando regularizar su respiración con la mirada llena de excitación. Y en el momento menos esperado se avalanzó sobre mí. Y me tuvo sujeto de brazos y piernas, jadeé de la sorpresa.

-Qu-

-Ahora te toca a ti-murmuró sensualmente antes de apoderarse de mi labio inferior y darle una lamida, para luego descender a mi garganta.

Sus labios recorrían mis hombros, cuando sus dedos descendian hacia mis músculos del pecho, hacia abajo. Dejaban allí suaves caricias, en círculos o dibujando formas invisibles, en eso empezó a lamer y tirar de mis pequeños pezones con su lengua y sus dientes. Gemí y ella se restregó contra mí. Mis manos fueron directas a su cabello, a sus curvas, a su cintura para dejarlas descansar apretando sus muslos. Chilló entre mis labios volviéndola a besar con fevor.

Manoseé su redondo trasero deleitándome con su toque, entonces descendí hasta los pliegues de su sexo, y comencé a masaearlo lentamente, Bella gritó masajeándose los pezones ella misma. Hundiendo mis dedos lentamente en él al sentir lo húmedo que estaba.

-Dios, no sabes cuanto te deseo...otra vez Bella...-gemí.-Tan mojada que estás.

-Por ti.-me contestó bajando su mano también para acariciar mi longitud, besando mi torso desnudo, dándole suaves lamidas.

-M...me matas.-gruñí cerrando los ojos. Esto se sentía delicioso. Daba suaves apretones a la punta, movía su pulgar en ella para luego tomarla entera y acariciándola rápidamente de arriba abajo, realentizando el ritmo, y volviéndolo a subir. Decidí hacer lo mismo con mi mano, y embestí suavemente en su sexo con mi dedo.

-Aaah....-se removió entre mis brazos y dejó caer su mano. Prontamente volvió a su tarea pero ahora meciendo sus caderas bajo mi dedo. Su rostro se contrajo de infinito placer y sentía como se enroscó entorno a mí. Sus embestidas y las mías se iban haciendo cada vez más frenéticas, y mi vientre empezaba a removerse.

-Bella...quiero sentirte...-cerré mis ojos.-para por favor...quiero...estar...dentro de tí.-chillé como pude.

-Siii-sin esperar un instante más, ambos retiramos nuestras manos, agarré a Bella de los muslos mientras ella posicionaba mi mimebro en su entrada y se adentraba lentamente.

Se tumbó en mi pecho y comenzamos a besarnos de nuevo, meciéndonos suavemente. Sus manos se perdían en mi pelo y las mías recorrian su espalda.

Cada vez las embestidas se hacían más fuertes y Bella se separó de mi agarré, comenzando a brincar sobre mi sexo, moviéndose en círculos y adentrándome más en ella.

-Dios Bella DIOS.-la habitación se lleno de nuestros gritos y gemidos, ella se masajeó los pechos mirándome. Reposó su mano en uno de ellos y la otra se junto en la unión de nuestros cuerpos, centrándose en su clítoris. Esa imagen me excitó por completo, y sin más contemplaciones nos giré, embistiéndola con fuerza, haciéndola gritar de locura. Mi placer comenzaba a formarse, debajo de mi vientre.

-Edward, Edward.-sus pechos rebotaban en cada embestida y se escuchaban los choques de nuestros cuerpos. Sus paredes se contrajeron, y sentí que ese nudo en mi vientre bajo quería desprenderse.

-Ah..Edward...-embestida.-me corro.-susurró arqueándose. Yo aproveché el momento tomándola de la espalda, para tenerla en mis brazos.

-Hazlo Bella...hazlo.-dije sin soltarla empujándola fuertemente con salvajismo. Sentí un líquido recorriendo mi miembro y también noté cuando se esparcía en mis piernas.

-Ahhh Edward.-una embestida más y ambos nos corrimos a la vez, déjandonos caer rendidos en la cama con nuestros cuerpos sudorosos.

(Bella Pov)

 

-Ahora eres mía para siempre.-dijo con la voz entrecortada.

-Soy tuya para siempre mi amor. -juré, para siempre, mi mejor amigo, mi novio, mi compañero, mi futuro esposo, y el padre de mis hijos. Sería por y para siempre únicamente mío. La promesa fue sellada con un ardiente beso, pero a la vez lleno de amor y ternura.

                                       ***********************

 

Ahora estoy aquí, con un embarazo de 7 meses de un bebé hermoso de mi Edward y yo.

Estábamos en nuestra burbuja de amor cuando unos gritos aparecieron por la puerta.

-¡MAMI! ¡PAPI! YA ESTÁMOS AQUÍ-me decía mi pequeña hija de 5 años al llegar a casa. Miraba que atrás intentaba llegar su hermano mellizo Eddie. Porque le pusimos el nombre de mi Edward, que odiaba que le llamasen Eddie, pero a mi hijo le encantaba; era una replica casi exacta a mí pero con los ojos miel, mezclados de mi marrón chocolate con verdes esmeralda y mi hija una replica exacta a él, aunque los dos con el rostro igualado al mío. Edward Anthony Cullen Swan, el nombre de mi pequeño.

-Bellita-dijo Edward antes de que mi niña se lanzára a los brazos de su padre y sí, a mi hijo le pusimos su nombre y a mi hija el mío. Pero ella era Isabella Annabella Cullen Swan. Así que muchos le llamaban ani, en especial alice, porque decía que su nombre empezaba por A al igual que el de ella. Ella se casó con el primo de Edward, Jasper, para decirse se casaron hace 2 años, tras varios problemas de convivencia, y peleas,  al principio, pero se querían, y se amaban, y afrontando barreras y problemas ahora conviven en paz hasta que ahora al parecer se están planteando la idea de ser padres.

-¿Como está el bebé mami?-preguntó mi pequeño Eddie observador.

-Están bien mi amor, gracias por preocuparte.-le respondí yo dándole un beso en su frente.

-Y tú también mami-preguntó ahora mi pequeña acurrucándose en los brazos de su padre.

-Si yo también.-le respondí yo al igual que con Eddie, dándole un besito en su pequeña frente.

-Despues de que nazcan seremos una familia.-dijo mi niña, lo que hizo acordarme que fue Edward quien se las dijo el día que les anunciamos mi nuevo embarazo. Ese recuerdo hizo que me empezarán a salir lágrimas de felicidad, y como siempre Edward me las secó con pequeños besos a lo largo de mi rostro.

-¿Para siempre?-me preguntó

-Por y Para siempre-respondí yo besándole intensamente a lo que los niños empezaron a gritar “bien” y a dar palmitas, eso fue lo que me sirvió para no perderme con él en nuestra burbuja.

Y fuimos para siempre una familia….pero no fue ese el último hijo que tuvimos….

FIN…………………………………………………………………………………….

Awww espero que os haya gustado :33 pronto seguiré con otro One-Shots y agradecería el mismo apoyo de todas las de aquí presentes ^^

BESOS

 

 


 


 


 
14636918 visitas C C L - Web no oficial de la saga Crepúsculo. Esta obra está bajo licencia de Creative Commons -
 10856 usuarios