OS: Don't you Remember? (+18)

Autor: AniCullen17
Género: General
Fecha Creación: 29/08/2012
Fecha Actualización: 30/08/2012
Finalizado: SI
Votos: 15
Comentarios: 13
Visitas: 11378
Capítulos: 1

 

 

Sus vidas estaban llenas de sueños, un futuro lleno de alegría, tenían una vida perfecta, todo lo que un ser humano podría desear. Pero,  ¿Qué sucede cuando todo eso acaba de la noche a la mañana?... solo un minuto basto para cambiar sus vidas para siempre.



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Hola lindas; pensaran que estoy loca ajaj, pero aqui estoy de nuevo con una idea...me hubiera gustado haberla hecho Fic, pero no tengo tiempo para escribirla :(, asi que mejor un OS. Espero que les guste...

les recuerdo que los pensamientos de los personajes estan en cursiva y comillas. para que no se confundan.

Las Quiero y espero sus votos y comentarios :).

 

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Capítulo 1: Don't you Remember?

 

Don't you Remember? (+18)

 

 

 

10 de Febrero 2009.  

—Adoro cuando haces eso amor…—ronroneo Bella mientras Edward masajeaba su largo y sedoso cabello marrón… el dejo un cálido beso en su hombro; estaban sentados en la cama matrimonial, Edward apoyando su espalda en la cabecera, su pecho estaba pegado a la espalda de bella mientras masajeaba su sedosa piel que quedaba expuesta de su blusita sin mangas.

—Me encanta mimarte hermosa, lo sabes — el rostro de la mujer se ilumino al escuchar las palabras de su esposo, era tan perfecto… tan único, siempre se había comportado de una forma tan tierna con ella, era todo lo que una mujer podría desear, cada poro de su piel pedía a gritos que él la tocara, que la amara constantemente, como si fuera el ultimo día… como si no existiera el mañana.

—mmm… se me ocurre otra manera para que me mimes— ella en un movimiento rápido se volteo ubicándose sobre su regazo, juntando sus frentes; mirándose a los ojos fijamente, transmitiendo con el alma lo que no se podía decir con palabras, sus respiraciones chocaban con la boca del otro, y una dura y enorme erección creció entre ambos…



—Bella…— la voz de Edward se escucho ronca, lo que provoco una mayor excitación a su mujer, quien comenzaba a moverse de adelante hacia atrás sobre la erección de Edward, mientras unían sus bocas en un arranque de pasión y completa devoción; sus lenguas buscaban con desesperación el sabor del otro, Edward mordía el labio inferior de su mujer haciendo que ella gruñera expectante, se necesitaban tanto que era casi doloroso; mientras Edward masajeaba el trasero de su mujer dándole suaves apretones y acercándola más a su erección; Bella amaba las manos de su esposo, sabían dónde y cómo tocarla, sabía cómo llevarla a la completa locura.


—¿Estás segura que estarás bien?... — pregunto el hombre un poco acalorado por la situación, sus mejillas estaban algo sonrojadas, aquel hermoso y perfecto seño fruncido adoraba su rostro… bella soltó un suspiro completamente enamorada, sonrió un poco y paso una mano por sus cabellos, acariciándolo y tratando de tranquilizarlo.

 

—Shh…— puso el dedo índice de su mano libre en los labios de Edward, se acerco a su oído, pasando sus brazos por el cuello, acariciando todo a su paso— Te necesito demasiado mi amor—


—No sabes cuánto te necesito mi amor—  Edward no demoro en sacarle la molesta prenda que cubría la cremosa piel de Bella, llevo sus grandes manos hacia los sensibles pechos de su mujer acariciándolos suavemente sobre le tela del sujetador haciendo que esta tirara la cabeza hacia atrás dejándose deleitar con las maravillosas sensaciones que solo él podía hacerle sentir.


Ella con movimientos mas rápidos comenzó a restregarse sobre la erección de su esposo, acariciándole el pecho y unieron sus labios una vez mas de manera salvaje, sus lenguas luchaban entre sí, acariciándose; deleitándose con el sabor del otro;  cuando les falto el aire, Edward tomo el lóbulo de la oreja con sus dientes chupando levemente aquella partecita que volvía loca a isabella.

 

—eres tan hermosa— ronroneo el contra su oído, mientras soltaba el sujetador dejando al desnudo sus pechos, Edward los miro detenidamente, estaban más grandes y eso le encantaba, amaba sus rosados pezones erectos, no dudo en dejar besos húmedos de camino hacia aquellos montes, paso su lengua por encima de su pezón derecho, produciendo que bella soltara un sonoro gemido, Edward tomo con sus dientes aquella parte sensible de su cuerpo, mientras su mano acariciaba con lentitud su otro pezón que reclamaba por atención, lo acariciaba con sus dedos níveos y largos. Los movimientos de bella sobre su eje lo tenían al borde no podía seguir asi, sin darle tiempo para reaccionar tiro de ella hacia atrás, haciendo que ella cayera sobre el colchón de su cama matrimonial, y sobre su cuerpo.



—Veo que alguien quiere acción fuerte hoy…— ella se mordió el labio soltando una risita traviesa.

 

—estar sin hacerte el amor por por cuarenta y un días me volvió loco— isabella soltó una sonora carcajada.

 

—¿los contaste? — alzo su ceja derecha algo sorprendida.



 —Cada maldito minuto mujer, cada minuto— y sin más se apodero de su cuello, bajando hacia sus pechos nuevamente… isabella gemía despacio, levanto un poco su cabeza deleitándose con la vista gloriosa que tenía en este momento, Edward estaba completamente concentrado, su lengua rosada recorría de sus senos hasta el borde de su pantalón de tela, volviéndola completamente loca.

—oh… Edward…— sin más él bajo sus pantalones lentamente, quería hundirse como un salvaje, pero tenía que ser cuidadoso, su mujer… su esposa lo merecía. —me…ma-taras un día de es-tos…Oh— a estas alturas isabella estaba completamente desnuda y los largos dedos de Edward jugaban en su húmeda intimidad, provocando que ella arquera su espalda por el placer de sentir los agiles dedos de Edward moviéndose en el interior de su intimidad y su dedo pulgar acariciaba su clítoris en círculos.

 

—Edward…por favor…— Gimió,  estaba demasiado excitada para juegos “previos”, casi un mes y medio sin poder estar con él, realmente le estaba pasando la cuenta. Edward tampoco se quedaba atrás, ver a su mujer como soltaba gemidos cargados de pasión, como tomaba las mantas con sus pequeñas manitos, ver como sus pechos se alzaban cada vez que ella arqueaba la espalda lo ponían realmente duro… la necesitaba, hoy quería hacerla disfrutar al máximo, asi que apresuro las embestidas con sus dedos… provocando el primer orgasmo de ella, no le dio tiempo para recuperar ni siquiera sus pensamientos, cuando el mismo se desnudo por completo… ella frunció el seño algo disgustada.

 

—yo quería desnudarte…— dijo entre suspiros, su pecho subía y bajaba por la falta de aire; él le regalo una sonrisa sincera y solo se encogió de hombros, se posiciono nuevamente sobre las piernas de ella, acariciando todo a su paso, isabella bajo su mano hacia el miembro de Edward, acariciándolo lentamente… estaba duro, completamente hinchado, aquello la hizo gemir mucho más.



Edward besaba cada parte de su rostro con amor, la frente, su nariz, y sus sonrojadas mejillas… ella comenzó a mover su mano más rápido sobre su eje, amaba escuchar los sensuales gemidos de la boca de Edward, ladeo un poco su rostro encontrándose con sus labios nuevamente…él alejo su miembro de ella… quería acabar en ella, no antes.



—Bella…— trago saliva ruidosamente, y luego sonrió de aquella manera que ella tanto amaba.



—Hazme el amor… por favor — ella lo miro a los ojos, y acaricio su rostro sacando los mechones broncíneos que adoraban su frente sudorosa, el beso suavemente sus labios mientras ella abría sus piernas lo más posible, el miembro de Edward chocaba contra su entrada completamente húmeda haciéndolos jadear y poco a poco se fue adentrando en ella… la sensación de tener sus cuerpos unidos realmente los dejo sin aliento, ambos cerraron los ojos y soltaron un gemido de placer.

 

—Te Amo…— susurro Edward quedándose sin aliento mientras se enterraba en su cálido interior, isabella sonrió levantando su cabeza y besando sus labios suavemente.

 

—Yo también te amo mi vida…— jadeo cerrando los ojos, Edward embestía con lentitud dentro de ella haciéndole perder la cabeza por completo, se necesitaban para respirar, para vivir día a día, eran almas gemelas que habían nacido para estar juntas.



Isabella llevo sus manos hacia el trasero de Edward, apretándolo y empujándolo más hacia ella , quería sentirlo completamente; llego hasta el fondo, ella gemía sin pudor, sus pechos danzaban con cada embestida; se quedaron sin aliento para decir cuando se amaban, asi que solo se miraron fijamente transmitiéndose absolutamente todo… Edward beso sus labios lentamente sin detener sus embestidas... el interior de isabella comenzó palpitar salvajemente sus paredes se apretaron entorno a la masculinidad de Edward… un escalofrió recorrió sus cuerpos, haciéndolos jadear de placer; Edward derramo su semilla en el interior de su esposa sin dejar de moverse, prologando el momento del clímax, arrasando con todo a su paso…

 

—Ed-wwar-d— Jadeo Isabella arqueando su espalda dejándose llevar por aquel placer infinito que había experimentado.

 

—Be-lla-…— Edward frunció su seño, sus labios estaban completamente rojos e hinchados, una capa de sudor adoraba su rostro, Isabella amaba ver el rostro de Edward cuando este llegaba al Clímax… era tan placentero y sexy.


—Te amo…— Isabella dijo jadeante, tratando de recuperar su respiración, había sido completamente increíble.



—Yo más hermosa mía…— susurro Edward descansando su rostro en el cuello de ella, dejando un beso suave… isabella iba besarlo cuando sintieron un balbuceo desde el aparato que reposaba en la mesita de noche de la pareja.



—Ups papi, fuiste demasiado ruidoso— ella rio, sintió como Edward salía de su interior y ella no pudo evitar sentirse vacía.

 

—No, tu eres la culpable por tentarme…— hizo un puchero infantil haciendo que su esposa rodara los ojos sonriendo “!es tan adorable!”

Bella se puso una bata de seda y camino hacia la habitación que estaba al fondo del pasillo, abrió la puerta lentamente… adentrándose hacia el cuarto.

 

—Hola mi bebe…— sonrió al ver a su hija en la cuna, tenía la vista perdida hacia algún lugar, justo en ese momento Edward apareció solo con bóxer abrazando a su esposa por la espalda enredando sus brazos en su abdomen.

 

—Hola mi florecita— Edward utilizo aquel apodo que bella tanto detestaba.

 

—por dios Edward no tiene cara de flor, te imaginas los pensamientos pecaminosos que tendrán sobre ella cuando tenga dieciocho años— comento tomando a su hija en brazos meciéndola tiernamente sobre su pecho.

 

—Tú eres la mal pensada, además… solo yo le diré asi, ella a los 18 años estará estudiando… nada de chicos hasta los 25— estaba enfurruñado, y hablaba enserio, no quería ni imaginar los tiempos difíciles que vendrían si tenía menos de dos meses y era realmente hermosa, parecía un angelito.

 

—Jamás imagine que serias como Charlie— isabella soltó una risita tonta y Edward se quedo en estado de shock, su suegro era de temer, quizás solo quizás el podría ser menos drástico.



—Al parecer mi Florecita me dará mucho trabajo, quizás deberíamos intentar tener más hijos, para tener un ejército y protegerla— isabella lo miro asombrada, el día 31 de diciembre del 2008 a las veintitrés con cuarenta minutos había dado a luz a Emilia, una bebe que pesó 2.700 gramos  y midió 48 Cm. Tenía los ojos claros no cien por ciento definidos, pero isabella anhelaba que fueran verde jade como los de su padre. Ya que su pequeña cabellera al parecer seria marrón como la de ella.



—estás loco, tiene cuarenta y un días y tu quieres tener más bebes… a menos que quieras estar otros cuarenta días sin relaciones sexuales— el entrecerró los ojos derrotado y luego acaricio la mejilla de su pequeña hija que descansaba en el pecho de su madre.

 

—okey...dejare que lo pienses, necesitamos cuidar a esta preciosura; Ahora iré a preparar la cena— dijo Edward palmeando el trasero de su mujer abandonando la habitación.


—tu papi está loco bebe…— susurraba isabella sentándose en la silla mecedora que estaba junto a ella, dejó al descubierto su seno para amamantar a Emilia— uuh mi princesa, tenias hambre eh— acaricio la cabecita de la pequeña meciéndose en la silla dejando un suave beso en la frente de la pequeña.

 



18 de julio del 2010.

 

—Florecita… ven— Edward la tomo en brazos y se metió a la piscina junto con ella, la bebe de un año y medio casi ahorcaba a su padre con sus bracitos entorno a su cuello. Mientras él la tenía en sus brazos.

 

—fia agua fia— Edward sonrió besando su frente,

 

—¿quieres salirte? — paso la mano húmeda por el cabello marrón de la pequeña mojándolo, haciendo que ella sonriera y se sintiera bien, hacia demasiada calor el día de hoy.

 

—No— deslizo sus pequeños bracitos para tocar el agua, y luego la pequeña comenzó a salpicarle agua a su padre, haciendo que este comenzara a jugar como un verdadero niño con ella en los brazos.

 

—ey, eres una tramposa Florecita…— dijo haciendo un puchero fingiendo llorar, la bebe preocupada de ver a su padre en tal situación, actuó como lo hacía su madre cuando ella estaba triste.

 

—shh…shh—  acaricio su cabello, Edward levanto la vista mirándola fijamente… soltando una carcajada, era tan adorable, tan tierna…

 

Se quedaron jugando unos minutos más en el agua, Edward salió con ella en brazos y la seco con aquella toalla de princesas que su hija tanto amaba.

 

—Emi… ven a comer algo hija— Isabella salió con un delantal hacia el jardín… sonrió al ver a los dos amores de su vida. Ambos avanzaron hacia ella tomados de la mano, Edward tenía que encorvarse para llegar a la altura del bracito de su hija.

 

—ven princesa… hay que cambiarte esa ropa mojada—

 

—yo se la cambio Bell— dijo Edward tomándola en brazos y besando suavemente sus labios, ambos se dirigieron hacia la habitación.

 

 

29 de Enero del 2011.

 

—Eres demasiado cabezota bella— Edward tenía su seño fruncido, tenía sus brazos cruzados sobre su pecho, miraba a isabella fijamente.

 

—oh si muy cabezota— dijo sarcásticamente sacándose los tacones, los pies le dolían demasiado para poder soportarlos un minuto más, alejo los tacos de su vista o si no querían incrustados en el hermoso cuerpo de su marido y no quería cometer una tontería… por mucho que se lo mereciera por ser demasiado sexy.

 

—Te digo que no me interesa en lo más mínimo esa mujer— paso sus manos por su cabello broncíneo tirando de el completamente desesperado.

 

—Pues no te creo— camino hacia la cama, saco su pijama debajo de la almohada para ponérselo.

 

—no puedo creer que después de tantos años creas que puedo poner mi vista en alguien más—susurro Edward, Jessica era la vecina de la pareja, se la pasaba coqueteando con Edward y eso a bella le ponía los nervios de punta, odiaba a las mujeres con las tetas de silicona, la mujer debía tener unos 50 años y aun asi miraba a su marido que tenia 28… era pasarse de la raya. No lo podía ver solo o con Emilia que inmediatamente iba a menear su gordo trasero sintético.

 

 —todo esto es tu culpa— dijo isabella sacándose el sujetador; Edward trato de no mirar sus pechos mientras discutían…”concéntrate Edward”….

 

—¿Qu-e he he-cho yo?...querías que le dijera ”no sabe que no tengo azúcar”…— cabreado mejor se volteo, no podía concentrarse con los pechos de isabella descubiertos… eso era jugar sucio.  Isabella sonrió, se saco los pantalones quedando en una pequeña ropa interior rojo de encaje.



—es tu culpa…— avanzo hacia él, pasando sus manos por la espalda de su esposo— por ser malditamente sexy— se relamió los labios— disculpa amor, estoy demasiado celosa, quiero hacerte el amor aquí y ahora— Edward se volteo para apoderarse de sus labios rápidamente, dejando las niñerías para más tarde, Edward jamás podría mirar a alguien más, eran tan felices, se habían conocido en la universidad, Edward era abogado, e isabella era maestra de una pequeña escuela, cada uno amaba su trabajo, era realmente satisfactorio, si bien habían tenido muchas dificultades como pareja, habían sabido salir adelante, Isabella tenía una personalidad fuerte, era extrovertida, le gustaba cantar, bailar; en cambio Edward era más tranquilo, amaba las locuras de su esposa.



En Abril del año 2007, luego de muchos obstáculos se juraron amor eterno frente a dios, sus votos fueron sencillos pero hermosos, aquel día Bella entre lágrimas y recuerdos comenzó una nueva vida, su madre había fallecido hace dos años atrás y aquello en ese entonces aun le afectaba mucho, si no hubiera sido por el apoyo incondicional de Edward quizás se hubiese hundido en su miseria.


Vivieron en un pequeño departamento durante un año, pero ambos recordaban con alegría aquellos tiempos, era una luna de miel constante, ya que no tenían sofá, solo un colchón viejo el cual era su comedor, su living, su cama; poco a poco fueron comprando sus cosas, hacían el amor cada noche, cada momento que tenían disponibles… eran felices.



En Abril del 2008 isabella quedo embarazada de Emilia, y el 31 de diciembre del mismo año mientras esperaban el nuevo año 2009 rompió fuente, había sido el mejor comienzo de año junto a su bebe de ahora dos años, era la luz de sus ojos, era lo mejor que les había pasado, aquel pequeño tesorito de sus corazones que llenaba sus vidas por completo.
Tenían una joven llamada Charlotte quien ayudaba con los que aceres de la casa, y cuidaba a Emilia mientras sus padres trabajaban, era la mano derecha de Isabella, adoraba a esa muchacha de apenas 18 años.
En 2008 compraron una casa, de solamente un piso, tenia 3 habitaciones, una cocina, un estudio; 4 baños; un jardín realmente hermoso, y una Piscina… nadie podía contra ellos, tenían todo lo que deseaban, amor, un hogar y lo más importante; Una hermosa y envidiable familia.

 

Pero nadie es dueño del destino, solo bastaron unos segundos para que sus vidas cambiaran para siempre.



13 de abril del 2011


—Emilia, mi amor no le des problemas a tus abuelos— Isabella le hablaba a su hija que estaba en sus brazos, la pequeña hizo un puchero, no le gustaba separarse de sus padres.


—¿tardadan mucho? — pregunto la pequeña mirando a sus padres, Edward sonrió acariciando su cabello marrón.


—No Florecita, solo será unas horas— ella abrazo por el cuello a su madre besándole un pequeño beso en los labios,

 

—Te amo mami— dijo sonriendo, luego alzo los bracitos para que Edward la cargara— te amo papi— dijo dejando un besito en los labios de Edward— no tarden ¿shi? — ella acomodo su vestido rosa.

 

—No mi florecita, ya verás… nos vemos— Edward la dejo en el suelo, y la pequeña salió corriendo hacia algún lugar de la casa de sus abuelos.

 

—Gracias Esme por cuidarla hoy— agradeció isabella tomando de la mano a su marido, Charlotte no había podido, ya que hoy era su día libre y Bella no quería abusar de ella.

 

—descuiden hijos, no todos los días cumplen cuatro años de feliz matrimonio— Edward se carcajeo.

 

—Mama, hay que celebrar las bodas de oro ¿cierto amor?... llevamos suficientes años ¿no crees? — se volteo hacia ella dejando un beso en sus labios.

 

—okey, no quiero quemar mis ojos, tu padre está por llegar asi que mejor vayan a cenar y luego… bueno ok; mañana vengan a buscar a Emi, está encantada aquí— se despidieron de la mujer mayor, y caminaron de la mano hacia el volvo plateado de Edward…



—esto me recuerda tanto a los paseos, cuando teníamos que decirle a Charlie— comento bella prendiendo la radio del automóvil.

 

—Cambia esa porquería— rio Edward al escuchar la canción que su esposa había puesto, era música clásica… ella solo le saco la lengua.

 

—Gruñón— sonrió acariciando su cabello broncíneo. Edward condujo hacia la carretera, el restaurant era a las afuera de la cuidad de los Ángeles.



—¿A dónde me lleva mi marido? — isabella se mordió el labio inferior expectante.

 

—mmm… a cenar y luego tengo otros planes— dijo acariciando el muslo de su mujer, ella llevaba un vestido azul, asi que Edward subió su mano un poco más arriba… casi llegando a su intimidad.

 

—ey… estás loco, eres un depravado sexual, vamos en la carretera— dijo ella apuntando hacia el frente, Edward  soltó una risita mirándola — ey la vista al frente por favor— ella rio, siempre le decía eso, su madre había muerto en un accidente y no podía evitar ponerse nerviosa.

 

—Sabes que te amo— Edward tomo la mano izquierda de su esposa dejando un suave beso en ella.

 

—Lo sé, yo también te amo— el sonrió en respuesta

 

—sabes… quizás mi florecita necesita un hermanito— ella soltó una carcajada sonora, Edward siempre se empecinaba en recordarle que Emilia necesitaba un hermanito.

 

—quizás si —Edward la miro sorprendido, ella siempre decía, “no estás loco” “aun no es tiempo” “Emilia es muy pequeña”… pero al parecer hoy era la excepción, se encargaría de dejarla embarazada hoy por la noche… estaría encantado.

 

Edward sonrió, Isabella lo quedo mirando fijamente, mientras él iba concentrado en la carretera, ¿podría amarlo más aun?, el era su vida, su todo… jamás pensó encontrar  alguien que tuviera aquella capacidad de hacerla tan feliz.

 

—¿Edward? —

 

—¿mm? —

 

—Gracias… por todo— el aludido la miro sorprendido, ella lo veía con lagrimas en los ojos, el solo se limito a levantar su mano derecha para acariciar aquella mejilla sonrojada; cuando de pronto vieron como unas luces venían directo a ellos, Edward trato de esquivar el automóvil… pero fue imposible; sintieron un fuerte golpe que paralizo todos sus sentidos… no hubo tiempo para reaccionar, no hubo tiempo para pensar, no hubo tiempo para decir adiós.

 

Ambos cerraron sus ojos, sentía un chillido en sus orejas; sus cuerpos, sus almas unidas quedaron ahí, gritándose te amo en silencio, recordando toda una vida que los había unido, cada palabra, cada beso, cada noche cuando hacían el amor, los primeros latidos del corazón de su pequeña hija quien los esperaba en casa, su primera palabra… su familia.  Edward sentía un fuerte dolor en la cabeza… no quería cerrar los ojos, los abrió con dificultad observando a su alrededor, trato de levantar su cuello pero el dolor en su cabeza era terrible, miro a su lado, isabella estaba inconsciente a su lado, sintiendo un fuerte dolor en su columna.

 

—Be-lla…mi am-oor— susurro Edward, no le quedaban fuerzas para hablar, estiro su mano para tomar entre las suyas la de isabella, la apretó levemente. Se asusto, no por su vida, si no por los que dejaría atrás… “te amo mi amor… Florecita perdóname” fue lo último que pensó antes de cerrar sus ojos.
Dos silenciosas lágrimas recorrieron el rostro de su mujer, quien todavía se encontraba inconsciente, podía sentir la mano de Edward envolviéndola, pero eso duro solo unos segundos antes que él la soltara… entro en pánico, ella no podía morir, su marido la necesitaba, su hija la esperaba en casa… trato de abrir los ojos, pero fue imposible.

*

*

 

Noviembre del 2011

 

Isabella tenía entre sus manos, aquella foto de su matrimonio, las lagrimas recorrían sus mejillas dejando salir todo el dolor que sentía en este momento, su corazón no podía soportar esto, se sentía tan desgraciada, ¿Cómo había cambiado todo?...ella era feliz, tenía todo lo que necesitaba, el amor de su familia… ¿Por qué?... esto simplemente la supero; la había superado, no se sentía mujer, no se sentía ella.

 

—Mami, iré de compras con Charlotte— Emilia la miro frunciendo el seño, a pesar de tan solo tener tres años era muy inteligente, podía darse cuenta como su madre lloraba cada momento del día y eso a la pequeña le hacía sentir mal. —¿te duele algo mami? — isabella limpio sus lagrimas y una forzada sonrisa adorno su rostro mirándola.

 

—No bebe, ve y diviértete, ven a darme un besito— la niña se acerco hacia la cama de su madre y le dio un besito en los labios.

 

—adiós mami, nos vemos después— sin más salió corriendo por el pasillo, isabella suspiro pesadamente… dejo la fotografía debajo de su almohada, y se acomodo para dormir una siesta, le dolía la cabeza.

 

No sabe cuando tiempo paso, solo quería cerrar los ojos y olvidar la porquería de vida que llevaba… sintió como unas manos movían su cuerpo suavemente, ella abrió los ojos aturdida.

 

 —Llevas mucho tiempo dormida, Emilia se irá a dormir y quería despedirse de ti— Edward estaba serio, como siempre últimamente.

 

—okey — isabella se sentó con dificultad en la cama matrimonial, Edward desapareció por el pasillo hacia la habitación de Emilia, la cogió en brazos y fueron hacia la habitación del matrimonio, isabella le dio las buenas noches sonriendo y Edward la fue a dejar a su habitación que ahora quedaba al otro lado de la casa para que no escuchara las discusiones que el matrimonio tenía.

 

— ¿Necesitas ayuda?... — Edward pregunto cuando volvió, vio que isabella se ponía la parte de arriba del pijama con un poco de dificultad.

 

—No gracias — respondió secamente sin mirarlo, no quería que su marido se convirtiera en su padre; Edward soltó el aire de sus pulmones e igualmente rodeo la cama matrimonial para ayudarle a sacar los pantalones que llevaba puestos.

 

—Suéltame Edward…— dijo ella dándole un suave golpe en las manos mientras el trataba de deslizar el pantalón a través de sus piernas inertes.

 

—No seas terca…— acaricio sus rodillas, isabella miro sus hermosas manos deslizarse a través de su cuerpo; no pudo soportarlo.

 

—¡te dije que me soltaras! — grito isabella pasando sus manos por el cabello, Edward la miro  fijamente a los ojos… se sintió como la mierda.

 

—Deja de ser tan inmadura isabella, ¿Cuándo tiempo seguiremos igual? — Edward se alejo mirándola fijamente acostada en la cama, Isabella termino de poner su pijama.

 

—¿puedes ayudarme con esto? — ella apunto hacia debajo de las mantas, ignorándolo— no puedo sola— suspiro frustrada. Edward cargo a isabella en brazos y ayudo a acomodarse debajo del edredón. — Lo siento Edward…— susurro ella avergonzada, últimamente no podía controlar sus sentimientos, ¿Cómo ser una mujer completa para él?... el con toda una vida por delante, hermoso, atento; caballero; tierno; sentía que lo arrastraba hacia la nada, ¿Por qué tubo aquel maldito accidente?... miro sus piernas sin expresión alguna.

 

—Bella yo te amo, pero déjame ayudarte… te la pasas todo el día metida aquí en la cama…—

 

—¿Qué quieres que haga?... si no puedo caminar Edward, que salga por la calle, que saque a pasear a Emilia, diablos Edward, ni siquiera puedo cuidarme sola y cuidare de una pequeña de tres años— isabella susurro tranquila, las lagrimas comenzaron a descender nuevamente por sus mejillas, Edward las limpio con sus labios, acariciándole el cabello.

 

—te extraño tanto…—susurro sobre sus labios, podía sentir el exquisito aliento de su mujer chocar contra su boca nublando todos sus sentidos.

 

—yo también Edward… pero trata de comprenderme…— ella lo miro a los ojos, perdiéndose en los ojos verdes que ella tanto amaba. Sin embargo ya no tenían aquel brillito especial de antes.

 

—¿comprenderte?... ¿quieres que te tenga lastima?, es lo último que yo podría a sentir hacia ti, te das cuenta, eres mi esposa, el amor de mi vida… déjate ayudar bella, el doctor dijo que con una buena rehabilitación todo podría ser como antes, tomara tiempo, tus piernas tienen sensibilidad amor, podemos con esto…—

 

—¡NO!, estoy cansada, no quiero más Edward ¡me da vergüenza salir de casa!, compréndelo— ella alejo su rostro de él, mirando hacia otro lugar.

 

—okey — no quería discutir, discutían cada vez que él ponía un pie en casa, las cosas habían dado un giro de 180°, no podía evitar sentirse culpable cuando aquella camioneta colisiono contra su volvo realmente pensó que iba a perder la vida en ese instante; jamás había sentido tanto miedo, pero las ambulancias no tardaron en llegar, estuvo una semana en coma, su hija se había llevado la peor parte, a pesar de que era pequeñita… Esme y Carlisle la cuidaron muy bien, la niña extrañaba a sus padres; preguntaba por ellos, muchas veces lloraba por las noches, pidiendo por favor dormir con sus abuelos, estos estaban encantados, después de 28 años una bebe dormía entre ellos…jamás la llevaron al hospital, era tan pequeña para someterla aquel dolor.

 

Bella estuvo sedada por un par de días, había sufrido una severa lesión en la Columba lumbosacra; a región lumbar; imposibilitándole la movilidad de ambas piernas, comprometiendo los músculos que controlan los esfínteres. Los médicos decidieron esperar la primera semana, para poder verificar si tenía algún tipo de mejoría, aquello no ocurrió,  dejarían pasar seis meses para que su lesión fuera sanando,  si ella recuperaba un poco de movimiento o sensibilidad, tendría que someterse a un tratamiento de Fisioterapia, terapia ocupacional entre otras; por el contrario si ella no sentía ninguna mejora el daño en sus piernas podría ser permanente.  isabella se había encerrado en su burbuja personal, sentía lastima de ella, no se sentía mujer y lo peor… sentía que arrastraba junto con ella a toda su familia.

 

—Buenas noches Bell— Edward se despidió una vez que se acostó a su lado dándole la espalda.

 

—Adiós— isabella seco con la palma de su mano las lagrimas que se le escaparon en algún momento de la noche… podía ver a través de la noche su sedoso cabello sobre la almohada, ¿hace cuando no se tocaban?... la pasión, las caricias, los besos claramente no eran lo mismo de antes, ella no se sentía bien, ni siquiera podía mostrar sus piernas desnudas frente a él, el amor a veces no era suficiente,  su matrimonio de desmoronaba frente a sus ojos, se sentía estúpidamente egoísta de someter a Edward a sufrir junto a ella. Estiro su mano derecha hacia el cabello de Edward acariciándolo suavemente… este a pesar de estar medio dormido sonrió, extrañaba a su esposa, aquella mujer que siempre tenía una hermosa sonrisa en su rostro, no pudo evitar voltearse quedando frente a frente.

 

—Hace mucho tiempo no hacías eso— susurro el sin abrir los ojos, amaba la sensación cálida de sentir las manos de isabella sobre su cabello, era algo que siempre le había gustado.

 

—Yo sé— susurro ella mirando fijamente sus hermosas facciones, ¿Cómo podría un ser tan bello seguir amándola?.

 

—no me alejes de ti Bell— se acerco mas al cuerpo de su mujer abriendo sus ojos,  puso sus manos sobre su cintura acariciándola lentamente, ella trato de ser fuerte… guardando todos los malos sentimientos, todas sus inseguridades, no podía permitir que aquello arruinara su matrimonio ¡Diablos lo estaba intentando por su familia!.

 

—no lo hare— susurro ella acariciando su cabello, Edward se apodero rápidamente de sus labios con ternura, el  beso era lento, pausado; se habían extrañado tanto, sus cuerpos sus almas pedían a gritos reencontrarse, volver a sentir aquel amor tan hermoso que los unía, que poco a poco se iba escondiendo detrás de las peleas, del distanciamiento, de las inseguridades.

 

—te amo mi amor— Edward susurro con la voz quebrada, sentía que lloraría en cualquier momento, ella era su vida; daría lo que fuera por ocupar su lugar y ser él el que estuviera en una maldita silla de ruedas, quería ser quien diera todo para que ella volviera a sonreír.

 

—yo también Edward— susurro contra sus labios, Edward fue acariciando lentamente su estomago hacia su pecho, pasando por su cuello, acariciando su rostro como si fuera el más fino cristal, sus dedos se deslizaban temblorosos, bella por su parte acariciaba el pecho de su esposo con absoluta devoción.

 

Edward fue dejando besos en su cuello bajando hacia su pecho… subió un poco su pijama tomando un pezón con sus labios, mientras masajeaba el otro con sus dedos. Isabella soltó un pequeño gemido de sus labios… como había extrañado las manos de él sobre su cuerpo.

 

Edward poco a poco fue bajando hasta la altura de su ombligo, dejando besos húmedos, dando una que otra provocadora mordida, haciendo que isabella soltara risitas tontas,  cuando el llego hacia el borde de su pantalón de pijama, acariciando su vientre bajo no pudo evitar tensar su cuerpo… él lo noto al instante,  suspiro contra su ombligo y subió su rostro nuevamente para poder mirarla frente a frente.

 

—Ven, durmamos, necesitas descansar— susurro besando la frente de la mujer quien no dijo absolutamente nada, se recriminaba mentalmente por ser tan estúpida e inconsciente, estaba alejando a su marido por sus miedos,

 

Sintió como Edward la abrazaba, y la refugiaba en su pecho, acaricio los cabellos marrones de isabella cerrando los ojos, tratando de dormir, aunque era prácticamente imposible.

 

—Lo siento— Isabella murmuro contra su pecho, nadie dijo nada, la oscuridad de la noche los envolvió, solo escuchaban sus respiraciones… al parecer las palabras sobraban.

 

A la mañana siguiente isabella estaba tendida en la cama… sola; movió sus manos hacia el lado izquierdo del colchón cuando sintió una manita pequeña tocar su bracito.

 

—mami… mami ¿despedtaste? — Emilia la miraba fijamente casi a un centímetro de su rostro.

 

—al parecer si— le sonrió besando su frente —¿Dónde está Charlotte? — pregunto isabella confundida, miro la televisión, su hija estaba viendo caricaturas.

 

—en la cocina…prepadando el desayuno— se encogió de hombros… isabella sonrió, era un gesto tan de Edward

 

— ¿viste a tu papa? —

 

—se fue hace un rato, me trajo hacia acá para que durmiera contigo, pero estaban dando tinkerbell ashi que… vi tedevision.-

 

—okey…— susurro isabella cerrando los ojos, Charlotte ayudo a isabella a bañarse, a esta ultima ya estaba acostumbrada, al comienzo le daba algo de vergüenza que Charlotte la viera, pero la muchacha era demasiado buena con ella, odiaba tener que usar la silla de rueda, prefería estar en la cama leyendo o haciendo alguna tontería que su condición le permitiera.

 

Luego Charlotte ducho a Emilia e Isabella la vistió, en su cama, la niña saltaba en la cama, haciendo que su madre riera.

 

—ven princesa, te puedes caer—

 

—mami…me gusta saltar— dijo sonriendo mientras daba saltitos.

 

—hija te verán todos los vecinos si sigues asi, ven a ponerte la ropa— isabella sacudió la prenda rosada que tenía entre sus manos, Emilia se acerco a su madre arrodillándose y estirando los bracitos para ayudarla a ponerse la ropa.

 

—lista, ahora tráeme el peine, tienes el cabello demasiado largo hija— Emilia bajo de la cama para buscar el peine que estaba en el tocador de isabella, volvió hacia ella se lo paso y se sentó en sus piernas inmóviles.

 

—Me gusta tener el cabello largo mami…— susurro ella mirando la televisión, mientras isabella le hacía dos trenzas.

 

—¿Por qué bebe? —

 

—pod que me recuedda a ti, cuando yo sea gande quiedo ser como tú— los ojos de isabella se llenaron de lagrimas al escuchar aquellas palabras de su hija, las limpio rápidamente, no quería que la viera llorar, quería que ella fuera una niña feliz.

 

—Tú serás mucho más que yo hija— término de trenzar su cabello, Emilia recostó su cabeza en el pecho de isabella, mirando hacia la televisión, sus piernecitas estaban estiradas sobre las piernas de bella, mientras esta la rodeaba con sus brazos.

 

—mami…¿papi pod que ya no está en casa? — pregunto de pronto, haciendo que el corazón de isabella golpeara con fuerza su pecho.

 

—Pues tiene mucho trabajo hija— la niña medito unos segundos.

 

—Supongo que sí, es que yo… bueno lo echo mucho de menos— “yo también hija”

 

—pero el te ama con todo su corazón bebe, eres su florecita; asi que no estés triste eh…—

 

—está bien…— en ese momento llego Charlotte con leche para Emilia y un Té para isabella, estuvieron todo el día haciendo cosas juntas en la cama, viendo películas de Disney, pintando, isabella le enseñaba a las vocales, a escribir su nombre, entre muchas cosas más; se divertían, se acompañaban… se amaban profundamente.

*

*

Febrero del 2012

 

—¡Pues vete con ella si tanto te gusta Edward! — grito isabella desde su silla de ruedas, Charlotte saco a Emilia rápidamente de la cocina para dejar al matrimonio a solas. Emilia se ponía realmente mal al verlos discutir constantemente.

 

—¿puedes bajar la voz y calmarte?, nuestra hija está a unos metros de aquí— Edward estaba furioso, isabella estaba completamente histérica, con los meses pensó que todo mejoraría, pero todo se había puesto de mal en peor, veía cosas donde no las había, sus gritos, los celos enfermizos les estaban pasando la cuenta a ambos.

 

Isabella trato de calmarse, pero era prácticamente imposible, aun podía ver como su esposo sonreía con la estúpida de la vecina de al frente. Aquello la ponía de los nervios, siempre había sido celosa, y un poco posesiva, a Edward le encantaba aquella actitud, le hacía ver sexy, pero últimamente se le estaba pasando la mano. Claro… ella pensaba que ya no estaba en igualdad de condiciones para luchar por su marido y poner en su lugar a cualquier zorra que se le pusiera en frente… él era guapo, joven, exitoso y tenía como una esposa que se sentía un completo estorbo.

 

—okey, mira Edward sinceramente y te lo preguntare de frente ¿te gusta esa mujer? — Edward la quedo mirando fijamente sin decir nada… isabella había perdido la razón ¿no le había demostrado en estos meses cuando la amaba?, si hubiera sido otro se hubiera mandado a volar desde el primer momento, pero él y solo el soportaba los caprichos de su mujer, los celos… la apoyaba cuando ella lo necesitaba, la ayudaba en lo que mas podía, llevaba nueve meses en aquella condición de mierda, y sinceramente se sentía sobrepasado… justo en momentos como este.

 

—No isabella, no me gusta— dijo tomando las llaves del automóvil, ahora un mercedes benz negro.

 

—¡¿A dónde vas?! — pregunto ella moviendo las ruedas de su silla para acercarse a él.

 

—necesito pensar, esto me está sobrepasando bella… me voy a la mierda— sin más salió de la casa dando un portazo que hizo saltar a las tres mujeres que se encontraban en el interior de la casa, dejo a Isabella completamente sola con el alma destruida.

 

Se subió al su automóvil y fue directamente al centro, necesitaba pensar, necesitaba poner en orden sus ideas… fue a un café para relajarse.

 

Había que aclarar esta situación, no podían seguir asi, peleaban todos los días, a veces por estupideces sin sentido. Se llevaban realmente mal, ya no le quedaban fuerzas para seguir discutiendo, él trato de acercarse a ella, de entenderla, de ayudarla, pero jamás se dejo, puso una estúpida barrera en la cual ella y solo ella era víctima de todo esto…

 

“¡yo me siento culpable de lo que sucedió bella… también te necesito!”

 

Era tan fría, ya ni siquiera dejaba que la besara, le reclamaba porque si y por qué no, eran dos desconocidos en la misma cama, eran dos desconocidos jugando a ser felices cuando sus vidas eran un infierno, ¿Quién podría vivir asi?... era algo casi enfermizo, no quería dejarla, la amaba… realmente lo hacía, pero el daño era demasiado, además su hija pequeña era la que mas sufría con esta situación.

 

Había perdido la cuenta de cuantas veces había pensado en hacer sus maletas e irse de la casa… pero estaba su florecita, aquel sustento para no tirar todo a la mierda, si no fuera por ella realmente no sabría que hacer.

 

Puso sus manos en su rostro, cerrando los ojos, ¡maldito accidente!; ¡maldita carretea!; ¡maldita camioneta!; ¡maldito yo, por ser tan estúpido!, soltó unas lagrimas traicioneras… su vida era un infierno.

 

—¿Edward? — la voz de una mujer lo llamo, el no la reconoció… rápidamente seco las lagrimas y volteo a ver de quien se trataba.

 

—¿Irina?  — pestaño varias veces para asegurarse que no era producto de su imaginación.

 

—Edward, tanto tiempo sin verte… ¿10 años?... mas o menos— ella sonrió mostrando su perfecta dentadura blanca, Edward se levanto de su mesa y abrazo a su ex “amiga”.

 

—Sí, más o menos, ¿Cómo estás? — le sonrió sinceramente.

 

—bien… me mude a los Ángeles hace poco, fui a Londres a estudiar medicina— sonrió satisfecha. Ellos se conocieron a la edad de diecisiete años, hace once años atrás, habían tenido un romance pasajero, cosas de niños; al salir del instituto cada uno tomo su camino, jamás volvieron a tener contacto…hasta ahora.

 

—eso es excelente Irina, ¿estás esperando a alguien? — pregunto él.

 

—oh, no para nada…¿puedo sentarme contigo? —

 

—Claro— se sentaron y comenzaron a ponerse al día de los últimos once años sin verse, años de universidad, de travesuras, de nuevos comienzos, de lo difícil que fue para ella dejar todo aquí y partir hacia un lugar completamente desconocido…Edward se sentía a gusto, por un momento salió de mierda en la cual vivía.

 

—¿y te casaste? — pregunto Edward tomando un sorbo de su café.

 

—estuve comprometida hace unos años… pero lo sorprendí con otra a un mes de la boda— suspiro nostálgica.

 

—lo siento Irina…—

 

—No, no lo sientas, prefiero estar sola que vivir engañada o en un infierno— Edward suspiro… cuando su móvil comenzó a sonar; Isabella.

 

—Disculpa— dijo a Irina antes de contestar.

 

—Bueno…¿Dónde estás? — había estado llorando, su voz la delataba.

 

—Estoy en el centro tomando un café— respondió monótono.

 

—ven… necesitamos hablar Edward…—

 

—Nos vemos en un rato más…— Edward suspiro, no quería hablar con bella en este momento, sabría que discutirían aun más.

 

—Adiós— dijo ella antes de colgar… Edward miro el móvil y se lo guardo en la chaqueta.

 

—¿problemas? — a Irina no le paso desapercibido su cambio de humor al contestar.

 

—Algunos— trato de sonreír evitando la mirada de la mujer.

 

—y tu…¿te casaste? — le pregunto tratando de desviar el tema.

 

—sí, llevo casi cinco años de matrimonio, tengo una hija de tres años— Edward saco su celular para mostrarle las fotografías de su Florecita, Irina quedo encantada, amaba con locura a los niños. Y esa niña realmente era hermosa,

 

—Es muy hermosa Edward— susurro ella tomando el celular entre sus manos para apreciarla mejor.

 

—Lo es— estuvo de acuerdo, de pronto Irina miro fijamente la pantalla.

 

—supongo que ella es tu esposa ¿o me equivoco? — le mostro una fotografía de isabella, aquella foto en el jardín de la casa nueva, con un fondo llego de flores, el cabello de isabella al viento, mientras miraba a la cámara… con aquel vestido un poco ajustado se podía apreciar el vientre enorme de siete meses que tenía en ese entonces, ella estaba de pie acariciando a su hija ; estaba sonriente… se veía feliz.

 

—Sí, ella es isabella— dijo nostálgico, hace mucho tiempo no veía una sonrisa sincera en el rostro de ella.

 

—Es muy hermosa Edward, tienes una hermosa familia— le devolvió el móvil.

 

—Gracias—

 

Siguieron conversando de sus vidas, la tarde sin querer dio paso a la noche, Edward no se había percatado de la hora, se sentía muy a gusto conversando con aquella vieja amiga de escuela, se vio por primera vez en meses sonriendo… sentía como su celular vibraba en su pantalón, pero los café habían dado paso al alcohol y el no tomaba en cuenta el maldito aparato que no dejaba de sonar.

 

—Deberías contestar— dijo Irina tomando un sorbo de su margarita.

 

—No, no deseo discutir— Edward se encogió de hombros cortando la llamada, odiaba el maldito celular.

 

—¿tienes problemas con ella? — Irina pregunto curiosa, no por maldad, si no porque Edward realmente se veía realmente afectado.

 

—si, demasiados problemas…yo creo que estoy a punto de separarme, discutimos día y noche— dijo como si nada tomando un sorbo de whisky.

 

—Wau Edward…¿tan malo es? —

 

—Bastante… hace nueve meses comenzó esta mierda…— Edward relato cada suceso detalladamente, necesitaba desahogarse, se sentía patético, pero no sabía a quién más recurrir, no quería volver a casa, sabía que isabella estaría esperándolo con la tercera guerra mundial, solo quería descansar y estar en paz…¿acaso era mucho pedir?.

 

—Edward lo lamento mucho— Irina toco su mano, poniendo a Edward un poco tenso— deberías darle apoyo, ella está viviendo una etapa difícil…—

 

—¿crees que no lo he hecho?. Diablos Irina, he tratado de ser un buen esposo para ella, pero todo le molesta, todo… sabes hace más de un mes que no toco sus labios, esto me desespera, no se deja acariciar, ni siquiera un puto abrazo Irina, me siento solo… solo con todo esta mierda que me rodea, creí que podríamos superar esto juntos, pero al parecer no es asi… ella puede tomar rehabilitaciones, puede volver a caminar, no perdió la sensibilidad ni sus movimientos un 100%, hay posibilidades, pero ella no quiere, dice que no quiere que yo sienta lastima de ella, no quiere que su hija la vea siendo un bebe de nuevo…¿Cómo puedo vivir asi?...dime— Edward soltó el llanto, e Irina solamente le acariciaba el cabello tratando de reconfortarlo…

 

—tranquilo Edward… todo pasara te lo aseguro, todo estará bien— ella hablaba sinceramente, se veía que sufría… quería poder ayudarlo en algo pero claramente no estaba en sus manos.

 

—siento esto, discúlpame no quise…—

 

—shh… necesitas desahogarte, estas demasiado solo en esto Edward… déjame ser tu amiga…— ella le sonrió dulcemente y Edward asintió…

—gracias—

 

—no hay de que… viejo compañero— Edward sonrió— ahora ve a ver a tu mujer… ya son ¡oh por dios!, es media noche— Irina se sorprendió, las horas habían pasado volando, y Edward se golpeo mentalmente… si, la tercera guerra mundial lo esperaba en casa— es hora de ir a casa…— pidieron la cuenta y salieron hacia las solitarias calles de L.A.

 

—¿en qué te vas? —

 

—tomare un taxi o algo, mi automóvil esta en el taller— dijo ella encogiéndose de hombros.

 

—oh vamos, yo te llevo a tu casa…— ella acepto gustosa, quedaron de verse en dos días más… Edward disfruto de la compañía de Irina, le hacía olvidar un poco lo que estaba viviendo… se despidieron con un beso en la mejilla justo al frente de la casa de ella al otro lado de la cuidad y él se fue a casa… eran la una con diez minutos de la madrugada… entro a casa preparado para lo peor.

 

—¿Dónde estabas? — Bella pregunto prendiendo la lamparita que reposaba en la mesa de noche que estaba junto a ella; Edward camino sacándose los zapatos.

 

—En el café, te lo dije— se encogió de hombros restándole importancia, se quito la chaqueta y la camisa, isabella lo miraba fijamente sin creerle absolutamente nada, quiso levantarse de la cama y caminar desesperada de un lado hacia el otro, se sentía tan impotente, después de reclamarle quería correr a sus brazos a pedirle perdón por ser tan estúpida, miro sus piernas con lagrimas en los ojos, las toco por debajo de las mantas, gracias a la fisioterapia podía moverlas un poco, ya que la sensibilidad se había presentado cuando tenía cinco meses desde al accidente.

 

—mientes— susurro ella mirando hacia la nada, no quería mirarlo a la cara, no podría demostrar todo el dolor que le causaba aquella situación…¿y si estaba con otra?, ¿si la engañaba?, aquellos pensamientos atormentaban a isabella cada minuto del día, no podía culparlo, ella prácticamente era otra niña en casa, hace ya bastante tiempo había dejado ser la señora de la casa.

 

—no miento bella…— Edward camino hacia el mueble para apagar la televisión, isabella lo miro por un instante… era tan hermoso, exquisitamente hermoso, ya casi no recordaba cómo eran las noches antes de ese maldito accidente, pareciera como si hubiesen pasado años… levemente podía recordar las suaves caricias que él le daba por todo el cuerpo, como ambos hacían el amor hasta el amanecer, los hermosos susurros diciendo te amo, aquella divina sonrisa torcida que le quitaba el aliento y que ella se había encargado de borrar, todo había quedado atrás, ya nada era igual; no podía seguir con esto, lo amaba demasiado para retenerlo junto a ella.

 

Lagrimas silenciosas recorrieron sus mejillas, ellas las limpio rápidamente, aquella decisión quizás seria la ms difícil que ella tomaría en toda su vida, dios era testigo del dolor que sentía en su pecho en este momento, sabría que tendría consecuencias fatales, pero solo quería que él fuera feliz… por ambos.

 

—Quiero el divorcio—susurro con voz quebrada, Edward se giro sorprendido sin entender absolutamente nada, la miro por unos interminables segundos, sin saber que decir o que hacer… no esperaba algo como esto ¿ella no lo amaba?.

 

—bella… no…— se quedo en silencio, las palabras se ahogaron en su garganta, y las lagrimas descendieron por su rostro níveo, a la mujer se le partió el alma viendo como aquel rostro que tantas veces había visto feliz, ahora estaba lleno de dolor, su corazón se quebraba en mil pedazos desde su interior, pero no había vuelta atrás, ella había tomado la decisión.

 

—Edward, esto no es vida, peleamos constantemente, Emilia ya se da cuenta de las cosas, todos estamos sufriendo con esto…— susurro con la voz quebrada, Edward se sentó en la cama dándole la espalda, tomo su cabello con las manos tirando de el, mientras sus lagrimas se perdían en su rostro.

 

—¿estás segura de esto? — pregunto sin mirarla, ambos lloraban, el distanciamiento, las peleas y los gritos estaban acabando con todo lo hermoso que una vez los unió.

 

—sí, es lo mejor Edward— el trago saliva ruidosamente limpiando sus lagrimas con los ojos.

 

—Okey… no te puedo obligar a que estés conmigo— dijo levantándose rápidamente de la cama; “ella no me ama… no me ama” se repetía mentalmente Edward. Isabella no dijo nada solo se quedo mirando a Edward como cogía la maleta desde arriba del closet, la puso en la cama y poco a poco fue metiendo parte de sus pertenencias, isabella lloraba mientras él se daba vueltas en la habitación sacando sus ropas, no decían nada… todo había terminado, todos los años de felicidad quedaron ahí, en un hermoso recuerdo de lo que fue y de lo que nunca será.

 

Eran ya las tres de la madrugada cuando Edward dejo su maleta en la entrada de la habitación, se giro a bella lentamente y vio como ella sostenía una fotografía entre su pecho.

 

—Esto ni significa que deje a mi florecita de lado isabella, quiero que comprendas eso— dijo tomando las llaves del automóvil.

 

—yo sé, no quiero que la dejes sola a ella, ella queda afuera de todo esto, nada tiene que ver con nosotros, sigues siendo su padre eso jamás cambiara— hablo sin mirarlo a los ojos, su voz sonaba dura, Edward la miro sin comprender como habían llegado a esta situación.

 

—Me alegro que lo comprendas— suspiro profundo…—yo…espero que estés bien—

 

—gracias, tu también; Adiós Edward—

 

—adiós Bell — isabella vio como el amor de su vida caminaba por el pasillo con la maleta en su mano, sabía que después de esta noche nada sería igual, que sus vidas habían cambiado para siempre, habían jurado estar en las buenas y en las malas… pero a veces el amor no es suficiente, cada uno dejaba su otra mitad, aquella con la que un día fueron los seres más felices del planeta; solo les quedaba el único fruto de aquel amor… Emilia.

 

Cuando Edward desapareció por el pasillo, isabella saco el edredón que cubría sus piernas ¿Qué estaba haciendo? ¿se iba a dar por vencida tan fácilmente?.

 

“Mi amor, te amo… no me dejes, soy una idiota, una idiota” pensó antes de poner sus piernas en la orilla de la cama… miro su silla de ruedas, estiro su mano izquierda para alcanzarla, pero en algún momento se había movido para atrás, miro el suelo y sus pies desnudos tocando el piso…

 

“Sé que puedo hacerlo”… pensó, dándose un pequeño impulso para alcanzar la silla…pero no fue posible, su cuerpo cayó al piso como un costal de patatas… dejando todos sus anhelos, sus sueños en el suelo, se quedo ahí tirada llorando hasta que en algún momento se quedo dormida.

 

Edward fue su último pensamiento…

 

Julio 2012

 

—Irina no creo que eso sea posible— Edward se carcajeo, Irina le contaba sobre viejas historias de sus amores pasados.

 

—es enserio, el tipo era realmente extraño— dijo la mujer alzando las cejas— creo que tú fuiste el único cuerdo con quien he estado, éramos unos niños— dijo riendo, Edward la acompaño en sus risas, se sentía muy a gusto con esta mujer, habían pasado cinco meses desde aquella noche en la cual isabella le pidió el divorcio, Aun era muy difícil aquella situación, en el fondo de su corazón la herida aun sangraba, pero Irina se había encargado de ir curándola, con sus consejos y su amistad, pero era eso… solo una Amistad.

 

—pues sí, las cosas han cambiado ¿no?  — Edward se encogió de hombros

 

—pues sí, bastante… mírate, eres un exitoso hombre, lo tienes absolutamente todo— Edward sonrió forzadamente.—no me refiero a eso… quiero decir, has salido adelante— Irina tomo su mano entre las suyas… las acaricio lentamente; Edward quedo mirando sus manos unidas, sintió un deseo extraño, era como volver a sentir… a creer.

 

—Irina, jamás te he agradecido todo lo que me has apoyado, en los últimos meses— dijo sinceramente mirándola a los ojos.

 

—Descuida, lo he hecho de todo corazón— ella sonrió, con su mano derecha acaricio el cabello broncíneo de Edward, era sedoso, se sentía bien entre sus dedos. El hombre cerró los ojos, se sentía tan solo que cualquier muestra de cariño le fascinaba.

 

No supo cómo, solo fue consciente de que unos suaves labios acariciaron los suyos… se tenso y abrió los ojos rápidamente, Irina movía sus labios suavemente sobre los de él, al comienzo no reacciono, pero quiso dejarse llevar, era un beso suave y delicado, sus lenguas se encontraron después de once años, no podía negarlo, le gustaba la sensación de sus labios contra los suyos, pero no eran los labios que el necesitaba… no eran los labios que su cuerpo y su alma reclamaban…

 

—Irina yo…— la alejo delicadamente…— no estoy listo… aun.

 

—lo siento Edward, fue un impulso, fui una tonta— se sonrojo levemente alejándose de él, bajando la mirada sintiéndose avergonzada.

 

—es solo cuestión de tiempo, por favor, eres maravillosa… solo te pido tiempo…— ella sonrió— eres increíble enserio, me gustas pero solo llevo cinco meses en esto… no estoy seguro… solo tiempo por favor—

 

—no tienes que pedir nada Edward, eres el hombre más maravilloso que he conocido—

 

Siguieron con su conversación como si nada hubiese pasado, Irina no podía evitar sus sentimientos hacia él, sinceramente lo quería, había sufrido mucho y ella quería hacerlo feliz… lo quería demasiado; aunque por el momento no fuera correspondido.


Al cabo de unas horas Edward se despidió de Irina, y se dirigió a casa de su Ex esposa.. Aunque fuera de palabra, ya que los trámites del divorcio “mágicamente” aun estaban en tramites… él no se los había dado; no se sentía preparado aun.

 

Toco la puerta suavemente… al comienzo le parecía extraño y un poco estúpido golpear la puerta de la que fue su casa, pero tenía que hacerlo, el ya no pertenecía aquel espacio.

 

—Hola señor— Charlotte sonreía de oreja a oreja… se sentía muy feliz, y Edward lo noto al instante.

 

—Hola Charlotte ¿Cómo estás? — pensó que se trataba de algún chico por ahí que había robado su corazón, se sintió un poco celoso, era realmente hermoso la sensación del primer amor, de un amor hermoso que creía entre dos personas, hasta volverse completamente independiente de ello.

 

—excelente, ahora mismo llamo a Emilia— Edward asintió, la mujer lo hizo pasar al Living, y se quedo ahí sin tomar asiento, estaba acostumbrado a esta rutina, por lo general Bella iba a sus terapias cuando el venia a ver a su Florecita, o se encerraba en algún cuarto, no la había visto en meses, solo había hablado las cosas sobre su hija a través del celular.

 

—Papito— Emilia apareció en el pasillo corriendo hacia sus brazos, Edward la abrazo con fuerza, apretando su pequeño cuerpecito contra su pecho, la niña realmente le había afectado la separación de sus padres, a pesar de su corta edad lloraba cada momento porque extrañaba a su padre, Edward junto con isabella trataban de subirle el ánimo, siempre se encargaban de decirle lo mucho que la amaban y que jamás estaría sola.

 

—¿Cómo estas mi florecita? — pregunto Edward, aun la tenía en sus brazos, la pequeñita sonreía gustosa.

 

—Muy bien papi— los hoyuelos adornaron sus mejillas.

 

—me alegro florecita…¿vamos al McDonald hoy? — dijo elevándola entre sus brazos, haciendo que la pequeña soltara carcajadas.

 

—shiiiiiiiiiiii— dio pequeños aplausos con sus manitos.

 

—Bien… vamos florecita— la dejo en el piso nuevamente, y ella corrió hacia su habitación por sus cosas… Edward se quedo solo en el medio de la sala, recorriendo con la vista aquel lugar que parecía un lugar tan frio y ajeno, tantas risas tantos recuerdos y ahora solo quedaban un par de fotografías viejas, sintió como alguien se aproximaba hacia él. Volteo para tomar nuevamente a su hija en brazos, pero su vista quedo clavada en aquel cuerpo que estaba de pie frente a el, se sostenía con muletas y una mueca de frustración adoraba su rostro. Isabella no se había percatado que Edward se encontraba en casa, estaba en el jardín y no había sentido la puerta principal.

 

 “!diablos está más hermosa que nunca!”… pensó el hombre completamente confundido. Se veía bien… muy bien, su cabello estaba un poco más corto desde la última vez que la había visto, completamente rizado, llevaba maquillaje simple y natural, unos jeans y una blusa de tirantes… simplemente cayó nuevamente a sus pies… quizás nunca se había levantado, eran tantos recuerdos, tantos que su mente ni siquiera podría recordarlos todo, en ese momento se dio cuenta cuanto la había extrañado.

 

—isabella…— ella miraba a Edward estupefacta, no estaba preparada para verlo nuevamente cara a cara, había sufrido tanto, cada vez que recordaba sus besos sus caricias, sus lagrimas recorrían su rostro, la separación fue quizás la decisión más dura que abría tomado en su vida, pero al parecer Edward se veía bien, ambos estaban sanando heridas que aquel estúpido accidente trago, ella en lo personal se encontraba mejor, como mujer… como persona; no lista… pero poco a poco iba curando sus heridas e inseguridades para sentirse una mujer completa nuevamente.

 

—Hola Edward…— susurro nerviosa, Benjamín llegaría en cualquier momento no quería que ambos se toparan.

 

—estas…— se cayó.

 

—sí, pues con algo de ayuda, mi doctor dice que en unos meses podre volver a caminar sin ayuda—sonrió con alegría.

 

—me alegro mucho por ti bella, realmente— dijo de todo corazón, quería llegar abrazarla, besarla, hacerle el amor… pero maldición; no podía, ella le había pedido el divorcio.

 

—Bueno, la traeré en unas horas…— Justo en ese momento sonó la puerta nuevamente, Emilia corrió hacia su padre y tiro la manita de él.

 

—Adiós mami, nos vemos mañana— dijo la pequeña abrazando las piernas de su madre—

 

—Cuídate princesa— ella asintió… la puerta siguió sonando isabella estaba nerviosa y no sabía la razón, Charlotte camino hacia la puerta abriéndola… dejando ver ahí a su doctor fisioterapeuta… Benjamín, aquel quien se había convertido en su mejor amigo, en su pilar fundamental para salir adelante.

 

—Tioooooo — la pequeña corrió a sus brazos y el hombre alto, de caballo castaño claro y ojos azules como el cielo, la alzo en sus brazos, justo como lo había hecho Edward hace unos minutos atrás.

 

—¿Cómo estas princesa? — el hombre acaricio el cabello marrón de Emilia, Edward quedo mirando la escena sin palabras…¿Quién era ese? ¿Qué venia hacer aquí?... miro isabella quien sonreía gustosamente ante la presencia de aquel estúpido.

 

—vamos Florecita— Hablo duramente Edward, Benjamin se percato que aquel hombre se encontraba ahí… se acerco a el.

—hola soy benjamín— estiro su mano.

 

—buenas— se limito a decir Edward con su corazón en mil pedazos.

 

Emilia se despidió de ambos y salió por la puerta principal de la casa, Edward camino hacia la entrada sintiendo como dos pares de ojos miraban su espalda… pero no le importo… al llegar a la puerta se volteo mirando fijamente a isabella a esos hermosos ojos que algunas le habían mostrado lo profundo de su amor… no podía creer que isabella lo reemplazara… ¿Dónde había quedado el amor?...no recordaba aquellos momentos en los cuales solo el había sido el dueño de su corazón, como ella solía sonreír, no recordaba la razón por la que lo amo antes… sentía que su mundo se desmoronaba a su alrededor, él la trato como el cristal más fino, la acompaño en los momentos más difíciles de su vida, sabía que no era perfecto pero “¡diablos! ¿Quién lo era?”, siempre la amo, siempre quiso apoyarla, siempre quiso recordarle todos los días cuan agradecido estaba por qué dios la pusiera en su camino… pero el destino les tenía preparado otra cosa, “¿Cómo pudo olvidarme?...te amo tanto bella…¿no lo recuerdas?; todas las veces que nos lo dijimos ¿y ahora qué?”

 

Edward cerró la puerta tras de él con lagrimas en los ojos, dejando su vida entre esas cuatro paredes en las cuales fue el hombre más feliz.

 

“¿No recuerdas todo lo que hemos pasado juntos?...por favor bella ámame una vez más”.

 

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:'( me da una pena horrible el final, enserio que si, Pero... asi es la vida jaja, que mala, espero que les haya gustado chicas, espero sus comentarios y/o votos, ustedes saben *-*


Gracias por el apoyo que me dan siempre... y si el OS tiene buena "aceptacion" quizaaaaas, haga un segundo capitulo, todo depende de ustedes jiji, las quiero mucho.

 

Esta cancion, es la de este OS... como saben algunas mi cantante favorita es Adele, no podia dejarla atras jiji, si ven la letra es para morir ajaj imaginense a mi edward aaaw muero... aqui se las dejo *-* disfutenla.

 

Don't you Remember?


Bye.

 


 


 


 
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