Lo que significas para mi

Autor: Ainely
Género: Romance
Fecha Creación: 20/02/2012
Fecha Actualización: 20/02/2012
Finalizado: NO
Votos: 4
Comentarios: 4
Visitas: 9816
Capítulos: 7

¿Que pasa cuando en el pasado optaste por huir, aunque fuese contra tu voluntad? ¿Y si los fantasmas del pasado vuelven más fuertes que nunca cuando habias pensado que todo se había solucionado?

 

Hola chicas os dejo la secuela de Destino, espero que os guste.

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Capítulo 1: Nueva vida

Si tuviese que hacer una pequeña reflexión sobre los últimos tres años de mi vida, diría que sin duda han sido unos años de suma felicidad, pero a la vez tristes. Felices, porque tenía la vida que en parte siempre soñé, tenía el trabajo que siempre soñé y por el que en mi adolescencia estudié. El factor positivo de este trabajo es que gran parte de este lo podía realizar en casa y mi cuenta bancaría cada mes aumentaba notablemente, provocando que pudiese tener una buena vida. Pero esta buena vida no me valdría para nada si no tuviese a mis pequeños angelitos a los que consentir y hacer felices.

A pesar de ser madre soltera de dos pequeños y de encontrarme en una ciudad totalmente diferente de donde procedía, no me costó demasiado adaptarme al clima de Florida, que en comparación con el de Forks, era una maravilla. El simple hecho de poder salir a dar largos paseos, poder ir a la playa o simplemente salir al parque con mis hijos, era un aspecto que me hacía adorar los nuevos cambios de aires.

Al principio he de admitir que tanto que a diferencia de Seth, quien se adaptó muy rápidamente hacienda amigos por donde pasaba, a mi me costó bastante dejar de lado los fantasmas del pasado y empezar a vivir mi vida completamente. El motivo por el que me costó tanto asimilar lo que me deparaba el futuro y el presente en el que me encontraba sumida era por la pequeña parte de Edward y mía que crecía en mi interior. Los temores que Edward, se enterase que estaba embarazada de un hijo suyo y que había huido sin comentárselo, provocaba que un escalofrío recorriese mi espalda y el temor a que se enterase y se lo llevase de mi lado me atormentaba día y noche. Por eso me aseguré un buen trabajo y un buen hogar, por si el día de mañana sucedía cualquier cosa, tener los recursos necesarios para poder hacer frente a cualquier dificultad.

Seguía sumida en mis pensamientos cuando una grave voz y un chasquido de dedos ante mis ojos me sacó de mi propia burbuja, en la que últimamente me encerraba con demasiada facilidad.

-Bella! – chilló Ben. Él junto con Ángela su querida prometida, habían sido desde el día que puse un pie en esta empresa unos de los pilares más importantes de mi nueva vida. Ellos se habían vuelto mis mejores amigos y a la vez habían aceptado el cargo de tíos para mis angelitos. Gracias a ellos, había conseguido salir adelante y actualmente ser una de las personas más influyentes y adineradas de toda Florida.

-Lo siento, estaba sumida en mis pensamientos – me disculpé – Que me decías? – inquirí sonrojándome.

-Que es lo que te preocupa? – me preguntó mientras me cogía las manos y les daba un leve apretón para infundirme valor. – Últimamente estás muy despistada – me dijo preocupado.

-Pues no lo sé Ben, desde hace una semana tengo un malestar en el cuerpo muy extraño, como si mi cuerpo se estuviese preparando para alguna situación desagradable o difícil que me sucederá dentro de poco – le expliqué a la conclusión a la que la noche pasada había llegado. Lo único que esperaba es que Edward no tuviera nada que ver con este presentimiento.

-No te preocupes princesa, seguro que es una tontería. Además sabes que Ángela y yo estamos para cualquier cosa que suceda contigo – me recordó abrazándome.

-Por cierto, que haces en mi despacho? Pensaba que la editorial era un lugar serio y que no podían entrar sin mi autorización – dije cruzándome de brazos simulando estar enfadada, pero él me conocía demasiado bien, por lo que soltó una sonora carcajada y me golpeó suavemente el hombro.

-Es que como soy uno de los hombres más sexys de la ciudad, tu secretaria no se ha podido resistir a mis encantos – dijo subiéndose el cuello de su camisa, intentando conseguir un look más sensual. – La verdad es que tu secretaria te ha avisado que había venido pero como estas en la luna, pues no te has enterado. Pero no me desvíes del tema que he venido a decirte una cosa muy importante – me dijo poniéndose serio.

-Que sucede? – pregunté curiosa por su extrema seriedad.

-Pues que como hoy Seth ha vuelto a la escuela y Anthony ha empezado por primera vez sus clases, he pensado que podríamos hacer dentro de unas semanas una gran fiesta en el jardín de tu casa e invitar a todos los amigos de Seth y a todos los nuevos amiguitos de Anthony, seguro que a los dos les hará mucha ilusión – me explico. La idea me encantó, que mejor manera de celebrar el inicio de clases que haciendo una gran fiesta donde mis pequeñines serían los protagonistas.

-Amigo, me gusta tu idea, realmente eres un genio – confesé llenándole la cara de besos – Pero mejor que aún no le digamos nada a los niños hasta que no esté todo preparado porque sino se van a poner muy nerviosos.- le avisé, el asintió aunque por la mueca que se instaló en su cara deduje que no le agradaba mucho mi idea.

-De acuerdo. – asintió sin quejarse, eso era raro en él y tansolo me quedó la opción de pensar que me quería comentar alguna otra cosa que lo tenía emocionado. – Pero realmente he venido para decirte otra cosa, pero por el camino se me ha ocurrido lo de los niños – confesó.

-Haber sorpréndeme, cual es la noticia? – pregunté mientras ordenaba mi escritorio y metía la faena que debía hacer en casa en mi bolsa de trabajo.

-Pues, Ángela me ha mandado a recordarte que este sábado es el gran evento en el que las personas más influentes de Florida deben estar presentes. Y por si no lo recordabas tanto tú como los niños y nosotros dos estamos invitados. Por lo que espero que ya lo tengas todo preparado para provocar furor entre las masas. – me recordó acompañándome al coche, para luego ir las dos a buscar a mis pequeños angelitos a la escuela. Deseaba verles para saber cómo les había ido la escuela, pero sobretodo deseaba comprobar que mi pequeño Anthony había hecho amiguitos, ya que hoy era su primer día en la escuela.

-No os preocupes ya lo tengo todo listo, tanto la ropa de los niños, como la mía están compradas por lo que no os ternéis que preocupar de nada. – le tranquilicé. – Lo único de lo que os tenéis que preocupar y encargaros es de veros deslumbrantes e impresionantes, ya que el sábado será la primera aparición pública en actos benéficos donde apareceréis, y tiene que ser memorable. – le afirmé.

-A qué hora salen los niños? – preguntó mirando su reloj.

-A las cinco de la tarde, porque lo preguntas? – inquirí.

-Es que faltan 15 minutos para que salgan y tú aún sigues aquí – me dijo abriéndome la puerta de mi coche y metiéndome dentro de un leve empujón – Acelera que no quiero que mis sobrinitos tengan que esperar en la calle – me dijo frunciendo el ceño. En ese justo instante me despedí y salí a toda prisa de la editorial, y me dirigí hacia la escuela de mis niños, que se encontraba bastante lejos del trabajo, pero por lo visto allí arriba en el cielo debe haber alguien que me quiere mucho porque no tuve que pararme en ningún semáforo ni me quedé atrapada en ningún atasco por lo que tres minutos antes que sonase el timbre me encontraba junto con el resto de madres y padres en la puerta de la escuela esperando que saliesen mis angelitos. Aún faltaban dos minutos para que sonase la alarma y yo ya me encontraba angustiada pro si mis niños lo habían pasado mal en su primer día de escuela, cuando escuché unas voces que me dejaron estáticas en mi lugar. En cuanto me giré me topé con una escena que hubiese deseado no encontrármela y menos en este lugar. Se trataba de la mismísima Esme quien estaba hablando animadamente con Alice. Por suerte, desde que marché de Forks había dado un cambio abismal. Gracias a Anthony estaba más proporcionada y había adquirido un cuerpo espectacular, junto con el pelo que se encontraba liso hasta casi la cintura y una grandes gafas de sol que ocultaban la mayor parte de mi rostro. Esto permitió que las pudiese observar atentamente sin que ellas se diesen cuenta. Pero lo que más me extrañaba era que hacían aquí.

El timbré hizo que ellas mirasen al frente y dejasen su conversación, topándose con mis ojos que las observaban atentamente. Alice no me reconoció ya que automáticamente desvió la atención a otro punto, pero Esme me conocía demasiado bien y por la forma en la que me miró y me sonrió solamente como lo hacía cuando me veía me asustó y me hizo darme cuenta que me había reconocido, tansolo esperaba que no le comentase nada a nadie.

-Mami! – chillaron mis soles cuando llegaron hacia mí y se abrazaron fuertemente a mis piernas.

-Hola mis amores – les dije dándoles un beso en sus sonrosadas mejillas y cogiendo a Anthony en brazos ya que desde que me había visto extendía sus bracitos hacia mí.

-Que has hecho hoy Seth? – le pregunté provocando que una sonrisa inundase su rostro al recordar el día.

-Pues mami, me lo he pasado super bien. He estado jugando con todos mis amigos. Ha sido impresionante. Lo único que ha sido un poco aburrido ha sido el rollo de charla que nos ha dado la directora sobre que este curso ya somos un año más grandes y nos hemos de empezar a portar como niños grandes – dijo mientras imitaba la voz de la directora y mi chiquitín estallaba en carcajadas mientras lo ataba en su sillita. Una vez estuvimos todos en el coche, empecé a saciar mi preocupación con Anthony.

-Y a ti mi amor, como te ha ido el primer día de escuela – dije mirándolo por el retrovisor.

-Muy bien mami. He hecho muchos amiguitos y amiguitas y hemos estado jugando en el patio que es gigante y también hemos pintado en la pizarra y jugado con plastilina. Ha sido super mega chupi! – dijo alzando sus brazos. – Pero a mi clase también ha venido la directora y nos ha dicho muchas cositas y nos ha regalado una corona a los nenes y una barita de hada a las nenas. – dijo orgulloso y feliz por su nuevo regalo, mientras rebuscaba la corona entre sus cosas en la mochilita.

-No te preocupes mi amor, luego me la enseñas y la ponemos en la estantería de tu habitación, que te parece la idea? – le dije, haciendo que saltase de sus sitio de la emoción. – Y a ti Seth no te han regalado nada? – le pregunté intentando que no se enfadase ya que ambos eran muy celosos en lo que a mí respecta y si no les prestaba suficiente atención se enfadaban.

-Sí, me han reglado un lápiz del Spiderman. Es muy bonito. – me dijo sonriente.

-Que te parece si lo ponemos en nuestra zona de estudio y dibujo para que todo el mundo que entre lo vea? – le pregunte, a lo que él asintió entusiasmado. En casa habíamos reformado una de las habitaciones como un salón que utilizaba como despacho pero a la vez tenía pequeñas mesitas y sillitas para que ellos pudiesen estudiar o dibujar conmigo, ya que una de las cosas que más nos gustaba hacer de todas era asar tiempo juntos.

-Me encanta esa idea! – dijo chillando de la alegría. – Sabes que mami, este año habrá una niña nueva en mi clase – me dijo Seth – pero hasta la próxima semana no puede venir ya que está con su papá de viaje. La directora dice que tenemos que ser buenos con ella, ya que la nena es muy especial y está siempre muy triste y no habla. Y que nosotros tenemos que conseguir ser sus amiguitos y que ella se sienta feliz y vuelva a hablar – explicó – pobrecita, le debe de haber pasado algo muy malo para que ya no quiera hablar más – en cuanto escuché esas palabras inevitablemente me vinieron a la cabeza Alice y Esme, pero era imposible ya que había dicho que la niña aún no vendría, por lo tanto ellas no podrían tener nada que ver en teoría.

-Pues esperó que la trates muy bien señorito – le dije cuando llegamos a casa y le ayudé a bajarse del coche.

-Y a mí que mami, no me bajas del coche? – preguntó el pequeñín, celoso por que le estuviese haciendo más caso a su hermano.

-Ven aquí, mi amor. Que os parece si os vais a jugar los dos al jardín mientras preparo algo bien rico para merendar – les sugerí, a lo que ellos simplemente me abrazaron bien fuerte las piernas y echaron a correr juntos hacia el jardín donde ya se encontraba Luna esperándoles para jugar. Luna era nuestra perrita, a pesar de ser enorme ya que era un Samoyedo, era el animal más bueno y dócil que jamás había conocido y sobretodo le encantaba jugar con los niños, por lo que los niños la adoraban.

Me quedé un ratito observando cómo los tres pequeños de la casa corrían tras una pelota. Después de unos instantes me dirigí hacia la cocina a prepararles la merienda. Aunque, actualmente tuviese más dinero del que podía contar, seguía siendo la simple chica de siempre ya pesar de poseer esta gran casa jamás había contratado a nadie, prefería que en mi casa tansolo entrásemos nosotros y nuestros invitados.

Con la cabeza perdida en la escena que había presenciado en la puerta de la escuela, entré a la cocina.

Capítulo 2: El pasado siempre vuelve

 


 


 
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