Como Agua Para Chocolate

Autor: Bellass666cullen
Género: Romance
Fecha Creación: 11/02/2012
Fecha Actualización: 12/02/2012
Finalizado: NO
Votos: 1
Comentarios: 3
Visitas: 13396
Capítulos: 3

Bella y Edward se aman. pero ella esta condenada a permanecer soltera. cuidando a su madre hasta que esta muera. y Edward para estar cerca de Bella, se casa con la hermana de ella. leah. las recetas de cocina que Bella elabora puntean el paso de las estaciones de su vida, siempre marcada por la presente ausencia de Eward. Como Agua Para Chocolate es una agridulce comedia de amores y desencuentros. esta historia como los personajes no me pertenecen.

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Capítulo 1: I. ENERO

Tortas de navidad.

Ingredientes:

1 lata de sardinas

½ de chorizo

1 cebolla

Orégano

1 lata de chiles serranos

10 teleras

Manera de hacerse

La cebolla tiene que estar finamente picada. Les sugiero ponerse un pequeño trozo de cebolla en la mollera con el fin de evitar el molesto lagrimeo que se produce cuando uno la está cortando. Lo malo de llorar cuando uno pica cebolla no es el simple hecho de llorar, si no que a veces uno empieza, como quien dice, se pica, y ya no puede parar. No sé si a ustedes les ha pasado pero a mí la mera verdad sí. Infinidad de veces, mama decía que era porque yo soy igual de sensible a la cebolla que Bella, mi tía abuela.

Dicen que Bella era tan sensible que desde que estaba en el vientre de mi bisabuela lloraba y lloraba cuando esta picaba cebolla; su llanto era tan fuerte que Esme, la cocinera de la casa, que era medio sorda, lo escuchaba sin esforzarse. Un día los sollozos fueron tan fuertes que provocaron que el parto se adelantara. Y sin que mi bisabuela pudiera decir ni pio, bella arribo a este mundo prematuramente, sobre la mesa de la cocina, entre los olores de una sopa de fideos que estaba cocinando, los del tomillo, el laurel, el cilantro, el de la leche hervida , el de los ajos y, por supuesto, e l de la cebolla.

Como se imaginaran, la consabida nalgada no fue necesaria, pues bella nació llorando de antemano, tal vez porque ella sabía que su oráculo determinaba que en esta vida se le estaba negado el matrimonio. Contaba Esme que bella fue literal mente empujada a este mundo por un torrente de lagrimas que se desbordaron sobre la mesa y el piso de la cocina. En la tarde, ya cuando el susto había pasado y el agua gracias al efecto de los rayos del sol, se había evaporado, Esme barrió el residuo de las lágrimas que habían quedado sobre la loseta roja que cubría el piso. Con esta sal relleno un costal de de 5 kilos que utilizaron para cocinar bastante tiempo.

Este inusitado nacimiento determino el hecho de que bella sintiera un inmenso amor por la cocina y que la mayor parte de de su vida la pasara en ella, prácticamente desde que nació, pues cuando contaba con dos días de edad, su padre, ósea mi bisabuelo, murió de un infarto. A mama Renee , de la impresión, se le fue la leche. Como en esos tiempos no había leche en polvo, ni nada que se le pareciera, y no pudieron conseguir nodriza por ningún lado, se vieron en un verdadero lio para calmar el hambre de la niña .Esme, que se las sabia de todas, todas respecto a la cocina- y muchas otras cosas que ahora no vienen al caso- se ofreció a hacerse cargo de la alimentación de bella.” Ella se consideraba la más capacitada para formarle el estomago a la inocente criaturita”, a pesar de que nunca se caso y tuvo hijos.

Ni siquiera sabía leer ni escribir, pero eso si sobre cocina tenía tan profundos conocimientos como la que mas. Mama Renee acepto con agrado la sugerencia, pues bastante tenía ya con la tristeza y la enorme responsabilidad de manejar correctamente el rancho, para así poderle dar a sus hijos la alimentación y educación que se merecían, como para encima tener que preocuparse por nutrir debidamente a la recién nacida. Por tanto, desde ese día, bella se mudo a la cocina y entre atoles y tés creció de lo más sana y rozagante. Es de explicarse entonces el que se haya desarrollado un sexto sentido en todo a lo que a cocina se refiere.

Por ejemplo, sus hábitos alimenticios estaban condicionados al horario de la cocina: cuando por la mañana bella olía que los frijoles estaban cocidos a mediodía sentía que el agua ya estaba lista para desplumar a las gallinas, o cuando en la tarde se horneaba el pan para la cena ella sabía que había llegado la hora de pedir sus alimentos. Algunas veces lloraba de balde, como cuando Esme picaba cebolla, pero como las dos sabían la razón de estas lagrimas, no se tomaban en serio. Inclusive se convertían en motivo de diversión, a tal grado que durante la niñez bella no diferenciaba bien de las lágrimas de alegría a las de llanto. Para ella reír era una manera de llorar. De igual forma confundía el gozo de vivir con el de comer. No era fácil para una persona que conoció la vida atreves de la cocina entender el mundo exterior, ese gigantesco mundo que empezaba de la puerta de de la cocina hacia el interior de la casa, porque el que colindaba con la puerta trasera de la cocina y que daba al patio, a la huerta a la hortaliza, si le pertenecía por completo, lo dominaba.

Todo lo contrario de sus hermanas, a quienes este mundo les atemorizaba y encontraban llenos de peligros incognitos. Les parecían absurdos y arriesgados los juegos dentro de la cocina, sin embargo un día bella las convenció de que era un espectáculo asombroso ver como bailaban las gotas de agua al caer sobre el comal bien caliente. Pero mientras bella cantaba y sacudía rítmicamente sus manos mojadas para que las gotas de agua se precipitaran sobre el comal y “danzaran” Leah permanecía en un rincón, pasmada por lo que observaba. En cambio Alice, como todo aquello donde interviniera el ritmo, el movimiento o la música, se vio fuertemente atraída hacia el juego y se integro con entusiasmó. Entonces a Leah no le quedo otra que tratar de hacer lo propio, pero como casi no se mojo las manos y lo hacía con tanto miedo, no logro el efecto deseado. Bella entonces trato de ayudarla acercándole las manos al comal. Leah se resistió y esta lucha no termino hasta que bella, muy enojada, le soltó las manos y estas por inercia, cayeron sobre el comal ardiente. Además de ganarse una soberana paliza, bella quedo privada de jugar con sus hermanas dentro de su mundo. Entonces Esme. Se convirtió en su compañera de diversión.

Juntas se dedicaban a inventar juegos y actividades siempre en relación con la cocina. Como el día en que vieron en la plaza del pueblo a un señor que formaba figuras de animales con globos alargados y se les ocurrió repetir el mecanismo pero utilizando trozos de chorizo. Armaron no solo animales conocidos sino que además inventaron algunos con cuello de cisne, patas de perro y cola de caballo, por citar solo algunos. El problema surgía cuando tenían que desarmarlos para freír el chorizo. La mayoría de las veces bella se negaba. La única manera en que accedía voluntariamente a hacerlo era cuando se trataba de elaborar las tortas de navidad. Pues le encantaban. Entonces no solo permitía que se desbaratara a uno de sus animales si no que alegremente observaba como se freía.

Hay que tener cuidado de freír el chorizo para las tortas a fuego lento, para que de esta manera quede bien cocido pero sin dorarse excesivamente. En cuanto está listo se retira del fuego y se le incorporan las sardinas a las que con anterioridad se las ha despojado del esqueleto. Es necesario, también, rasparles con un cuchillo las manchas negras que tienen en la piel. Junto con las sardinas se mesclan la cebolla, los chiles picados y el orégano molido. Se deja reposar la preparación, antes de rellenar las tortas. Bella gozaba enormemente este paso, ya que mientras reposaba el relleno es muy agradable gozar de olor que despide, pues los olores tienen la característica de reproducir tiempos pasados juntos con sonidos y olores nunca igualados en el presente.

A bella le gustaba hacer una gran inhalación y viajar junto con el humo y el olor tan peculiar que percibía hacia los recovecos de su memoria. Vanamente trataba de evocar la primera vez que olio una de esas tortas, sin resultados, porque tal vez fue antes de que naciera. Quizás la rara combinación de las sardinas con el chorizo llamo tanto su atención que la hizo decidirse a renunciar a la paz del éter, escoger el vientre de mama Renee para que fuera su madre y de esta manera entrar a la familia de los swan, que comía tan deliciosamente y que preparaba un chorizo tan especial. En el rancho de mama Renee la preparación del chorizo era todo un rito. Con un día de anticipación se tenían que empezar con anticipación se tenían que empezar a pelar ajos, limpiar chiles y a moler especias. Todas las mujeres de la familia tenían que participar: mama Renee, sus hijas Leah , Alice y bella y Esme .la cocinera y Emilie la sirvienta. Se sentaban por las tardes en la mesa del comedor y entre pláticas y bromas el tiempo se iba volando hasta que empezaba a oscurecer, entonces mama Renee decía:

- Por hoy ya terminamos.

- Dicen que al buen entendedor pocas palabras, asique después de escuchar esta frase todas ya sabían qué hacer. Primero recogían la mesa y después se repartían las labores: una metía a las gallinas, otra sacaba agua del pozo y la dejaba lista para utilizarla en el desayuno, y otras se encargaba de la leña para la estufa. Ese día ni se planchaba ni se bordaba ni se cosía ropa. Después todas se iban a sus recamaras a leer, rezar y dormir. Una de estas tardes, antes de que mama René dijera que ya se podían levantar de la mesa, bella, que entonces contaba con quince años, le anuncio con voz temblorosa que Edward cullen quería venir a hablar con ella…

- ¿y de que quiere venir a hablar ese señor?

- Dijo mama René luego de un interminable silencio que encogió el alma de bella. - Con vos apenas perceptible bella le respondió:

- Yo no sé.

- Mama René le lanzo una mirada que para bella encerraba todos los años de represión que habían flotado sobre la familia y dijo:

- Pues más vale que le informes que si es para pedir tu mano, no lo haga. perdería su tiempo y me haría perder el mío también. Sabes muy bien que por ser la más chica de las mujeres a ti te corresponde cuidarme hasta el día de mi muerte.

- Dicho esto , mama René se puso lentamente de pie guardo sus lentes dentro del delantal y a manera de orden final repitió:

- ¡Por hoy hemos terminado con esto….!

- Bella sabia que dentro de las normas de comunicación de la casa no estaba incluido el dialogo, pero aun así, por primera vez en su vida intento protestar a un mandato de su madre.

- Pero es que yo opino que…

- ¡ tú no opinas nada y se acabo! Nunca, por generaciones, nadie en mi familia ha protestado ante esta costumbre y no va a ser una de mis hijas quien lo haga.

- Bella bajo la cabeza y con la misma fuerza con que sus lagrimas cayeron sobre la mesa , así cayó sobre ella su destino. Y desde ese momento supieron ella y la mesa que no podían modificar ni tantito la dirección de estas fuerzas desconocidas que la obligaban, a la una, a compartir con bella su si no, recibiendo sus amargas lagrimas desde el momento en que nació, y la otra a asumir esta absurda determinación.

- Sin embargo, bella no estaba conforme. Una gran cantidad de dudas e inquietudes acudían a su mente. Por ejemplo, le agradaría tener conocimiento de quien había iniciado esta tradición familiar. Sería bueno hacerle saber a esta ingeniosa persona que en su perfecto plan de asegurarse la vejes de las mujeres había una ligera falla. Si bella no podía casarse ni tener hijos, ¿quien la cuidaría entonces al llegar a la vejes? ¿cuál era la solución acertada en este caso? ¿o es que no se esperaba que las hijas que se quedaban a cuidar a sus madres sobrevivieran mucho tiempo después del fallecimiento de sus progenitoras? - ¿y donde se quedaban las mujeres que se casaban y no podían tener hijos, quien se encargaría de atenderlas? Es más, quería saber ¿Quién dijo que la hija menor era la más capacitada para velar por su madre y no la hija mayor? - ¿se había tomado alguna vez la opinión de las hijas afectadas? ¿les estaba permitido al menos, si es que no se podían casar , conocer el amor? ¿o ni siquiera eso? - Bella sabía muy bien que todos estos interrogantes tenían que pasar irremediablemente a formar parte de el archivo de preguntas sin respuestas. En la familia de los swan se obedecía y punto. Mama René, ignorándola por completo, salió muy enojada de la cocina y por una semana no le dirigió palabra.

- La reanudación de esta semicomunicación se origino cuando, al revisar los vestidos que cada una de las mujeres había estado cosiendo, mama René descubrió que aun cuando el confeccionado por bella era el más perfecto, no lo había hilvanado antes de coserlo.

- te felicito -le dijo-, las puntadas son perfectas, pero no lo hilvanaste ¿verdad? -

-No-

respondió bella, asombrada de que le hubiera levantado la ley del silencio.

- Entonces lo vas a tener que deshacer, lo hilvanas lo coses nuevamente y después vienes a que te lo revise. Para que recuerdes que el flojo y el mezquino andan doble su camino.

- Pero eso es cuando uno se equivoca y usted misma dejo hace un momento que el mío era…

- ¿vamos a empezar otra vez con la rebeldía ‘? Ya bastante tenias con la de haberte atrevido a coser rompiendo las reglas.

- Perdóname, mami. no lo vuelvo a hacer.

- Bella logro con estas palabras calmar el enojo de mama René. Había puesto mucho cuidado en pronunciar el “mami” en el momento adecuado. Mama René opinaba que la palabra mama sonaba despectiva, asique obligo a sus hijas desde niñas a utilizar la palabra “mami” cuando se dirigían a ella. la única que se resistía o que pronunciaba la palabra con un tono inadecuado era bella, motivo por el cual había recibido infinidad de bofetadas. ¡pero qué bien lo había hecho en ese momento ¡ mama René se sentía reconfortada con el pensamiento de que tal vez ya estaba logrando doblegar el carácter de la más pequeña de sus hijas. Pero desgraciada mente albergo esta esperanza por muy poco tiempo, pues al día siguiente se presento Edward Cullen acompañado de su señor padre con la intención de pedir la mano de bella.

Su presencia en la casa causo gran desconcierto. No esperaban su visita. Días antes, bella le había mandado a Edward un recado con el hermano de Esme pidiéndole que desistiera de sus propósitos. Aquel juro que se lo había entregado a don Edward, pero el caso es que ellos se presentaron en la casa. Mama René les recibió en la sala, se sentaron en la casa. Mama René los recibió en la sala, se comporto muy amable y les explico la razón por la que bella no se podía casar.

- Claro, que si lo que les interesa es que Edward se case, pongo a su disposición a mi hija Leah , solo dos años mayor que bella, pero está plenamente capacitada para el matrimonio….

- Al escuchar estas palabras, Emilie por poco tira encima de mama René la charola con café y galletas que había llevado a la sala para agasajar a don Eleazar y su hijo. Disculpándose Emilie, se retiro apresuradamente hacia la cocina, donde la estaban esperando Bella, Leah y Alice para que les dieran un informe detallado de lo que acontecía en la sala. Entro atropelladamente y todas suspendieron de inmediato sus labores para no perderse una sola de sus palabras.

- Se encontraban ahí reunidas con el propósito de preparar tortas de navidad. Como su nombre lo indica, estas tortas se elaboran durante las épocas navideñas, pero en esta ocasión las estaban haciendo para festejar el cumpleaños de bella. El 30 de septiembre cumpliría 16 años y quería celebrarlo comiendo de sus platillos favoritos.

- ¿ ay si no?¡ su mama debía de estar preparada para el matrimonio, como si fuera un plato de enchiladas¡ y ni encima porque pues no es lo mismo ¡ uno no puede cambiar unos tacos por unas enchiladas así como así!

- Emilie no paraba de hacer este tipo de comentarios mientras les narraba, a su manera, claro, la escena que acababa de presenciar. Bella conocía lo exagerada y mentirosa que podía ser Emilie, por lo que no dejo que la angustia se apoderara de ella. Se negaba a aceptar como cierto lo que acababa de escuchar. Fingiendo serenidad, siguió partiendo las teleras, para que sus hermanas y Esme se encargaban de rellenarlas.

- De preferencia las teleras deben ser horneadas en casa. Pero si no se puede, lo más conveniente es encargar en la panadería unas teleras pequeñas, pues las grandes no funcionan adecuadamente para esta receta. Después de rellenarlas se meten 10 minutos al horno y se sirven calientes. Lo ideal es dejarlo al sereno toda la noche envueltas en una tela para que el pan se impregne con la grasa del chorizo.

- Cuando bella estaba acabando de envolver las tortas que comerían al día siguiente, entro en la cocina mama René para informarles que había aceptado que Edward se casara, pero con leah.

- Al escuchar la confirmación de la noticia, bella sintió como el invierno si el invierno le hubiera entrado al cuerpo de golpe y porrazo: era tal el frio y tan seco que le quemo las mejillas y se las puso rojas, rojas, como del color de las manzanas que tenía frente a ella. Este frio sobrecogedor la habría de acompañar por mucho tiempo sin que nada lo pudiera atenuar, ni tan siquiera cuando Esme le conto lo que había escuchado cuando acompañaba a don Eleazar cullen y a su hijo hasta la entrada del rancho. Esme caminaba por delante entre padre e hijo. Don Eleazar y Edward caminaban lentamente y hablaban lentamente y hablaban en voz baja, reprimida por el enojo.

- Porque hiciste esto Edward? Quedamos en ridículo aceptando la boda con leah. ¿ donde quedo el amor que le juraste a bella? ¿ que no tienes palabra?.

- Claro que la tengo, pero si a usted le negaran de una manera rotunda casarse con la mujer que ama y la única salida que le dejaran para estar cerca de ella fuera la de casarse con la hermana, no tomaría la misma decisión que yo?

- Esme no alcanzo a escuchar la respuesta porque el pulque, el perro del rancho, salió corriendo, ladrándole a un conejo al que confundió con un gato.

- ¿Entonces te vas a casar sin sentir amor?

- No, papa, me caso sintiendo un inmenso e imperecedero amor por bella.

- Las voces se hacían cada vez menos perceptibles pues eran apagadas por el ruido que hacían los zapatos al pisar las hojas secas.

Fue extraño que Esme, que para entonces estaba más sorda, dijera haber escuchado la conversación. Bella igual se lo agradeció que se lo hubiera contado pero esto no modifico la actitud de frio respecto que desde entonces tomo para con Edward. Dicen que el sordo no oye, pero compone.

Tal vez Esme solo escucho las palabras que todos callaron. Esa noche fue imposible para bella conciliara el sueño; no sabía explicar lo que sentía. lástima que en aquella época no se hubieran descubierto los hoyos negros en el espacio, porque entonces le hubiera sido muy fácil comprender que sentía un hoyo negro en medio del pecho, por donde se le colaba un frio infinito.

- Cada vez que serraba los ojos podía revivir muy clara mente las escenas de aquella noche de navidad, un año atrás, en que Edward y su familia habían sido invitados por primera vez a su casa, y el frio se le agudizaba. A pesar del tiempo trascurrido, ella podía recordar perfectamente los sonidos, los olores, el rose de su vestido nuevo sobre el piso recién encerado; la mirada de Edward sobre sus hombros…. ¡esa mirada! Ella caminaba hacia la mesa llevando una charola con dulces de yema de huevo cuando la sintió, ardiente, quemándole la piel. Giro la cabeza y sus ojos se encontraron con los de Edward. En ese momento comprendió perfectamente lo que debe sentir la masa de un buñuelo al entrar en contacto con el aceite hirviendo. Era tan real la sensación de calor que invadía todo su cuerpo que ante el temor de que, como a un buñuelo, le empezaran a brotar burbujas por todo el cuerpo.- la cara, el vientre, el corazón, los senos- bella no pudo sostenerle esa mirada y bajando la vista, cruzo rápidamente el salón hasta el extremo opuesto, donde Alice pedaleaba en la pianola el vals ojos de juventud. deposito la charola sobre una mesita de centro, tomo distraídamente una copita de licor de noyó que encontró en su camino y se sentó junto a Jessica Stanley vecina del rancho.

El poner distancia entre Edward y ella de nada le sirvió; sentía la sangre correr abrasadoramente por sus venas. Un intenso rubor le cubrió las mejillas y por mas esfuerzo que hiso no pudo encontrar un lugar donde posar su mirada. Jessica noto que algo raro le pasaba y mostrando gran preocupación la interrogo:

- Que rico esta el licorcito, ¿verdad?

- ¿mande usted?

- Te veo muy distraída bella, ¿te sientes bien?

- Si, muchas gracias.

- Ya tienes suficiente edad como para tomar un poco de licor en ocasiones especiales, pero dime pilluela, ¿cuentas con la autorización de tu mama para hacerlo? Porque te noto agitada y temblorosa-

y añadió lastimeramente-

mejor ya no tomes, no vayas a dar un espectáculo.

- ¡nada más eso le faltaba! Que Jessica Stanley pensara que estaba borracha. No podía permitir que le quedara la menor duda, o se expondría a que fuera a llevarle el chisme a su mama. El terror a su madre la hiso olvidarse por un rato de la presencia de Edward y trato por todos los medios de convencer a Jessica de la lucidez de su pensamiento y de su agilidad mental. Platico con ella de algunos chimes y bagatelas. Inclusive le proporciono la receta del noyó, que tanto la inquietaba. Este licor se fabrica poniendo cuatro onzas de almendras de albérchigo y media libra de almendras de albaricoque en un azumbre de agua por 24 hs, para que aflojen la piel; luego se pelan, se quebrantan y se ponen en infusión en dos azumbres de agua ardiente, por 15 días. Después se procede a la destilación. Cuando se han desleído perfectamente dos libras y media de azúcar quebrantada en el agua, se le añaden cuatro onzas de flor de naranja, se forma la mescla y se filtra. Y para que no le quedara ninguna duda sobre su salud física y mental, le recordó a Jessica así como de refilón, que la equivalencia del azumbre es 2.016 litros ni más ni menos - Asique cuando mama René se acerco a ellas para preguntarle a Jessica si estaba bien atendida, está entusiasmada respondió:

- ¡estoy perfectamente! Tienes unas hijas maravillosas. -¡y su conversación es fascinante!

- Mama René le ordeno a bella que fuera a la cocina por unos bocadillos para repartir entre todos los presentes. Edward que en ese momento, pasaba por ahí, no por casualidad, se ofreció a ayudarla. Bella caminaba apresuradamente hacia la cocina, sin pronunciar ni una sola palabra. La cercanía de Edward la ponía muy nerviosa. Entro y se dirigió con rapidez a tomar una de las charolas con deliciosos bocadillos que esperaban pacientemente en la mesa de la cocina. - Nunca olvidaría el roce accidental de sus manos cuando ambos trataron torpemente de tomar la misma charola al mismo tiempo. - Fue entonces cuando Edward le confesó su amor.

- Señorita bella, quisiera aprovechar la oportunidad de poder hablarle a solas para decirle que estoy profundamente enamorado de usted. Sé que esta declaración es atrevida y precipitada, pero es tan difícil acercársele, que tome la decisión de hacerlo esta misma noche. Solo le pido que me diga si puedo aspirar a su amor.

- No sé que responderle; deme tiempo para pensar.

- No, no podría, necesito una respuesta en este momento: el amor no se piensa, se siente o no se siente. Yo soy hombre de pocas, pero muy firmes palabras. Le juro que tendrá mi amor por siempre. ¿Qué hay del suyo? ¿usted también lo siente por mi?

- ¡sí!

- Si, si y mil veces sí. Lo amo desde esa noche para siempre. Pero ahora tenía que renunciar a él. No era decente desear al futuro esposo de una hermana. Tenía que tratar de ahuyentarlo de su mente de alguna manera para poder dormir. Intento comer la torta de navidad que Esme le había dejado sobre su buro, junto con un vaso de leche. En muchas otras ocasiones le había dado resultados excelentes. Esme, con su gran experiencia, sabía que para bella no había pena alguna que no lograra desaparecer mientras comía una deliciosa torta de navidad. Pero no en esta ocasión.

El vacio que sentía en el estomago no se alivio. Por el contrario, una sensación de nauseas la invadió. Descubrió que el hueco no era de hambre; más bien se trataba de una álgida sensación dolorosa. Era necesario deshacerse de este molesto frio. Como primera medida se cubrió con una pesada cobija y ropa de lana. El frio permanecía inamovible. Entonces se puso zapatos de estambre y otras dos cobijas. Nada. Por último, saco de su costurero una colcha que había empezado a tejer el día en que Edward le hablo de matrimonio. Una colcha como esta, tejida a gancho se termina aproximadamente en un año, justo el tiempo que Edward y bella habían pensado dejar pasar antes de contraer nupcias. Decidió darle utilidad al estambre en lugar de desperdiciarlo y rabiosamente tejió y lloro y tejió, hasta que en la madrugada termino la colcha y se la echo encima. De nada sirvió. Ni esa noche ni muchas otras mientras vivió logro controlar el frio.

Capítulo 2: Como Agua Para Chocolate

 


 


 
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